LA ESTABILIZACIÓN EN LAS PSICOSIS Y EL ACTO ANALÍTICO

LA ESTABILIZACIÓN EN LAS PSICOSIS Y EL ACTO ANALÍTICO

Salinas, Laura.

RESUMEN

Lacan proporciona a partir de 1955 con su Seminario dedicado

a las psicosis y luego en 1958 con “De una cuestión

preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis”

las herramientas para precisar con claridad el elemento

estructural que podría llevar al desencadenamiento de la

psicosis desde la posición del analista . No hay en cambio

tanta precisión para el elemento estructural que definiría

cómo se vinculan los procesos de estabilización con

la operación analítica en la dinámica de un tratamiento.

Si bien el rigor de esta teoría del desencadenamiento

continúa constituyendo el pilar último donde puede apoyarse

el entendimiento que sostiene la clínica de las psicosis

desde el psicoanálisis, es necesario considerar los

pasos que Lacan avanza dentro de esta misma teoría, y

valorar la insuficiencia de quedarse en esta primera versión

de los procesos de estabilización. Se intenta situar

aquí cómo el pasaje en Lacan de entender la función de

nominación como una función más amplia que la del nombre del

padre, permite abrir efectos de estabilización, por un

horizonte en la clínica más allá de la restricción al armado

de una metáfora delirante con el sujeto psicótico.

Palabras clave: Psicosis, Estabilización, Tratamiento, Acto

 

Si bien Lacan proporciona a partir de 1955 -con su seminario

dedicado a las psicosis- y luego en 1958 -con

“De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible

de las psicosis”- las herramientas para precisar con claridad

el elemento estructural que podría llevar al desencadenamiento

de la psicosis desde la posición del

analista[i], no aparece con tanta precisión el elemento

estructural que definiría cómo se vinculan los procesos

de estabilización con la operación analítica en la dinámica

de un tratamiento. El caso Aimée, tal cual es tratado

en la tesis de 1932, no podría ser considerado un caso

‘psicoanalítico’, ya que Jacques Lacan estaba iniciando

su transferencia con el psicoanálisis y su trabajo

allí es el del psiquiatra concernido por las coordenadas

de estabilización del sujeto, sin incluir la lógica de su posición

como clínico.

La estabilización como concepto

Con este término ‘estabilización’, Lacan designará un

momento lógico al que ha podido arribar el proceso de

la enfermedad. Este concepto cobra importancia en la

teoría lacaniana de las psicosis, porque la estabilización

quedará indefectiblemente articulada, al modo de

entender las causas del enfermar en las psicosis. La estabilización

sólo puede ser entendida en las coordenadas

que brinda la teoría del desencadenamiento con la

que Lacan va a quebrar toda una tradición psiquiátrica

apoyada en la organicidad de las causas de la locura.

Para hablar de estabilización desde una perspectiva

psicoanalítica, es necesario entonces decir primero qué

se ha desestabilizado y cuál es su factor causal. Eso

permitiría no dejar desdibujado el proceso de la enfermedad

y la estabilización, en la perspectiva psiquiátrica

que asume en los medicamentos, en los acondicionamientos

del entorno del enfermo, en la atenuación o

anulación de las exigencias o hasta en el hallazgo de un

partenaire, la causa de la mejoría. La estructura de una

estabilización desde una perspectiva psicoanalítica, requiere

tener en cuenta qué otros criterios que estos tratamientos

prácticos del goce antes mencionados, han

podido ser operantes.

En el estudio del modo freudiano de pensar el trabajo

emprendido por el Presidente Schreber, y también por

el análisis de sus escritos, Lacan encuentra la lógica

que permitió a este sujeto, llegar a volver a localizar en

una trama fantasmática, el goce que amenazaba con

invadir y arrasar su existencia toda. El empuje-a-la-mujer

como infinitización del goce encuentra un Otro que

en lugar del corte, anuncia el desorden de la ley. La metáfora

delirante construida en el recorrido de la estabilización, es el modo de conciliar una relación con este

Dios-Otro ofreciéndose en sacrificio como mujer castrada.

Esa mujer única, La Mujer de Dios, señala la dirección

hacia la ausencia de un significante primordial, el significante

del nombre-del-padre capaz de articular la función

del padre con la función de la castración. Así en esta

primera teoría de la estabilización en Lacan, para el

retorno en lo Real de lo forcluido en lo simbólico, el sujeto

podría encontrar un modo de localizar el goce a través

de la construcción de una nueva trama en la metáfora

delirante.

Las teorías de la estabilización

Si bien el rigor de esta teoría del desencadenamiento

continúa constituyendo el pilar último donde puede apoyarse

el entendimiento que sostiene la clínica de las psicosis

desde el psicoanálisis, es necesario considerar

los pasos que Lacan avanza dentro de esta misma teoría,

y valorar la insuficiencia de quedarse en esta primera

versión de los procesos de estabilización.

La investigación clínica lacaniana de los últimos 25

años, muestra la carencia de confinar la dirección de la

cura en las psicosis hacia la construcción de la metáfora

delirante, olvidando los aportes que suponen la teorización

del objeto “a” a partir de 1962. El mismo Lacan intentó

hacer notar el riesgo de esta carencia, colocando

en 1966 una nota a pie de página a su texto fundador:

“De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible

de la psicosis”

Los efectos de la teorización del objeto a en su propia

clínica de las psicosis verán madurarse entre 1971 y

1975, con la articulación del objeto a al anudamiento

borromeano de las tres dimensiones R-S-I.

En ese camino Lacan encuentra que el n-del-padre no

es la única alternativa que los sujetos tienen para anudar

lo Simbólico con lo Real y lo Imaginario. Entiende a

la función de nominación como una función más amplia

que la del n-del-padre. El padre como nombre ha demostrado

su virtud para anudar la castración con el deseo

(hacer de una mujer la causa de su deseo) y el sexo

con la filiación, (haber hecho suya una mujer para tener

hijos).

El padre es así, síntoma como resultado de lo inconsciente,

pero también aquello que puede llegar a ser un

síntoma de Freud y de la teoría psicoanalítica, si no se

está a la altura de entender cómo en cada sujeto se trata

de ir más allá del padre o de haber prescindido de él.

Colette Soler destaca[ii] la disyunción marcada desde

el inicio en Lacan entre un padre y la función del padre.

Muestra cómo esta disyunción no se pierde aun cuando

el giro dado en 1974 alrededor de la función paterna es

decisiva: prescindir del padre puede implicar que la función

paterna sea resguardada.

Lacan deja situado en la función de “n’hombrar”[iii], la

función nombrante del padre[iv] o de nominación, aquello

que garantizaría el anudamiento del goce.

James Joyce y su relación a la literatura, es el ejemplo

que Lacan investiga para explicar la forma en que un

sujeto que presentaba fenómenos de automatismo

mental propios de la psicosis, logró evitar el desencadenamiento

de la locura sin hacer uso del padre. En Joyce,

la experiencia de la ‘telepatía’ con su hija muestra

las características de un Simbólico que está en continuidad

con el Otro, porque no cuenta con el corte que

mantiene extraído el objeto a. Por otro lado, la localización

del uso de un cuerpo separable y desechable, -ese

cuerpo cáscara que se desprende como respuesta a la

paliza al “joven artista”- muestran las características de

un Imaginario autónomo, capaz de desengancharse de

lo Simbólico.

Lacan lee a esta singular forma de relación de Joyce

con la literatura, como el modo de un hacer-con un lenguaje

que se le impone como Real. Esta literatura devenida

síntoma, le asegura así el anudamiento de las dimensiones

con un elemento suplente, que en este caso

es el “ego” fuerte del Artista. Antes de empezar a escribir,

James Joyce ya sabe que ‘es’ Artista. Por eso “Joyce,

el sinthome”, -el neologismo que crea Lacan para

denominar el fenómeno- en una de sus acepciones posibles

es síntoma-hombre (‘homme’ en francés), es decir

un hombre creado mediante el síntoma para evitar la

locura.

Una lectura de los fenómenos de la psicosis desde una

nueva definición del síntoma, nos plantea entonces una

segunda teoría de la estabilización por la que se pueden

ubicar otros modos, para volver a hacer entrar el

goce en la dialéctica del discurso y del lazo social.

La estabilización y el acto analítico

En 1958, Lacan toma una posición de cautela en relación

a ir más allá de Freud y parece ver prematuro, decir

qué es lo que habría que hacer en relación a la “maniobra”

en la “transferencia”[v]. Deja sin embargo el panorama

simbólico de por dónde ella podría realizarse.

El “secretario del alienado”[vi], ya no es el mote para adjetivar

la tarea de psiquiatras impotentes, y pasa a señalar

-por su genial interpretación de la estructura de la

enfermedad- la gran tarea del clínico que pueda interesarse

en el discurso del psicótico como un saber. Una

gran tarea -además-, por lo que comporta de destitución

subjetiva para no caer en la “comprensión” imaginaria

de ese decir, y encontrar en él la lógica de la función

real[vii]del padre operante en el delirio.

Su propuesta de que sólo el analizado[viii] es quien

puede atender verdaderamente al psicótico, fue hecha

después pero casi contemporáneamente a su “Proposición”

de octubre de 1967 con las implicancias que esta

trajo para el concepto de acto analítico en su relación a

la transferencia. Esta ‘Proposición’ consolida también

un capítulo nuevo en la clínica de las psicosis, reuniendo

de un modo claro ética y técnica.

Las investigaciones clínicas que han entendido el papel

de lo simbólico en la propuesta lacaniana tienden a reducir

sin embargo el trabajo del analista, al de un testigo

que favorece la construcción de una metáfora delirante.

Durante las dos últimas décadas[ix] la investigación sobre la transferencia en las psicosis deja ver que el sujeto

hace un uso no solo de la posición de testigo del analista,

sino del acto que este produce por la vía de su

destitución subjetiva, y por el uso de su falta en ser.

Consideramos así, que la investigación de cómo el acto

analítico se articula a los procesos de estabilización en

los tratamientos lacanianos de psicosis, merece aún

precisiones que no sólo son provistas en el caso por caso,

sino por el recorrido de la elaboración lacaniana a

partir de 1974 donde se ven revisados diversos conceptos

clave para pensar la clínica a partir del recurso a la

topología.

El cambio de estatuto del significante n-del-padre por la

introducción de la función ‘nominación’ se articula a la

capacidad de anudamiento y consistencia[x] de las dimensiones

de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, invitándonos

a un renovado modo de leer los procesos de

estabilización y desestabilización en las psicosis. Esto

permite ubicar un lugar para el analista no necesariamente

soportado por la construcción de una metáfora

delirante, sino por los efectos que el hacer uso de su

presencia Real puedan producir en el sujeto psicótico.

En el tratamiento de las neurosis, del encuentro con el

acto del analista en transferencia, suele devenir la rectificación

de las relaciones con la causa del padecimiento.

Ante el hallazgo de la particularidad de su determinación

inconsciente, el sujeto puede elegir asumir un nuevo

estado del ser, con el trastoque por añadidura de las

relaciones con el campo imaginario especular. Estas

modificaciones producidas en la relación con lo imaginario,

serán homólogas a los límites estructurales que

el campo significante del Otro impone al sujeto, en tanto

como lo destaca Lacan en 1966 el estadio del espejo

no es un fenómeno de visión sino que “la imagen del espejo

sólo toma su importancia y cautiva al sujeto porque

ya está correlacionada con el efecto mayor de lenguaje

que es el efecto de falta”[xi].

En el tratamiento de las psicosis, también encontramos

efectos en la Consistencia imaginaria del sujeto como

efecto de cambios a nivel del anudamiento. Diversos

ejemplos clínicos permiten escuchar cómo, los efectos

del acto que el analista produce por la operación de su

destitución subjetiva y por el uso que el sujeto psicótico

hace de la puesta en juego de su falta en ser, habilitan la

función n’hombrante, la función nominación que pueda

hallarse disponible en él. Nominación que funciona

creando una pérdida de goce sobre algún sentido excesivo

o invasivo, o dando nombre a algún saber hasta el

momento inefable para el sujeto. Separación de un goce

en continuidad entre Simbólico e Imaginario, que produce

efectos de pacificación y de unificación corporal.

Frente a la posibilidad inminente de pasar a un ataque

real a una perseguidora, M. decide suspender esa acción

porque cree que perderá su lugar en el tratamiento

en el que desde hacía unos meses nos encontrábamos

trabajando.

“El toro va a salir sí o sí” en referencia a su decisión de

vengarse por una injusticia sufrida. -Se ve que no nuestro

tratamiento no está ayudando, le digo. Eso alcanza

para que ceda en su posición de tratar lo Real con lo

Real. Trabajábamos sobre su severa imposibilidad para

descansar, y sus dificultades para concentrarse en el

estudio que la hacían estar detenida en el CBC hacía

dos años. La perseguidora recibe los rasgos de su madre,

que siendo esposa de un cirujano hacía lavar’ todo’

con lavandina. Era además alguien con quien estaba

vedado hablar: “Mis hermanas me enseñaron: con mamá

no se habla” Varios meses más tarde de este episodio,

se despide por haber mejorado en general pero sobre

todo en sus “problemas de concentración con las

fórmulas de química” que le permitieron dar la materia

adeudada. Estaba además más tranquila y había logrado

conseguir otro lugar donde vivir y poder “adoptar” un

perrito. Se despide con un regalo que porta varios objetos

parciales que la representan, anudados en un adorno

tejido por ella en punto crochet, -parecido a las fórmulas

de Carbono que estudiaba. Abajo en la esquina

derecha del marco, la huella de una patita de perro hecha

en masilla, firma la obra. Durante su historización

en el tratamiento había llorado la separación de un perrito

que le habían hecho regalar sus hermanas cuando

en una vuelta a su país se la llevaron por uno de sus

“ataques”: “mi perrito fue el único que me enseñó que

se puede ensuciar”. Esta huella, firmando la obra, parece

dar nombre a un ser inefable e inexistente hasta ese

momento y que podríamos ubicar como efecto de hacer

funcionar la nominación Real disponible en el sujeto.

*Docente investigadora auxiliar. Proyecto Ubacyt: “Momentos

electivos en el tratamiento psicoanalítico de las

neurosis -En el Servicio de Clínica de Adultos de la Facultad

de Psicología-“. Director: Gabriel Lombardi. Lugar

de Trabajo: Instituto de investigaciones de la Facultad

de Psicología.

NOTAS

[i] Lacan, J. (1956/57) Las psicosis. Seminario 3, Editorial

Paidós,“Dar la palabra al sujeto” aunque se trata de desimaginarizar

esta propuesta Lacaniana que mal entendida suele generar

inhibición.

[ii] Soler, C. (2009) “La querella de los diagnósticos”, Editorial

Letra Viva, Buenos Aires, pag.94.

[iii] Lacan, J. Clase del 18 de marzo de 1975. Seminario R.S.I.

Seminario inédito.

[iv] Lacan, J. Clase del 11 de marzo de 1975. Seminario inédito.

“Yo reduzco el nombre-del-padre a su función radical que es dar

nombre a las cosas”.

[v] Lacan, J (1958) “De una cuestión preliminar a todo tratamiento

posible de las psicosis”, en Escritos 2. Editorial Siglo XXI, pag. 564

[vi] Lacan, J(1956/57) “Las psicosis.” Seminario 3, Editorial Paidós,

Clase del 25 de abril de 1956.

[vii] Lacan, J. (1956/57) “Las psicosis.” Seminario 3. Clase del 25

de abril de 1956.

[viii] Lacan, J (1967) “Breve discurso a los psiquiatras”, Pétits écrits

et conférences, Edición Anónima.

[ix] 1988. 5°encuentro internacional. “Clínica diferencial de las

psicosis”. 1988. Colette Soler. “El trabajo de la psicosis”. 1989.

Eric Laurent.”Estabilizaciones en las psicosis”. 1990 Allouch

“Marguerite ou l’aimée de Lacan”. “Revista Colofón (clínica diferencial

de las psicosis)” 1995 Lombardi. “Clínica de las psicosis.”

1999. “Los inclasificables.”

[x] Lacan, J. Seminario “RSI”. Inédito. Clase del 21 de enero de

1975.

[xi] Soler, C. “El inconsciente a cielo abierto”, (2004) Editorial JVE

EDICIONES, Buenos Aires.

BIBLIOGRAFÍA

Lacan, J. (1956/57) Las psicosis. Seminario 3, Editorial Paidós, “Dar

la palabra al sujeto” aunque se trata de desimaginarizar esta

propuesta Lacaniana que mal entendida suele generar inhibición.

Soler, C. (2009) “La querella de los diagnósticos”, Editorial Letra

Viva, Buenos Aires, pag.94.

Lacan, J. Clase del 18 de marzo de 1975. Seminario R.S.I. Seminario

inédito.

Lacan, J. Clase del 11 de marzo de 1975. Seminario inédito. “Yo

reduzco el nombre-del-padre a su función radical que es dar

nombre a las cosas”.

Lacan, J (1958) “De una cuestión preliminar a todo tratamiento

posible de las psicosis”, en Escritos 2. Editorial Siglo XXI, pag.

564

Lacan, J(1956/57) “Las psicosis.” Seminario 3, Editorial Paidós,

Clase del 25 de abril de 1956.

Lacan, J. (1956/57) “Las psicosis.” Seminario 3. Clase del 25 de

abril de 1956.

Lacan, J (1967) “Breve discurso a los psiquiatras”, Pétits écrits et

conférences, Edición Anónima.

1988. 5°encuentro internacional. “Clínica diferencial de las psicosis”.

1988. Colette Soler. “El trabajo de la psicosis”. 1989. Eric

Laurent.” Estabilizaciones en las psicosis”. 1990 Allouch “Marguerite

ou l’aimée de Lacan”. “Revista Colofón (clínica diferencial de

las psicosis)” 1995 Lombardi. “Clínica de las psicosis.” 1999. “Los

inclasificables.”

Lacan, J. Seminario “RSI”. Inédito. Clase del 21 de enero de 1975.

Soler, C. “El inconsciente a cielo abierto”, (2004) Editorial JVE

EDICIONES, Buenos Aires.

 

 

Fuente: III Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVIII Jornadas de Investigación Séptimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2011.