Perspectivas Sobre adicciones: ¿causas y efectos? (Bases psicobiológicas de la adicción)

Perspectivas Sobre adicciones: ¿causas y efectos? (Bases psicobiológicas de la adicción)

Por Rubén N. Muzio y Alberto Yorio

¿Cómo afectan las drogas el funcionamiento del cerebro y
por qué una persona puede pasar del consumo voluntario al
consumo compulsivo? Una mirada desde las neurociencias.

Cerebro y adicción
El cerebro es el centro de comando del cuerpo. Controla casi
todo lo que hacemos, incluso cuando estamos durmiendo.
Se compone de muchas partes que trabajan juntas como
un equipo. Cada una de ellas tiene una función específica
en el control de las distintas tareas que desarrolla un
individuo. Cuando las drogas entran en el cerebro, pueden
así interrumpir este trabajo y cambiar la forma en que el
cerebro lleva a cabo sus funciones. Estos cambios son los
que pueden conducir a un uso compulsivo de la droga, lo
cual constituye la característica principal de la adicción.
Las drogas de abuso afectan tres áreas principales del
cerebro: (1) el tallo cerebral, encargado de todas las
funciones que nuestro cuerpo necesita para mantenerse
con vida (básicamente respiración, circulación sanguínea
y digestión). También une el cerebro con la médula
espinal, que corre por dentro de la columna vertebral y
es responsable de la sensibilidad y movimiento de los
músculos y extremidades. (2) el sistema límbico, que junto a
otras estructuras del cerebro controla nuestras respuestas
emocionales, tales como sentir placer cuando, por ejemplo,
comemos. Las buenas sensaciones nos motivan a repetir
la conducta, lo cual es valioso porque la alimentación es
fundamental para nuestras vidas. (3) la corteza cerebral, que
es la capa exterior del cerebro (la materia gris). En los seres
humanos, es tan grande que representa aproximadamente
tres cuartas partes de todo el cerebro. Está dividida en
cuatro áreas, llamadas lóbulos, que controlan funciones
específicas. Algunas áreas procesan información de
nuestros sentidos, lo que nos permite ver, percibir estímulos
táctiles, oír, oler y degustar. La parte frontal de la corteza,
conocida también como cerebro anterior, constituye uno de
los centros principales de procesamiento de información.
Allí se genera nuestra capacidad para pensar, planificar,
resolver problemas y tomar decisiones.

¿Cómo funciona el cerebro para comunicarse?

El cerebro es una compleja red que consta de miles de
millones de neuronas, o células nerviosas. Estas redes de
neuronas forman circuitos que transmiten mensajes de ida y
vuelta entre el cerebro, la médula espinal y el sistema nervioso
periférico, con múltiples posibilidades de procesamiento
paralelo de información. De esta forma, estas redes nerviosas
controlan todo lo que sentimos, pensamos y hacemos.
Nuestro cerebro es el órgano más complejo de nuestro
cuerpo: contiene alrededor de 1012 neuronas (es decir, algo
así como un billón de células nerviosas). Estos circuitos
neuronales trabajan constantemente, enviando y recibiendo
mensajes. Dentro de una neurona, los mensajes viajan desde
el cuerpo celular hacia la proyección terminal (o axón) en
forma de impulsos eléctricos. Desde allí, el mensaje se envía
a otras neuronas con la ayuda de los neurotransmisores, o
mensajeros químicos del cerebro, que viajan a través del
espacio entre dos neuronas (llamado sinapsis) y se unen a
los receptores (proteínas de membrana especializadas) de la
neurona cercana. Un neurotransmisor y su receptor funcionan
como una llave y una cerradura, siendo un mecanismo
sumamente específico que hace que cada receptor en la
neurona vecina envíe el mensaje apropiado sólo después
de interactuar con el tipo correcto de neurotransmisor. Así
es como este mecanismo, moldeado por el proceso de
evolución, asegura la especificidad de la transmisión de
información dentro de los circuitos neurales.

¿Qué cambios generan las drogas en el funcionamiento del cerebro?

Las drogas son sustancias químicas. Trabajan en el cerebro
aprovechando su sistema de comunicación e interfieren con la
forma en que las células nerviosas normalmente envían, reciben
y procesan la información. Dependiendo de su estructura
química, distintas drogas funcionan de manera diferente. De
hecho, algunas drogas usadas como medicamentos pueden
cambiar el funcionamiento del cerebro de forma duradera,
ejerciendo efectos mucho tiempo después de que la persona
ha dejado de tomar esos medicamentos (tal vez incluso de
manera permanente). Esto es más probable cuando la droga o
medicamento se toma repetidamente.
Algunas drogas, como la marihuana y la heroína, activan
las neuronas porque su estructura química imita la de un
neurotransmisor natural. De hecho, estas drogas pueden
“engañar” a los receptores, uniéndose a ellos y activando las
células nerviosas. El problema es que no funcionan del mismo
modo que un neurotransmisor natural, por lo que las neuronas
terminan enviando mensajes anormales a través del cerebro.
Otras drogas, como las anfetaminas y la cocaína, hacen
que las células nerviosas liberen cantidades excesivas de
neurotransmisores naturales o pueden prevenir el reciclaje
normal de estas sustancias químicas cerebrales. Esto
conduce a un nivel de mensaje exagerado en el cerebro,
lo que en última instancia causa trastornos en los canales
de comunicación. La diferencia en este efecto es como el
contraste entre alguien que susurra en tu oído versus alguien
que grita en un micrófono.
Todas las drogas de abuso (nicotina, cocaína, marihuana y
otras) afectan el circuito de “recompensa” del cerebro, que
es parte del sistema límbico. Normalmente, el circuito de
recompensa responde a experiencias placenteras mediante
la liberación del neurotransmisor dopamina, lo que crea
sensaciones de placer, informándole al cerebro que eso es
algo importante (haciendo que se le preste atención y se lo
recuerde). Estas drogas generan una respuesta inapropiada
de este sistema, liberando cantidades inusualmente grandes
de dopamina que inundan este circuito. A veces, esto dura
una cantidad de tiempo muy grande en comparación con
lo que sucede cuando una recompensa natural estimula la
liberación de dopamina. Esta gran cantidad de dopamina
es la causa de la sensación de euforia (o “estar volando”)
asociado con el abuso de drogas.

¿Cómo una persona se convierte en adicta a las drogas?

Piense en cómo se siente una persona cuando sucede algo
bueno (tal vez su equipo gana un partido o es elogiado por
algo que ha hecho bien), eso significa que su sistema límbico
está trabajando. Dado que cuando realizamos conductas
asociadas a nuestra supervivencia percibimos un placer
natural, el sistema límbico (nuevamente moldeado por el
proceso de evolución) genera comportamientos que nos
llevan a buscar esas cosas.
La primera vez que alguien usa una droga de abuso,
experimenta sentimientos intensos de placer no natural. El
circuito de recompensa se activa (con la dopamina llevando
el mensaje). Por supuesto, las drogas tienen también otros
efectos; por ejemplo, una persona que fuma por primera
vez también puede toser y sentir náuseas de los productos
químicos tóxicos que contiene un cigarrillo de tabaco o de
marihuana.
Pero el cerebro empieza a cambiar como resultado de
la inundación no natural de neurotransmisores. Debido a
que perciben más dopamina de la necesaria, las neuronas
pueden comenzar a reducir el número de receptores de
dopamina, o simplemente sintetizar menos dopamina. El
resultado es menos dopamina de señalización en el cerebro,
lo que se llama desensibilización o “regulación en baja”
(down regulation). Además, debido a que algunas drogas son
tóxicas, muchas neuronas también pueden morir.
Como resultado, la capacidad de la dopamina para activar los
circuitos que causan placer está gravemente debilitada. Este
cambio funcional se traduce en que la persona se siente triste,
“sin vida” y deprimida. De hecho, cuando llega a este estado,
le puede parecer que la vida sin drogas carece de alegría.
Ahora, la persona necesita consumir drogas solamente para
lograr niveles de dopamina por encima de lo normal, a fin de
lograr la misma activación de sus neuronas desensibilizadas.
Entonces, son necesarias grandes cantidades de la droga
para generar una alta concentración de dopamina, efecto
conocido como tolerancia. En ese momento la persona
desarrolla un fuerte deseo de consumir la sustancia (craving),
generando un fenómeno conocido como dependencia. Esta
dependencia se manifiesta al interrumpir o reducir el consumo
de la sustancia a través de un conjunto de reacciones
conductuales y fisiológicas (síndrome de abstinencia). Si
bien los síntomas varían en forma e intensidad de acuerdo
al tipo de sustancia y al tiempo que lleva la dependencia, en
todos los casos esos síntomas se deben a una alteración del
funcionamiento normal del sistema nervioso.
Así, el conjunto de estos cambios en el cerebro conducen a
una persona a buscar y consumir drogas compulsivamente
a pesar de sus consecuencias negativas, tales como
problemas familiares, robo, pérdida de amigos, u otros
problemas físicos o mentales provocados por el abuso de
drogas: esto es la adicción.
Aunque sabemos lo que ocurre en el cerebro cuando alguien
se vuelve adicto, no podemos predecir cuántas veces una
persona debe usar una droga antes de convertirse en adicto.
Tanto la composición genética de una persona, así como
el ambiente desempeñan un papel importante. Lo que sí
sabemos es que una persona que usa drogas corre el riesgo
de convertirse en adicto, el deseo de la droga a pesar de sus
consecuencias potencialmente devastadoras.

¿Es la adicción a las drogas un comportamiento voluntario?

Una persona puede comenzar a tomar drogas de manera
voluntaria, pero a medida que pasa el tiempo y el uso de
drogas continúa, ocurre algo que hace que una persona
pase de ser un usuario de drogas voluntario a un usuario
compulsivo de la droga. ¿Por qué? Básicamente, como
hemos visto anteriormente, debido a que el uso continuo
de drogas cambia la forma en que funciona su cerebro. Se
deteriora su capacidad de pensar claramente, de sentirse
bien sin las drogas, y de controlar sus comportamientos.
Todo esto contribuye a la búsqueda y el uso compulsivo de
drogas, es decir, la adicción.
Por lo general, la primera vez que una persona usa una droga
es una decisión consciente que ha tomado. Pero una vez que
la persona se vuelve adicta, sufre de una enfermedad en su
cerebro. Cada droga de abuso tiene su propia forma individual
de cambiar el funcionamiento del cerebro. Pero en la mayoría
de los casos, no es tan importante a qué droga es adicta una
persona, ya que muchos de los efectos que tiene sobre el
cerebro son similares. El hecho es que, debido a los mecanismos
de la evolución, nuestros cerebros están estructurados para
asegurar que vamos a repetir actividades, como comer, al
asociar estas actividades con placer o recompensa. Cada vez
que este circuito de recompensa se activa, el cerebro toma
nota de que algo importante está ocurriendo que necesita ser
recordado, y nos enseña a hacerlo una y otra vez, sin pensar
en ello. Debido a que las drogas de abuso estimulan el mismo
circuito, aprendemos a abusar de las drogas de la misma
manera. Así, mientras que la decisión inicial de tomar drogas
es una opción para algunos, una necesidad física sustituye esa
elección. Esto es lo que se conoce como adicción.

¿Hay tratamientos eficaces para la drogadicción?

Sí, aunque aún no existe cura para la adicción a las drogas. La
adicción es una enfermedad tratable, pero a menudo es una
enfermedad crónica. Y al igual que con otras enfermedades
crónicas, como la diabetes o enfermedades del corazón,
las personas aprenden a controlar su enfermedad, a veces
con la ayuda de medicamentos. Las personas adictas
a las drogas pueden hacer lo mismo. La adicción a las
drogas puede ser tratada eficazmente con terapias de base
conductual en la cual las personas aprenden a cambiar
su comportamiento; y para la adicción a algunas drogas,
tales como el tabaco, el alcohol, la heroína u otras drogas
opiáceas, los medicamentos pueden ayudar. El tratamiento
varía para cada persona, dependiendo del tipo de droga/s
que se haya abusado y las circunstancias específicas del
individuo. Para muchas personas con adicción a las drogas,
pueden ser necesarios múltiples cursos de tratamiento para
alcanzar el éxito. La investigación científica ha revelado una
buena base de información para asegurar tratamientos
eficaces contra la adicción a las drogas. Pero normalmente,
la mayoría de las personas que se han convertido en adictas
necesitan de tratamientos de largo término y, en muchos
casos, tratamientos repetidos.
Rubén N. Muzio. Profesor Asociado Regular de la cátedra Biología
del Comportamiento, Facultad de Psicología (UBA). Doctor en
Ciencias Biológicas UBA, Especialista en Psicología Experimental
Comparada. Investigador Independiente CONICET. Director del
Grupo de Aprendizaje y Cognición Comparada (Laboratorio de
Biología del Comportamiento (IBYME-CONICET).
Alberto Yorio. Profesor Titular Regular de la cátedra Neurofisiología
II, Facultad de Psicología (UBA). Doctor en Medicina UBA,
Especialista en Neurología. Jefe de Sección Neurofisiología, Hospital
J. A. Fernández (GCABA). Investigador de la Carrera de Investigación
en Salud (GCABA). Profesional Principal CONICET (Laboratorio de
Biología del Comportamiento (IBYME-CONICET).

Referencias bibliográficas

Kalat, J. W. (2009). Biological Psychology. Wadsworth, Cengage Learning Ed.
National Institute on Drug Abuse. The Science of Addiction: Drugs, Brains, and
Behavior (http://www.drugabuse.gov/ScienceofAddiction/). NIH Pub. No. 07-5605.