RENÉ DESCARTES
Tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649)
PRIMERA PARTE
DE LAS PASIONES EN GENERAL Y ACCIDENTALMENTE DE TODA LA NATURALEZA DEL HOMBRE
Art. 5. Es erróneo creer que el alma da movimiento y calor al cuerpo.
Con lo cual evitaremos un error muy considerable en el que han caído algunos, de suerte que, a mi juicio, es ésta la primera causa de que no se hayan podido hasta ahora explicar bien las pasiones y las demás cosas pertenecientes al alma. Ello consiste en que, viendo que todos los cuerpos muertos quedan privados de calor y luego de movimientos, se ha imaginado que era la ausencia del alma lo que hacía cesar esos movimientos y ese calor; y, en consecuencia, se ha creído sin razón que nuestro calor natural y todos los movimientos de nuestros cuerpos dependen del alma, mientras que se debía pensar, al contrario, que el alma se ausenta, cuando el individuo muere, a causa de que cesa ese calor y de que se corrompen los órganos que sirven para mover el cuerpo.