Discurso social de la violencia, como forma de relación social

La violencia como forma de relación social es cada vez más frecuente, con una elevada incidencia en todos los estratos sociales y cobra múltiples expresiones infiltradas en el tejido social, invadiendo la vida pública y privada: los actos, el lenguaje, las relaciones, nuestras prácticas e, incluso, los resquicios más íntimos de la vida cotidiana, formando parte de la expresión agresiva de nuestras emociones (reacciones de rabia, ira, frustración, miedo, ansiedad, conflictos y diversidad de acciones, complicidades y omisiones). La violencia está inscrita y modelada en la cultura, internalizada en nuestras mentes y objetivada en prácticas sociales, con tan profundo impacto en la vida individual interpersonal y colectiva, que se ha ido imponiendo como forma de cultura dominante.
Hablar de violencia es hablar de fuerza, del uso de la fuerza generalmente con intencionalidad agresiva, manifiesta o encubierta, de someter a otro(a) y ocasionarle daño físico, psíquico, sexual, material; se manifiesta en cualquier ámbito de la vida individual y social e implica múltiples formas de manifestarse, pero sea cual sea su rostro, expresa amenaza, ofensa, daño, maltrato, coacción, abuso, hostilidad, control, ataque, destrucción, sufrimiento, dolor… y, fundamentalmente, violación de los derechos humanos.

El discurso social de la violencia en su proceso de construcción sociocultural se da en un contexto histórico determinado, se conforma y despliega al interior de la complejidad social en múltiples redes discursivas de significación sociosimbólica plasmadas en lo que hemos llamado cartografía discursiva, que ayuda a identificar su vinculación con el género. En este contexto de significación se abre una perspectiva de análisis que, lejos de ser reduccionista, determinista, cientificista o afincada en viejos paradigmas, busca cuestionar lo evidente, lo obvio, lo “natural”; asimismo, pretende describir lo que aparece en la superficie e indagar la violencia entre sus redes discursivas, así como seguir el desplazamiento de las diversas formas que asume entre saber y poder.