Narcisismo en la obra de Heinz Kohut (constitución del Self)

Narcisismo en la obra de Heinz Kohut
Hugo Lerner

Constitución del self
Para Kohut la constitución del self se irá desarrollando paulatinamente a través de
un proceso que él denominó Internalización transmutadora. Este proceso muestra
las fases sucesivas de la relación del niño con sus objetos del self, cómo se va
separando de los mismos y qué destinos tendrán las cargas con que habían sido
catectizados esos objetos.
Básicamente la internalización transmutadora presenta tres etapas que se
suceden:
a) el niño tiene que haber hecho la experiencia de satisfacción de la necesidad
correspondiente a la fase del desarrollo: la especular con el objeto reflejante y la
idealizadora con el objeto parental idealizado.
b) necesariamente se tiene que producir una frustración tolerable con ese objeto,
entonces el niño considera la retracción de la carga.
c) esta frustración debe ocurrir en un momento apropiado a la fase del desarrollo
por la cual pasa el niño.
Como se pude entender este proceso?
Hoffmann, en la “Psicología psicoanalítica del self” lo describe de la siguiente
manera: «… si un chico necesita que su padre sea alguien infalible, omnipotente,
calmo, con quien se puede fusionar y experimentar su calma como un sostén para sus
ansiedades, y en cuya fuerza todopoderosa puede confiar para remediar su propia
impotencia, en un momento dado lo frustra (es decir no responde como el chico espera)
se produce el retiro de la carga. Si esto sucede a los 5 ó 6 años, es decir luego de
innumerables experiencias anteriores satisfactorias, dentro de la declinación del
Edipo y una frustración de un momento tolerable, se cumplen los tres requisitos
enunciados y el chico abandona ese aspecto parcial del objeto del self, lo internaliza y
construye con esas representaciones y esas mismas cargas un trozo de su estructura
interna, que será el residuo despersonalizado de un aspecto parcial de la relación
narcisista con un objeto del self».
Este proceso de internalización transmutativa por lo tanto lleva a la formación
de estructuras que producirán reconocimiento, protección, confort,
aprobación, estimulación, valoración, confianza, etc., todos estos aspectos que
antes los cumplían los objetos del self.
Como consecuencia de este proceso, Kohut afirma que en el segundo año de vida se
establece el núcleo del self (sí-mismo nuclear) que, como concluye en “La
restauración del si-mismo”: «constituye la base de nuestra sensación de ser un centro
independiente de iniciativa y percepción, integrado con nuestras ambiciones e ideales
más básicos y con nuestra experiencia de que el cuerpo y la mente constituyen una
unidad en el espacio y un continuo en el tiempo». Todo lo recién citado va a formar el
sector central de la personalidad.
La psicología psicoanalítica del self ante el fracaso del narcisismo del bebé
describe tres variantes, una son las elecciones de objeto; otra la formación del
self grandioso que se hace depositario de la omnipotencia primitiva y por
último la formación de la imago parental idealizada que también recibe los
residuos del narcisismo primitivo.
El self grandioso se interrelaciona con su objeto reflejante, y este último
conforma (de manera especular) el sentido innato de vigor, grandeza y perfección del
self, que lo busca a través de conductas exhibicionistas y de búsqueda de
aprobación. Para Kohut esta interrelación se da especialmente con la madre o mejor
dicho, con el objeto del self maternal.
El bebé también se interrelaciona con la Imago Parental idealizada que le dará
la imagen de calma, infalibilidad y omnipotencia con la cual fusionarse y calmar así
sus ansiedades.
La primera interrelación, o sea entre el self grandioso y su objeto reflejante,
constituye el Polo de las ambiciones y la segunda interrelación forma el Polo
de los ideales. A todo esto Kohut lo llama la Estructura Bipolar del Self Normal.
Entre estos polos se crean tensiones, denominadas «arco de tensiones». En este arco
de tensión se darán los distintos talentos y habilidades de un individuo, que estarán
constituidos por la tensión que se crea entre el polo de las ambiciones y el polo de
los ideales.
Kohut define el arco de tensión, en “La restauración del si-mismo”, como: «la
corriente constante de actividad psicológica concreta que se establece entre los dos
polos del sí-mismo, es decir, las actividades básicas de una persona a las que se ve
«impulsada» por sus ambiciones y «guiada» por sus ideales»
Cuando la estructuración del self se produce sin graves alteraciones, o sea cuando
no han habido graves fallas en las distintas etapas del proceso de internalización
transmutativa, las características del self normal serán su cohesión, vitalidad y
funcionamiento armónico.
La patología altera estas características, y por lo tanto de un self cohesivo
puede haber variaciones hasta llegar a su fragmentación; de ser vital, tener
distintos grados de debilitamiento y de un funcionar armónico padecer de
diferentes grados de desorganización hasta llegar al caos.
Las fallas en la constitución del self bipolar normal se pueden dar en cualquiera de
las etapas del proceso de internalización transmutadora.**
SEGUIR ACA
En principio se debe comprender que la relación del individuo con los objetos del
self no termina con la maduración. También los adultos necesitan verse reflejados y
tener objetos idealizados, pero todo esto forma parte de la relación objetal madura
con sus objetos. No obstante debemos tener en cuenta que las primeras experiencias
con los objetos del self son fundamentales en relación al modo en que se
experimentará al self en los diferentes períodos de la vida, al respecto Kohut nos
dice en “Reflexiones sobre el narcisismo y la furia narcisista”: «…así como las
experiencias instintivo-objetales del período edípico se convierten en el prototipo de
nuestras relaciones instintivo-objetales posteriores y constituyen la base de nuestras
debilidades y fortalezas específicas en esta área, del mismo modo, las experiencias
durante el período de formación del self se convierten en el prototipo de las formas
específicas de nuestra vulnerabilidad y seguridad posteriores en el campo narcisista,
de los altibajos de la autoestima, de nuestra mayor o menor necesidad de alabanzas,
de la fusión con figuras idealizadas y de otras formas de sustentación narcisista, así
como de la mayor o menor cohesión de nuestro self durante los períodos de transición,
sea en el que lleva a la latencia, en la temprana o tardía adolescencia, en la madurez
o en la vejez».
Kohut Y Wolff en “Los trastornos del self y su tratamiento” explican claramente la
dinámica del self con sus objetos: «La fortaleza de estos tres principales
constituyentes del self***, la elección de sus contenidos específicos, la naturaleza de su
relación -por ejemplo, cuál de ellos terminará por predominar- y su progreso hacia la
madurez y la realización potencial a través de acciones creativas, están menos
sometidos a la influencia de aquellas respuestas de los objetos del self nuclear de esos objetos. En otras palabras, lo que influye sobre el carácter del self del niño no es
tanto lo que los padres hacen sino lo que son. Si los padres no tienen conflictos con
sus propias necesidades de brillar y triunfar en la medida en que es posible
gratificarlas en términos realistas, si, en otras palabras, la autoconfianza de los
padres es firme, entonces el orgulloso exhibicionismo del self incipiente del niño
encontrará una respuesta de aceptación. Por duros que sean los golpes a los que la
grandiosidad del niño está expuesta frente a las realidades de la vida, la sonrisa
orgullosa de los padres mantiene vivo un resto de la omnipotencia original, que se
conservará como núcleo de la autoconfianza y la seguridad interna con respecto a la
propia valía que sustentan a la personalidad sana durante toda la vida. Y lo mismo
puede decirse con respecto a nuestros ideales. Por grande que sea nuestra desilusión
a medida que descubrimos las debilidades y limitaciones de los objetos del self
idealizados de nuestra vida temprana, su autoconfianza cuando nos sostenían, su
seguridad cuando nos permitían fusionar nuestro self ansioso con su tranquilidad, a
través de sus voces serenas o de nuestro estrecho contacto con sus cuerpos relajados
cuando nos tenían en sus brazos, permanecerá como el núcleo de la fortaleza de
nuestros principales ideales y la serenidad que experimentamos a medida que
vivimos nuestra existencia orientada por nuestras metas internas».

Notas:
**Fallas aisladas en cualquiera de las etapas del proceso de internalización
transmutadora no producen patología. Tiene que haber reiteración de fallas de parte de
los objetos del self, y esto sucederá, como afirma Kohut, cuando los padres padecen
fallas en la propia estructura de su self. Por lo tanto va a depender si los objetos
fallan en forma reiterada, que se den o no cuadros patológicos. También se debe
considerar cual de los objetos del self es el que ha fallado, la falla de cada uno de los
objetos del self que intervienen, a través de su interrelación con el niño, en la
constitución del self normal, producirá cuadros clínicos con características propias.
El cuadro clínico variará de acuerdo a la frecuencia y magnitud del fallo del objeto del self
y también al momento evolutivo en que se produzca.
***Los autores se refieren al Polo de las ambiciones, al Polo de los ideales y al
arco de tensión existente entre ambos Polos.

Volver al índice principal de «Narcisismo en la obra de Heinz Kohut«