Bourdieu: La noción de hábitus

Bourdieu: La noción de hábitus

Para Bourdieu, abordar empíricamente la realidad social superando la falsa
dicotomía entre objetivismo y subjetivismo, entre individuo y sociedad, supone
tomar lo mejor de ambas posiciones
, traduciéndolas en dos momentos analíticos
(campo y hábitus).

Estos momentos se fundan en una ontología: lo social existe de doble manera
en las cosas y en los cuerpos, hay una complicidad ontológica entre el habitus
y un campo
, lo cual constituye el fundamento de toda práctica social (Bourdieu,
2000).

Según Bourdieu, el análisis sociológico debe incluir una sociología de la percepción
del mundo social, o sea, una sociología de la construcción de las visiones
del mundo, visiones que, a su vez, colaboran también con dicho proceso de
construcción.

Una vez desarrollado el momento objetivista, o sea, la construcción del espacio
social, estamos en condiciones de comprender que: “los puntos de vista, son
vistas tomadas a partir de un punto”, o lo que es lo mismo, desde una posición
determinada en el espacio social. El agente social, tiene una captación activa del
mundo, la cual se realiza bajo determinadas coacciones estructurales. Es por
ello, que el mundo social tiende a ser percibido como evidente,según una modalidad
dóxica, y esto es así porque las disposiciones de los agentes, sus hábitus o
las estructuras mentales, a partir de las cuales aprehenden el mundo social, son
el producto de la internalización de las estructuras de ese mundo
(Bourdieu, 1990).

Las representaciones de los agentes varían según sea su posición y según
sus hábitus, entendiendo a éstos como esquemas de percepción y de apreciación,
como estructuras cognitivas y evaluativas. El hábitus es a la vez un sistema
de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción
y de apreciación de las prácticas. Y en ambos casos, su acción expresa la
posición social en la que se ha construido (Bourdieu, 1991).

La teoría de la práctica recuerda que los objetos de conocimiento son construidos,
y no pasivamente registrados, el principio de esta construcción es el sistema
de disposiciones estructuradas y estructurantes constituido en la práctica y orientado
hacia funciones prácticas. Por ello, podemos decir que los “condicionamientos
asociadosauna clase particularde condicionesde existenciaproducenhábitus, es
decir: Sistema de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructura-
das predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como
principios generadores y organizadores de practicas y representaciones que pueden
estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consiente de
fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente
reguladas y regulares sin ser el producto de la obediencia a las reglas, y,
a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser producto de la acción
organizadora de un director de orquesta” (Bourdieu, 1991: pp. 92).

El mundo práctico que se constituye en relación con el hábitus es un mundo
de fines ya realizados, de historia ya hecha. Queremos decir, que las regularidades
de una condición particular, tienden a aparecer como naturales, como necesarias,
debido a que ellas mismas, están en el origen de los principios de percepción
y apreciación a través de los que son aprehendidas. El hábitus entonces,
muestra una correlación entre las probabilidades objetivas, y las esperanzas subjetivas,
y esto no porque los agentes ajusten sus aspiraciones prácticas de manera
consciente, sino que,en realidad, lasdisposicionesduraderamenteinculcadas
por las posibilidades e imposibilidades, por las libertades y prohibiciones, por las
facilidades y desventajas que se asocian con una determinada condición objetiva,
engendran disposiciones objetivamente acordes con esas condiciones, diríamos,
preadaptadas a esas exigencias, por lo cual las prácticas mas improbables
se encuentran excluidas sin un examen previo, sino más bien como una categoría
de lo impensable (Bourdieu, 1991).

Producto histórico, el hábitus, produce prácticas individuales y colectivas, produce
una historia consonante con aquellos principios engendrados históricamente.
Asegura así la presencia de las experiencias pasadas e internalizadas por los
agentes bajo formas de pensamiento, formas de percepción y acción. De aquí
que el hábitus, como un sistema de disposiciones, está en el principio de la continuidad
y de la regularidad de las prácticas sociales, pero también en el de las
transformaciones reguladas. El hábitus, sería una capacidad infinita de crear en
total libertad (controlada) pensamientos, percepciones, expresiones, y acciones,
que tienen como límite las condiciones de su producción, histórica y socialmente
situadas. Muestra el hábitus una libertad condicionada y condicional que se aleja
de fundamentos en humanidades de las creaciones imprevisibles, como de la reproducción mecánica de sus condiciones originales
(Bourdieu y Wacquant, 1995).

El hábitus,sibienes generadopor estructuras objetivas,opera desde el interior
estableciendo relacionesde sentido no conscientes. Necesidades y gustos son, un
reflejo de la coherencia en las elecciones que genera un hábitus
, formas de elegir
que paradójicamente, estarían determinadas y por ello son un signo de “distinción”.

El concepto de hábitus da, en cierta manera, respuesta al interrogante: ¿por
qué la vida social es tan regular?
Ya que es, como mecanismo estructurador, lo
que permite responder a las demandas del campo de manera coherente, mediante
la internalización desde la infancia de la multiplicidad de estructuras externas
inherentes a un sistema concreto de relaciones sociales. Por tanto se generaría
una “lógica práctica” que permite “preconocer” e interpretar las respuestas
que se esperan del sujeto en cada caso. Este “sentido práctico” implicaría la
reunión de un hábitus y su campo social, un encuentro de la historia objetivada y
la historia incorporada, y por ello posee a la vez un sentido objetivo y uno subjetivo
(relaciones objetivas que implican los campos, las posibilidades y limitaciones
que allí se inscriben, y las experiencias de los agentes en ese juego, sus
sentimientos pensamientos y significaciones dadas). El hábitus como sentido del
juego, es un juego social incorporado y vuelto naturaleza, es decir que es una
libertad de invención o de improvisación que permite producir una infinidad de
jugadas hechas posibles por el juego y que poseen como límite el juego mismo
(Bourdieu y Wacquant, 1995).