Pacientas de Freud, las primeras psicoanalistas y la «cuestión de la mujer» en la Sociedad Psicológica de los Miércoles

Las mujeres en el movimiento psicoanalítico. El caso de la Asociación Psicoanalítica vienesa 1902-1938.

Pacientas de Freud, las primeras psicoanalistas y la «cuestión de la mujer» en la Sociedad Psicológica de los Miércoles.

Se ha apuntado mucho al especial significado de las mujeres como pacientes en relación al desarrollo del psicoanálisis.(Freud y Breuer 1895, Masson 1984, Swales 1986, 1987, Decker 1990, Stroeken 1992, Appignanesi y Forrester 1993). Sigmund Freud mismo creó una importante precondición para que las mujeres pudieran devenir psicoanalistas, en tanto que -pese a su tradicional y conservadora imagen de la mujer- estimuló a algunas de sus pacientes como colaboradoras y les transmitió algunos de sus descubrimientos durante el transcurso de su trabajo terapéutico. Su por él creada relación terapéutica, divergente con la habitual relacion médico-paciente, fue para ello decisoria: «la libertad del reconocimiento de si mismo abrió la puerta a la libertad de autorealizacion» (Lorenzer 1984, 129). Las así creadas relaciones maestro alumno se iniciaron en un momento en el que las posibilidades laborales de las mujeres todavía estaban muy limitadas y ellas no tenían acceso, o tenían suma dificultad en el acceso a las universidades.

En una carta a Wilhelm Fliess del 12 de diciembre de 1897 Freud menciona la actividad terapéutica de Emma Eckstein (1865-1924). Huber señala este documento como el

«…primer punto histórico asible en el que se hace visible que Freud confía a otro su nuevo instrumento terapéutico, el método psicoanalítico. De la medida, la circunstancia y también el éxito de esta acción terapéutica por ahora no sabemos nada. -Hay que recordar que recién en 1900 se abrieron las puertas de la Facultad de Medicina para las mujeres en la Universidad de Viena en cuanto a Medicina.- Es llamativo que una mujer y aun más una paciente de Freud, sin siquiera una formación previa, o práctica análoga avanzó a colaboradora. Habla de la creatividad del clima espiritual en el que ocurría la terapia psicoanalítica de Emma Eckstein, desde allí, sin quiebres, se gestó el entorno de un nuevo oficio». (1986, 78).

En 1902 la Sociedad Psicológica de los Miercoles se componía de los médicos: Alfred Adler, Max Kahane, Sigmund Freud, Rudolf Reitler y Wilhelm Stekel; Emma Ekstein por lo tanto no formaba parte de los miembros fundadores. Cinco años después, en mayo de 1907 se llegó en la Sociedad de los Miércoles a una discusión acerca de las médicas mujeres. Fritz Wittels público su referéndum de Rechazo bajo el seudónimo de Avicenna en el periódico Die Fackel de Karl Kraus e influyó con sus conceptos prejuiciosos en la no admisión de mujeres. Cuando Paul Federn en abril de 1910 propuso a la médica Margarethe Hilferding (1871-1942) para su admisión en la Asociación Psicoanalítica Vienesa todavía chocó contra una resonancia negativa. El médico y psicoanalista vienés Isidor Sadger se expresó contrario a su admisión por «motivos de principios», la elección fue postergada sin embargo luego en votación secreta de la directiva, fue aprobada dos semanas después con 12 votos en 15 a favor. Hilferding ya estaba integrada a la lista de miembros de la Asociación Psicoanalítica Vienesa en octubre de 1909 probablemente inscripta en forma retroactiva (Nunberg y Federn 1977, II, 249).

Margarethe Hilferding había egresado en 1903 como una de las primeras estudiantes de Medicina después de un cambio desde la Facultad de Filosofía en la Universidad de Viena. Al mismo tiempo se comprometió con el Movimiento Social Demócrata, estaba casada con Rudolf Hilferding el teórico socialista y posterior Ministro de Finanzas de la República de Weimar. Margarethe Hilferding practicaba en el distrito comunal vienes n° 10, un distrito obrero, y sus intereses estaban dirigidos fundamentalmente a cuestiones educativas y de la mujer. En 1911 se declaró solidaria con los adeptos a Alfred Adler, se fue de la Asociación Psicoanalítica Vienesa y pasó a ser activa en la Asociación de Psicologia Individual. Sigmund Freud comentó su disidencia en una carta a Carl Gustav Jung con las siguientes palabras: «nuestra única hembra doctoral toma parte de la revuelta adleriana como una verdadera masoquista y no va a estar presente. Estamos realmente en una total decadencia» (Freud, 1974, 488).

Hilferding sin embargo no fue la primera mujer que participó en las sesiones de la Asociación Vienesa. El 15 de diciembre de 1909 Louise de Karpinska (1871-1936) estuvo junto a Ludwig Jekels, probablemente su analista, como huésped en Viena. Provenía al igual que Jekels de Polonia y devino luego profesora de psicología en la Universidad de Lodz. Karpinska participó en total, cuatro veces de las reuniones, sin embargo no fue miembro en Viena. Quedó sin esclarecer si ella solicitó una membrecía y sólo se puede hacer suposiciones acerca de si después hubiera podido hacer su carrera académica como analista. De las Actas de la Sociedad de los Miércoles y de la Asociación Psicoanalítica Vienesa se pone en evidencia la participación de mujeres como huéspedes de las noches de discusión (comp. Nunberg y Federn 1976-1981).

Evolución del números de miembros de la Asociación Psicoanalítica Vienesa (1902-1938) y la participación de mujeres en cuatro años (Tab. 1).

Tabla 1

Mujeres y el movimiento psicoanalítico, tabla 1

Hasta el año 1925 cuando se constituyó la formación organizada en la Asociación Psicoanalítica Vienesa se votaron 14 mujeres como miembros regulares del grupo; de 1925 a 1937 fueron 29 más. A pesar del aumento de la participación de mujeres la relacion entre mujeres y hombres permaneció despareja hasta la lista de miembros publicada en el último Korrespondenzblatt de la Revista Internacional de Psicoanálisis (1937). Por esta razón en el próximo capítulo quisiera trabajar el incremento de las mujeres dentro de la Asociación Vienesa con una comparación de los años 1914, 1921, 1929 y 1937 y con ello elaborarlo en relación a las modificadas condiciones organizativas así como político-culturales. Cinco grupos regionales de la IPA (Berlín, Budapest, Londres, Nueva York, Zurich) sirven para la comparación.

La evolución entre 1914 y 1938.

1914

Hermine Hug-Hellmuth (1871-1924) fue de las tres psicoanalistas mujeres hasta 1918 la que ganó influencia en Viena (Graf-Nold 1988, Huber 1980). (3) Provenía de una familia católica-burguesa, su padre pertenecía a la Armada K. K. Hug-Hellmuth trabajaba como maestra, estudiaba en la Facultad de Filosofía de Viena y egresó en 1909 de la especialidad de Física. Como analizante y alumna de Isidor Sadger fue admitida en 1913, luego adquirió fama como pionera del Psicoanálisis de niños. Otras dos miembras de la A.P.V de 1914 fueron las médicas rusas Sabina Spielrein (1885-1941) y Tatiana Rosenthal (1885-1921). En 1911 ambas estuvieron por pocos meses en Viena y participaron en las sesiones.  Spielrein y Rosenthal habían completado su formación médica en Zurich, Sabina Spielrein fue analizante de C.G. Jung en Zurich (Carotenuto 1986, Kerr 1993). Ambas analistas en 1914 ya no vivían en Viena. Rosenthal habitaba nuevamente en su ciudad natal St. Petersburgo, Spielrein en Berlín, en 1923 se mudó a su ciudad originaria Rostow en el Don. Ambas mujeres son pioneras del Psicoanálisis ruso (Etkind 1996). En este punto debe ser mencionada también la escritora rusa Lou Andreas Salomé (1861-1937). Llego a Viena en 1912 para conocer el Psicoanálisis con Sigmund Freud. Participó en las sesiones de la Sociedad Vienesa y en las reuniones de los Psicólogos Individuales en torno a Alfred Adler. Desde 1913 trabajo como psicoanalista en su consulta privada en Göttingen, oficialmente fue elegida como miembro de la APV en 1922.

1921

De 1914 a 1921 la cifra de miembros aumentó en total sólo con tres personas y cinco de 37 eran mujeres (4)

Junto a Hermine Hug-Hellmuth, Helene Deutsch (1884-1982) pasó a ser miembro activo en Viena. Sabina Spielrein en 1921 vivía y trabajaba en Ginebra. La polaca Eugenia Sokolnicka (1884-1934) que ya en 1914 había participado en las sesiones de la Asociación, en 1916 viviendo en Varsovia fue electa como miembro y practicaba en Paris (Bertin 1989). Frida Teller (1889-19xx) hija de un librero formada literaria y filosóficamente, vino por unas pocas sesiones a Viena. Vivía en Praga y era alli colaboradora de la revista literaria Euphorion, en 1926 se retiró de la APV. Tatiana Rosenthal ese año se quitó la vida en Rusia.

Helene Deutsch era la hija de un abogado judío reconocido en Galitzia y se había recibido en la Facultad de Medicina de Viena. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó desde una posición directriz en la Clínica Universitaria de Psiquiatría. Terminó su análisis con Sigmund Freud y fue miembro de la APV desde 1918. Deutsch se comprometió en la organización de la formación psicoanalítica y se le confirió a fines de 1924 la dirección del recientemente fundado Instituto de Enseñanza. Esta posición influyente la acompañó hasta su emigración en el año 1934. A pesar de su traslado a Boston permaneció siendo miembro de la A.P.V. hasta 1938 y con ello da cuenta de la membrecía más extensa entre todas las mujeres. (Deutsch 1973, Roazen 1989).

Los breves esquemas biográficos de las primeras analistas ya dejan en claro la diversidad y amplitud de sus antecedentes profesionales, geográficos y familiares; además reflejan los diversos motivos para ocuparse profesionalmente del Psicoanálisis. Las mujeres representan en contraposición a sus colegas hombres en esta temprana fase, el carácter internacional del Psicoanálisis. Sólo dos de ellas habían nacido en Viena, las demás provenían de Rusia, Polonia, Galitzia, Hungría. Seis mujeres provenían de familias judías, una de familia católica y una protestante. La cuestión de si las vienesas originarias se sentían menos atraídas por el Psicoanálisis como posibilidad profesional o si eran excluídas por los hombres de allí, no se puede responder, pero la postura del Centro Vienés podría haber tenido efectos contraproducentes. De modo diverso que las mujeres, los visitantes del extranjero masculinos parecían preocuparse menos por una membrecía en Viena; mas bien se comprometían con la dirección de nuevos grupos regionales. Mujeres (como Spielrein, Sokolnicka, Rosenthal) organizaron grupos de discusión informales, hombres (como Jung, Ferenczi, Abraham) formaron en cambio grupos regionales oficiales de la IPA establecida en 1910. La opinión generalizada por la cual las primeras analistas fueron primero pacientes, sólo puede ser constatada en parte para las «vienesas». Las cuatro mujeres que en 1914 eran miembras, habían hecho experiencias prácticas analíticas como interesadas en el Psicoanálisis, dos de ellas confirmadas como pacientes. Esto se diferencia de los primeros analistas, de los cuales sólo pocos habían transcurrido por un análisis propio. La situación y posición de las mujeres se modificó desde que en 1925 se instaló una formación regulada en el instituto de enseñanza.

1929

Entre 1921 y 1929 la cifra de miembros aumentó de 37 a 55, la participación de las mujeres se triplicó a 16 (5). Este incremento tiene diversos motivos: el interés y la participación de las mujeres pueden estar en directa relación con la creación del Instituto de Enseñanza en el cuál una mujer pudo obtener la dirección especialmente destacable para la APV. Después de la emigración de Helene Deutsch en el año 1934 se le confió esta función a Ana Freud (1895-1982), con lo que el Instituto de Enseñanza desde su creación en 1924, hasta su disolución en el año 1938, estuvo permanentemente bajo dirección femenina. 

El movimiento de formación y el ejercicio del Psicoanálisis estaban regulados ampliamente en los estatutos y valían de modo igualitario para ambos géneros. El cambio total político y cultural posterior a la Primera Guerra Mundial impulsó también una reforma en el ámbito de las relaciones entre géneros y desde el punto de vista de las normas y conductas sexuales que fueron llevadas adelante en Viena modélicamente por el Movimiento Juvenil. La segunda generación de psicoanalistas mujeres y hombres que en gran medida habían llegado al Psicoanálisis a través del movimiento juvenil, se sentían comprometidos con estos cambios, es decir, los promovían ellos mismos. Por ello las analistas mas jóvenes podían contar con el apoyo de los movimientos femeninos; en ello se diferencian de las primeras pioneras del Psicoanálisis que tuvieron que organizar mayormente sus caminos de formación como caminantes solitarias. El ascenso de las mujeres en la participación profesional luego de la Primera Guerra Mundial se muestra de similar manera en otras disciplinas y ramas profesionales (psicología, medicina, investigación social). Chodorow resume esta fase del siguiente modo: «las Psicoanalistas de la segunda generación pudieron devenir psicoanalistas porque el Psicoanálisis todavía estaba en la fase de construcción, buscaba adeptos independientemente del género y porque era una zona marginal, es decir, una disciplina menos respetada en ciencias limítrofes como la Medicina. La Primera Guerra Mundial dirigió la mirada hacia la psiquiatría justo en el momento en que esta rama disciplinaria abría posibilidades profesionales a las mujeres» (Chodorow, 1987, 827).

1937

En la ultima lista de miembros publicada de la APV encontramos 31 mujeres y 37 hombres como miembros ordinarios y extraordinarios. (6) La participación de las mujeres constituyó por ello el 45 %. Si se toma en cuenta que de las 68 personas solo 49 vivían en Viena, el cuadro se modifica mínimamente (28 hombres y 21 mujeres = casi 43 %). Solamente en el año laboral de 1937 fueron admitidas siete mujeres y un hombre como miembros extraordinarios aparece la interrogante de en qué medida estas admisiones fueron codeterminadas por la arriesgada situación política que hacía pensar en una previsible disolución de la APV.

Chodorow en su visión panorámica sobre varios grupos psicoanalíticos llega a la siguiente conclusión: «Si bien las mujeres nunca llegaron a la mitad del total de los profesionales, sin embargo en el período entre 1920 y 1980 en los EE.UU. el 17% de los miembros eran mujeres, en Europa alrededor del 27%….Entre 1910 y 1920 en las asociaciones de Budapest, Berlín, Londres, New York y Boston había como mucho una o dos mujeres. Un segundo capítulo comienza alrededor de 1920 con el permanente incremento de mujeres en el Psicoanálisis tanto en Europa como en EE.UU. De ambos lados del Atlántico constituyen en los tardíos años treinta y los tempranos cuarenta alrededor del 30% de los miembros; en Inglaterra en los años de la Segunda Guerra Mundial se alcanza el máximo de 40%» (Chodorow, 1987, 803 y sig.). En los por mi elegidos años claves aparece un cuadro mas exacto: así por ejemplo en 1929 en Viena el 29% de los miembros eran mujeres pero en Londres casi el 40%. Mientras que el porcentaje londinense con el correr de los años disminuyó, la participación de las mujeres aumentó dentro de los grupos vienés, berlinés y de Budapest. Este último muestra con el 48% un máximo en la comparación internacional, seguido por la A.P.V. con una participación de mujeres de un 45%.

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