Lacan, Seminario 18: Clase 6, del 17 de Marzo de 1971

En el otro anfiteatro, eso se parecería bastante al gran número de casos en que se cree que existe una relación sexual, porque se está arrinconado [,en una boi-boite]. Esto me va a permitir que levanten la mano. ¿Quienes son los que han hecho el esfuerzo de releer desde la página 31 hasta la 40 de eso que llaman mis ESCRITOS?

¡Vio que no hay muchos!. No voy a ponerme furioso e irme, simplemente porque de alguna manera estoy aquí para preguntarle a alguno de ustedes, que relación pudo establecer eventualmente entre estas páginas y aquello de lo que hablaba allí, a saber del Falo.

Quien tiene ganas -como ven, no interpelo a nadie- quien tiene ganas de decir algo, incluso -por qué no- que casi no hay manera de darse cuenta de ello. ¿Alguien tendría la gentileza de comunicarme aunque más no sea un poco de lo que ha podido inspirarle no digo estas páginas, sino aquello que dije la última vez sobre ellas?. Por mi voluntad.

Estoy muy fastidiado, yo no voy a hacer la lectura por ustedes, es pedirme mucho. Pero de todas maneras estoy muy poco asombrado de no poder, salvo si entramos en el texto, de no poder obtener una respuesta. Es muy molesto. En estas páginas hablo precisamente de la función del falo en tanto que ella se articula en cierto discurso -y sin embargo no era aún el momento en que había empezado a construir esta variedad, esta combinación tetraédrica de cuatro vértices que les presenté el año pasado- y sin embargo constato que a partir de ese nivel de mi construcción, desde ese momento, dirigí mi golpe, -si puedo decirlo así-, dirigí mi golpe es mucho decir, haberlo tirado ya es eso, de manera tal que ahora no me parezca estar hecho en vano, quiero decir en una fase más avanzada de esta construcción. Desde luego cuando la última vez dije que me admiraba, espero que no lo hayan tomado al pie de la letra. Lo que admiraba era más bien el trazado que había hecho en el momento en que recién comenzaba a hacer cierto surco en función de marca; por cierto ahora no hay que rechazarlo, no quiero que me de vergüenza.

A propósito de esto terminé el año pasado y es notable. Incluso quizá se pueda sacar de ahí algún principio de estímulo para continuar. Que es totalmente asombroso que todo lo que allí se puede pescar como significante se trata de eso: fui a la pesca en este seminario sobre La carta robada del cual pienso que después de todo, desde hace veinte años el hecho de que lo he puesto delante desafiando toda cronología quizá mostraba que tenía la idea de que era la mejor manera de introducir a mis Escritos. Entonces la observación que hago sobre ese famoso hombre Who dares all things, those umbecoming as well as those becoming a man es cierto que si insisto para decir que de no traducirlo literalmente, lo que es indigno tanto como lo que es digno de un hombre. También insisto en esto que no es la misma cosa decir the Robber’s knowlodge of the loser’s knowlodge of the rober: el conocimiento que tiene el robado de su ladrón, que este elemento de saber que el sabe, de saber impuesto un cierto fantasma que sea justamente el hombre que se atreva a todo, allí está como lo dice Dupin la clave de la situación.

Digo esto y no voy a continuar porque lo que les indicaba que hubiere tomado el trabajo, permitir directamente sobre un texto así anunciar la mayor parte de las articulaciones que voy a desarrollar, a desplegar, a construir hoy, como van a verlos si no tienen inconvenientes, en un segundo tiempo después de haber oído lo que más o menos habré logrado decir, ya estaba en suma escrito allí, no solamente escrito, con todas y las mismas articulaciones necesarias, aquellas en las cuales creo deber pasearlos. Por consiguiente todo lo que esta allí, no solamente tamizado sino ligado, está bien cerca de esos significantes disponibles para una significación más elaborada aquella en suma de una enseñanza que no tiene otro precedente que el mismo Freud y exactamente en tanto que define la precedencia de manera tal que es necesario leer su estructura en sus imposibilidades.

Se puede decir estrictamente hablando que Freud formula esta imposibilidad de la relación sexual, no como tal, lo hago porque es muy simple de decir, está escrito, a lo largo y a lo ancho. Está escrito en lo que Freud escribe, no hay más que leerlo. Sólo que ustedes van a ver enseguida porque no lo leen. Trato de decir, de decir por qué yo lo leo.

La carta por consiguiente, esta carta no robada, sino como yo lo explico -comienzo por aquí- que va a hacer un rodeo, o como lo traduzco yo: la carta en suspenso. Así comienza y así termina, este pequeño escrito, por esto: porque ella llega a destino. Y si ustedes lo leen, quiero subrayar lo que es esencial, y porque la traducción La carta robada no es la buena: the purloined letter quiere decir que a pesar de todo llega a destino, y el destino lo doy como el destino fundamental de toda carta, quiero decir epístola: ella llega, no digamos ni siquiera a aquel, a aquella, a aquellos que no pueden comprender nada de ella: a la policía en este caso, que por supuesto es totalmente incapaz de comprender, algo tal como lo subrayo y lo explico en numerosas páginas. Es incluso por eso que no era capaz de encontrarla, su materia de carta. Todo esto está hermosamente en esta invención, esta forjadura de Poe, magnífica.

La carta por supuesto está afuera del alcance de la explicación del espacio, ya que se trata de eso. Es lo que el prefecto de policía acaba de decir, es que todo lo que esta en la casa del Ministro, dado que se esta seguro que la carta esta allí, que este ahí, es necesario de que la tenga al alcance de la mano, se dice porque, el espacio ha sido literalmente cuadriculado.

Es divertido entregarme aquí, así, como cada vez que me dejo ir un poco de tanto por las ramas y hago algunas consideraciones sobre el espacio, ese famoso espacio, que es para nuestra lógica desde hace un tiempo, desde Descartes, la cosa más molesta del mundo. De todas maneras ésta es la ocasión para hablar de él, suponiendo que sea necesario agregarlo como una suerte de nota al margen. Es lo que aíslo como la dimensión de lo imaginario. De todas maneras hay gente que se inquieta no forzosamente a propósito de este escrito, por otros o aún que guardaron notas sobre lo que dije en algún momento, por ejemplo, sobre la identificación -fue en el ’61, ’62, puedo decir que todos los que me escuchaban pensaban en otra cosa salvo uno o dos que venían de afuera, que no sabían lo que pasaba exactamente. En esos años hablé del rasgo unario. Entonces, ahora se inquietan, y no dejé de ser legítimo, por saber donde es necesario meter ese rasgo unario. ¿Del lado de lo simbólico o de lo imaginario?, ¿y por qué no de lo real?. Sea lo que sea, tal como -es así como se marca esto- un palote, ein einziger süg, -porque por supuesto fui a pescarlo en Freud- plantea algunos interrogantes tal como ya se los adelanté un poco la última vez observando que quizás es totalmente imposible pensar algo que se sostenga de pie sobre esta bipartición tan difícil, tan problemática salvo para los matemáticos, que es a saber: ¿Puede reducirse todo a la lógica pura?. Es decir a un discurso que se sostiene en una estructura bien determinada. ¿No hay acaso un elemento absolutamente esencial que permanece hagamos lo que hagamos por incluirlo en esta estructura, reducirlo, que de todas maneras queda como un último núcleo y que se llama la intuición?. Con seguridad Descartes partió de esta cuestión, quiero decir que el puso en evidencia que el razonamiento matemático, para su gusto, no sacaba nada eficaz, nada creador fuese lo que fuese del orden del razonamiento, sino solamente su partida a saber una intuición original y que es aquella que plantea, instituye con su distinción original de la extensión y del pensamiento.

Desde luego, esta oposición cartesiana, por haber sido hecha más por un pensador que por un matemático, no por cierta incapacidad de producir en matemáticas como lo prueban los efectos, fue desde luego mucho más enriquecida por los matemáticos. Era la primera vez que por al vía de la filosofía llegaba algo a los matemáticos. Porque les rogaré que noten esto que a mi me parece cierto: es muy sorprendente que a los matemáticos de la antigüedad hayan proseguido su marcha sin tener la menor consideración por lo que podía pasar en las escuelas de sabiduría, en las escuelas cualesquieran fuesen de filosofía. En nuestros días no existe con seguridad la impulsión cartesiana que atañe a la distinción de lo intuído y de lo razonado, es algo que los matemáticos han trabajado intensamente. Es a propósito de esto que no puedo encontrar ahí una veta, un efecto de algo que tiene cierta relación con lo que aquí en el campo del cual se trata intento, es que me parece que la observación que puedo hacer, desde el punto en que estoy, sobre las relaciones entre las palabras y lo escrito, sobre lo que hay, al menos en sus primeras aristas, de especial sobre la función de lo escrito respecto de todo discurso, es quizá algo con miras a hacer que los matemáticos se den cuenta de lo que por ejemplo indiqué la última vez, que la intuición misma del espacio euclidiano debe algo a lo escrito. Por otra parte si como voy a tratar de hacerlo avanzar un poco mas, lo que se llama en matemáticas, es algo que en todo caso no va, no podría tener otro soporte -basta para constatarlo con seguir la historia- que la manipulación de pequeñas o grandes letras, lotes alfabéticos diversos, quiero decir letras griegas o germánicas, muchos lotes alfabéticos, toda manipulación que adelanta la reducción logística de un razonamiento matemático necesita este soporte.

Se los repito: no veo la diferencia esencial con lo que hace tiempo toda una época, los siglos xvii y xviii, dificultó el pensamiento matemático, a saber, la necesidad del trazado para la demostración euclidiana: que al menos uno de esos triángulos sea trazado. A partir de eso todos se enloquecen: este triángulo que será trazado, ¿es el triángulo general o un triángulo particular?. Porque queda claro que siempre es particular. Y lo que ustedes demuestran sobre el triángulo en general, es siempre la misma historia, la historia de los tres ángulos que hacen dos rectas, es claro que no hace falta que les diga que ese triángulo no tiene derecho de ser también rectángulo-isósceles a la vez o equilátero. Por consiguiente siempre es particular. Esto inquietó enormemente a los matemáticos. Les recuerdos desde luego -porqué recordárselos, -no estamos aquí para practicar la erudición-, a través de quienes ocurre esto, desde Descartes, Leibniz y otros, eso llega hasta Husserl, no parecen haber visto jamás este hueso incluso que la escritura esta ahí de los dos lados aunque parezca imposible homogenizando lo instituido y lo razonado, que la escritura, en otros términos, pequeñas letras, no tiene función menos intuitiva de lo que trazaba el [buen Euclides]. De todas maneras se trataría de saber porque se piensa que eso hace u diferencia.

No sé si debo hacerles notar que la consistencia del espacio euclidiano, que se cierra sobre sus tres dimensiones, parece poder ser definido de otra forma; si ustedes toman dos puntos, están a igual distancia uno del otro; pueden tomas tres y hacer que aún sea verdadero, a saber que cada uno está a igual distancia de cada uno de los otros dos. Pueden tomar cuatro y hacer que aún sea verdadero, jamás he visto señalar eso expresamente; pueden tomar cinco, no se precipitan para decir que ahí también pueden ponerlos a igual distancia, de cada uno de los otro cuatro: porque al menos en nuestro espacio euclidiano, jamás llegarán a hacerlo. Es necesario que tengan esos cinco puntos a la misma distancia de cada uno de los otros, que se fabriquen una cuarta dimensión, desde luego es muy fácil, literalmente, y además eso se soporta muy bien: se demostró que un espacio de cuatro dimensiones es perfectamente adherente en la medida en que puede mostrar el vínculo de su adherencia a la adherencia de los números reales. Se sostiene en esta medida misma. Es un hecho que más allá del tetraedro, la [intuición], tiene que soportarse por la letra.

Me lancé a esto porque dije que la carta que llega a destino es la que llega a la policía, que no entiende nada, y eso que como ustedes lo saben la policía no nació ayer, tres piques así sobre así sobre el suelo, tres piques sobre el campus, por poco que conozcan lo que Hegel escribió sabrán qué es el Estado, y que el Estado y la Policía son exactamente la misma cosa y que eso reposa sobre una estructura tetraédrica y que en otros términos, a partir del momento que cuestionamos algo como la letra, es necesario que salgamos de mis pequeños esquemas del año pasado como recuerdan estaban hechos así:

S1     S2
—-  :  —-

He aquí el discurso del Amo, como quizás lo recuerden; que se carácteriza por tener una de las seis aristas del tetraedro rota. Es en la medida en que se hace girar esta estructura por una de las cuatro aristas del circuito que en el tetraedro se siguen -es una condición- se acoplan en el mismo sentido, es en ese sentido que si se rompe una de los otros tres, no importa cual, la variación se establece de lo que ocurre con la estructura del discurso, precisamente en tanto que ella permanece en un cierto nivel de construcción que es aquel tetraédrico con el cual uno no podría contentarse, desde que se hace surgir la instancia de la letra. Incluso porque uno no podría contentarse con él más que sí permanece en su nivel, siempre hay uno de esos lados que hace círculo, que se rompe.

Entonces de ahí que resulta que un mundo está estructurado por cierto tetraedro que se encuentra en más de un momento, una carta no llega a destino más que si se encuentra a aquel que, en mi discurso sobre la carta robada, yo designo con el término del sujeto que no debe eliminarse, ni retirarse con el pretexto de que damos algunos pasos en la estructura, sino del cual es necesario partir es que, si lo que descubrimos bajo el término de inconsciente tiene un sentido, no podemos se los repito irreductible -incluso en ese nivel dejar de tener en cuenta al sujeto. Y el sujeto se distingue por su especial imbecibilidad. Es lo que le da importancia en el texto de Poe, por el hecho de que aquel sobre el cual bromeo en esta ocasión no por nada es el Rey que se manifiesta aquí en función de sujeto: no entiende nada de esto y toda su estructura policial no hará sin embargo que la carta no llegue a destino, dado que es la policía quien la guarda y que ella no puede hacer nada. También subrayo, aunque se la encuentre entre sus papeles no le puede servir al historiador. En alguna página de lo que escribí a propósito de esta carta, digo que probablemente nadie más que la Reina sabe lo que ella quiere decir, que todo lo que le da importancia es que si la única persona a quien eso interesa, a saber el sujeto, el Rey, la tuviese en la mano, no comprendería más que esto: es que con seguridad la carta tiene un sentido y eso es lo escandaloso que es un sentido que, a él, el sujeto, se le escapa. Por otra parte el escándalo, escandalizar -otra vez una contradicción. Es correcto que esas cuatro últimas pequeñas páginas que les había dado para releer, pequeñas, subrayo.

Esta claro que únicamente es debido a esta circulación de la carta que el Ministro, aquel que ha robado la carta, nos muestra, en el curso del desplazamiento de la mencionada carta, esas variaciones de su color, como el pez cuando muere y en verdad más aún nos muestra su función esencial, todo mi texto juega con el hecho de que la carta tiene un efecto feminizante. Desde que no la tiene más, porque el mismo no sabe nada de ella, lo vemos de alguna manera restituido a la dimensión que muestra justamente que todo su propósito estaba hecho para darse así mismo: aquella del hombre que se atreve a todo. E insisto sobre este espejismo de lo que pasa -con esto termino este enunciado poesco- es que en ese momento que la cosa aparece: monstrum horrendum como se dice en el texto, lo que él había querido ser para la Reina que desde luego no dejo de estar atenta ya que trató de volver a tenerla, pero siempre con él, que mantenía el juego.

Es para nuestro Dupin, el más astuto entre los astutos, aquel a quien Poe, da el papel de arrojarnos algo que con gusto llamaría falsa apariencia, o sea hacernos creer que el más astuto entre los astutos existe, que el verdaderamente es todo, y conoce todo, que cuando está en el tetraedro puede comprender como está hecho. Ironicé bastante sobre estas cosas por cierto muy hábiles que son el juego de la palabras alrededor de ámbitus, de religio, de honnesti homines, para mostrar simplemente que en cuanto a mi buscaba un poco más lejos el pelo al huevo y que en verdad está en alguna parte. Está en algún lugar: siguiendo a Poe, uno puede preguntarse si Poe se dio cuenta, se debe saber que por el sólo hecho de haber pasado por las manos del llamado Dupin, la carta lo ha feminizado a su vez lo bastante como para que con respecto al Ministro a quien sabe sin embargo haber privado de todo lo que podría permitirle continuar jugando su rol si alguna vez fuera necesario. Es precisamente en ese momento que Dupin no puede dominarse y que manifiesta respecto de aquel del cual el podría ya creer que lo ha puesto a merced de cualquiera para no dejar más huellas, le vuelve a enviar este mensaje en el billete que sustituyó la carta que acaba de sustraer: Un destino tan funesto, -ustedes saben el texto- si no es digno de [Atreo] es digno de [Tieste].

La cuestión, me parece, es darse cuenta que si Poe en esta circunstancia nota el alcance de esto: de lo que Dupin en ese mensaje más allá de cualquier posibilidad, que por quien sabe si alguna vez sucederá que el ministro la saque, su carta por supuesto y se encuentra al mismo tiempo desinflado, para decirlo de una buena vez la castración esta ahí, como está suspendida, perfectamente realizada. También indico esta perspectiva, que no me parece escrita de antemano, esto no hace más que dar valor a lo que Dupin escribe como mensaje, aquel del que acaba de privar de lo que cree ser su poder. Esta cartita amorosa por la cual se muestra muy alegre, cuando piensa lo que pasará una vez que el interesado -por cualquier fin- vaya a usarla-, lo que se puede decir es que Dupin goza. Ahora bien ahí está la cuestión, la cuestión que anuncie al última vez al decirles: ¿Es lo mismo, el narrador es aquel que escribe?. Porque no hay duda de que el narrador, el sujeto del enunciado, aquel que habla, es Poe. ¿Poe goza del goce de Dupin o de otro?. Aquí está, ya que hoy me forzaron a decirlo, aquí hay un ejemplo que puedo dar para ilustrar la cuestión que planteo la última vez: ¿No es radicalmente diferente aquel que escribe y aquel que habla en su nombre, a título de narrador en una historia?. En este nivel, es sensible: porque lo que pasa a nivel del narrador, es después de todo lo que podría llamar, es en resumidas cuentas, es la más perfecta castración demostrada: todos son igualmente cornudos y nadie sabe nada. Eso es lo maravilloso: el Rey por supuesto duerme y dormirá hasta el fin de sus días como un ángel; la reina no se da cuenta de que es casi fatal que ella se vuelve loca por este Ministro, ¡ahora que lo tiene!. Ella lo castró ¿no?. ¡Es un amor!. El Ministro vamos, es verdad -para estar listo está listo, pero en resumidas cuentas eso no le da ni frío ni calor, ya que, -como lo he explicado muy bien, una de dos: o le da placer convertirse en el amante de la reina cosa que en principio no tiene nada de desagradable, se dice eso, pero es algo que no complace a todos, o se verdaderamente tiene por ella digamos uno de esos sentimientos que es lo, que yo llamo, el único sentimiento lúcido, el odio, como ya lo expliqué, si él la odia, ella lo estimará mucho más y eso le permitirá ir tan lejos que el terminará por dudar que esa carta ya no esta allí desde hace mucho tiempo. Porque naturalmente él se engañará. Se dirá que si se va tan lejos con él es porque se está seguro de que él tiene la carta. Entonces él abrirá su papelucho a tiempo. En ningún caso llegará a la cosa anhelada: es que el Ministro se ridiculiza, no será… bueno. Esto es lo que logré decirles a propósito de lo que escribí. Lo que querría decir, a ustedes, por supuesto, es que esto cobra importancia porque es ilegible.

Aquí está el punto que trataré de desarrollar. Como muchos me lo han dicho enseguida: No se entiende nada. Observen que es mucho: algo de lo que no se comprende nada, es toda la esperanza, es el signo que se [esté afectado], entonces felizmente no se ha comprendido nada porque sólo se puede comprender lo que ya se tiene en la cabeza. Pero de todas maneras sería necesario tratar de articular esto un poco mejor. No basta con escribir cosas expresamente incomprensibles, si no ver por qué lo ilegible tiene un sentido.

Les haré notar que para vuestro asunto esta historia de la relación sexual gira alrededor del hecho de que ustedes podrían creer que está escrito ya que en resumen ¿qué se encontró en el psicoanálisis?. Se ha hecho referencia a un escrito: El edipo es un mito escrito e incluso diré más: es precisamente la única cosa que lo especifica; se hubiera podido tomar cualquier mito, con tal que esté escrito. Lo propio de un mito que está escrito, como lo hizo notar muy bien C. Levi Strauss, es que si se lo escribe hay una sólo forma, mientras que el propósito del mito, como lo demuestra toda la obra de C. Levi Strauss es tener una gran cantidad de formas y que es eso lo que la constituye como mito y no el mito escrito, entonces ese mito escrito podría muy bien pasar por ser la inscripción de lo que sucede con la relación sexual.

De todas maneras querría hacerles notar algunas cosas: es que si esta carta, esta carta especialmente, puede tener esta función feminizante, es en relación a lo que les he dicho en cuanto a que el mito escrito de Edipo esta hecho muy precisamente para señalarles que es impensable decir La mujer. ¿Porqué es impensable?. Porque no se puede decir todas las mujeres. No se puede decir todas las mujeres porque no está introducido en el mito que el Padre poseé a todas las mujeres, y esto es el signo de una imposibilidad. Por otra parte lo que subrayo a propósito de esta carta robada, es que si no hay más de una mujer, que en otros términos la función de la mujer sólo se desplega en lo que pide el matemático en el contexto de lo que les enuncié hace un rato sobre la discusión matemática, que se llama la multi-unidad, a saber que tiene una función es hablando con propiedad es aquella de que el Padre esta ahí, el Padre está ahí para hacerse reconocer en su función radical, en aquella que siempre manifestó cada vez que se trató de monoteísmo, por ejemplo: no en vano Freud fracasa acá; es que hay una función totalmente esencial que conviene preservar como estando en el origen estrictamente hablando de lo escrito: es lo que llamaré el no más de uno. Aristóteles desde luego hace esfuerzos encantadores y considerables, como es su costumbre, para hacernos esto accesible por grados, en nombre de su principio ya podemos calificar como principio de lo absoluto: remontar la escala; de causa en causa de ser en ser, será necesario que se detengan en alguna parte. En fin es lo que hay de gentil en esos filósofos griegos, hablaban verdaderamente para los imbéciles. De ahí el desarrollo de la función del sujeto. El no más de uno se plantea de una forma muy original. Si el no más de uno, ustedes no podrían comenzar a escribir la serie de los números enteros. Le demostraré esto en el pizarrón la próxima vez: para que haya un Uno, basta con que no tengan más que reventarse la boca haciendo un círculo cada vez que eso haga uno de más, pero no el mismo. Por el contrario todos aquellos que se repiten así son los mismos, pueden sumarse. Eso se llama la serie aritmética.

Pero volvamos a lo que nos parece esencial subrayar en lo que concierne al goce sexual: es que no hay experiencia de una estructura y cualesquiera fuesen los condicionamientos particulares, es que ocurre que el goce sexual no puede ser escrito y que la multiplicidad estructural resulta de eso y en principio que la forma tetraédrica en la que algo se dibuja que lo sitúa, inseparable de un cierto número de funciones que en suma no tienen nada que ver con lo que en general puede especificar el partenaire sexual. La estructura es como el hombre como tal, en tanto que él funciona esta castrado: que por otra parte algo existe que es del nivel del partenaire femenino y que simplemente se podría trazar como ese rasgo sobre el cual yo marco todo el alcance toda la función de esta carta para el caso: que la mujer no tiene nada que hacer -si ella existe, y justamente es por eso que ella no existe -si es que en tanto que La mujer, ella no tiene nada que hacer con la Ley.

Entonces ¿como concebir lo que ha pasado?. De todas maneras se hace el amor, y uno se da cuenta que a partir del momento en que uno se interesa en hacerlo -le dedicamos tiempo, y en verdad quizás siempre hubo interés en hacerlo, sólo que perdimos la llave para saber la manera en que se interesaron anteriormente- pero para nosotros, con el corazón, en la eflorecencia de la era científica, nos damos de lo que representa para Freud. ¿Qué es?. Cuando se trata de estructurar de hacer funcionar por medio de símbolos la relación sexual ¿qué es lo que la obstaculiza?. Es que el goce se entromete. ¿Se puede tratar el goce sexual directamente?. No por eso esta la palabra. El discurso comienza porque hay hiancia. No puedo quedarme acá, quiero decir que rechazo toda posición de origen, y que después de todo nada nos impide decir que la hiancia se produce porque el discurso comienza. Para el resultado da lo mismo. Lo cierto es que el discurso está implicado en la hiancia, que como no hay metalenguaje, él no podría arreglárselas. La simbolización del goce sexual lo que vuelve evidente lo que estoy articulando, es que ella pide prestado todo su simbolismo a algo, a algo que no la concierne, al goce en tanto que ella está interdicta por cierta cosa confusa, confusa sí, pero no tanto, porque llegamos a articularla perfectamente bajo el nombre de principio de placer, lo que sólo puede tener un sentido: no demasiado goce.

Porque la puesta de todo goce confina en el sufrimiento. Es incluso por eso que reconocemos la vida. Si una planta no sufriere ostensiblemente, no sabríamos que ella esta viva.

Es claro entonces que el hecho de que el goce sexual tenga que encontrar para estructurarse la referencia a lo interdicto en tanto que, designada por un goce, eso por un goce que no es tal: que es esta dimensión del goce que es el goce mortal. En otros términos que su estructura, el goce sexual, la priva de la interdicción apoyada sobre el goce dirigido sobre el propio cuerpo, es decir precisamente este punto de arista y de frontera que ella confina el goce mortal. Y ella sólo se vuelve a juntar con la dimensión de lo sexual cuando lleva el interdicto sobre el cuerpo, del cual sale el propio cuerpo, a saber sobre el cuerpo de la madre. sólo por ahí se estructura, que está reunido con el discurso lo que ahí puede aportar la Ley, lo que pasa con el goce sexual. La partenaire para el caso está en efecto reducido a una y no importa cual: la que te ha parido.

Alrededor de esto se construye todo lo que puede articularse: entramos en este campo de una manera que se puede verbalizar. Cuando lleguemos más lejos volveré sobre la forma en que el saber funcionó como un gozar. Aquí podemos pasarlo por alto.

La mujer como tal se encuentra en esta posición. Exclusivamente porque está, diría, sujeta a la palabra. Desde luego les ahorro los rodeos. Que la palabra sea lo que instaura una dimensión de la verdad, la imposibilidad de una relación sexual, es por otra parte lo que da su importancia a la palabra en esto desde luego: que ella lo puede todo, salvo servir en la situación en que es ocasionada. La palabra se esfuerza por reducir La mujer a la sujeción, es decir hacer de ella algo de la que se espera signos de inteligencia. Pero acá no se trata de algún ser real. Es necesario decir la palabra La mujer, quiero decir el en sí de La mujer, La mujer como si se pudiera decir todas las mujeres. La mujer en este caso como este texto esta hecho para demostrarlo, La mujer insisto: que no existe es justamente la letra, la letra en tanto que ella es el significante de que no hay Otro.

Y al respecto querría, antes de dejarlos aunque más no sea hacer una observación que dibuja la configuración lógica de lo que estoy avanzando.

En la lógica aristotélica, tienen afirmativas, no las escribo con las letras que habitualmente usa la lógica formal, no pongo A, escribo universal afirmativa y escribo esto:

Hago notar que a nivel de la articulación aristotélica, es entre esos dos polos, ya que es Aristóteles a quien se le pide prestadas esas categorías proposicionales, es entre esos dos por los que se hace la discriminación lógica. La universal afirmativa enuncia una esencia, insistí muy a menudo en el pasado sobre lo que pasa con el enunciado: Todo trazo es vertical y que es perfectamente compatible con esto: que no hay ningún trazo, la esencia se sitúa fundamentalmente en la lógica, su eje esencial en esta articulación es muy exactamente este eje oblicuo que acabo de trazar nada va en contra de cualquier enunciado lógico identificable, sino en la observación: Los hay que no, hay trazos que no son verticales. Es la única contradicción que se puede hacer contra la afirmación que es un hecho de esencia.

Y los otros dos términos son, en el funcionamiento de la lógica aristotélica, completamente secundarios a saber: Los hay que … cómo saber si es necesario o no. Eso no prueba nada. Y decir No hay que no … es decir la universal negativa. No hay los que … y bien eso tampoco prueba nada: es un hecho. No es mismo decir hay los que no: particular negativa.

Lo que quiero hacerles observar, es lo que pasa cuando, de esta lógica aristotélica pasamos a su transposición en la lógica matemática, aquella que esta hecha por la vía de lo que se llama los cuantificadores. No me regañen porque no van a entender: primero voy a escribir.

Se trata justamente de esto: la Universal afirmativa va a ahora a escribirse con esta notación inverbalizable ya que es una A invertida. Escribo A invertida, pero no es del discurso, es de lo escrito. Pero es una señal, como van a verla para charlatanear   x x. Aquí particular:

x x
x x

Esto quiero remarcar que es una negativa. ¿Cómo puedo mostrarlo?. Estoy sorprendido que nunca se haya articulado como voy a hacerlo es que hace falta que ponga la barra de la negación sobre el  x y [no en todo, arriba como se lo hace habitualmente],no como se hace habitualmente sobre los dos. Van a ver porqué. ¿Y aquí?. Es sobre  x que deben poner la barra. Ahora yo mismo pongo aquí una barra equivalente a aquella que aquí estaba. Como aquella que estaba aquí, separaba en dos zonas el grupo de los cuatro, aquí ella divide por dos de una manera diferente.

Lo que adelanto, es que en esta manera de escribir todo tiene que ver con que se puede decirlo a propósito de lo escrito y que la distinción en dos términos unidos por un punto -es lo que está escrito así- tiene este valor que se puede decir de todo x -es la señal de la  – que el satisface lo que está escrito:  x, que allí no esta desplazado. Así mismo pero con un acento diferente, es que hay aquello que se puede inscribir, a saber que es aquí que cae el acento de lo escrito: existen x que ustedes pueden hacer funcionar con el  x del cual entonces ustedes hablan, que se trata en lo que se llama aquí la transposición cuantificadora o por medios descuantificadores, de lo particular.

Por el contrario es verdad que el desplazamiento de la repetición pivotea alrededor de lo escrito, es a saber, que para lo que está puesto en primer plano, válido, nada ha cambiado para la Universal: ella siempre es de mucho valor, aunque no sea el mismo valor. Por el contrario aquí se trata de darse cuenta de la falta de valor de la Universal negativa, ya que aquí lo que molesta, es que cualquiera sea la x de que hablan, no es necesario escribir  x, y que del mismo modo para la particular negativa hay esto: es que así como el de x podría escribirse, era válido, inscribible en esta formula, aquí simplemente lo que se dice es que no es inscribible. ¿Qué decir?. Es lo que de esas dos estructuraciones quedó sin valor, a saber la universal negativa, la Universal negativa en tanto que ella es la que permite decir no es necesario escribir este ustedes hablan de una x cualquiera en otros términos que es aquí que funciona un corto esencial, y bien es esto mismo alrededor de lo que se articula aquello que pasa con la relación sexual. La cuestión es que lo que no puede escribirse en la función  (x), no se debe escribir, es decir que ella es lo que dije hace un rato, enunciado, lo que está sobre el punto alrededor del cual va a girar lo que retomaremos cuando vuelva a verlos en dos meses a saber que ella es hablando con propiedad lo que se llama ilegible.