Neurolingüística: patologías y trastornos del lenguaje (AFASIA)

Neurolingüística: patologías y trastornos del lenguaje

Definición de afasia:

El término afasia fue acuñado en el año 1864 por el médico francés Armand Trousseau. Significa falta de comunicación por el lenguaje y proviene de a (falta) y phasia (palabra). Se trata, según la definición de Trousseau, “de un estado patológico que consiste en la pérdida completa o incompleta de la facultad de la palabra, con conservación de la inteligencia y de la integridad de los órganos de la fonación”. La afasia ocurre repentinamente, a menudo como el resultado de un accidente cerebrovascular o traumatismo encéfalocraneano, pero también se puede desarrollar lentamente, como en el caso de un tumor cerebral. El trastorno deteriora la expresión y comprensión del idioma, así también como de la lectura y escritura. La afasia podría ocurrir en conjunto con otros trastornos de habla, como la disartria o la apraxia del habla, que también son resultados de daño cerebral. Hablamos, en cualquier caso, de afasia, cuando puede afirmarse que el origen del síndrome observado se debe a un déficit de la conducta verbal. La afasia afecta siempre en mayor o menor medida a la actividad codificadora como a la decodificadora. Es una patología regresiva, es decir, que afecta a un individuo que poseía previamente un dominio completo y normal de una lengua (o más de una). Podríamos simplificar la diversidad de definiciones de afasia describiéndola como una afección que degrada la capacidad de lenguaje a causa de lesiones en las áreas corticales del lenguaje o en las rutas de asociación cerebrales. La afasia expresiva afecta al lenguaje hablado, mientras que la afasia receptiva afecta a la interpretación y memoria del lenguaje.

Afasiología: desarrollo histórico
En la segunda mitad del siglo XIX aparecieron los primeros estudios científicos sobre trastornos del lenguaje realizados a pacientes. Estas investigaciones surgieron después del discurso de Paul Broca ante la Sociedad Antropológica de París de 1861 y estuvieron guiadas por las aportaciones de este investigador francés sobre la afasia y la neurolingüística. El discurso de Broca en 1861 tuvo lugar en un encuentro de diversos científicos que debatían acerca de la teoría frenológica (4) de la localización de las funciones superiores en el cerebro. La idea general que brotó de ese encuentro fue que la facultad del lenguaje se originaba en los lóbulos frontales del cerebro, concretamente en la zona supraorbital y Broca, a partir del estudio del cerebro de un paciente fallecido llamado Lebourgne, describió que su incapacidad de hablar se debía a una lesión cerebral
localizada en el pie de la tercera circunvolución frontal. Estas conclusiones, expuestas en su artículo de 1861 Remarques sur le siége de la faculté du langage articulé, suivies d’une observation d’aphémie (perte de la parole), representan el primer artículo verdaderamente científico sobre las relaciones lenguaje-cerebro. En 1865 Broca demuestra que ocho casos de pacientes con afasia habían sufrido lesiones en el hemisferio izquierdo, algo que evidentemente no eran circunstancias del azar.
Después se localizaron a otros pacientes con trastornos de lenguaje que habían sufrido lesiones en otras zonas del hemisferio izquierdo, que no se correspondían con la porción posterior de la tercera circunvolución frontal izquierda, incluso hubo casos de personas que sufrieron lesiones en el área de Broca, como se descubriría en autopsias, pero en vida no padecieron un trastorno del habla. Así que Broca propuso que el hemisferio derecho sería el que se encargase del habla, pero no supo explicar teóricamente esta cuestión.
En 1874 Carl Wernicke publicó un artículo llamado “The sympton complex of aphasia: a psicological study on a neurological basis”. En este Wernicke ofrece una clasificación de las síndromes afásicos y un modelo general de cómo está representado el lenguaje en el cerebro, donde se podían predecir nuevos síndromes y se descubre que existen diversos subtipos de síndromes afásicos, siendo cada uno de ellos el resultado en áreas diferentes del cerebro.
Wernicke propuso un área del cerebro como responsable de la comprensión del lenguaje hablado (Área de Wernicke) que se localiza en la parte superior-posterior del lóbulo temporal (5). La función del área sería constituir un depósito memorístico de las formas auditivas de las palabras, constituiría esta región el segundo <centro> del lenguaje ya que el primero sería el “Área de Broca”. Wernicke propuso la hipótesis de que la actividad de articulación de sonidos del lenguaje requeriría, como otras actividades motoras, un tipo de coordinación con la información relativa a las imágenes sensoriales correspondientes. Con esto se deduce que las funciones cognitivas no están localizadas aisladamente en determinados centros sino que pueden ser producto de conexiones entre centros cerebrales.

Lo que actualmente se llama afasia de conducción corresponde a un tipo de afasia descrita por Wernicke cuya base neurológica es una lesión que afecta a la conexión entre el centro motor y el sensorial. A partir de los descubrimientos de Wernicke se elabora el modelo clásico conexionista, Ludwig Lictheim realizó las principales formulaciones en 1884, en un artículo publicado en Alemania y posteriormente (1885) en Inglaterra, en la revista Brain. En ese artículo también clasifica todos los síndromes afásicos del lenguaje basándose en el referido modelo conexionista, los diferentes tipos de afasias serían, por tanto, producto de una lesión que afectase a un centro o a una conexión ente centros. Lictheim ordenó siete clases de afasias de base neurológica, que dependen de la naturaleza del flujo de información entre los distintos componentes: 1. Afasia de Broca, 2. Afasia de Wernicke, 3. Afasia de conducción, 4. Afasia transcortical motora, 5. Afasia transcortical sensorial, 6. Afasia motora subcortical y 7. Afasia sensorial subcortical.

Neurolingüística, AFASIA, diagrama de Lichtheim

Fijándonos en el diagrama superior se procederá a una explicación concisa de las distintas lesiones afásicas propuestas por Lichtheim. Las dos primeras se deben a la lesión en los centros que contienen las imágenes motora (Broca) y sensorial (Wernicke) de los sonidos del lenguaje, esto es, una lesión en el área de Broca (M) afectaría a la producción del habla, y una lesión en el área de Wernicke (A) repercutiría en la percepción del habla. La afasia de conducción es el resultado de una lesión que afecta a la conexión entre las dos áreas anteriores y resultaría perturbada la capacidad de repetir. Los otros cuatro tipos de afasias se deben a interrupciones de las vías conectoras. Las dos primeras (afasia transcortical motora y afasia transcortical sensorial) serían la causa de una lesión en la conexión con un hipotético centro conceptual de las áreas de Broca y de Wernicke, respectivamente. La afasia transcortical sensorial afectaría a la comprensión, estaría causada por una ruptura en la línea que une B y A –según el diagrama- y el paciente aun conservando forma auditiva de las palabras ya no puede comprender el significado de lo que oye. Frente a la afasia de Wernicke aquí la repetición debería ser normal. La afasia transcortical motora, por lesión entre M y B, producirá el mismo tipo de educto que la afasia de Broca, pero como en la afasia sensorial transcortical, la repetición debería ser normal, debido a que la vía básica involucrada en la repetición está intacta. Veamos finalmente las dos últimas lesiones que localiza Lichtheim en el cerebro. Una es, como ya se ha dicho, la afasia motora subcortical y la otra la afasia sensorial subcortical. La primera parte de una lesión en la conexión del área de Broca con el centro que regula la musculatura oral, se trataría más bien de una disartría, esto es, una perturbación en el área de articulación, pero esta patología será estudiada más delante. Y la segunda (afasia sensorial transcortical) también se conoce como sordera pura de palabras y estaría provocada por una lesión de la conexión entre el área de Wernicke y centros receptores de estímulos auditivos.
A esta orientación conexionista inciada por Wernicke, desarrollada por Lichtheim y posteriormente continuada por Geschwind, se le opone normalmente una orientación holística en lo referente al estudio de los síndromes afásicos, esta orientación rechazará la especificidad del modelo conexionista basada en el estudio de casos individuales. El estudio holista desarrolla un tipo de modelos denominados jerárquicos, donde unos patrones más simples forman la base sobre la que otros complejos se desarrollan. John H. Jackson parte de la existencia de dos niveles de organización de la conducta lingüística, uno supone un uso creativo del lenguaje, y el otro corresponde a un uso pragmático y Jacobson defiende también que el sistema de categorías del lenguaje se encuentra jerarquizado en su nivel fonológico. El modelo holista tendrá un carácter fenomenológico y gestáltico, muy influido por la ciencia psicológica, se interesa por la conducta lingüística fundamentalmente.
Sobre la segunda mitad del siglo XX en adelante se tiende a conciliar ambas corrientes conexionista y holista, modelos como el de Luria (1947) contienen este tipo de propuestas intregadoras. Sin embargo, es comúnmente aceptado que el modelo conexionista, bien adaptado, sigue siendo el más útil en la clasificación clínica de los trastornos afásicos y el modelo holista complementa, pero en ningún caso contradice al conexionista.
El desarrollo de los estudios de las últimas décadas se vio potenciado por la utilización de nuevas técnicas experimentales que permiten la visualización directa de la actividad cerebral eléctrica y metabólica de determinadas zonas del cerebro. Esta nueva revisión del conexionismo tampoco lo contradice, pero localiza nuevos fenómenos de carácter más individual que vienen a depender de factores genéticos o ambientales. Esto explica la gran variabilidad de la sintomatología afásica.

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Notas:
4- Frenología (del gr. fine, inteligencia, y logos, tratado): f. Hipótesis fisiológica de Gall, que considera el cerebro como una agregación de órganos, correspondiendo a cada uno de ellos diversa facultad intelectual, instinto o afecto, y gozando estos instintos, afectos, o facultades mayor energía, según el mayor desarrollo de la parte cerebral que les corresponde. Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, t. 8, pág. 735-736, Montaner y Simón Editores, Barcelona, 1891. En el presente trabajo no se tratará la hipótesis de Gall por tratarse de una teoría especulativa, indemostrable científicamente.
5- Primera circunvolución temporal.

FUENTE: Revista Digital Universitaria
10 de diciembre 2008 • Volumen 9 Número 12 • ISSN: 1067-6079
José Manuel Martínez Sánchez
Lcdo. Filología Hispánica
(Universidad de Murcia)