Guía práctica de salud mental en situaciones de desastres: Capítulo VII

CAPÍTULO VII: Protección de la salud mental en los equipos de respuesta.

Santiago Valero* (Funcionario de la Oficina de Defensa Nacional, Ministerio del Interior del Perú).

No existe ningún tipo de entrenamiento que pueda eliminar completamente
la posibilidad de que una persona que trabaja con víctimas y
cantidades importantes de lesionados y cadáveres en el marco de
una situación de desastre, sea afectada en el orden psíquico.
Los trabajadores
de emergencias enfrentan situaciones específicas, como
pueden ser la falla en la misión, la vivencia de excesivo sufrimiento humano, las
muertes traumáticas, los cuerpos mutilados o quemados, las situaciones amenazantes
para su propia integridad física, la pérdida de compañeros de equipo o presenciar
accidentes masivos (1, 2).
Entendemos como equipos de primera respuesta al conjunto de personas
que integran una determinada organización y prestan sus servicios en los momentos
iniciales en situaciones de emergencias o desastres en diferentes funciones de
primera línea, como ayuda humanitaria y servicios de salud, y otras labores operativas
de campo, como el combate de incendios, el rescate de personas, la atención
de heridos, etc. Todas las personas que realizan este tipo de trabajo, ya sea
por largo tiempo o durante una sola experiencia, son vulnerables al estrés (3).
El estrés agudo es uno de los riesgos ocupacionales más graves en el servicio
de emergencias, porque afecta la salud y el desempeño en el trabajo, así
como la vida familiar y espiritual.

El evento traumático puede producir una serie de reacciones emocionales,
conductuales y fisiológicas, y tiene el potencial de interferir en las habilidades
para actuar en el lugar de las operaciones en forma inmediata o, posteriormente,
en el retorno a la rutina laboral y familiar (2). Los problemas emocionales
también pueden promover el mayor consumo de alcohol o drogas.
Es responsabilidad de los líderes proteger no solamente la salud física sino
también la salud mental de los integrantes de los equipos de respuesta como única
garantía para cumplir con éxito las tareas y proteger al personal contra los efectos
destructivos del estrés.
El trabajo en desastres y emergencias incluye el enfrentamiento a situaciones
estresantes, como las siguientes (4):
• Largas horas de esfuerzo continuo.
• Lucha contra el tiempo por salvar vidas.
• Trabajo en ambientes adversos (estructuras colapsadas, derrames químicos, etc.).
• Trabajo en condiciones climáticas adversas (lluvias persistentes, réplicas de sismos y otras).
• Labores pesadas (como remoción de escombros).
• Presión por tener que trabajar ante la presencia de periodistas.
• Equipo inadecuado o insuficiente.
• Alteración en el ritmo diario de vida (como dormir y comer).
• Labor de triage (procedimiento utilizado para clasificar a los heridos, lesionados y afectados,
en el lugar del incidente, según su gravedad y prioridad para la atención y evacuación).
• Servicios públicos esenciales destruidos.
• Presión por parte del público por encontrar a sus familiares desaparecidos.
• Información confusa o contradictoria, rumor o desinformación.

Factores de riesgo.
Existen condiciones que influyen en la eficiencia de los equipos de respuesta y que favorecen la aparición de problemas psicosociales. A continuación abordamos algunos de ellos (4).
Factores individuales:
• Enfermedades crónicas como asma, cardiopatías, hipertensión arterial,
úlceras y diabetes, entre otras.
• Problemas o situaciones previas que provocaron estrés, por ejemplo, la
pérdida del empleo, conflictos familiares, divorcio, enfermedades de
algún miembro de la familia, etc. Las experiencias traumáticas anteriores
vulneran la capacidad de resistencia y pueden dar lugar a reacciones
violentas o incapacitantes.
• La edad: los más jóvenes están más propensos a sufrir problemas emocionales
que los mayores (2). Se recomienda que los adolescentes y
jóvenes sean destinados a labores administrativas u organizativas y se
evite exponerlos a situaciones de gran sufrimiento humano.
• Pérdidas personales o lesiones: en ocasiones, los integrantes de los
equipos de ayuda han perdido familiares cercanos o bienes personales
en el desastre; esta situación los puede incapacitar para tomar decisiones
objetivas o hacer perder la concentración necesaria para realizar sus labores.
• El personal de respuesta puede resultar lesionado por las labores encomendadas
y tener que ser retirado del lugar; los sentimientos de frustración
y de culpa pueden ser muy grandes al sentir que no pueden seguir
realizando las acciones para las cuales han sido preparados.
• Las primeras personas que llegan a la emergencia, o los que tienen
mayor contacto con las víctimas, tienen más problemas psicológicos
que los que van llegando posteriormente debido, fundamentalmente, al
impacto visual que puede ejercer la magnitud de la devastación sufrida
y el estado en que se encuentren las personas o los cadáveres.
Factores interpersonales:
• Las responsabilidades laborales pueden generar situaciones de conflicto
con la familia, por ejemplo, por un lado, querer participar en las
labores de la emergencia, y, por otro, la presión familiar para que se
cumpla con las responsabilidades, en especial, si se tienen hijos pequeños o familiares enfermos.
• El tiempo prolongado de separación de los integrantes de los equipos
de respuesta de sus estructuras de soporte social (familia, comunidad,
amigos, etc.) puede generar sentimientos de nostalgia y de haber sido olvidados.
• Muchas peculiaridades propias de cada personalidad (humor negro,
conducta desconfiada, tardanza, mal humor, etc.) son normalmente
aceptadas; sin embargo, en situaciones de emergencias y cuando los
colectivos están bajo presión prolongada, pueden causar conflictos interpersonales.
Factores comunitarios:
• Los medios de comunicación social y los curiosos en la escena de la
emergencia pueden contribuir a aumentar la presión emocional sobre
los equipos de respuesta.
• La presencia de grupos armados o de violencia política hace que el
desempeñar labores humanitarias incremente el riesgo y la tensión, en
especial, si hay antecedentes de violaciones de los derechos humanos,
secuestros y muertes que involucran también a los integrantes de los
equipos de respuesta.
Factores propios del desastre:
• El tipo de desastre afecta de diferentes formas a la comunidad. Un
desastre de tipo tecnológico produce más estrés para las víctimas y los
equipos de respuesta que los desastres naturales; causan gran sentimiento
de cólera porque, tal vez, podría haberse evitado. También,
produce mayor temor e incertidumbre porque el agente causante del
desastre (fuga radioactiva, contaminación química, etc.) no puede
verse, es de difícil control y sus efectos duran mucho tiempo.
• Los desastres que suceden de noche producen más víctimas y problemas
emocionales que los que ocurren durante el día, porque la gente
está dormida; su respuesta inicial es más lenta y más confusa, lo que
dificulta la orientación y la evacuación.
• La duración del desastre también es un factor que afecta, no solamente
a la población, sino también a los equipos de respuesta.
• El grado de incertidumbre y la presencia de réplicas en el caso de los
grandes sismos, la inestabilidad de estructuras colapsadas, la presencia
de materiales peligrosos que no son registrados por los sentidos, los
rumores de grupos armados en la zona o la amenaza de ataques son,
entre otras, condiciones que influyen sobre los equipos de respuesta.
• El cambio repentino del aspecto físico de la comunidad (cuando el
evento adverso ha sido muy devastador) tiende a dificultar la comprensión
de lo acontecido y tiene un fuerte impacto psicológico sobre los
sobrevivientes y los equipos de respuesta.
• Las situaciones que generan las emergencias complejas representan
una amenaza permanente a la integridad física de la población y de
los equipos de respuesta.
Estímulos traumáticos:
A través de sus experiencias, los integrantes de los equipos de respuesta
han aprendido una serie de estrategias para evitar quedar inmovilizados por las
escenas de un desastre. Sin embargo, hay algunos estímulos traumáticos que afectan
seriamente a este personal como, por ejemplo, los siguientes:
• Entrar en contacto directo con víctimas durante un tiempo prolongado,
mientras luchan por lograr su rescate o atención; en ocasiones, algunas
de ellas mueren.
• Encontrar cadáveres de niños o con graves heridas; el personal tiende
a identificarse con ellos, en especial, si tienen hijos con edades similares.
• La presencia de gran número de cadáveres, en especial, si están seriamente
mutilados o tienen varios días, o si descubren conocidos entre ellos.
Problemas de organización
Son aquéllos provenientes de la misma organización de la estructura
en la cual interactúa el trabajador y son característicos de las situaciones de desastres (4).
• Ausencia de un lugar dónde descansar, déficit en el suministro oportuno
de agua potable y comida, ausencia de servicios higiénicos y de privacidad.
• Falla en la misión (rescatar personas con vida, apagar un incendio, llegar
en forma oportuna con la ayuda humanitaria, etc.), especialmente,
si se presentó por descuido, impericia, agotamiento o confusión en las órdenes.
• Presión ocupacional: la necesidad de cumplir con muchas tareas en forma rápida y oportuna.
• Demandas del trabajo que requiere de un gran esfuerzo físico y mental
por tiempo prolongado y en condiciones adversas. Además, exige
de precisión de criterios, juicio, habilidad para elaborar cálculos y
decidir muchas veces entre la vida y la muerte.
• Interferencia en sus funciones: se presenta cuando equipos de respuesta
de diferentes instituciones trabajan juntos por primera vez o cuando
existe rivalidad entre ellos. Puede ocurrir que intenten imponer sus propios
estilos y procedimientos o traten de captar la atención de los
medios de comunicación social.
• Bajas recompensas: los integrantes de los equipos de respuesta son
extremadamente sensibles al reconocimiento de tipo social (no necesariamente
material); tienden a reaccionar con elevados niveles de frustración
cuando no son reconocidos en forma oportuna.
• Conflicto en las funciones: cuando el trabajador se enfrenta ante situaciones
de difícil decisión, como es el caso del personal que tiene que
decidir entre su trabajo y su participación en una emergencia de larga
duración, entre su responsabilidad familiar y su ausencia prolongada
por las demandas de un desastre, o cuando se tiene que actuar como jefe o como amigo.
• Ambigüedad en la función: cuando los trabajadores de los equipos de
desastre se encuentran en una atmósfera de confusión e incertidumbre,
en relación con el tipo de trabajo que tienen que realizar, el alcance
de sus responsabilidades o los objetivos por cumplir, debido a la inexistencia
de planes o que estos no son aplicables.
• Incomodidad en la función: cuando el personal tiene que realizar tareas para las cuales no han sido preparados.

Señales de afectación psicológica en el personal de los equipos de respuesta (5).

guia practica de salud mental
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Actividades preventivas.
El personal profesional especializado en salud mental que realice intervenciones
psicosociales con los integrantes de los equipos de primera respuesta debe,
en la medida de lo posible, pertenecer a sus filas y conocer internamente las características
de su trabajo (3).
A continuación, se propone una serie de actividades para prevenir los efectos
negativos del trabajo de los equipos de respuesta:
• Debe existir una cuidadosa selección de los postulantes a integrarse a
los equipos de respuesta, con especial énfasis en el descarte de personas
con trastornos de personalidad.
• Definir perfiles para cada tipo de especialidad o labor en el trabajo de
respuesta, como son las labores de rescate, atención de salud, combate
de incendios, manejo de materiales peligrosos y trabajo humanitario

en emergencias complejas, entre otros, con la finalidad de poder
designar al personal más idóneo para cada tipo de tarea.
• Pautar, como rutina anual, un proceso de evaluación en salud mental
con la finalidad de identificar de manera oportuna el agotamiento emocional,
los síntomas de estrés postraumático y otros trastornos psíquicos.
• Establecer anualmente actividades de prevención del estrés ocupacional
y autocuidado de la salud mental orientado, diseñando y difundiendo
materiales educativos de fácil lectura y comprensión.
• Incluir en las acciones de protección de la salud mental una amplia
gama de trabajadores; un ejemplo puede ser el personal que se desempeña
en las centrales telefónicas de emergencias.
• Extender los cuidados de la salud mental a las familias de los integrantes
de los equipos de respuesta, con la finalidad de prevenir la violencia
y otros conflictos familiares, así como para involucrarlas en el conocimiento
del trabajo que realizan estos equipos y el estrés al cual están sujetos.
• Los programas de capacitación y entrenamiento deben evaluar la
capacidad de los participantes para trabajar bajo presión, realizar
labores en equipo, tolerar la frustración y manejar el miedo.
• Incluir temas relacionados con el autocuidado de la salud mental, en los contenidos temáticos.
• Enseñar a reconocer las reacciones psicológicas que requieren una
acción correctiva inmediata, con la finalidad de dar el apoyo necesario en forma oportuna.
• Preparar un grupo de intervención en crisis conformado por personal
con experiencia, que se encargará de dar la información a la familia, cuando un integrante de los equipos de respuesta resulte lesionado o fallezca en cumplimiento del servicio.

Alimentación.
La alimentación para el personal involucrado en una misión prolongada debe
ser de gran interés para los directivos de los equipos de respuesta, si desean tener al
personal activo y funcionando.
Sugerencias:
• Durante los períodos de estrés agudo o crónico, las fuentes de vitaminas
y sales minerales en los alimentos pueden resultar insuficientes, por
lo que se hace recomendable la ingestión de cantidades adicionales
de vitaminas B y C.
• Se recomienda la ingestión periódica de líquidos, en especial, los que
contengan electrolitos o jugos naturales, que pueden llevarse en cantimploras o termos.
• El personal de emergencias no necesita alimentos ricos en azúcares.
Existe una tendencia a dar caramelos, dulces, gaseosas y chocolates a
los trabajadores de emergencia, con la falsa creencia de que esto
ayuda a reponer energías. Se recomienda su sustitución por frutas.
• La cafeína puede aumentar el ritmo cardiaco, elevar la presión sanguínea
y provocar una mayor demanda de oxígeno; su consumo excesivo
puede causar dolores de cabeza, diarrea, inquietud, arritmia cardiaca,
nerviosismo, irritabilidad e insomnio. Cualquier cantidad de
cafeína mayor de 250 mg por día se considera excesiva y casi siempre
ocasiona efectos negativos; algunas personas reaccionan negativamente
a la cafeína a dosis menores. Se debe tener presente que cada
taza contiene aproximadamente 110 mg de cafeína; a esta cantidad
se agregan otras cantidades obtenidas de otras fuentes, como el chocolate,
el té y las bebidas de cola. Se recomienda reducir o evitar el
consumo de café, té, bebidas de cola o chocolate; es mejor sustituirlos
por agua mineral, jugo de frutas o leche, sales hidratantes y electrolitos por vía oral.
• Las grasas no son una buena fuente de energía en situaciones de emergencia
en la cuales el personal de respuesta está sometido, frecuentemente,
a una elevada actividad física, ya que las grasas necesitan
tomar oxígeno del cuerpo para poder desdoblarse.
• Es recomendable una alimentación alta en calorías con productos no
perecederos, como frutas secas, avellanas, granos, nueces, etc.
• Recordar que, en una situación de estrés, la digestión se hace lenta por
la redistribución de la sangre hacia los músculos y el cerebro; por consiguiente,
una comida difícil de digerir o muy abundante puede traer problemas.
• Evitar el consumo de alcohol.
Actividad física:
• Practicado como medida preventiva contra el estrés, el ejercicio físico
exige cierta regularidad; 30 minutos, tres veces por semana, aportan
efectos beneficiosos.
• Después de un periodo de servicio, no es recomendable dormir de
inmediato; debería hacerse un poco de ejercicio físico antes.
• La actividad física metaboliza los subproductos de la reacción de
estrés, los cuales, de otro modo, podrían ser nocivos (1).
• Sustancias como la noradrenalina hacen más vulnerable a la persona
con respecto a las emociones negativas, como el miedo y la cólera; la
actividad física ayuda a su metabolismo.

Pautas para el cuidado de la salud mental en operaciones de desastres.

• Durante la fase de alarma, proporcionar al trabajador de respuesta
toda la información posible sobre lo acontecido.
• Informar de manera regular a los miembros de los equipos de respuesta
sobre el estado de sus familiares y su localización.
• Cada miembro de los equipos de respuesta debe desarrollar un sistema
de acompañamiento con otro trabajador. Los dos deben estar vigilantes
y atentos entre sí, preguntándose cómo se sienten, recordarse la
hora de tomar sus alimentos y darse aliento mutuamente (6).
• En las operaciones de larga duración, los trabajadores deben tomar un
tiempo de descanso, con la finalidad de evitar la fatiga emocional y los errores (7).
• Establecer una reunión en cada cambio de turno o de equipo para
intercambiar información y comunicar qué es lo que está ocurriendo;
esto también sirve como oportunidad para desfogar frustraciones y
malas interpretaciones. Debe permitirse que se hable sobre los sentimientos
y no censurarlos. Tener a quién recurrir y con quién hablar,
alguien que pueda ofrecer consuelo, ayuda y sugerencias, protege del
impacto negativo de los rigores y las vivencias de las operaciones de emergencias.
• Se sugiere que se realicen caminatas conjuntas lejos del área de trabajo,
hablándose de temas comunes y no solamente lo referido al desastre.
• Organizar actividades sociales y practicar algún deporte, de preferencia
no competitivo.
• Mantener el contacto con los amigos y la familia. Cuando se empacan
las cosas para salir al lugar del desastre, es bueno incluir en el equipo
artículos que le permitan mantener un contacto psicológico con la familia
(fotos, tarjetas humorísticas, etc.).
• El contacto telefónico frecuente (cuando es posible) con la familia y las
amistades es vital; permite intercambiar experiencias y saber cómo
están sus seres queridos e impide que cuando se retorne al hogar se
sienta como un extraño.
• Fomentar la integración del equipo de trabajo; si el individuo siente que
cuenta con el apoyo del grupo, se verá protegido contra los efectos negativos del estrés.
Los equipos o profesionales de salud mental pueden y deben jugar un
importante papel en la atención de los miembros de equipos de respuesta. Pueden
observar el funcionamiento de los trabajadores, darles soporte, ofrecer atención
especializada si se requiere y avisar a los líderes o tomadores de decisiones sobre
el nivel de fatiga, así como de las reacciones de frustración o de fracaso.

Pautas para el cuidado de la salud mental al retornar a las acciones rutinarias.

• Las técnicas de relajación, el manejo de la respiración profunda y la
meditación ayudan en el proceso de recuperación y de retorno a la
actividad rutinaria o la vida habitual (5); sin embargo, no se recomiendan
cuando el personal tiene que continuar en las labores humanitarias
o de rescate en poco tiempo.
• Involucrar a la familia contribuye a prevenir los conflictos en su interior;
muchas personas guardan, por años, profundos resentimientos porque
sus padres, hijos o parejas no les dedicaron tiempo, no les escucharon
sus problemas o, simplemente, viven con el temor de que algo malo les
pueda pasar en sus misiones humanitarias. La familia debe saber cuáles
son las exigencias y las consecuencias sobre la salud física y mental del trabajo que realizan; así mismo, debe motivarse a las familias para que se conozcan entre sí y sean capaces de darse apoyo mutuo.
• Evitar el consumo de alcohol; si bien sus efectos iniciales son estimulantes,
el efecto final es depresor y puede provocar la evocación masiva
de recuerdos desagradables con el consiguiente malestar psicológico.
• Escribir relatos de los acontecimientos les ayuda a algunas personas a
revalorar lo sucedido y darle un sentido a las labores que realizaron, y
se convierte en una oportunidad para que expresen sus sentimientos al respecto.

Recomendaciones para los líderes de los equipos de respuesta.

Los líderes o personas con responsabilidades en los equipos de respuesta
deben tener presente las siguientes recomendaciones, con la finalidad de facilitar
el trabajo, mantener la motivación y la moral, así como para cuidar la salud mental
de sus subordinados y compañeros de tareas:
• El reconocimiento público y oportuno por el esfuerzo desplegado
es muy importante para mantener la autoestima y la confianza del personal.
• Asegurar un mínimo de condiciones en el trabajo, como facilidades de
servicios higiénicos, alimentación apropiada y oportuna, agua potable,
un lugar de descanso lejos de la escena del desastre y establecer horarios de trabajo.
• No permitir que el personal retorne a su rutina diaria sin antes haber
pasado por un proceso de apoyo psicológico, que consiste básicamente
en dar la oportunidad para que puedan expresar libremente sus sentimientos,
lo que piensan sobre lo ocurrido, las acciones que se han
realizado y qué es lo que más les ha afectado en la labor realizada;
así mismo, se les debe instruir sobre los posibles síntomas que pueden
experimentar en los días subsiguientes y otras recomendaciones (por
ejemplo, alimentación, ejercicios, etc.). Esta atención puede realizarla
el personal de salud mental asignado al equipo de respuesta.
• En caso de que algún integrante de los equipos de respuesta sufra una
lesión importante, debe ser atendido y evacuado inmediatamente. Su
permanencia prolongada en el terreno de trabajo tiende a desmoralizar
al resto de los integrantes.
• En caso de un incidente que involucre a un integrante de los equipos
de respuesta, evite que la familia se entere por la prensa u otras vías
alternas; debe movilizarse un grupo de intervención en crisis para informar
y atender a la familia.
• Cuando no es posible rotar al personal porque la situación no lo permite,
una estrategia alterna es la de reasignarlo a tareas diferentes. Esto
facilita que se rompa la visión en túnel que frecuentemente acompaña
a un estrés prolongado, que se presenta por el trabajo agotador.
• Se debe tener presente que los líderes también pueden afectarse
emocionalmente. Un líder agotado puede fracasar en su labor de dirección.

Conclusiones.
Por las condiciones propias del trabajo que se realiza en situaciones
de desastres y emergencia
, todos los trabajadores de los equipos de
respuesta se afectan psicológicamente en mayor o menor medida.
• La habilidad del personal disminuye por la fatiga y se comienza a
cometer errores que pueden ser fatales.
• Los integrantes de los equipos de respuesta deben ayudarse entre sí a
reconocer sentimientos de tristeza, duelo, agotamiento, etc.
• Los trabajadores deben ser rotados en sus tareas para evitar la exposición
prolongada al estrés.
• El regreso al trabajo y a la vida familiar puede resultar difícil después
de un desastre.
Los equipos y profesionales de salud mental deben priorizar entre sus
tareas la asistencia a los miembros de los equipos de respuesta.

• El ejercicio físico, practicado de manera regular, es una eficaz medida
preventiva contra el estrés y aporta efectos beneficiosos.
• La alimentación para el personal involucrado en una misión prolongada
debe ser de gran interés para los directivos de los equipos de respuesta,
si desean tener al personal activo y funcionando.

Referencias.
1. Mikolaj AA. Stress management for the emergency care provider. Pearson Prentice Hall; 2004.
2 Programa de Cooperación Internacional en Salud Mental "Simón Bolívar".
Desastres, consecuencias psicosociales de los desastres: la experiencia latinoamericana.
Serie de Monografías Clínicas 1989.
3. Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud.
Protección de la salud mental en situaciones de desastres y emergencias.

Manuales y guías sobre desastres. Washington, D.C.: OPS; 2002.
4. National Institute of Mental Health, Center for Mental Health Studies of
Emergencies. Disaster work and mental health: prevention and control of stress
among workers. Washington, D.C.: Center for Mental Health, Studies of Emergencies; 1985.
5. Mitchell J, Bray G. Emergency services stress, guidelines for preserving the
health and careers of emergency services personnel. New Jersey: Ed. Brady; 1990.
6. Valero S. Manual para el cuidado de la salud mental de los equipos de primera
respuesta. Taller latinoamericano sobre atención en salud mental en casos
de desastres. Guatemala, julio de 2001.
7. Emergency Management Agency, Stress management, model program for
maintaining firefighter well-being. United States Fire Administration. Federal, FA-100; 1991.

Bibliografía complementaria.
Federal Emergency Management Agency. EMS Safety, techniques and applications,
United States Fire Administration; 1991.
Valero S. Psicología en emergencias y desastres. Perú: Ed. San Marcos; 2003.

Material elaborado por la organización panamericana de la salud:
http://www.paho.org/spanish/dd/ped/GuiaSaludMental.htm