Descartes R.: Art. 46. Cuál es la razón que impide que el alma pueda disponer enteramente de sus pasiones

RENÉ DESCARTES

Tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649)

PRIMERA PARTE

DE LAS PASIONES EN GENERAL Y ACCIDENTALMENTE DE TODA LA NATURALEZA DEL HOMBRE

Art. 46. Cuál es la razón que impide que el alma pueda disponer enteramente de sus pasiones.

Existe una razón particular por la que el alma no puede rápidamente cambiar o detener sus pasiones, razón que me ha permitido escribir antes, en la definición de las pasiones, que son no solamente causadas, sino también sostenidas y fortalecidas por algún movimiento particular de los espíritus Esta razón es que casi todas las pasiones van acompañadas de alguna emoción que se produce en el corazón, y por consiguiente, también en toda la sangre y los espíritus de suerte que, hasta que ha cesado esta emoción, permanecen presentes en nuestro pensamiento del mismo modo que persisten en él los objetos sensibles mientras actúan sobre los órganos de nuestros sentidos. Y así como el alma, al atender intensamente a alguna cosa, puede dejar de oír un pequeño ruido o de sentir un pequeño dolor, más no puede dejar igualmente de oír el trueno o de sentir el fuego que quema la mano, de la misma manera puede fácilmente superar las pequeñas pasiones, pero no puede dominar las más violentas y más fuertes mientras no se calma la emoción de la sangre y de los espíritus. Lo más que puede hacer la voluntad mientras esta emoción esté en vigor, es no consentir en sus efectos y contener varios de los movimientos a que el cuerpo está dispuesto. Por ejemplo, si la cólera hace levantar la mano para pegar, la voluntad puede generalmente contenerla; si el miedo incita a las gentes a huir, la voluntad puede detenerlas, y así en otros casos.