La fantasía como mediadora entre lo subjetivo y lo objetivo

La fantasía como mediadora entre lo subjetivo y lo objetivo

Este mismo nexo entre filogénesis y ontogénesis está presente, desde otra perspectiva, en «De la historia de una neurosis infantil» (el caso del «Hombre de los Lobos»). Digamos primero que hemos traducido siempre Bildung por «formación». Así, «formación del sueño», «de síntoma», etc. Bild significa «imagen», como en «imágenes del sueño», Lenguaje figural (bildlich) del sueño». Pues bien; en el citado caso, Freud elucida la imagen que se activó en el paciente de niño, cuando observó la escena primordial (GW, 12, pág. 63). «Activar», en muchos textos, aparece como sinónimo de «investir» (besetzen); equivale a la actualización de algo virtual o potencial. Esa imagen, pues, devino actual desde el Chaos -caos, expresión que el último Freud empleará para referirse al ello- der unbewussIen Eindrucksspuren, de las huellas de impresiones (o improntas) inconcientes. Y más adelante se pregunta si esa Bild no supone un arquetipo (Vorbild) (GW, 12, págs. 155-7). Podríamos traducir aquí por «tipo», como en la concepción de Goethe antes mencionada. Preferimos «arquetipo» porque en castellano suele decirse, por ejemplo, que el mundo de las ideas es el arquetipo del mundo fenoménico, entendiéndolo en sentido platónico, en manera alguna ajeno al pensamiento de Goethe (en otros casos, traducimos Vorbild por «modelo»). Freud nos sugiere una posible alternancia entre una imagen actual de la conciencia y un prototipo o modelo filogenético. Se pregunta si no puede haber unos esquemas (Schemata) congénitos filogenéticamente, que, como «categorías» filosóficas, cuiden de la colocación de las impresiones vitales (su colocación en casilleros predeterminados, se entiende). Serían como sedimentos de la historia de la cultura. La cultura, lo acorde a fines por excelencia, adaptativo y actual, devendría virtual, potencial, eficaz en tanto «inconciente». Prosigue Freud: toda vez que lo vivenciado (lo actual) no armonizase con el esquema hereditario, sería la fantasía (Phantasie) la encargada de- establecer el. acuerdo.

Dentro de la concepción de ontogénesis-filogénesis (de Goethe y Haeckel), nos vemos remitidos otra vez a la filosofía clásica. Esta vez sirve de hilo conductor la noción de «esquema». En el parágrafo 59 de su Crítica de la facultad de juzgar, Kant nos dice que a fin de exponer la realidad (vale decir, el contenido objetivo) de nuestros conceptos, siempre son necesarias intuiciones. Si se trata de conceptos empíricos, las intuiciones se llaman «ejemplos». Pero cuando se trata de conceptos puros del entendimiento, se las denomina esquemas. Parece que el movimiento del texto de Freud supone, como su horizonte, esta noción de Kant ‘ para quien la fantasía, justamente, es la facultad de los esquemas. Y además, en esas consideraciones del «Hombre de los Lobos», tales esquemas sugieren una suerte de imaginación productora de la naturaleza misma, en el sentido de Schelling. Claro que esto último vale más como un juego conceptual, puesto que Freud se remite de continuo a la observación y la experiencia: a diferencia de Jung -.dice-, sólo recurre a la filogénesis tras agotar el análisis ontogenético.

Para terminar con el tema de la fantasía. Dentro de la filosofía kantiana la imaginación opera mediante figuración (Darstellung). Ahora bien, todo un capítulo de La interpretación de los sueños se refiere a este problema: «Miramiento por la figurabilidad». El sueño traduce a imágenes los pensamientos oníricos abstractos. Ni en la versión de López-Ballesteros ni en la de la Standard Edition hallamos este término vertido de manera unívoca. Pero tiene una doble importancia: descriptiva, como caracterización de ciertos procesos del alma, y epistémica, según veremos después.