Bleger, Perspectivas del psicoanálisis y psicohigiene: Psicoanálisis y médicos

Psicoanálisis y médicos.
En el mismo sentido en que hemos desarrollado la relación del psicoanálisis con la psicología y los psicólogos, creo que debe entenderse también el problema que plantea la medicina y los médicos. La Asociación Psicoanalítica debe crear también –en lo posible– un instituto que se encargue de trasmitir a los médicos la información necesaria y la formación requerida para incorporar un pensamiento psicoanalítico, pero de tal manera que ellos no abandonen, su campo específico de trabajo (sea la pediatría, la dermatología, gastroenterología, etcétera), sino que incorporen el manejo de los factores psicológicos dentro de su propio campo de trabajo y dentro de sus propias técnicas. Esto quiere decir que no debemos fomentar (e incluso debemos impedir en lo posible) que todo médico que se acerque al psicoanálisis abandone su campo específico para transformarse en psicoanalista (y menos aún, en psicoanalista silvestre).
Se ve con mucha frecuencia que el médico que inicia un tratamiento psicoanalítico se ve, tarde o temprano, frente a la disyuntiva o el conflicto de si seguir con su especialidad o cambiarla por la de psicoanalista. No sé en qué medida esto puede ser resultado de un cierto proselitismo implícito del mismo psicoanalista, pero sí debemos tener cuidado en que el cambio, si se realiza, sea realmente genuino; pero que lo óptimo sería —en gran proporción de casos— qué el médico continúe con su propia especialidad, pero incorporando en la misma la dimensión psicológica en todo su quehacer, en la relación médico-paciente, en su actitud, en la indagación y manejo de las situaciones conflictivas, sin que ello signifique que se transforme en psicoterapeuta y abandone su especialidad. La curación psicoanalítica de un médico –es obvio aclararlo– no reside en que se transforme en psicoanalista, ni en que "cure" al adquirir un soporte externo de identidad grupal de la institución que le haga sentirse mejor o bien, pero sin que realmente se haya alcanzado una curación por una modificación de la estructura de su personalidad. No sé en qué medida esto es un problema real, pero vale la pena mencionarlo aun a título profiláctico. Al respecto, Álvarez de Toledo, L. Grinberg y M. Langer han hablado en un trabajo del "carácter psicoanalítico".
Un ensayo previo en esta dirección que señalo y que propugno puede llevarse a cabo formando pequeños grupos de estudio con médicos de igual o distintas especialidades (endocrinólogos, psiquiatras, pediatras, cardiólogos, etc.), los cuales –previa selección– podrán formarse en un grupo de estudio dirigido por un psicoanalista en el que se estudien los problemas psicológicos de sus pacientes y los de sus procedimientos diagnósticos y terapéuticos, analizando los problemas prácticos de su quehacer profesional, adjuntando cuando sea necesario la información teórica correspondiente.
Es a través de la revisión de sus tareas prácticas y de sus modelos conceptuales que el psicoanalista podrá enseñar y mostrar los aspectos dinámicos, psicológicos, que están implicados en la tarea; y la manera de enfrentarlos y resolverlos sin salir del campo propio de trabajo y de las técnicas y el encuadre propio que tenga cada campo específico de estos especialistas; es decir, sin transformarse en psicoanalistas. Con ello evitaremos lo que pasa con frecuencia en la actualidad; el psiquiatra, el pediatra, el endocrinólogo, el cardiólogo, el gastroenterólogo, etc., tienen como única posibilidad de una información profunda de lo que es el psicoanálisis la inscripción en el Instituto de Psicoanálisis, y la consecuencia que deriva de esto es que el especialista se ve en un momento dado frente al conflicto de tener que optar: convertirse en psicoanalista o seguir con su propia especialidad; generalmente lo que ocurre –al parecer– es que se convierte en psicoanalista. Este proceso, en el cual el médico abandona su especialidad primitiva y se vuelca al psicoanálisis como tarea profesional, lo creo nocivo, porque fuera de los casos particulares donde esto está totalmente justificado, pienso que para los especialistas de las distintas ramas de la medicina debemos crear la posibilidad de que ellos tengan una formación psicoanalítica seria en los aspectos que les son necesarios, pero para que puedan seguir desempeñándose mucho mejor dentro de sus tareas específicas y dentro de su propio campo de trabajo.
Veo la creación de escuelas o de institutos privados donde se pueda enseñar psicoanálisis como un factor muy positivo, siempre que estas escuelas no se constituyan en escuelas de psicoanalistas silvestres, es decir, siempre que se atengan a enseñar la teoría psicoanalítica, la teoría de la técnica y lograr la adquisición de un pensamiento dinámico, de un pensamiento psicoanalítico, integrado en el quehacer de cada especialista de la medicina.