Panorama psicológico argentino

Panorama psicológico argentino: antecedentes, constitución, institucionalización y profesionalización de la Psicología.
María Lucrecia Rovaletti*

-CUYO. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, nº 15, año 1998, págs. 79-108

*Mi agradecimiento a los Licenciados Modesto Alonso, Carlos Campello, M. Martina Cazzullo, Raúl Serroni Copello, Alejandro Dagfal, Graciela de Filippi, Hugo Klapenbach, Alicia Mezzano, Enrique Saforcada, Oiga Sarquis y Osvaldo Varela por los datos y publicaciones aportadas, algunas en preparación; todos ellos respondieron a su debido momento a mi solicitud de información específica, material que excede a las posibilidades de un artículo. Por otra parte, hubo que delimitar un campo y el criterio fue tener en cuenta a grupos o personas que han mostrado su actividad científica o profesional a través de publicaciones.

…toda historiografía que no abdique de su
condición, no puede dejar de tener en cuenta
la permanente inestabilidad de las situaciones
que examina. Si es lúcida cuando cree fincar
el pasado sólo atiende a «pasados-presentes»
o, sería otro modo de ver, sobre presentes del
pasado que participan de fa misma movilidad
del presente en que está instalado el historiador.
(Angel Castellán, «Tiempo e historiografía», 171-172)

La historiografía psicológica (1) nos hace patente que alrededor de
lo «psíquico» giran dos orientaciones (2), que se presentan desde el
principio de la vida académica plasmándose a veces en
confrontaciones dogmáticas. Por un lado una concepción centro – europea, centrada
en los fenómenos de la vida interior y ligada a las ciencias humanas y
a la filosofía (3). Por otro, la angloamericana, pragmática, inclinada a las
metodologías experimentales y objetivas, más preocupada por la
educación al medio social, que llevó a perfilar psicólogos
profesionales «entendidos como expertos en tecnología educativas,
ergonómicas y sanitarias» como dice Vilanova (4). Así, en USA, los
políticos y empresarios a cargo del manejo de fondos, ansiosos de
una ciencia del control social, financian las primeras carreras cuyos
egresados monopolizarán luego la organización de congresos,
publicaciones y políticas curriculares. Chile, Perú y Argentina
reflejarían claramente estos dos planteas.

Los comienzos.

Una breve síntesis del período comprendido entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas de este siglo nos permiten entender cómo surge esta dualidad en nuestro país. Podemos
señalar las primeras referencias en los inicios del siglo XVIII donde una psicología sin psicólogos– hecha por médicos, alienistas, abogados, filósofos-, es incorporada a la enseñanza universitaria en un arco que va desde la filosofía, la pedagogía, el derecho y la economía hasta la sociología, la medicina y algunos ensayos literarios. Pero no se trata de un mero transplante de las ideas
europeas a pesar de esa influencia en nuestra cultura, sino más bien de un matiz diferencial que caracteriza los modos argentinos de elaborar y aplicar el pensamiento europeo, como bien lo señala Alberini (5). La psicología se inicia aquí como un análisis de la mente, y este ente es la conciencia; es una tendencia que comienza en el siglo XVII e informa la totalidad de la psicología moderna, inclusive a Wilhelm Wundt. Es el gran paso entre la ideología y la psicología de laboratorio.
En Argentina la psicología se conoció precisamente a través de profesores laicos de filosofía: Juan Crisóstomo Lafinur en el Colegio de la Unión del Sud (1819), Juan Manuel Fernández de Aguero en la Universidad de Buenos Aires recién creada (1821), mientras Diego Alcorta enseñó a la generación de los románticos como Alberdi y Echeverría y será quien lleve a cabo las ideas de Pinel y Esquirol en el tratamiento de los enfermos mentales. Mientras en filosofía se adherían a la tradición escolástica, en su clase de psicología transmitían las ideas de Condillac, Destutt de Tracy y Cabanis. La psicología de esa época, que se sustentaba en la fisiología, buscaba convertirse en ciencia experimental, de las ideas, de las pasiones, y de la voluntad del hombre.
Posteriormente, el gran desarrollo de la educación dado por la etapa de la organización nacional, hizo posible la presencia de Amadeo Jacques, luego rector del Colegio Nacional de Buenos Aires
que venía huyendo de Francia por cuestiones políticas. Sus lecciones de filosofía se inspiraban en el eclecticismo de Víctor Cousin, mientras su psicología era considerada como el estudio de la conciencia.
La ideología como movimiento filosófico de fines del siglo XVIII e inicios del XIX, intentaba reconciliar el racionalismo analítico de la ilustración francesa con el empirismo inglés y por su orientación naturalista y psicológica permitió crear» en el ambiente intelectual argentino de la época las condiciones indispensables que hicieron posible la eclosión del positivismo y el cientificismo» (Ricaurte Soler, 44-5) (6).
El positivismo como corriente del pensamiento se opone al intuicionismo, a las verdades abstractas y absolutas, y se atiene crítica mente a lo dado y a la experiencia; su confianza se apoya en
los descubrimientos de las ciencias naturales, por ello toma como modelo el método científico sin dejar de apelar al terreno pragmático.
Partiendo de una cosmovisión laica, tiene una fe inquebrantable en el progreso, característica propia del evolucionismo. En el campo de la psicología, inspirándose en Ribot, recurre como fuente de experiencia no solamente al laboratorio sino también a la clínica: los síntomas, la delimitación semiológica de los distintos signos y de los distintos cuadros patológicos. Merecen señalarse de esta época, llamada la “generación del 80″, algunos hechos significativos (7).
En 1892, se funda la Sociedad Científica y Humanitaria, cuyos objetivos son analizar el estudio y la enseñanza teórica y experimental de la psicología y la psico-física moderna.
En 1891, Víctor Mercante, representante de la psicopedagogía positivista con elementos comtianos, con influencias de Ribot y que provenía del grupo de la Escuela Normal de Paraná, crea en San Juan el primer laboratorio experimental. En 1898, el médico Horacio Piñero lo hará en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Por otra parte, en 1896 se inicia la primera cátedra de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, estando a cargo el abogado Rodolfo Rivarola, que seguía el pensamiento de Théodule Ribot, Herbert Spencer y Wilhelm Wundt. En 1902, Piñero es nombrado profesor titular manteniendo el criterio experimental en lo fisiológico (Wundt) y clínico en lo patológico (Ribot) con lo cual se inicia un nuevo enfoque de la psicología en esta casa de estudio. Posteriormente, se crea otra cátedra y es nombrado Félix Krüger, un psicólogo alemán discípulo de Wundt, al que le sucederán Francisco de Veyga, especialista en criminología, y José Ingenieros. Mientras tanto Cristofredo Jakob se desempeña en biología. En 1922 se lo designa a Coriolano Alberini, un filósofo que ya se demostraba como crítico del positivismo, que cambiará la cátedra de Ingenieros. Admirador del pensamiento de Henri Bergson y del idealismo alemán, considera imposible todo intento de medición en psicología, de allí que ponga distancia a la psicofísica y a la psicología experimental, y critique el abuso y exclusivismo de la psicometría. Alberini propone una psicología axiológica, ya que el psiquismo se caracteriza por su capacidad de valorar. Mouchet, en la otra cátedra, partiendo del concepto de cenestesia entendida como sensación interior (Ribot) – que es previa a los sentidos y que inclusive está a la base de los mismos fundamenta en ésta el conocimiento de la realidad exterior. Si el primero acentúa el análisis de los fenómenos psíquicos superiores específicos del hombre civilizado, el segundo acentúa el fisiologismo enseñando una psicología experimental, psicométrica. Pero ambos coinciden en señalar un campo epistémico nuevo para la disciplina psicológica. Sobre la base del antiguo laboratorio de Piñero se aprueba el proyecto de Alberini y se crea en 1931 el Instituto de Psicología (8), siendo Mouchet -egresado de Filosofía y Medicina-, su director. Por allí pasarán también Coriolano Alberini, Osvaldo Loudet y Juan B. Beltrán (médicos legistas) y sus ayudantes Cruz, Osyrov y Foradori.
Este centro presenta actividades docentes y de investigación (9). Consta de nueve secciones: Psicología General, Psicología Fisiológica, Psicopedagogía, Psicotecnia, Psicometría para -normal,
Psicología Colectiva y Etnología, Caractereología y Criminología. Aparecen publicaciones donde los temas psicológicos son tratados regularmente y se empiezan a desarrollar ciertas líneas de investigación en torno a la psicología infantil, criminal, clínica. La psicología constituye además una disciplina clave para entender el proceso social y para pensar la historia, como lo muestra Agustín García, profesor de Ciencias Sociales en la Facultad de Derecho (UBA). La Universidad de Buenos Aires aparece como un lugar de definición y de legitimación de nuevas disciplinas que luego encontrarán difusión en otros centros universitarios y profesionales.
En 1905, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de La Plata se inicia la Sección Pedagógica de cuatro años de duración, con materias como Antropología (Rodolfo Sennet), Anatomía y Fisiología del sistema nervioso (Cristofredo Jakob), Metodología (Víctor Mercante), Psicología (Carlos Melo), Psicología Experimental, Psicopedagogía, Psicología Anormal, Metodología Especial, entre otras. En 1914 se crea la Facultad de Ciencias de la Educación: se traslada la sección de Pedagogía y se incluyen Filosofía, Historia y Letras. Por aquí pasarán Mouchet, Palcos, Calcagno y Jacob. Con el positivismo la psicología adquiere un giro eminentemente práctico: surge como un recurso de interpretación de la realidad social y política, y como un modo de lograr un hombre nuevo e imponer algún tipo de identidad nacional a los hijos de inmigrantes.
La psicología se traduce entonces como psicología educacional, como psicopatología, como psicología social, como psicología criminológica. Sus tópicos giran en torno a la locura y el delito; la
barbarie y la educación; las masas como un nuevo sujeto social y político; los inmigrantes y la construcción de la identidad nacional. Un saber psicológico sujeto a los dispositivos públicos de control del comportamiento individual y de la masa, pero también de los trastornos psíquicos desde la neurosis hasta la locura. Subyacente a estos temas hay que tener en cuenta la raza, que por un lado dice referencia a los temas de la herencia y la especie y por otro a los rasgos de orden cultural: es la ley natural y la ley social, el desarrollo biológico y el progreso. Las temáticas dicen claramente referencia a esa etapa de construcción política y cultural de la Nación.
Ahora bien, el positivismo también supo cosechar resistencias en ciertos grupos católicos, y otros no confesionales como el Colegio Novecentista, la Sociedad Kantiana, y entre ellos a Alejandro Korn, Coriolano Alberini y algunos visitantes extranjeros como José Ortega y Gasset, Eugenio D ‘Ors y Manuel García Morente. Por otra parte, un elemento a tener en cuenta es que hacia los años 30 se produce una fuerte crisis de la experimentación en psicología, que además en nuestro país había sido sumamente limitada. Mientras tanto la psicología avanza en otras direcciones. En la Facultad de Medicina, en las cátedras correspondientes de patología mental, se dictan temas de psicología. Es ilustrativo que Horacio Piñero, profesor de Fisiología en Medicina, se interesara por los temas de fisiología nerviosa y de fisiopsicología; al mismo tiempo es profesor del Colegio Nacional Buenos Aires, donde funda un Laboratorio de Psicología Experimental.
Alrededor de la década del 30 una fuerte crisis se abate en la medicina: crisis de la práctica profesional e incremento de consultas en instituciones públicas como consecuencia de la situación
económica, cuestionamiento al exceso de técnicas diagnósticas y terapéuticas, la aparición y competencia de la industria farmacéutica frente a los preparados recetados por los médicos y, paralelamente un auge de curanderismo y charlatanería. Esto llevará a que en el 11º Congreso de Medicina Gremial de Rosario se proponga dotar al médico de una formación psicológica para una mejor atención del acto médico y para renovar la semiología clínica, sin que ello signifique poner en peligro el papel del médico, sino permita más bien reconstruir la unidad del paciente dejada de lado por la moderna medicina. Surgirán entonces los primeros conceptos de medicina psicosomática.
En la cátedra de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires se crea alrededor de 1935 un Centro de Psicología y Psiquiatría Infantil dirigido por la Dra. Telma Recca que, formada en E.E. U.U., lo organiza al modo de los Children Guidance Center, aunque adaptándolos a la idiosincrasia argentina. En 1958 se convertirá en el Departamento de Psicología y Psicopatología de la Edad Evolutiva. Durante 40 años se forman allí pediatras y luego psicólogos y asistentes sociales, pero también se realizan programas de divulgación. A su vez, la Dra. Carolina Tobar García, otra pediatra, se dedica a organizar en Sanidad Escolar los gabinetes psicológicos para alumnos de déficit mental, formando de este modo un grupo de maestras con buen grado de especialización.
En 1942, en Mendoza, se inaugura el Laboratorio de Psicología Experimental que estuvo a cargo durante cinco años del Dr. Horacio Rimoldi, a quien acompañaba en ese momento Nuria Cortada. Allí se realizan por primera vez tipificaciones de pruebas mentales, y los baremos obtenidos serán tomados como normas en instituciones afines del país y del extranjero.
Ya fuera del ámbito universitario, destaquemos otros hechos. En 1920, se crea el Laboratorio de Psicología Experimental del Instituto de Pedagogía (10) dependiente del Consejo Nacional de Educación, que será levantado después del golpe militar de septiembre de 1930.
A finales de 1929 se organiza la Liga Argentina de Higiene Mental. En 1934 se creará la Sociedad de Criminología. En 1933 aparece el Boletín de la Sociedad de Psicología de Bs. As. En 1930 la Liga
Argentina de Higiene Mental publica su Revista.
En 1942, se crea la Asociación Psicoanalítica Argentina (A.P.A.) (11), conformada por médicos exclusivamente con intereses clínicos, especialmente en el campo psicosomático. Su inserción en la docencia universitaria se iniciará tiempo después en Psicología con la creación de la carrera y muy posteriormente en Medicina.
Aunque la psicología académica se repliega hacia la filosofía en la segunda mitad de la década del 40, sin embargo comienza a reconocerse cada vez más la necesidad de contar con un nuevo profesional que reúna el conjunto del saber psicológico.

El contexto previo: de 1943 a 1955

Primer Congreso Nacional de Filosofía (1949)

Primer Congreso Nacional de Psicología (1954)

Constitución, institucionalización y profesionalización de la psicología

Consolidación y perspectivas futuras

A modo de reflexiones

Notas y Bibliografia