Obras de S. Freud: Escritos breves (1915-16)

Escritos breves (1915-16).

* Carta a la doctora Hermine von Hug-Hellmuth.
(1919 [1915])
(1)

El diario es una pequeña joya. Creo realmente que nunca, hasta ahora, se había podido penetrar con esa claridad y esa veracidad en las mociones anímicas que caracterizan al desarrollo de la muchacha de nuestro nivel social y cultural en los años de la prepubertad. El modo en que los sentimientos crecen desde el egoísmo infantil hasta alcanzar la madurez social; el modo en que se perfilan primero las relaciones con padres y hermanos, y después poco a poco se acendran en seriedad e intimidad; el modo en que se anudan amistades y se las abandona, y cómo tantea la ternura sus primeros objetos; sobre todo, el modo en que el secreto del sexo emerge al comienzo borroso, para apoderarse luego por completo del alma infantil, y de qué manera esta niña, bajo la conciencia de su secreto saber, sufre un perjuicio y gradualmente lo supera: todo eso se expresa de manera tan encantadora, tan natural y tan seria en esos bocetos hechos sin artificio, que por fuerza despertará en pedagogos y psicólogos el máximo interés. [ … ]

Opino que está obligada usted a dar el diario a la estampa. Mis lectores le quedarán agradecidos.

* Paralelo mitológico de una representación obsesiva plástica. (1916)
(2)

A cierto enfermo, de unos 21 años, los productos del trabajo mental inconciente no le devienen concientes sólo como pensamientos obsesivos, sino también como imágenes obsesivas. Unos y otras pueden ir juntos o presentarse de manera independiente. En cierta época, cada vez que veía a su padre entrar en la habitación, le emergían, íntimamente enlazadas, una palabra y una imagen obsesivas. La palabra decía: «Vaterarsch» {culo de padre}, y la imagen concomitante figuraba al padre como la parte inferior de un cuerpo desnudo, provisto de brazos y piernas, al que le faltaban la parte superior del cuerpo y la cabeza. Los genitales no se mostraban, y los rasgos del rostro estaban pintados sobre el abdomen.

Con miras a elucidar esta formación de síntoma, extravagante en mayor grado que lo común, cumple hacer notar que ese enfermo, de un desarrollo intelectual pleno y de elevadas aspiraciones éticas, hasta bien pasados sus diez años había practicado en las más variadas formas un erotismo anal muy vivo. Superado este, su vida sexual fue empujada hacia atrás, hacia el estadio anal previo, por la lucha ulterior con el erotismo genital. Amaba y respetaba mucho a su padre, y le temía no poco; pero desde el punto de vista de sus elevadas pretensiones a la sofocación pulsional y al ascetismo, el padre le aparecía como el subrogado de Ir, «lujuria», del afán de goce dirigido a lo material.

«Vaterarsch» se explicó enseguida como germanización traviesa del título honorífico «Patriarch» {patriarca} (3). La imagen obsesiva es una evidente caricatura. Trae a la memoria otras figuraciones que, con propósito denigratorio, sustituyen a la persona total por un solo órgano, por ejemplo, sus genitales; trae a la memoria también fantasías inconcientes que llevan a identificar los genitales con el hombre total, y giros idiomáticos en broma como «Soy todo oídos».

La fijación de los rasgos del rostro sobre el abdomen de la caricatura me pareció al comienzo muy extraña. Pero pronto recordé haber visto algo parecido en caricaturas francesas? (4) El azar hizo que tomara después conocimiento de una figuración antigua, que muestra una total concordancia con la imagen obsesiva de mi paciente.

Según la saga griega, Deméter había llegado a Eleusis en busca de su hija robada; allí la albergaron en su casa Disaules y su mujer Baubo, pero, en su hondo duelo, rehusaba probar alimento y bebida. Ante eso, su huéspeda Baubo la movió a reír levantándose de repente el vestido y descubriendo su vientre. La discusión de esta anécdota, probablemente destinada a explicar un ceremonial mágico que ya no se entendía, se encuentra en el cuarto volumen de la obra Cultes, mythes et religions, 1912 [pág. 115], de Salomon Reinach. Ahí se dice que durante las excavaciones. practicadas en Priena (5), en el Asia Menor, ;se hallaron terracotas que figuraban a esta Baubo. Muestran un cuerpo femenino sin cabeza y sin busto, sobre cuyo abdomen se ha pintado un rostro; el vestido alzado enmarca ese rostro como una corona de cabellos.
obras, Freud, Escritos breves, paralelo mitológico

Una relación entre un símbolo y un síntoma. (1916)
(6)

Que el sombrero es símbolo de los genitales, sobre todo de los masculinos, ha sido suficientemente respaldado por la experiencia de los análisis de sueños (7). Pero no puede aseverarse que este símbolo se cuente entre los inteligibles. En fantasías, así como en múltiples síntomas, aparece también la cabeza como símbolo de los genitales masculinos o, si se quiere, como subrogación de ellos. Muchos analistas habrán observado que sus pacientes que sufren de obsesiones exteriorizan hacia la decapitación un grado de horror y de exasperación muchísimo mayor que hacia cualquier otra variedad de muerte, y se habrán visto movidos a explicarles que ellos tratan el ser-decapitado como un sustituto del ser-cas-trado. Repetidas veces se han analizado, y también comunicado, sueños de personas jóvenes, o sueños que tuvieron los pacientes en su juventud, relativos al tema de la castración y en los que se hablaba de una bola que fue preciso interpretar como la cabeza del padre. Hace poco pude resolver un ceremonial previo al dormir, en que se prescribía que la pequeña almohada para la cabeza debía colocarse en forma de rombo sobre las otras almohadas, y la cabeza de la durmiente debía descansar exactamente sobre la diagonal mayor del rombo. Este último tenía el significado notorio bien conocido de las inscripciones que se hacen sobre las paredes [grafliti]; la cabeza estaba destinada a figurar un miembro masculino (8).

Ahora bien, podría ocurrir que el significado simbólico del sombrero derivase del de la cabeza, siendo que aquel puede considerarse una cabeza que se continúa, pero separable. En este contexto me viene a la memoria un síntoma de los neuróticos obsesivos, a partir del cual estos enfermos saben crearse un obstinado martirio. Acechan por la calle de continuo para ver si algún conocido los ha saludado primero quitándose el sombrero o parece aguardar el saludo de ellos, y renuncian a una cantidad de relaciones cuando descubren que las personas respectivas no los saludan más o no contestan formalmente a su saludo. Tales dificultades en el saludo, que ellos se crean según su talante y antojo, son interminables. Y en nada varía su conducta sí se les pone por delante lo que, sin embargo, todos ellos saben: que el descubrirse al saludar significa una humillación ante el saludado (p. ej., un grande de España goza de la prerrogativa de permanecer cubierto en presencia del rey), y que la susceptibilidad de ellos hacia el saludo tiene entonces el sentido de no aparecer inferiores de lo que los otros se creen a sí mismos. La resistencia de su susceptibilidad a tal esclarecimiento admite la conjetura de que se está frente al efecto de un motivo mal conocido por la conciencia, y la fuente de ese refuerzo podría fácilmente hallarse en la relación con el complejo de castración.

Notas:
1- [La carta, de la que se trascriben aquí algunos fragmentos, fue escrita el 27 de abril de 1915. Estos fragmentos se incluyeron en el prefacio de la doctora Von Hug-Hellmuth a su edición del diario íntimo que se menciona en la carta: Tagebuch eines halbwücbsigen Mädchens {Diario íntimo de una jovencita}, el cual fue publicado por la Internationaler Psychoanalytischer Vetlag (Leipzig, Viena y Zurich, 1919; 1921, 2ª ed.; 1922, 3ª ed.), y se reprodujeron en 1928: GS, 11, pág. 261, y en 1946: GW, 10, pág. 456. Una traducción inglesa del diario (incluyendo el prefacio), a cargo de Eden y Cedar Paul, fue publicada en Londres por George Allen and Unwin y en Nueva York por Seltzer (1921; 1936, 2ª ed.), con el título de A Young Girl’s Diary. Cabe agregar que luego de su publicación se insinuó que el diario podría haber sido retocado por la persona no identificada que confió el manuscrito a la doctora Von Hug-Hellmuth. La edición alemana fue entonces retirada de circulación, no así la inglesa. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano», supra, pág. xiii y n. 6): 1955: «Carta a la doctora Von Hug-Hellmuth», SR, 20, págs. 152-3, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág, 297; 1972: «Carta a la doctora Hermine von Hug-Hellmuth», BN (9 vols.), 6, pág. 2121.}]

2- [«Mythologische Parallele zu einer plastischen Zwangsvorstellung». Ediciones en alemán: 1916: Int. Z. ärztl. Psychoanal., 4, nº 2, págs. 110-1; 1918: SKSN, 4, págs. 195-7 (1922, 2º ed.); 1924: GS, 10, págs. 240-2; 1946: GW, 10, págs. 398-400. {1973: SA, 7, págs. 119-22. Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano», supra, pág. xiii y n. 6): 1943: «Símil mitológico de una representación obsesiva plástica», EA, 18, págs. 163-7, trad. de L. Rosenthal; 1948: «Un paralelo mitológico a una representación obsesiva plástica», BN (2 vols.), 2, pág. 970, trad. de L. López-Ballesteros; 1954: «Símil mitológico de una representación obsesiva plástica», SR, 18, págs. 135-8, trad. de L. Rosenthal; 1968: «Un paralelo mitológico a una representación obsesiva plástica», BN (3 vols.), 2, pág. 1062, trad. de L. López-Ballesteros; 1974: «Un paralelo mitológico a una imagen obsesiva plástica», BN (9 vols.), 7, págs. 2429-30, el mismo traductor]

3- [Las dos palabras suenan parecidas en alemán.]

4- Cf. «Das unanstándige Albion» [«Vimpudique Albion»], caricatura de Inglaterra, dibujada en 1901 por Jean Véber y reproducida en Eduard Fuchs, Das erotische Element in der Karikatur, 1904. [Incluido en Fuchs (1908, pág. 384).]

5- {La actual Sarasun}.

6- [«Eine Beziehung zwischen cinem Symbol und einem. Symptom». Ediciones en alemán: 1916: Int. Z. ärztl. Psychoanal., 4, nº 2, pág. 111; 1918: SKSN, 4, pág. 198 (1922, 29 ed.); 1924: GS, 5, pág. 310; 1926: Psychoanalyse der Neurosen, pág. 38; 1931: Neurosenlehre und Technik, pág. 21; 1946: GW, 10, pág. 394. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano», supra, pág. xiii y n. 6): 1929: «Una relación entre un símbolo y un síntoma», BN (17 vols.), 13, págs. 197-8, trad. de L. López-Ballesteros; 1943: Igual título, EA, 13, págs. 205-6, el mismo traductor; 1948: Igual título, BN (2 vols.), 1, pág. 1015, el mismo traductor; 1953: igual título, SR, 13, págs. 158-9, el mismo traductor; 1967: Igual título, BN (3 vols.), 1, págs. 1003-4, el mismo traductor; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2431, el mismo traductor}]

7- [Freud informa sobre un sueño de sombrero en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, págs. 366-7.]

8- [Este caso se relata detalladamente en la 17ª de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, págs. 241-5.]