Etnocentrismo

Etnocentrismo

Todo el mundo crece en una cultura que ha estado ahí antes de que él naciera. La cultura nos influye tan profundamente y tan sutilmente que crecemos creyendo
que “las cosas son así”, más que  “las cosas son así en esta sociedad en concreto”. Erich Fromm, uno de los autores que veremos, llama a este pensamiento
el inconsciente social y, de hecho, es bastante poderoso.

Así, por ejemplo, Sigmund Freud nació en Viena, no en Nueva York o Tokio. Nació en 1856, no en 1756 ó 1956. Hubo cuestiones que necesariamente influyeron
tanto a su persona como a su teoría, evidentemente distintas de la nuestra.

Las peculiaridades de una cultura pueden percibirse más fácilmente cuando nos preguntamos “¿de qué están hablando todas estas personas?” y “¿de qué no habla
nadie?”. En Europa, durante la segunda mitad del 1800, especialmente entre las clases sociales medias y altas, las personas no hablaban mucho sobre el
sexo. Era más o menos un tema tabú.

No se suponía que las mujeres enseñaran sus tobillos y mucho menos sus muslos e incluso las piernas de una mujer sentada en un piano eran llamadas “extremidades”
de manera de no provocar a nadie. No era infrecuente que un médico fuese llamado para visitar a una pareja de recién casados para que éste le instruyese
a la mujer sobre los “deberes conyugales” de la noche de bodas que ella había fallado, solo porque sencillamente los desconocía. Un poco distinto a nuestra
época, ¿no creen?.

Por cierto, debemos considerar a Freud por su abilidad para erigirse sobre su cultura en este punto. Se extrañó de ver cómo podía pretenderse que las personas
(especialmente la mujer) no fueran criaturas sexuales. Mucho de la apertura actual sobre el sexo (para mal y para bien) deriva de las originales reflexiones
de Freud.

En la actualidad, la mayoría de las personas no se mortifican por sus naturalezas sexuales. De hecho, ¡presentamos una tendencia a hablar sobre nuestra
sexualidad todo el tiempo, a cualquiera que escuche!. El sexo está presente en nuestras carteleras, se ve con frecuencia en la televisión, es una parte
importante de las letras de nuestras canciones favoritas, en nuestras películas, nuestras revistas, nuestros libros.
Este fenómeno es algo peculiar de nuestra cultura, y estamos tan acostumbrados a ello, que prácticamente no nos damos cuenta ya.

Por otra parte, Freud fue malinterpretado por su cultura al pensar que las neurosis siempre tenían una raíz sexual. En nuestra sociedad estamos más preocupados
con sentirnos inútiles y tememos al envejecimiento y a la muerte. La sociedad freudiana consideraba la muerte como un hecho y al envejecimiento como un
signo de madurez, ambas condiciones de vida accesibles al pensamiento de cualquiera en esa época.