Informe teórico presentado en el XI Congreso de los psicoanalistas de lengua francesa, reunido en Bruselas a mediados de mayo de 1948
El informe precedente les ha presentado el empleo que hacemos de la noción de agresividad, en clínica y en terapéutica. Me queda la tarea de poner a prueba delante de ustedes si puede formarse de ella un concepto tal que pueda aspirar a un uso científico, es decir propio para objetivar hechos de un orden comparable en la realidad, mas categóricamente para establecer una dimensión de la experiencia en la que hechos objetivados puedan considerarse como variables suyas.
Tenemos todos en común en esta asamblea una experiencia fundada en una técnica, un sistema de conceptos al que somos fieles, tanto porque fue elaborado por aquel precisamente que nos abrió todas las vías de esa experiencia, cuanto porque lleva la marca viva de las etapas de esa elaboración. Es decir que al contrario del dogmatismo que nos imputan, sabemos que ese sistema permanece abierto no sólo en su acabamiento, sino en varias de sus junturas.
Esos hiatos parecen reunirse en la significación enigmática que Freud promovió como instinto de muerte: testimonio, semejante a la figura de la Esfinge, de la aporía con que tropezó ese gran pensamiento en la tentativa más profunda que se ha dado de formular una experiencia del hombre en el registro de la biología.
Esa aporía está en el corazón de la noción de la agresividad, respecto de la cual medimos mejor cada día la parte que conviene atribuirle en la economía psíquica.
Por eso la cuestión de la naturaleza metapsicológica de las tendencias mortíferas vuelve a ponerse constantemente sobre el tapete por nuestros colegas teóricos, no sin contradicción, y a menudo, preciso es decirlo, con algún formalismo.
Quiero únicamente proponerles algunas observaciones o tesis que me han inspirado mis reflexiones de mucho tiempo alrededor de esta aporía verdadera de la doctrina, y también el sentimiento que a la lectura de numerosos trabajos he tenido de nuestra responsabilidad en la evolución actual de la psicología de laboratorio y de cura. Pienso por una parte en las investigaciones llamadas behaviouristas lo mejor de cuyos resultados (que a veces nos parecen un poco magros para el aparato con que se rodean) me parece que lo deben a la utilización a menudo implícita que hacen de las categorías que el análisis ha aportado a la psicología por otra parte, a ese género de cura, ya se dirija a los adultos o a los niños, que puede agrupare bajo el término de cura psicodramática, que busca su eficacia en la abreacción que intenta agotar en el plano del juego, y en la que el análisis clásico da también las nociones eficazmente directrices.
Tesis I: La agresividad se manifiesta en una experiencia que se subjetiva por su constitución misma
Tesis II: La agresividad, en la experiencia nos es dada como intención de agresión…
Tesis III: Los resortes de agresividad deciden de las razones que motivan la técnica del análisis
Tesis IV: La agresividad es la tendencia correlativa de un modo de identificación que…
Tesis V: Semejante movida de la agresividad como de una de las coordenadas intencionales…