Psicología clínica: Neurosis

El término neurosis posee dos significados, el descriptivo y el etiológico. Desde el
punto de vista descriptivo, se refiere a determinado tipo de perturbaciones
caracterizadas por una especial conjunción de signos y síntomas, físicos y psíquicos,
estructurados en diversas combinaciones. Etiológicamente el término neurosis
significa la existencia de un conflicto psíquico inconciente que se expresa a través
de las distintas combinaciones de signos y síntomas. Puede decirse que las
reacciones neuróticas son fundamentalmente una patología de las relaciones
interpersonales.
La existencia de un conflicto psíquico es la causa básica de la presencia de los
síntomas y signos neuróticos pero, dada la naturaleza inconciente de dicho
conflicto, los síntomas son experimentados subjetivamente como inexplicables e
irracionales.
Clínicamente, una neurosis implica ya sea disfunciones somáticas sin ninguna
alteración estructural y dependientes directamente de factores emocionales, ya sea
trastornos psíquicos y del comportamiento no producidos por ninguna enfermedad
física.

Janet distinguió dos grupos de trastornos neuróticos: la histeria y la psicastenia
(obsesiones, compulsiones, miedos y fatiga). Freud distingue entre neurosis
actuales (neurosis de ansiedad y neurastenia -correspondiente a hipocondría) y las
psiconeurosis (histeria de conversión, de ansiedad, obsesiva y fóbica).

Podemos definir las neurosis como el resultado de la incapacidad para resolver
adecuadamente los conflictos inconcientes que existen en el psiquismo. Son la
consecuencia del fracaso del yo en llevar a cabo su labor de síntesis e integración en
los tres distintos frentes en que ésta debe realizarse: los impulsos instintivos que
provienen del ello, las exigencias normativas y prohibitivas del superyó y las
presiones de la realidad externa.
El conflicto neurótico es la pugna entre uno o más impulsos que tienden a su
descarga, por una parte, y las fuerzas psíquicas que se oponen a ella, por otra. Dice
O. Fenichel que el conflicto neurótico tiene lugar entre el yo y el ello.
Causas de las neurosis:
Las dificultades reales de la vida no bastan, por sí mismas, para producir una
perturbación psíquica duradera como es la neurosis. Es necesario que, previamente
a ellas, exista un factor interno determinado por la evolución infantil que las haga
realmente eficaces y patógenas; por lo tanto, la frustración interna y la externa se
complementan.
Podemos ver que en las neurosis, el yo intenta defenderse de los impulsos
amenazadores de una manera peculiar para cada forma de aquellas.
El motivo de
esta defensa es la ansiedad que origina la pulsión instintiva peligrosa, así, podemos
considerar que el traumatismo que se halla a la base de las neurosis es una magnitud
de excitación que no puede ser dominada por el yo.
Siguiendo los planteamientos de M. Klein, sabemos que la ansiedad ante la cual el
niño tiene que defenderse es la ansiedad de muerte originada por los impulsos
destructivos que operan dentro de su organismo. Las reacciones agresivas ante la
insatisfacción de las necesidades vitales, fundamentalmente el hambre, van seguidas
de sensaciones corporales displacenteras que hacen que se proyecte la agresividad
hacia el exterior, dando lugar a que el objeto sea sentido como agresivo y peligroso.
Una vez que el niño, superada la fase de objetos parciales, ha aprendido a reconocer
a las personas que le rodean como objetos internos totales, los impulsos agresivos
dirigidos hacia ellos continúan siendo fuente de intensa ansiedad, ya que la
destrucción de tales objetos comportaría la pérdida de toda posibilidad de
gratificación y de vida. Al llegar a los tres o cuatro años de edad y una vez que el
superyó ha sido establecido, los impulsos agresivos de las fases oral y anal entran en
conflicto con la imagen internalizada de los objetos, provocando la censura y los
ataques de aquél.