Posición actual (clarificación del constructo) y características de la alexitimia

Las principales objeciones que se hicieron al constructo inicial de alexitimia (falta de datos empíricos que apoyaran las hipótesis teóricas y confusión conceptual entre alexitimia y psicosomática) alentaron a los investigadores a abrir nuevos caminos para intentar la clarificación del constructo, planteándose su estudio en un amplio abanico de patologías. Estos estudios se inician con algunos autores que, para su sorpresa, comprueban que existe mayor prevalencia de alexitimia en los trastornos por somatización (diagnosticados según el DSM) que en las enfermedades psicosomáticas clásicas.
Existen conclusiones contradictorias en cuanto a la existencia de manifestaciones alexitímicas en la psicosomática. Algunos pacientes con las denominadas clásicas enfermedades psicosomáticas o con trastornos por somatización, muestran características alexitímicas, mientras que otros con estas patologías no lo hacen. Igualmente, algunos pacientes con enfermedades físicas tienen perfiles alexitímicos.
Otros estudios más específicos apoyan la asociación entre alexitimia y trastornos de dolor, pasajero o crónico, sin etiología física.
También se ha demostrado la presencia de alexitimia en pacientes en diálisis o con trasplantes de órganos y enfermos en situaciones críticas de cuidados intensivos, enfermedades del aparato digestivo como síndrome de colon irritable, úlcera duodenal, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn, enfermedades respiratorias, trastornos cardiovasculares, migraña y cefaleas, artritis reumatoide, úlcera péptica y cáncer.
En la literatura encontramos investigaciones en las que se han descrito características alexitímicas en pacientes con un amplio rango de psicopatologías: trastornos de personalidad psicopática, pacientes con adicciones a drogas y alcohol, depresión, trastornos de pánico, trastornos de la alimentación o trastornos de estrés postraumático como por ejemplo, sujetos mantenidos en campos de concentración nazis, combatientes de la guerra de Vietnam supervivientes de holocaustos o víctimas de abuso sexual.
Por tanto, el síndrome alexitímico, en cuanto trastorno cognitivo afectivo, se ha encontrado con gran frecuencia tanto en las enfermedades consideradas más físicas como en aquellos trastornos a los que se les concede el estatuto de psicosomáticos.
Sin embargo, no es específico de éstos, extendiéndose a otras categorías diagnósticas y a sujetos extraídos de la población normal sin ningún tipo de síntoma físico.
Este gran abanico de trastornos en los que podemos encontrar manifestaciones alexitímicas nos lleva directamente a la pregunta por la estabilidad: ¿se trata de un rasgo disposicional o de un estado reactivo o transitorio?, ¿debe considerarse como un trastorno primario señal de una patología enraizada en la personalidad o, por el contrario, ha de ser vista como un trastorno secundario y debemos observar bajo qué condiciones ambientales se manifiesta? ¿Se trata de un mecanismo de defensa o de un déficit? Se ha tratado de responder a estos cuestionamientos apoyándose en el concepto de alexitimia secundaria.