Pichón Rivière: mundo vincular, familia y grupos

El mundo vincular, la familia y los grupos
Ahora bien, la experiencia de Pichon en el campo de lo que él llama “urgencia psiquiátrica”, es decir el abordaje del paciente en crisis, le brinda, en forma espontánea inicialmente, una posibilidad de encuentro y observación con el grupo familiar también en crisis. Esa experiencia le permite establecer relaciones de causalidad no lineal, no mecánica, entre la estructura y dinámica del grupo familiar y la configuración del mundo interno del sujeto definido como “portavoz”. Entonces se plantea como encuadre el abordaje de la situación de un sujeto que enferma tomando como unidad de análisis no al sujeto sino al grupo familiar.
En ese grupo la emergencia de la enfermedad a través de un portavoz pone de manifiesto mecanismos de interacción, ansiedades que recorren la situación grupal y procesos defensivos; pone de manifiesto el juego de roles y nos permite inferir el sistema de fantasías que sostiene esa forma de interacción y genera patología. ¿Y qué vemos? Vemos que las formas de comunicación con los integrantes pone de manifiesto una semántica familiar, códigos verbales y códigos de conducta.
En esa complejidad de relaciones, en el interior de un sistema (familiar) tomado como unidad de análisis, aquello que parecía no tener sentido, lo adquiere: la conducta y el discurso del paciente se revelan como un intento de respuesta coherente y significativa en ese sistema. Pichon Rivière es el primero en nuestro país que articula el discurso y la estructura del mundo interno con las formas de interacción familiar.
Este descubrimiento de la direccionalidad de la conducta, de los niveles de determinación del psiquismo desde la interacción familiar tiene consecuencias tanto teóricas como clínicas.  Surgen las preguntas acerca del lugar que ocupan las relaciones reales: las experiencias con el otro y la  acción del otro, que es una acción secuencial que se mueve hacia la gratificación o hacia la frustración. Para Pichon las  respuestas que surgían desde su marco teórico psicoanalítico eran ya insuficientes. Y es cuando empieza a elaborar los conceptos claves de su teoría. Plantea, entonces, que el mundo interno tiene una estructura grupal; que el mundo interno como dimensión intrapsíquica es una reconstrucción, un reflejo no especular de la red de relaciones en la que el sujeto emerge .
En esta conceptualización de Pichon no sólo influye el pensamiento psicoanalítico y la idea de mundo interno, más ligado en el esquema kleiniano, por ejemplo, a la actividad fantasmática, a la actividad de la fantasía inconsciente con un alto grado de autonomía en relación a la experiencia, sino que Pichón va a poner en un lugar fundante las relaciones reales y la experiencia, incorporando la influencia de otro pensador: George Herbert Mead.
Pichon polemiza con una noción del psicoanálisis que es la noción de relación de objeto, noción que da cuenta de la relación del sujeto con su mundo. Esta noción va a ser cuestionada y sustituida por la de vínculo en tanto estructura  interaccional y determinante que incluye mínimamente a dos sujetos, su nueva relación, procesos de comunicación y aprendizaje.
Para Pichón, desde lo indagado a nivel del grupo familiar, ese  acontecer intrapsíquico, que en ningún momento niega, no puede ser totalmente comprendido sin analizar los vínculos, las relaciones que los sujetos establecen y la forma en que se afectan recíprocamente.
Al poner la mirada en lo interaccional, en lo intersubjetivo, para poder comprender lo intrapsíquico, se cuestionan también otras relaciones que determinan a esos vínculos: el orden grupal, el orden de las instituciones y el más fundante orden de las relaciones sociales que sostienen y determinan esos vínculos.
Entonces, podemos decir, a partir del cambio de perspectiva plantea una psicología a la que llama “Social” porque está fundada en el sujeto como síntesis de las relaciones sociales que se articulan en este nuevo esquema que termina de configurarse en la década del 60 y luego en la del 70: una conceptualización a partir de la clínica y una fundamentación en la concepción del hombre y en la historia desde la que Pichón realizaba su práctica.