EDUCACIÓN HOLÍSTICA: El recorrido teórico de lo moral y de la integridad del sujeto

IMPLICACIONES PSICOPEDAGÓGICAS DE UN DESARROLLO MORAL INTEGRO: LA EDUCACIÓN HOLÍSTICA

Autor: Alejandra Cortés Pascual (Universidad de Zaragoza, España)

EL RECORRIDO TEÓRICO DE LO MORAL Y DE LA INTEGRIDAD DEL SUJETO:

Este camino describe vericuetos tales que aúnan aspectos diferentes para la comprensión de la totalidad de la persona, como el razonamiento, el carácter, el compromiso, la sensibilidad o inteligencia emocional, la compasión y la sabiduría vital.
Frecuentemente las teorías psicopedagógicas que se ocupan del desarrollo moral son teorías sectoriales sobre algunos aspectos, elementos o particularidades comprendidas realmente en el desarrollo moral. No obstante, se hace ahora evidente la necesidad de contar con una teoría integral del desarrollo moral que, efectivamente, integrase los distintos modelos, planteamientos y aspectos de las teorías parciales, pero teniendo en cuenta, claro está, que esta teoría no podría reducirse a un mero eclecticismo, sino que habría de consistir en una nueva praxis distinta, con su propia fundamentación, y pensada y desarrollada de acuerdo con las exigencias epistemológicas particulares de su nuevo contenido.
Una teoría psicopedagógica del desarrollo moral íntegro sólo tiene validez teórica si no se plantea cómo recopilar y compatibilizar distintos planteamientos particulares, distintas metodologías y teorías sectoriales previas en una teoría total que difícilmente podría tener al menos unidad sistemática y consistencia lógica. Para ello es necesario contar previamente con un planteamiento del desarrollo moral íntegro de las personas, de los individuos, entendido como desarrollo humano y moral.
Esta teoría psicopedagógica integral del desarrollo moral, por lo tanto, sólo podrá tener un desarrollo epistemológico válido si se transforma y se desarrolla como teoría del desarrollo íntegro del ser humano porque éste es, precisamente, su reciente objeto de estudio.
La psicología y la pedagogía han de ocuparse del análisis de las virtudes, actitudes y normas teniendo en cuenta su función y condicionamiento en el desarrollo moral como desarrollo humano íntegro, y han de ofrecer propuestas educativas considerando la naturaleza racional y emocional del hombre, y la dimensión cultural, social y comunitaria del ser humano, es decir, de su plena auto-co-realización y su felicidad. Como apunta Gultman (2001), todas las personas tienen el derecho de ser felices y la educación debe de dar alternativas a este proceso y objetivo vital.
Dicho de otra manera, existe cada vez más la necesidad de una perspectiva de estudio del
desarrollo moral global e integradora, y que atienda a aspectos del campo cognitivo, afectivo y contextual. Y esta visión es la que imprescindiblemente se debe adoptar, porque desde estos tres ámbitos, se explicará de manera completa el desarrollo y comportamiento o conducta moral de los individuos. Con este mismo discurso, Lickona (1992) estudia que para establecer un puente de unión entre lo que se piensa que es correcto y una actuación acorde con ese razonamiento, se debe prestar atención al pensamiento, a la afectividad y a la acción.

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