Diccionario de psicología, letra A, Alienación

Alienación

Definición
Con este término Piera Aulagnier define un destino del Yo y de la actividad de pensar cuya meta es tender a un estado aconflictivo «…de este modo se espera la abolición de todo conflicto entre el Yo, sus deseos y los deseos de los otros investidos por él». Este estado de alienación representa el límite extremo al que el yo puede llegar antes de la muerte efectiva del pensamiento, o sea la del sujeto.
Origen e historia del término
Piera Aulagnier describe en 1980, en Los destinos del placer, las relaciones de simetría y de
asimetría. Dentro de estas últimas ubica la alienación categorizándola como la patología de la
actividad de pensamiento.
Según esta autora existen dos soportes esenciales de este estado: la idealización masiva del
que ejerce un deseo de alienar, y por otro lado, en el sujeto alienado, el retomar ese mismo
deseo. Es decir que estamos hablando tanto de la patología de la idealización como de la
identificación.
La alienación no presupone una patología preexistente. Es un encuentro entre el deseo de
alienar y el deseo de ser alienado. Implica un estado de total desconocimiento por parte del
alienado del accidente sobrevenido a su pensamiento. La alienación presupone una vivencia no nombrable y no perceptible por el que la vive. Es la realización de un deseo de matar el
pensamiento que está presente en los dos sujetos.
Desarrollo desde la perspectiva vincular
El humano es un ser relacional en tanto emerge en y de una serie de enlaces intersubjetivos que
lo sostienen y determinan, como re es invisibles. Estos enlaces son las uniones, las ligaduras de
un sujeto con los otros, estableciendo entre sí diversos intercambios. Estas son ligaduras
verbales que determinan posiciones.
La pareja matrimonial es un vínculo estable con un único sujeto que se ha hecho acreedor a la
catectización privilegiada de un sujeto. Los modelos relacionales con que se establece van
desde la relación de alienación a la relación amorosa, y están sustentados por una particular  definición de las diferencias, de la temporalidad, de la metabolización del dolor psíquico, del placer y del sufrimiento.
El vínculo asimétrico, pasional, en el que el sujeto adviene, la relación entre el bebé y la madre,
queda como marca en el orillo a la que cada sujeto se enfrenta cuando intenta crear con otro
una relación de pareja. Un vínculo de mayor complejidad hará posible soportar los embates
siempre existentes de esos intentos de encontrar en el presente la asimetría del pasado, ese
sostén ilusorio.
Cada vez que el sujeto inviste a otro como objeto privilegiado y mantiene una relación estable,
reaparece en la escena la expectativa de la asimetría, el deseo de alienar o alienarse a cambio
de volver a sentir la vivencia de completud. Es decir que el sujeto viene de una relación pasional
originaria que produce efectos en el camino hacia, y en la construcción de, una relación
amorosa.
Estas marcas muestran su eficacia en el momento fundante de la pareja: el enamoramiento.
Llamamos enamoramiento al resultado de la investidura mutua entre dos sujetos, como fuente de
placer uno para el otro con escisión del sufrimiento que provocaría esa misma investidura.
En el intento de quedar sustraído al compromiso de investir, gozando y sufriendo, podría
buscarse a otro que piense por el sujeto, que ocupe el lugar del objeto originario. Así, se
catectiza a otro sujeto que se convierte en un objeto que forma parte de lo necesario, no se
diversifican las investiduras. Necesidad y deseo se confunden como al comienzo de la
existencia. El placer tolerado es este placer necesario, por lo que cada sujeto busca en una
pareja solamente la confirmación de que es, que existe.
Uno le otorgará al otro un poder: el de ser causa de vida, y se entablará una relación de
alienación. Coexistentemente circulará la interdicción de proyectos e ideales propios a cada
sujeto.
El deseo es negar el devenir y volver hacia atrás. Se propone la exclusión de toda duda, duelo, o
conflicto. La alienación marca el camino de la repetición, el siempre igual, la mismidad y del pensamiento con certezas.
Problemáticas conexas:
asimetría
pasión
enamoramiento
relación con el objeto único
narcisismo
diferencia con alienación en Lacan.
Sólo comentaré algunas de ellas. Como decíamos, todo aquel que quiera reinstalar una relación
con un objeto originario del que se depende, se está a merced, restablece la asimetría del
comienzo de la vida en la que la madre es todo para el infans, aunque el infans no sea todo para
la madre. Esta asimetría saludable e inevitable del inicio, es cara si se vuelve a constituir a lo
largo de la vida. Toda vez que alguien se ubique en el lugar de objeto que colina a otro corre el
riesgo de perder su posibilidad de pensar y pensarse. Nadie ocupa el lugar de objeto si no
cumple un deseo y no está enganchado en el deseo del otro.
La situación extrema de esta asimetría es el vinculo pasional. En la relación pasional un yo se ha
convertido en fuente exclusiva de todo placer y de todo sufrimiento para otro yo. «Ante los ojos
del apasionado un objeto de placer se categoriza como necesario, único objeto capaz de
satisfacer todas las demandas»‘. El apasionado concibe al objeto de su amor como fuente de
placer pero no de sufrimiento.
En el enamoramiento cada uno es al mismo tiempo objeto y sujeto deseante, pero se va
delineando poco a poco los acuerdos básicos que sostendrán el vínculo. El objeto que elige el
amante, Freud ya lo dice, ocupa el lugar del Ideal del Yo. Por este movimiento el sujeto se vive tanto descentrado como desvalorizado, factores que son cara y contracara de esta experiencia que llamamos bifronte. Se anulan tiempo y distancia; hay una ilusión de posesión del objeto que intenta velar las faltas. «Con la distancia se cae bruscamente en la noción de tiempo y de pérdida, el enamorado la manipula en un «te pienso» que es más bien un «te alucino», que intenta
conjurar el dolor».