VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: Hijos de mujeres maltratadas

LAS HIJAS E HIJOS DE MUJERES MALTRATADAS:
CONSECUENCIAS PARA SU DESARROLLO E INTEGRACIÓN ESCOLAR

Dra. Mª Angeles Espinosa Bayal
Profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación
Universidad Autónoma de Madrid (UAM)
Miembro de la Comisión Permanente del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la UAM (IUEM)

LAS HIJAS E HIJOS DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
En las últimas décadas el problema de la violencia intrafamiliar hacia las mujeres ha
acaparado el interés de un buen número de investigadoras e investigadores que han
centrado sus estudios en las repercusiones que este comportamiento de los agresores
tiene sobre la salud física y psicológica de sus víctimas. De ahí el gran número de
publicaciones recientes que sobre los más variados aspectos de las consecuencias de
la violencia hacia las mujeres han aparecido tanto a nivel nacional como internacional.
Sin embargo, son mucho más escasos los estudios sistemáticos en los que se analiza
el impacto que este tipo de violencia tiene sobre las niñas y niños que viven en estos
hogares y que, generalmente, comparten estas situaciones de violencia –directa o
indirecta- con sus madres, o aquellas figuras femeninas que desempeñan el rol de
madres. En estos casos, a la ya compleja problemática que supone ser víctima de
agresiones –de tipo físico y verbal- en la edad adulta habría que añadir las tremendas
repercusiones negativas que vivir este tipo de situaciones tienen sobre el desarrollo de
los miembros más jóvenes de la familia. Repercusiones que se manifiestan en todas y
cada una de las esferas del desarrollo humano: físico, cognitivo, afectivo, social y
emocional; y que se interrelacionan mutuamente para producir importantes problemas
en los sujetos que las padecen.
Según diferentes estudios se estima que en torno al 60-70% de los niños, niñas y
adolescentes que viven en hogares violentos, son víctimas –más o menos directas de
situaciones de maltrato. Asimismo, en los últimos diez años, se han constatado en
nuestro país algunos datos realmente preocupantes entre los que cabe señalar, a
título de ejemplo, los dos siguientes. El primero hace referencia al hecho de que se
han contabilizado, al menos, 53 casos de niñas y niñas asesinados por sus
progenitores varones. Dichos asesinatos, en la mayoría de los casos, tuvieron lugar
durante el cumplimiento del régimen de visitas establecido en la sentencia de
separación. El segundo dato es el procedente del número de menores de edad
secuestrados por sus progenitores varones que no tienen su guarda y custodia y que
asciende a un total de, aproximadamente, 150.
Todos estos datos adquieren aún una mayor importancia si tenemos en cuenta los
resultados procedentes de un estudio realizado en el año 2003 por la Fundación Reina
Sofía para el Estudio de la Violencia según el cual la incidencia de mujeres
maltratadas en al ámbito familiar se ha incrementado considerablemente en el período
1997-2002. Según los datos incluidos en la Tabla 1 se observa que el porcentaje de
agresiones ha aumentado en casi un 56% desde 1997 a 2002. Este aumento es
mucho mayor en el caso de los delitos –que suponen casi un aumento del 100%-, que
en el de las faltas –donde el porcentaje de aumento se sitúa alrededor del 46%-.
Violencia intrafamiliar, hijos de mujeres maltratadas, aumento de las agresiones
Asimismo, cabe destacar que en dicho estudio se pone de manifiesto que el aumento
observado hace tanto referencia a la violencia emocional como a la violencia física. En
el primer caso –violencia emocional-, y siempre según los datos obtenidos en el
estudio anteriormente mencionados- el incremento es de 173% pues se pasa de 1.965
casos en 1997 a 5.367. Este incremento es considerablemente inferior cuando se trata
de violencia física –donde se sitúa en torno al 19%- pues se pasa de 16.205 casos
detectados en 1997 a 19.357 en el año 2002.
Ante este panorama la pregunta lógica que debemos hacernos es qué ocurre con las
niñas, niños y adolescentes que viven en familias donde sus madres o las figuras
femeninas que ejercen dicho rol son víctimas de violencia –fisica y/o emocional- por
parte de sus parejas.
Pero antes de pasar a dar respuesta a esta compleja pregunta quisiéramos hacer una
serie de precisiones que pueden ayudarnos a comprender el problema en toda su
magnitud. La primera de las cuestiones que tendríamos que abordar es si las
consecuencias son las mismas cuando los niños, niñas y adolescentes están
expuestos de forma directa a las situaciones violentas que si cuando son meros
espectadores de este tipo de situaciones. La segunda es si la violencia intrafamiliar, en
general, debería considerarse como una categoría más dentro de las tipologías
clásicas de maltrato infantil. Pasemos a continuación a tratar de clarificar estas
cuestiones antes de abordar el problema de las consecuencias de la violencia
intrafamiliar hacia las niñas y niños.
Por lo que se refiere a la primera de las cuestiones –si la exposición a situaciones de
violencia directa tiene las mismas consecuencias sobre el desarrollo infantil y
adolescente que la exposición a situaciones de violencia indirecta-, habría que señalar
que en buena medida hay una serie de consecuencias son comunes aunque el origen
y el tratamiento de las mismas sea diferente. Las principales consecuencias, en la
infancia y en la adolescencia, de la exposición directa e indirecta a situaciones de
violencia intrafamiliar se podrían resumir del siguiente modo (ver Tabla 2). Como se
puede comprobar buena parte de los trastornos que aparecen cuando los niños y
niñas están expuestos de manera directa a la violencia tienen su origen en la
incapacidad de los progenitores –tanto el que desempeña el rol de víctima como el de
agresor-, de satisfacer las necesidades biológicas, psicológicas y emocionales de los
niños y niñas (Ochaíta y Espinosa, 2004). Razón por la que muchos expertos
coinciden en señalar que las consecuencias son básicamente las mismas, aunque lo
que varía es el origen de las mismas y, por tanto, la intervención y el tratamiento que
se ha de llevar a cabo para que los miembros más vulnerables de la familia puedan
llegar a superar los retrasos que el hecho de vivir en un entorno familliar nocivo tiene
sobre su desarrollo.
Violencia intrafamiliar, hijos de mujeres maltratadas, principales consecuencias

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