PRÓLOGO, Por Elliott Jaques

PRÓLOGO, Por Elliott Jaques

El Relato del psicoanálisis de un niño ocupa una posición singu¬lar en el conjunto de la obra de Melanie Klein.
En é1 se narra, día a día, el análisis -que duró cuatro meses- de un niño de diez años. En relación con cada sesión la autora agregó notas en las que evalúa, a la luz de sus últimas teorías, la técnica que utilizó y el material aportado por el paciente. Esas notas son más completas y, por supuesto, más autorizadas que los comentarios con que podría contribuir el editor, los que, por consiguiente, se han omitido en este volumen.
Tuve una oportunidad excepcional de conocer la actitud de Melanie Klein hacia esta obra: quiso mi buena fortuna que me invitara a colaborar con ella en la preparación del material y las notas, tarea que demandó muchas horas de discusión a lo largo de varios años. Sé que durante mucho tiempo Melanie Klein habla alentado el deseo de escribir el historial completo de un análisis infantil, aprovechando las minuciosas anotaciones que efectuaba, sesión tras sesión, en to¬dos sus análisis de niños. Pero el problema que planteaba la extensión, si se pretendía brindar un relato satisfactorio de un análisis total, parecía insuperable.
Entonces la guerra creó una situación que de pronto ofreció una solución posible. Se convino el análisis de Richard. El tiempo de que se disponía era limitado y conocido de antemano: cuatro meses. Tanto la analista como el paciente estaban enterados de esta limitación desde el comienzo. Así fue como Melanie Klein se encontró en posesión de las anotaciones de un análisis breve, a las que era posible dar cabida en un solo volumen. Nunca sostuvo que no presentara diferencias con un análisis de duración normal. Era consciente, sobre todo, de que no habla tenido oportunidad de elaborar ansiedades particulares para luego volverlas a encontrar bajo otras formas y elaborarlas de nuevo con mayor profundidad; en tal caso hubieran quedado al descubierto otros tipos de ansiedades y otros procesos psíquicos. Pero, pese a estos defectos, entendía que estaban reunidos todos los elementos esenciales de un análisis completo, en medida suficiente como para ilustrar a la vez sobre la personalidad del paciente y sobre su propia labor.
Unos quince años más tarde decidió ocuparse seriamente del libro. Recorrió las anotaciones de cada sesión, retocando cuidadosamente el estilo pero sin alterar el contenido, a fin de dejar intacto el cuadro de cómo se habla desarrollado la labor en aquella época. Luego evaluó en su fuero interno cada sesión e hizo su autocrítica. Consignó estas reflexiones, así como los cambios que había experimentado su pensamiento, en notas detalladas; a tal efecto examinó cada asociación, cada interpretación de cada una de las sesiones, para poder brindar una explicación de su trabajo tan completa como fuera posible.
    Con toda probabilidad puso en Relato del psicoanálisis de un niño una dedicación más intensa que en cualquiera de sus otras obras. Internada en el hospital, a pocos días de su muerte, se ocupaba aún de corregir las pruebas de imprenta. Quería dejar un registro absolutamente fiel tanto de su práctica como de su teoría. Creo que lo logró. El libro tiene vida. Muestra, como ningún otro de sus trabajos, a Melanie Klein en acción. Brinda una imagen fiel de su técnica y, a través de las notas, nos permite conocer cómo funcionaba su mente. Refleja sus conceptos teóricos de la época en que llevó a cabo el análisis. Muchas de las formulaciones incluidas en "El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas" (1945, Obras completas) se basan en el material aportado por Richard, pero este libro muestra ideas nuevas en el momento en que surgen, ideas concebidas intuitivamente pero aún no desarrolladas o conceptualizadas. Esta obra, la última que produjo, es un digno monumento a su creatividad.

Elliott Jaques