Comunicaciones: LOS JÓVENES DE PERFIL: UNA APROXIMACIÓN A LAS REPRESENTACIONES CORPORALES DE ADOLESCENTES Y JÓVENES USUARIOS DE FACEBOOK

COMUNICACIONES.
LOS JÓVENES DE PERFIL: UNA APROXIMACIÓN A LAS REPRESENTACIONES CORPORALES DE ADOLESCENTES Y JÓVENES USUARIOS DE FACEBOOK

Juan Martín Bonacci
Instituto de Investigaciones Gino Germani
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires
[email protected]

Jóvenes y adolescentes, culturas digitales y corporalidad
Los cambios ocurridos en el mundo de las plataformas de Internet han introducido un debate en relación al giro interactivo representado por el llamado “paradigma web 2.0”. Algunos sostienen que este cambio ha tenido que ver exclusivamente con la posibilidad de adecuar las mercancías a los intereses de los consumidores. Otros, en cambio, argumentan que también se ha acrecentado la dinámica de participación de los usuarios en la producción de los objetos culturales que circulan por la web. Más allá de las posiciones que se tomen en este debate, resulta insoslayable que en el caso de los adolescentes y jóvenes, la posibilidad de alterar los objetos culturales consumidos ha tenido un fuerte impacto en sus usos. Asimismo, estos usos han puesto en práctica una trasformación en el acervo de las “ciberculturas juveniles” o la “tecnocultura de los jóvenes” (Urresti, 2008; Balardini, 2004).
Dentro del universo de las transformaciones ocurridas en la cultura juvenil digital, la posibilidad de recurrir a objetos como imágenes o videos ha ocupado un lugar central. Interesa aquí indagar respecto de la utilización que los adolescentes hacen de éstos para representarse a sí mismos y las referencias que se hacen a través de esa representación a la corporalidad en tanto “actividades perceptivas, pero también la expresión de los sentimientos, las convenciones de los ritos de interacción, gestuales y expresivos, la puesta en escena de la apariencia, los juegos sutiles de la seducción…” (Le Breton, 2002:7). En suma, se trata de analizar la puesta en juego de las imágenes que representan la relación de los adolescentes con sus universos de sentido.
Para ello, se ha llevado a cabo una exploración etnográfica de plataformas virtuales muy utilizadas por jóvenes y adolescentes y en las que la representación por medio de las imágenes es constitutiva de su uso; mediante el acceso consentido a los perfiles de redes sociales (en particular Facebook) de 10 adolescentes y jóvenes de clase media, de entre 16 y 19 años del Área Metropolitana de Buenos Aires. Asimismo, se han realizado entrevistas semi-estructuradas a esos jóvenes para relevar sus opiniones y percepciones respecto de sus experiencias en el uso de imágenes y videos en la representación de sí mismos y de sus contactos.

Los usos que los jóvenes hacen de las plataformas y dispositivos están marcados por el carácter lúdico de sus apropiaciones. Se contraponen pero también se entrelazan con las finalidades productivas definidas en términos de una teleología propia de instituciones como los establecimientos escolares y laborales. Uno de los aspectos de ese “jugar por jugar” al que refiere lo lúdico (y no jugar por un fin o meta institucionalmente definido) se expresa en los intercambios afectivos propios de la socialidad juvenil. La afectividad juega un papel central en el universo subjetivo juvenil, y una dimensión fundamental de ella es la persecución de formas de identificación. Los juegos de identidad encarnados en las imágenes de sí mismos que los jóvenes intercambian tiene un sentido todavía más agudo en los adolescentes, marcados por una acentuada ansiedad de identificación (Urresti, 2002).
En el caso de las redes sociales, el éxito del que gozan actualmente pareciera estar en relación con la potencial articulación de diversas modalidades de interacción para diferentes tipos de usuarios. Asimismo, la posibilidad de introducir imágenes y videos expande el potencial anclaje expresivo del perfil del usuario.
Aquí algunos conceptos de Goffman, quien ha estudiado a fondo la situación de interacción, pueden resultar útiles. Se trata de las formulaciones de este autor respecto a la línea de la interacción, la cara y el trabajo de la cara. Para Goffman, en los contactos con otros, las personas tienden a representar, intencionalmente o no, una línea, que implica tanto su visión de la situación como la evaluación de los participantes (Goffman, 1970). La cara, por su parte, une la línea representada en diferentes momentos con la posición en el mundo social más amplio en el que se encuentra inmerso el actor. Así, “puede definirse el término cara como el valor social positivo que una persona reclama efectivamente para sí por medio de una línea que los otros suponen que ha seguido durante determinado contacto. La cara es la imagen de la persona delineada en términos de atributos sociales probados” (Goffman, 1970:13). Por otra parte, el trabajo de la cara refiere a las operaciones expresivas que deben poner a jugar los actores cuando la cara de alguno de los participantes de la situación de interacción se ve amenazada por alguna impostura en la que la actuación no se condice con la cara que se muestra o se pretende mostrar (Goffman, 1970). El autor apunta, con estos conceptos, a las situaciones de interacción que no están fuertemente reguladas por instituciones sociales y se interesa, especialmente, por las operaciones que permiten sostener cierto orden expresivo. En ese sentido, “una persona tiende a experimentar una reacción emocional inmediata ante la cara que le permite el contacto con los otros; (…) sus “sentimientos” quedan adheridos a ella” (Goffman, 1970:13-14).
Las conceptualizaciones de Goffman permiten ubicar algunos rasgos de la elaboración de los perfiles de las Redes Sociales, especialmente, Facebook. Estos forman parte de un trabajo expresivo que involucra una evaluación de sí mismo y de los otros, vinculada con la actualización de caracteres del mundo social más amplio; y una puesta en juego, a través de la representación corporal, de los sentimientos asociados a esa evaluación. En la puesta en juego de la cara, lo que “se juega” es la capacidad de actuar, en el sentido de poner en escena caracteres incorporados de valía social como, por ejemplo, el status socio-económico; pero, más centralmente, la propia capacidad de actuar, como imperativo para constituirse como persona, en función de los gustos incorporados a través de las microculturas juveniles. Así, los chicos/as suelen destacar que lo que les gusta de las imágenes que publican es que pueden mostrarse y verse “tal cual son” o que pueden mirar si los otros “tienen onda”. Puede que Goffman difícilmente imaginara un intento de recreación y expansión de las condiciones de interacción cara-a-cara como las que se producen y reproducen en el marco de las transformaciones actuales de las culturas juveniles, pero sus conceptos parecen conservar relevancia heurística.
Análisis recientes han estudiado los vínculos entre las culturas digitales y las subjetividades contemporáneas (Sibilia, 2005, 2008). No obstante, se ha encontrado que por tratarse de estudios de “de gran escala” y que se enfocan casi exclusivamente en la configuración de discursos y estructuras de poder dominantes, no suelen contribuir a la comprensión de la lógica con que se in-corpora la cultura digital en los mundos de la vida de los jóvenes. Si bien en los usos juveniles de las tecnologías digitales se reproducen los patrones generales de representación del cuerpo, éstos son traducidos en los términos de las microculturas adolescentes, donde el estar en contacto con el otro y los juegos de espejos son constitutivos de la gestación de la experiencia juvenil. En las redes sociales, en particular, el papel de la representación del espesor corporal del otro es central para el orden expresivo de la interacción mediada por esa plataforma; y retroalimenta las formas de la cultura juvenil. Se trata, entonces, de observar cómo se produce la in-corporación de la cultura digital en los usos que los jóvenes y adolescentes hacen de las redes sociales.

Presentación de sí mismo y representación corporal
La primera gran diferencia que introduce el uso de Facebook u otra Red Social (Sonico, Hi5, MySpace, etc.) respecto de plataformas muy utilizadas por los jóvenes como el fotolog o flog es que la interacción y la puesta en escena de la representación de sí mismo es a través de los contactos que el usuario acepta y agrega. La presentación de sí mismo se encarna en la representación a través de imágenes donde se sugieren expresiones, gestos, preferencias y posturas de quien crea y gestiona ese perfil.
Con frecuencia, los adolescentes y jóvenes a cuyos perfiles se accedió tienen una gran cantidad de fotos divididas en carpetas de acuerdo con los eventos a los que estas refieren. Tienden a poner restricciones en el acceso a sus fotos (sólo las pueden ver quienes ellos tienen agregados directamente como contactos o, en términos de Facebook, “amigos”). La razón que exhiben casi todos es que no quieren que algunas de las fotos las vean sus padres. En particular, se refieren a las más “comprometedoras”, de las salidas con amigos que pueden originar un reproche paterno. En el caso de los varones, varios tienden a adoptar estas restricciones (salvo una o dos que forman parte del “perfil” de la Red Social, que cualquiera que los busque por su nombre o e-mail o por contactos en común puede ver) a los contactos que no son “amigos”. Las chicas contaron que solían dejar varias fotos en el “perfil” y algunos álbumes abiertos para la vista general pero algunas de ellas empezaron a restringirlas porque habían tenido algún evento en el que alguien las acosaba por mensaje de Facebook o e-mail (en el caso en que hubieran eliminado al contacto de su lista).
Pueden (y suelen) ocurrir “ataques” a los perfiles montados en lo que las chicas o los chicos presentan a través de sus imágenes. Existe un umbral aceptable en tanto no se pone en juego la “cara” representada, para tomar prestado el término de Goffman. Se trata de las burlas por las poses y los gestos caricaturescos que puedan mostrar los chicos/as y que involucran un juego con el “orden expresivo” de la interacción. No obstante, los comentarios tienden en su mayoría a celebrar lo mostrado, y lo mostrado celebra, asimismo, un conjunto de gestos y estados de ánimo vinculados con actividades relevantes como las salidas o los cumpleaños. La importancia de las fotos está dada en todos por posar con amigos y amigas, en correlación con la importancia asignada al grupo de pares. No obstante, en las chicas aparecen numerosas fotos en solitario donde se trata de retratar gestos “que me quedan bien” e iluminar las expresiones más acordes a distintos cánones de belleza. Es común en algunas chicas recurrir a programas para procesar imágenes como el photoshop: se las recorta, se agregan efectos o simplemente se mejoran diferentes atributos de la imagen para que tengan “glamour”.

Los diferentes estilos de representación del cuerpo y los mundos de vida compartidos de los jóvenes

Entre los perfiles estudiados y las entrevistas realizadas es posible identificar diferentes conexiones entre las formas de representación del cuerpo y determinados mundos de microculturas juveniles. Es posible esbozar una tipología conformada por varios estilos. Por un lado tenemos un tipo de estilo más “personal” en el que los gestos y posturas representados tienden a focalizarse en el creador del perfil, quien se erige como protagonista de lo retratado, a veces junto con algún amigo/a. Aquí, las chicas fueron las que manifestaron una mayor afición a fotografiarse que los varones; ellas suelen llevar la cámara digital a las salidas o quizás algún celular de alta gama con cámara. Luego, se ubica el estilo más “grupal”, donde los gestos y posturas involucran la representación de la pertenencia a un grupo. Los chicos suelen tener más fotografías en las que se retratan con diversos grupos de pares, amigas y amigos. También suelen ser quienes alternan en sus imágenes de perfil (la imagen principal) imágenes que ilustran sus gustos y preferencias basadas en fotos de bandas, ídolos deportivos, etc. Los chicos también son quienes más tienen en sus álbumes imágenes de sí mismos tomadas por otros. De este modo, este tipo de estilo parece conectarse con la constitución de una experiencia género de representación corporal.
Por otra parte, se pudo comenzar a trazar una segunda tipología que se cruza y se confunde con la primera y que, quizás, puede dar cuenta en futuras aproximaciones de la encarnación de caracteres de los mundos sociales en los que se desenvuelven los jóvenes. Por un lado, podemos definir un estilo más “discreto” más focalizado en presentar una pluralidad de expresiones a través de la modulación de los gestos faciales, pero donde tiende a tener más cuidado en la exhibición del resto de la figura de la persona. Aquí también está presente el realce del efecto “artificial” de la imagen respecto de lo representado, principalmente, a través del uso de programas para recortar y procesar imágenes. En el otro extremo, un estilo más “exibicionista”, donde se presta atención a los fetiches del erotismo contemporáneo respecto de las figuras femeninas y masculinas.

Del uso del Flog a los usos de Facebook

Los usos juveniles de Facebook parecen alimentar las posiblidades de exploración de la representación de lo corporal, ampliando las interacciones pero siempre dentro del circuito de los grupos de pares. En ese sentido, si el flog es público y se “arriesga” a que otros no deseados puedan acceder a los juegos de representaciones puestos en escena (sobre todo, los padres), la posibilidad de configurar el acceso al perfil que ofrece Facebook con el sistema de amigos exacerba el ideal de “control de lo presentado” en los usos –que luego es desbaratado en las experiencias de los jóvenes con el aprendizaje, a veces tardío, respecto de lo que es preciso “restringir. En el flog los límites al auditorio al que se convoca para la puesta en escena de los gestos y posturas está marcado por la conformación de una microcultura específica: una estética flogger codificada y movida por un sistema de dones (Goszczynski, 2008). En Facebook, el juego se vuelve intensivo al interior del propio grupo de pares. De este modo, permiten ampliar el espectro del juego de socialidad con los otros conocidos. Los adolescentes y jóvenes tienden a agudizar sus capacidades de expresión en la interacción con el otro y a consolidar rápidamente sus grupos de pares en función de sus mundos de experiencia compartidos en un momento determinado de sus trayectorias vitales, donde instituciones como la escuela, los clubes, la facultad, etc. tienden conservar su relevancia.
Por otra parte, la idea goffmaniana de control de las regiones en la presentación de sí en función de los auditorios (idea de que se representa un papel en función de la situación y, entonces, que una persona puede tener varias caras) es puesta en tensión por el uso del Facebook: el perfil aparece indivisible, no se puede escindir de acuerdo a los contactos. Se puede sí, definir que partes de él serán accesibles para quiénes. De hecho, las últimas modificaciones en Facebook y otras redes sociales (motivadas por los reclamos de los usuarios) tienen que ver con la posibilidad de configurar lo que se denomina “política de privacidad”. Asimismo, han surgido diversas redes que unen contactos en función de roles determinados: el ejemplo más palpable es Linkedin, pensada para usos profesionales (y usada, particularmente, por jóvenes profesionales de clase media); luego hay usos algo menos “pautados” desde la oferta: por ejemplo, MySpace es una red social pensada para fans de diferentes artistas y celebrities que además suele ser muy utilizada por músicos jóvenes que difunden sus producciones e intercambian con otros músicos.

Bibliografía
Balardini, S. (2004): «Jóvenes, tecnología, participación y consumo», en <http://168.96.200.17/ar/libros/cyg/juventud/balardini.doc, acceso 12 de abril de 2011.
Goffman (1970): El Ritual de la Interacción, Amorrortu, Buenos Aires.
Goszczynski, L. (2008): “Hacia los usos adolescentes del Fotolog: Vía ¿libre? para la presentación de sí”, Ciberculturas juveniles, La Crujía, Buenos Aires.
Le Breton (2002): La sociología del cuerpo, Nueva Visión, Buenos Aires.
Le Breton (2006): Antropología del cuerpo y la modernidad, Nueva Visión, Buenos Aires.
Maffesoli, M. (1990): El tiempo de las tribus, Icaria, Barcelona.
Sibilia, P. (2005): El hombre postorgánico: cuerpo, subjetividades y tecnologías digitales, FCE, Buenos Aires.
Sibilia, P. (2008): La intimidad como espectáculo, FCE, Buenos Aires.
Urresti, M. (2008): “Ciberculturas juveniles: vida cotidiana, subjetividad y pertenencia entre los jóvenes ante el impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información”, Ciberculturas Juveniles, La Crujía, Buenos Aires.
Urresti, Marcelo (2002): “Adolescentes, consumos culturales y usos de la ciudad” en Revista Encrucijadas UBA 2000, UBA, Nueva Época, Año II, Nro. 6, Febrero de 2002. Pp 36–43.

Fuente: Sujetos, miradas, prácticas y discursos. Segundo Encuentro sobre Juventud, Medios e
Industrias Culturales
coordinado por María Gabriela Palazzo y Pedro Arturo Gómez. – 1a ed. – Tucumán : Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Filosofía y Letras. Inst. de Investigaciones Lingüísticas y Literarias. , 2013. E-Book.