Historia de la Psicología. LOS INICIOS DE LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA EN ARGENTINA (1930-1942)

Historia de la Psicología. LOS INICIOS DE LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA EN ARGENTINA (1930-1942)

Chirico, Marcelo
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires

RESUMEN
Este trabajo se propone exponer algunos resultados preliminares
obtenidos de la investigación de los comienzos de la
actividad clínica psicoanalítica argentina, desde 1930 a 1942.
Se intenta mostrar tres de los factores que hemos considerado
de importancia en la emergencia y desarrollo de la clínica psicoanalítica
en el país. Nos referimos a: 1.- Los cambios sufridos
en los ámbitos de la Higiene Mental -con sus respectivas
transformaciones en las políticas institucionales de asistencia
clínica; 2.- La formación y práctica clínica de los psiquiatras de
la época; y 3.- Los nuevos formatos de asistencia clínica (psicoterapias
psicoanalíticas) utilizados con cada vez mayor asiduidad
frente a las nuevas patologías que presentaban las
nuevas demandas sociales, surgidas en un contexto de largas
décadas de asentamiento inmigratorio, por una parte, y de intensa
modernización del Estado, por la otra. De modo que este
trabajo sitúa históricamente -doce años antes de la fundación
de la primera asociación psicoanalítica del país- los inicios de
la clínica psicoanalítica argentina, en estrecha relación con el
ámbito del Hospital Público. Y señala críticamente, contra el
mito aún vigente, que la práctica psicoanalítica en Argentina
sólo ha sido posibilitada debido a su inserción en el marco
hospitalario.
Palabras clave: Historia Psicoanálisis Argentina Clínica

EL VALOR DE UN MITO
Con la publicación de los primeros casos clínicos, a partir de
1930, comienza a verse en Argentina un nuevo matiz en la
recepción del psicoanálisis, especialmente entre varios psiquiatras
y neurólogos que poseen una marcada inserción en
los medios hospitalarios, que ocupan importantes cargos en
los ámbitos institucionales de la profesión y que aparecen en
las publicaciones y editoriales más especializadas. Algunos de
ellos, para ese entonces, ostentan una membresía psicoanalítica
internacional (París) y hasta un contacto directo con Freud
(visitas e intercambio epistolar). Nos referimos a Jorge Thénon,
Fernando Gorriti, Juan R. Beltrán; Gregorio Bermann, Felipe
Cía, Emilio Pizarro Crespo, Vicente Dimitri, y Marcos Victoria,
entre otros psiquiatras que mantienen afinidad con el psicoanálisis.(
1) Todos ellos comparten en general espacios de práctica,
divulgación y debate profesional vinculado de manera estrecha
con las instituciones y medios psiquiátricos y neurológico
de entonces. No obstante, estos primeros autores y practicantes
psicoanalíticos, también comparten el espacio renovado
de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires, refundada
por el prof. Enrique Mouchet, en 1930.(2) Esta Sociedad, según
Mouchet, buscaba fomentar el interés en el debate académico,
no sólo de los profesionales sino del «amplio público ilustrado».
Y para brindar unos rasgos más de la escena histórica que
estos actores viven, no hay que soslayar que el propio Freud
era parte del amplio comité de asesores y corresponsales extranjeros
de esta Sociedad.
Estas características del entorno en el que aparecen las primeras
muestras de una clínica psicoanalítica, para 1930, describen
un contexto nítidamente favorable a la recepción y desarrollo
práctico del psicoanálisis; por una parte, legitimado en
el prestigio personal de sus agentes y, por la otra, como veremos,
consolidado por las transformaciones que la higiene
mental venía promoviendo, tanto a nivel institucional como a
nivel de las nuevos dispositivos psicoterapéuticos empleados
frente a los trastornos «nerviosos». Muchos de los primeros
practicantes del psicoanálisis argentino no sólo trabajaban en
hospitales y consultorios externos, sino que además eran simultáneamente
fervientes militantes y defensores de la instalación
de la Liga de Higiene Mental, en función de una necesaria
modernización de la psiquiatría.(3)
Sin embargo, esta historia de la recepción y desarrollo temprano
de la clínica psicoanalítica en Argentina, desde 1930 a
1942, es muy poco o casi nada conocida -a pesar de los trabajos
de Vezzetti, Plotkin y Balán, entre los más destacados.(4)
Esto se debe a la pregnancia que aún hoy mantiene -después
de más de medio siglo de permanencia- un discurso mítico
que ha velado o descalificado los hechos desde «otra historia»,
la de la Asociación Psicoanalítica Argentina, fundada en 1942.
La APA, hasta hoy suele ser presentada como la primera institución
psicoanalítica legitimada del país y como la institución
pionera en la introducción del psicoanálisis en Argentina.(5)
Sus fundadores y miembros, ya sea de manera reciente o desde
varias décadas atrás, si han reconocido la existencia de
algún tipo de práctica psicoanalítica anterior y/o externa a la
APA, suelen descalificarla como psicoanálisis «salvaje» o «silvestre»,
por no haber sido efectuada por un analista «analizado»
o «entrenado» oficialmente.(6) Hay que observar que, este
uso del término «salvaje» o «silvestre», no se corresponde con
el sentido dado por el propio Freud a la expresión.(7)
Sin embargo, por lo investigado hasta aquí resulta difícil sostener
la idea de que el psicoanálisis, como disciplina profesional,
surge en el país a partir de 1942. Pues, si bien para esa época,
hacía casi dos décadas que se observaban importantes impregnaciones
discursivas del psicoanálisis en el ámbito de la
cultura y de la sociedad local -en revistas, diarios, teatro, literatura(
8)- ¿cómo soslayar que, desde 1930, emerge una práctica
profesional consistente, efectuada en varias instituciones
importantes de asistencia pública, y sometida al debate y a la
investigación científica? ¿Cómo ignorar el significativo caudal
de producción clínica, mínima y desordenada, es cierto, pero
muy alejada de un modo «salvaje» o «silvestre» de clínica psicoanalítica?(9)

Y sobre todo, ¿por qué «reprimir» una historia
de hechos generados durante una docena de años, enmarcados
dentro de las nuevas «psicoterapias», sin asociarlos a la
historia de ese término tan afín a la causa sostenida por Freud
frente a las concepciones organogenéticas?
El análisis de los motivos -y consecuencias- de la descalificación
y «represión» de la historia previa a la Asociación Psicoanalítica
Argentina, excede el marco del presente trabajo y esperamos
retomarlo en uno próximo. No obstante, hay que subrayar
que el discurso fundacional de la APA, poco a poco irá
transmitiendo e imponiendo con los años el mito de que el psicoanálisis
en Argentina comienza con su fundación.(10) En contraste,
hay que señalar que, hasta el día de hoy, continúa con
sus actividades la que fue cronológicamente la primera fundación
institucional de un espacio científico de psicoanálisis, nos
referimos a la Sociedad Argentina de Psicología Médica y Psicoanálisis,
fundada por Beltrán, Gorriti y Bosch, entre otros, en
1939, dentro de la órbita de la Asociación Médica Argentina.

TRES FACTORES IMPORTANTES
Luego de la consideración de las marcas discursivas que
arrastra el relato de los «orígenes» del psicoanálisis argentino,
es necesario centrar nuestro trabajo en el análisis de los hechos
más relevantes que, a nuestro juicio, caracterizaron los
inicios de la práctica clínica psicoanalítica en Argentina. A largo
de la investigación realizada (11) hemos considerado tres factores
preponderantes en el desarrollo clínico producido dentro
del período histórico analizado (1930-1942).
a) El desarrollo de la Higiene Mental: Los cambios acaecidos
en el ámbito de la atención pública de los problemas mentales,
tanto en hospitales neuropsiquiátricos como generales, a partir
de las transformaciones introducidas por la Higiene Mental,
fueron muy importantes y determinantes para la emergencia
de la práctica clínica psicoanalítica. De modo que la misma
resultó ejecutada en forma de psicoterapia, y por parte de psiquiatras.
Como se sabe, la Higiene Mental nació en los Estados Unidos,
a raíz de la publicación del testimonio crítico de un ex paciente
psiquiátrico. El mismo promovía la reforma de los manicomios
y la humanización del trato profesional.(12) Este movimiento
encontró apoyo y factibilidad en fundaciones privadas que se
organizaron por fuera del hospicio y del ámbito académico,
acentuando la importancia de los factores ambientales tanto
para el tratamiento como para desarrollar un modelo de salud
mental.
En nuestro país, sin la tradición de la psicología anglosajona,
que ha acentuado siempre las variables ambientales en todos
sus diseños, y con una psiquiatría vernácula preocupada desde
hacía varias décadas por «la cuestión social»,(13) la recepción
de la Higiene Mental quedó asociada a una Medicina
Mental que no era ajena a la biotipología y a la eugenesia, ni
tampoco al ámbito del hospicio y de la cátedra universitaria.(14)
En Argentina, la evolución de la higiene mental promovió, a
diferencia de lo sucedido en otras latitudes, un enfoque menos
preocupado por los factores ambientales y más centrado en la
intervención del psiquiatra sobre el individuo, ahora considerado
como parte de un conjunto social más amplio. Es decir, al
mismo tiempo que se intentaba reformar el hospicio y se abrían
consultorios externos para enfermos nerviosos en hospitales
generales «abiertos a la comunidad», los mismos actores de tal
reforma, en tanto médicos psiquiatras, se inclinaban a la aplicación
de los nuevos modelos de tratamiento individual: las
psicoterapias, y entre ellas, especialmente la psicoanalítica.
El psicoanálisis aparecerá entonces determinado en esta época
como un procedimiento psicoterapéutico más, que formará
parte del arsenal de la «nueva psiquiatría» en el consultorio
externo y en el hospital. Se pueden ver ejemplos en el trabajo
de un Jorge Thénon o de un Felipe Cía, en el hospital general
(Rawson), o en el servicio especializado del Alvear, respectivamente.(
15) Dicho de otro modo, los primeros practicantes, no se
visualizarán como actores de una disciplina separada, aislada
y ultraespecializada de forma exclusiva y rupturista, ni respecto
a la psiquiatría ni al ámbito hospitalario. Al contrario, integrarán
el psicoanálisis al formato ecléctico tan característico de
los discursos académicos y profesionales de la medicina de la
época.
b) La formación y la práctica de los psiquiatras: Ya nos hemos
referido en parte a este importante factor en el parágrafo anterior,
señalando que muchos psiquiatras al mismo tiempo que
generaban una clínica psicoanalítica, militaban a favor del desarrollo
de la higiene mental. Y también cuando hicimos notar
la particular forma en que este movimiento se recepcionó en
Argentina, derivando en una clínica psicoterapéutica individual
asociada al impacto psicosocial más amplio que pudiera generar
en la comunidad. Nos restaría agregar que los cambios y
transformaciones que estos psiquiatras van operando se van
realizando sobre una formación psiquiátrica tradicional, montada
sobre la teoría de la herencia y de la degeneración, y sobre
el modelo anátomo-patológico, conviviendo de diversos
modos con los incipientes desarrollos psicoanalíticos. Quizás
el ejemplo más elocuente que refleja esta crisis del paradigma
psiquiátrico, más abierto a la consideración de los factores psicógenos
en la causación de los trastornos mentales, sea el de
Nerio Rojas, eminente psiquiatra que llegó a entrevistarse con
el propio Freud, en Viena, y que tuvo gran predicamento en el
medio psiquiátrico argentino. Para Rojas, la psiquiatría se enfrenta
a un doble problema.(16) Por un lado, está la «psiquiatría
de los neurólogos» que niega o desconoce que «en la mayoría
de los estados mentales hay originaria o secundariamente un
intercambio de influencias y factores psíquicos y físicos conocidos
o desconocidos» (p.563). En fin, que hay una parte de
factores morales y un juego de fuerzas o mecanismos psicológicos
en juego. Por el otro lado, están los psiquiatras «psicólogos»
que, aferrados a las disciplinas subjetivas, les cuesta
comprender los factores orgánicos presentes como fuerzas o
mecanismos físicos. Rojas dice que el psicoanálisis es una
psicología dinámica, profunda y de raíces afectivas, cuya vinculación
con el bergsonismo sostuvo ante el mismo Freud. Su
importancia radica en el valor acordado al factor afectivo en la
demencia precoz de Kraepelin en tanto explica ciertos desacuerdos
de la teoría con la clínica. Una vez comprobada la
importancia de la afectividad en las psicosis estamos en el
centro del problema de la psiquiatría. ¿Orientación psicológica
u orgánica? Tomar en cuenta uno de los polos -dice Rojas- es
estudiarla incompletamente. Algunas teorías fisiológicas de las
emociones tienen esa falla y, para Rojas, es la que tiene en
gran parte el psicoanálisis. Rojas sostiene que casi todo el problema
psiquiátrico tiene dos fases, la orgánica y la psicológica,
el error es tomar una de ellas por el todo. Rojas propone la
conjunción de ambas fases para ser un psiquiatra completo.
En otras palabras, de cierto modo, posibilita el acceso a la
posición subjetivista que sirvió como puerta de entrada al psicoanálisis.
c) Los nuevos formatos de asistencia clínica: las psicoterapias
psicoanalíticas aparecen en escena determinadas por la apertura
generada desde la Higiene Mental y la reforma psiquiátrica
concomitante. Tras largas décadas de inmigración y modernización
del Estado, pero luego del impacto económico social
de la crisis del ´29, los hospitales se convierten en uno de los
escenarios de emergencia de una incipiente clase social, un
poco mejor educada que antes pero también más empobrecida.
De allí la perfecta coincidencia de todo lo expresado hasta
aquí con el planteo de Freud (1917:162-163) que nos dispensa
de mayores comentarios dado que presenta, ante el límite de
la eficacia de un grupo de psicoanalistas frente al masivo número
de neuróticos menesterosos y sufrientes, lo siguiente:
«Supongamos que una organización cualquiera nos permitiese
multiplicar nuestro número hasta el punto de poder tratar grandes
masas de hombres (…) Se crearán entonces sanatorios o
lugares de consulta a los que se asignarán médicos de formación
psicoanalítica, quienes aplicando el análisis volverán más
capaces de resistencia y más productivos a hombres que de
otro modo se entregarían a la bebida, a mujeres que corren
peligro de caer quebrantadas bajo la carga de las privaciones,
a niños a quienes sólo les aguarda la opción entre el embrutecimiento
o la neurosis. Estos tratamientos serán gratuitos.
«Puede pasar mucho tiempo antes que el Estado sienta como
obligatorios estos deberes. (…) Cuando suceda, se nos planteará
la tarea de adecuar nuestra técnica a las nuevas condiciones.
(…) Y también es muy probable que en la aplicación de
nuestra terapia a las masas nos veamos precisados a alear el
oro puro del análisis con el cobre de la sugestión directa, y
quizás el influjo hipnótico vuelva a hallar cabida (…).
Pero cualquiera sea la forma de esta psicoterapia para el pueblo,
y no importa qué elementos la constituyan finalmente, no
cabe ninguna duda que sus ingredientes más eficaces e importantes
seguirán siendo los que ella tome del psicoanálisis
riguroso, ajeno a todo partidismo» (subrayado nuestro).

A MODO DE CONCLUSIÓN:
A lo largo de la investigación se han analizado las producciones
y trayectorias académicas, institucionales y profesionales
de una representativa cantidad de médicos que desarrollan
sus actividades dentro de las esferas de la psiquiatría, la neurología
y la psicología.
Luego se ha visto que en conjunto, sostienen una práctica psicoanalítica
-más ocasional o más sistemática, según los casos-
en ámbitos hospitalarios públicos, a la par que participan
con importante protagonismo en las reformas que la Higiene
Mental va produciendo en la psiquiatría tradicional del alienista.
De allí que se identifiquen particularmente tres factores importantes
en la articulación y puesta en escena de las primeras
prácticas clínicas psicoanalíticas en Argentina.
Ante las nuevas demandas sociales, tras el enorme impacto
inmigratorio, y con el movimiento de la Higiene Mental; por una
parte, se generan nuevos modos y espacios de atención y de
consulta, y por otra, entra en crisis el viejo paradigma tradicional
de la clínica psiquiátrica, ligado a la herencia y la degeneración.
Se promueven las psicoterapias y los enfoques psicogenéticos
de la etiología «nerviosa». De modo tal que una incipiente
clínica psicoanalítica hará su aparición en el ámbito de
la asistencia pública, de una forma determinada por las condiciones
históricas vigentes.
Por todo ello, se observa entonces, contra el mítico relato de los
«orígenes» -en sentido foucaultiano- del psicoanálisis en Argentina,
que el psicoanálisis se ha desarrollado en nuestro país a
través del paso necesario por el hospital y la asistencia pública,
sintetizando eclécticamente tendencias psiquiátricas, neurológicas
y psicológicas que comenzaban a entrar en crisis.

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
1 y en menor grado, Nerio Rojas, Gonzalo Bosch, y José Belbey. Ver: Gorriti,
F. (1930): Psicoanálisis de los Sueños en un Sindrome de Desposesión, L.J.
Rosso, Bs. As., 1930.
Cia, Felipe (1930): Psicoanálisis y Psicoaneurosis en Rev. La Semana Médica,
Nro. 192, Bs. As., 1930. pp.792-796.
Thénon, J. (1930): Psicoterapia comparada y psicogénesis. Contribución al
estudio psicoanalítico del sueño en las neurosis. Tesis, Aniceto López Editor,
Bs.As., 1930.
(1935): El Sadomasoquismo en el Pensamiento Obsesivo y en la Evolución
Sexual, El Ateneo, Bs. As., 1935.
Dimitri, V. (1935): Psicoanálisis», en Rev. La Semana Médica, Vol. 2, Nro.
820, Bs. As., 1935.
Victoria, M. (1936): Sobre la Catarsis en un Caso de Histeria Convulsiva, en
Rev. Psicoterapia, Nro 3, Bs.As., 1936.
Pizarro Crespo, E. (1936): Las Neurosis Obsesivas y las Fobias, en Rev.
Psicoterapia, Nro 2, Bs.As., 1936.
Dimitri, V. y Rabinovich, P. (1935): Un Caso de Paraplejia Histérica-Orgánica
interpretado del punto de vista (sic) de la psicología individual de Adler, en
Rev. La Semana Médica, Vol. 2, Nro. 820, Bs. As., 1935.
2 Para ver la posición de Mouchet en relación al psicoanálisis -equidistante
pero no hostil- ver Vezzetti H. (1989): Freud en Buenos Aires, Ed. Puntosur,
Bs.As. 1989, pp.29-31. y Rossi L. (2000): Presencia del Psicoanálisis en la
Universidad de Bs.As., en Rev. Universitaria de Psicoanálisis, Nro 2, Facultad
de Psicología – UBA, Bs.As. 2000, pp. 117-125.
3 Entre ellos cabe mencionar a: Gorriti, Beltrán, Thénon, y Bermann, y en
síntonía con ellos, Bosch y Rojas, junto a destacados psiquiatras extranjeros
afines al psicoanálisis y de gran predicamento en el país, como los españoles
Gonzalo Lafora y Emilio Mira y López, y el peruano Honorio Delgado.
4 Ver Balán, J. (1991): Cuéntame tu Vida, Planeta, Bs.As., 1991.
Plotkin, M. (2001): Freud en las Pampas, Sudamericana, Bs.As. 2003.
Vezzetti, H. (1989) ob.cit.
(1996): Aventuras de Freud en el país de los Argentinos, Ed.Paidós, Bs.As.
1996.
5 Ver el sitio Web de la Asociación [http://www.apa.org.ar/insti_02.php],
Historia de la APA.
Etchegoyen, H. (2001): Melanie Klein: influencia y presencia (Fragmentos y
construcciones de la historia del Psicoanálisis en Argentina), Foro de la
Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis, Bs. As., 2001
(inédito)
Etchegoyen, H. y Sysman S. (2005): Melanie Klein en Buenos Aires, en Rev.
Temas de la Historia de la Psiquiatría, Nro 22, Bs.As., 2005. p.30.
Resnicoff B. (2001): Breve Reseña del Desarrollo del Psicoanálisis en la
Argentina. Foro de la Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis
(texto inédito), Bs. As. 2001.
6 Ver Entrevista a los Fundadores en Rev. de Psicoanálisis Vol.41, Nro. 2-3,
Bs.As. 1984.
Grinberg, L. (1961): Reseña Histórica de la Asociación Psicoanalítica, en Rev.
de Psicoanálisis vol. 18, Nro 3, Bs.As. pp. 259-303.
Aberastury, A y otros (1967): Historia, Enseñanza y Ejercicio Legal del
Psicoanálisis. Escorpio, Bs. As, 1967.
Mom, J. y otros (1982): Asociación Psicoanalítica Argentina 1942-1982.
Imprenta M., Bs. As., 1982.
Rascovsky de Salvarezza, R. (1992): Asociación Psicoanalítica Argentina
1942-1992. Industria Gráfica El Libro, Bs. As., 1994.
Arbiser, S. (2003): A brief history of psychoanalysis in Argentina, en suplemento
del Journal of the American Psychoanalytic Association, 2003, vol. 51,
pp. 323 – 335.
7 Ver Freud, S. (1910): Sobre el Psicoanálisis Silvestre, en Obra completa,
Tomo XI, Amorrortu, Bs.As. 1986, pp.217-228.
8 Para ampliar información al respecto ver Vezzetti (1996:67-244).
9 Ver ejemplos de la justeza psicoanalítica de los primeros prácticos en
Chirico, M y otros (2005): Primeras Presencias e Influencias en los Inicios de
la Profesionalización del Psicoanálisis en Argentina (1930-1942), en Rev.
Universitaria de Psicoanálisis, Nro V, Fac. de Psicología – UBA, Bs.As., 2005
y también Chirico, M. y otros: (2003): Primeros Tratamientos Psicoanalíticos
en Argentina (1930-1942), en Memorias de las X Jornadas de Investigación
de la Facultad de Psicología – UBA,Vol.III,, Bs.As. pp.23-26.
10 En principio resultaría conveniente observar, especialmente para una
historia de la profesionalización de la psicología en nuestro país, que hay
una distinción que no se efectúa fehacientemente o que ha quedado velada
por la pregnancia del mito, y que consiste en la diferencia que existe entre
el desarrollo del psicoanálisis como disciplina profesional y lo que sería la
cuestión de la formación de los psicoanalistas en particular -fuera del ámbito
de la universidad y el hospital, pero durante largo tiempo restringida,
paradójicamente, sólo a los médicos. (Ver Plotkin, 2001:79-105 y 229-254).
11 Ver investigación: «Panorama sobre las Condiciones de Inicio de la
Profesionalización del Psicoanálisis en Argentina, (1930-1942)»; dirigida por
la Prof. Rosa Falcone, Historia de la Psicología, cat. II, Instituto de
Investigaciones, Facultad de Psicología – UBA.
12 Ver. Beers C. (1908): A mind that found itself: an autobiography. University
of Pittsburgh Press; Pittsburgh; 1980. Estadounidense, internado varias veces
en hospitales psiquiátricos, en 1908 creó la primera organización no
gubernamental dedicada a la salud mental (la Connecticut Society for Mental
Hygiene), y un año más tarde, el National Committee for Mental Hygiene de
modo tal que se lo considera el fundador del movimiento de Higiene Mental
que inspiró su imitación en todo el mundo.
13 Muy ligada a la cuestión del impacto inmigratorio y particularmente al tema
del hacinamiento de los enfermos. Entre los autores que se ocuparon del
tema, muchos afines al psicoanálisis, cabe destacar a:
Coni, E. y Meléndez, L. (1880): Consideraciones sobre la estadística de la
enajenación mental en la Provincia de Bs.As., Ed.Coni, Bs.As. 1880.;
Ingenieros, J. (1919): La Locura en la Argentina, Ed. Elmer, Bs. As. 1957;
Gorriti, F (1920a; 1920b; 1924; 1928; 1934) Anamnesis General de 5000
Enfermos Clasificados, Bs.As. 1920; Nueva Extensión Social en la Asistencia
Hospitalaria de los Enfermos Mentales, en Rev. Criminología, Psiquiatría y
Medicina Legal, Sep. 1920, Bs.As. p.615-619; Modificaciones Económicas
en el Sistema de Alojamiento para Alienados, Indigentes, Tranquilos y en Pie,
en Rev. La Semana Médica, del 25-09-1924, Bs.As. p.693-697; Higiene Mental
en Argentina, en Rev. La Semana Médica, del 07-06-1928, Bs.As. p.1375-
1377; Servicios Psiquiátricos para Enfermos Agudos en Hospitales Comunes
y Particulares, en Rev. La Semana Médica, del 04-01-1934, Bs.As. p.91-
92;
Beltrán, J. (1929): Los Servicios de Higiene Mental, en Rev. La Semana
Médica, del 10-10-1929, Bs.As. p.1059-1062.
Bosch, G. y Mo, A. (1929): Liga de Higiene Mental, en Rev. La Semana
Médica, del 31-10-1929, Bs.As. p.1252-1256.
Bosch, G. (1931): El Pavoroso Aspecto de la Locura en la República Argentina.
1931. Buenos Aires
Thénon, J. (1937): Observaciones sobre la Asistencia Psiquiátrica en Francia
e Inglaterra, en Rev. La Semana Médica, del 22-04-1937, Bs.As. p.1126-
1144.
Barrancos, A. (1938): Dispensarios Psiquiátricos, en Rev. La Semana Médica,
del 27-10-1938, Bs.As. p.977-981.
14 Ver Talak, A. (2005): Eugenesia e Higiene Mental: Usos de la Psicología
en Argentina (1900-1940), en Miranda M. y otro (comps.): Darwinismo social
y eugenesia en el mundo latino, Siglo XXI, Bs. As, pp 563-599.
15 Ver Thénon, J. (1930); ob.cit. y Cía, F. (1930): ob.cit.
16 Rojas, N. (1932): La Encrucijada actual de la Psiquiatría, en Rev. de
Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal, Bs.As. pp.562-563.