Psicopatología y Semiología Psiquiátrica: Psicopatología de la inteligencia

INTELIGENCIA
2.b. PSICOLOGÍA DE LA INTELIGENCIA
A. Concepto
El concepto de inteligencia ha sido y es motivo de discrepancias entre los psicopatólogos. Haremos referencia a las definiciones que más han contribuido a ir perfilando un concepto que a nuestro juicio ayuda a entender y medir esta capacidad.
William Stern nos propone la siguiente definición: «La inteligencia es la facultad personal de adaptarse a nuevas exigencias, utilizando para ello adecuadamente las pautas del pensar de que disponga». Stern subraya tres elementos: 1. la facultad personal, 2. el uso adecuado de pautas del pensar, y 3. nuevas exigencias. O sea una aptitud personal solamente medible frente a situaciones que no sean rutinarias sino nuevas y que su mejor o peor calidad se muestra en el uso adecuado del pensamiento como medio.
O. Lipmann plantea «Inteligencia es la facultad de captar objetivamente ciertos contenidos dados y elaborados con sujeción a determinadas metas«. Para Lipmann lo que Stern llama uso adecuado, es la «captación objetiva» y la «elaboración metódica».
Wechsler en su obra «La medición de la inteligencia en los adultos» escribe: «Inteligencia es la facultad compuesta o global del individuo de actuar adecuadamente, pensar razonablemente y relacionarse efectivamente con su mundo circundante«. El aporte nuevo de Wechsler está en el considerar la inteligencia como una facultad compuesta o global, señalando acá una diferencia de aspecto en el sentido de lo funcional y estructural. Según consideremos a la inteligencia en forma funcional -por su efecto- o estructural -por su forma interna-, se nos aparece en el sentido indicado (compuesta o global). Es global porque caracteriza la conducta del individuo como todo. Wechsler dice que la inteligencia es compuesta porque la investigación reciente ha podido aislar una serie de factores de inteligencia que son independientes. O sea que compuesta no quiere decir que la inteligencia es una combinación sumativa de determinadas habilidades individuales. Los resultados de rendimiento de una conducta inteligente no constituyen una simple función de la cantidad de habilidades especiales. Por lo tanto, el exceso en determinada habilidad, colabora relativamente poco en la conducta inteligente tomada en general. Sin duda, la memoria como función accesoria es de significativa importancia para el dominio de ciertas situaciones vitales. Pero más allá de cierto punto ya no aportará gran cosa. Lo mismo sucede por ejemplo con el pensar lógico. Podemos resumir lo anterior diciendo que el efecto óptimo de las funciones individuales es determinado por la configuración formal que las abarca (HeinzRolf Lückert, 1965).
Hemos señalado los conceptos más relevantes en relación a la inteligencia. Revisemos ahora los procedimientos para poder evaluar esta capacidad que llamamos inteligencia. Los podemos reducir a dos categorías: los análisis factoriales y los análisis descriptivos.
I. Análisis factoriales: a comienzos de siglo Thorndike diferenció la inteligencia en tres tipos principales o factores de la inteligencia:
1. La inteligencia abstracta o verbal como habilidad en el uso de símbolos lingüísticos.
2. La inteligencia práctica como habilidad en el manejo de objetivos; y
3. La inteligencia social como habilidad en el trato con la gente.
Spearman plantea que las facultades intelectuales deben ser comprendidas como función de dos factores. De un factor general que es común a todas las facultades, y de un factor especial (o específico), que sirve de base a cada facultad individual. Correlacionando una gran cantidad de tests, confirmó la existencia de un factor general g en la inteligencia. Pero no prosiguió sus investigaciones para los factores específicos s.
Thurstone opuso a la teoría bifactorial de Spearman su teoría multifactorial. De los 13 factores que pudo establecer han adquirido especial importancia: el talento matemático, el lingüístico, el lógico y en segundo lugar, la velocidad de comprensión, la memoria y la representación espacial. Alexander confirmó en lo fundamental la teoría de Spearman. Señaló que entre la inteligencia práctica y verbal hay una correlación de 0,50, o sea que debe suponerse la existencia de un factor g.
Thomson y Thorndike sostienen que todos los resultados de los tests de medición provienen de una gran cantidad de factores elementales de talento, no determinados ni determinables con precisión, pero de los que se usan unos pocos. O sea durante los tests de inteligencia no sabemos hasta qué punto las etapas individuales captan la inteligencia general y hasta qué otro los factores específicos.
II. Análisis descriptivo: desde este punto de vista se puede demostrar la existencia de importantes rasgos de conducta inteligente y talentosa que tienen especial relevancia en la práctica vital, y que van más allá de los planteados por el análisis factorial.
Heins-Rolf Luckert cita en su texto «La problemática del diagnóstico de personalidad» a Siegfried Behn, quien ha descrito los siguientes diez rasgos de la inteligencia y del talento:
A. Inteligencia táctica:
1. Sapiente: gracias a la paciencia puesta en la laboriosa búsqueda de experiencias y gracias a la tenacidad, lograr el dominio de ciertas habilidades.
2. Múltiple: capaz de resolver variedad de situaciones que exigen un talento original directo y juicio maduro.
3. Sagaz: en situaciones sorpresivas localizar de inmediato la circunstancia decisiva y resolver con rapidez, con seguridad y con confianza la situación planteada tanto de palabra como de hecho.
B. Inteligencia teórica:
4. Seguro: captar en sus rasgos más significativos, a partir de un punto de vista apropiado para ello, una misión ya comprendida en general, para solucionarla con procedimientos lo más simple que sea posible.
5. Prudente: frente a una misión que exige juicio, tener la facultad de comparar valorativamente todos los aspectos que puedan favorecer su solución.
6. Crítico: la facultad de reconocer sin prejuicios el valor de cualquier objeto, y seleccionarlo diferenciadamente de otros objetos y valores.
7. Metódico: la facultad de reconocer claramente los caminos apropiados para la solución de la misión y proseguir planificadamente por ellos, incluyendo también soluciones transitorias.
C. Inteligencia práctica:
8. Experimentado: en cada situación y bajo cada circunstancia describir con seguridad las virtudes y los defectos de los hombres y de las cosas que los rodean, evitar ensayos y pruebas inútiles al reconocerlos prontamente como tales.
9. Reflexivo: mantener la calma y quedar libre de pasiones, de prejuicios y de reproches – en situaciones peligrosas, apremiantes y contradictorias-, conservar fácilmente la clara y segura visión del observador y del juicio indubitable sobre lo que se debe hacer, dejar de hacer y el procedimiento a seguir en cada caso.
10. Ocurrente: incluso antes del juicio pensado y elaborado mediante la evaluación de las circunstancias, se verifica la afluencia de soluciones y objetivos de todo tipo, emergente de niveles inferiores del intelecto.
En la práctica clínica nos surge la necesidad de cuantificar el compromiso de la inteligencia y en lo posible determinar cuáles son los factores alterados. Tiene gran valor la aproximación descriptiva, en especial durante la entrevista clínica, o en condiciones en que la cuantificación de la inteligencia nos parece un detallismo innecesario. Pero en lo fundamental la inteligencia es una capacidad que desde un punto de vista psicopatológico corresponde a un instrumento del vivenciar que enriquece nuestra perspectiva clínica cuando los medimos y cuantificamos. Con la finalidad de que esta medición sea lo más objetiva posible, se han desarrollado pruebas de rendimientos estandarizados, denominados tests de inteligencia. Cabe agregar que este procedimiento es también fenomenológico en cuanto describe aunque en forma estandarizada la capacidad de este instrumento del vivenciar que llamamos inteligencia. Sin embargo, no siempre es necesario ni posible someter al sujeto a un test de inteligencia, por lo cual el clínico debe adquirir el máximo de destreza en la determinación del compromiso de la inteligencia, a través de la entrevista clínica. Ayuda a este adiestramiento el tener lo más claro posible los factores generales básicos de la inteligencia, entender de qué manera se cuantifican a través de los tests y entrenarse en extrapolar esta medición de rendimiento a la «situación de prueba» que es la entrevista clínica. En nuestro intento de ayudar al clínico en este adiestramiento, a continuación señalaremos los factores que nos parecen básicos en la medición de la inteligencia, en seguida analizaremos el test de Wechsler en esta perspectiva, mostrando finalmente cómo estos factores se pueden apreciar en la entrevista clínica.
Como definición básica, nos parece que Lipmann apunta a lo esencial de la inteligencia: «es la facultad de captar objetivamente ciertos contenidos dados y elaborados con sujeción a determinadas metas». Esta misma definición se puede expresar como que «la inteligencia es la capacidad operatoria de trabajar con la ayuda de esquemas cada vez más complicados y móviles, conforme a un plan lógico en la resolución de un problema«. Así entonces, en la intelección, comprensión y solución hay dos estructuras que se complementan. Por una parte el dominio de la capacidad de esquematización del pensamiento (que los guestaltistas llaman la puesta en forma) y por otra parte un sistema en cierto modo legislativo de las reglas del conocimiento (razonamiento, lógica). Estas dos estructuras complementarias constituyen dos grados de formación y de funcionamiento de la inteligencia. Al primer grado corresponde lo que en materia de inteligencia animal se llama aprendizaje y memoria asociativa, y que en los hombres Piaget ha llamado mecanismo de asimilación. Es análogo a lo que quiere denominar Lipmann como «la facultad de captar objetivamente ciertos contenidos». El segundo grado corresponde al área del juicio y de las relaciones lógicas, entendidas como las reglas del saber y del conocimiento de la verdad bajo su aspecto «normativo». Esta es «la elaboración de los contenidos con sujeción a determinadas metas» o sea con una metodología, y por ende con una normatividad.
En resumen, podemos afirmar que los dos factores fundamentales de la inteligencia son la capacidad de asimilación y la capacidad de operación lógica.
B. Test de Wechsler
A continuación describiremos el test de Wechsler y ordenaremos sus pruebas en torno a estos dos factores básicos: asimilación y razonamiento lógico. Siguiendo de cerca el análisis hecho por David Rapaport en su texto «Test de diagnóstico psicológico», el test de Wechsler está dividido en dos subtests: Subtests verbales y subtests manuales. Los subtests a su vez se pueden dividir de la siguiente manera:
psicopatología y semiología psiquiátrica, inteligencia
– Subtests verbales:
a) Subtests esencialmente verbales:
* Vocabulario: el examinador solicita al paciente qué quieren decir las siguientes palabras, por ejemplo: Carne, Rebanada, Compasión, Osado, Tangible, etc. Como señala Rapaport, este subtest examina el caudal «adquirido» automática-mente en el curso de una maduración sin trabas de la «dotación natural». El vocabulario refleja la educación y ambiente de los primeros años, así como también la escolaridad y experiencias posteriores; señala la receptividad hacia nuevas ideas e informaciones y la capacidad para almacenarlas y agruparlas asociativamente con arreglo a las exigencias de las ocasiones. «Por inferencia, indica la capacidad de clasificación, conceptualización» (Hermosilla, 1978). Mide fundamentalmente la capacidad de asimilación.
* Información: se le pide al paciente que responda preguntas, que solicitan información de diverso tipo, que se supone un sujeto ha almacenado a través de su relación con el ambiente que lo rodea. Por ejemplo: ¿Cuáles son los colores de la bandera chilena? ¿Qué es el Vaticano? ¿A que t° hierve el agua?, etc.
Este subtest examina la memoria, en especial la memoria remota. La dotación y la riqueza del medio original no lo condicionan tanto como el subtest de vocabulario. Éste puede enriquecerse mediante la instrucción y la experiencia. Este subtest también mide fundamentalmente la capacidad de asimilación.
* Semejanzas: de dos palabras relacionadas entre sí, el paciente debe encontrar qué es aquello que tienen en común. Por ejemplo: Hacha-sierra; Huevosemilla; Elogio-castigo; Mosca-árbol, etc.
Este subtest examina la capacidad de relación y asociación, al evaluar la formación de conceptos verbales. Según Rapaport, un concepto posee una «esfera propia y un contenido». La «esfera propia» del concepto está compuesta por todas las cosas que presentan aquellas cualidades denotadas por el concepto. El «contenido» es la suma de las cualidades comunes a los objetos de la esfera. Por ejemplo: el contenido del concepto fruta es que es un producto natural, que puede comerse, que proviene de los árboles, etc. La esfera del concepto fruta está representado por una naranja y un plátano. El subtest de semejanzas plantea dos cosas dadas que constituyen la esfera de un concepto. El sujeto debe descubrir el contenido y denominarlo. Si el paciente se toma de un rasgo específico común de las cosas en cuestión y lo convierte en «contenido» relacionante, por ejemplo: naranja y plátano «las dos tienen cáscaras», quiere decir que se mueve en el plano concreto. Si se toma de la función que cumplen ambas cosas y la convierte en «contenido» relacionante, por ej.: naranja-plátano «las dos se comen», quiere decir que se mueve en el plano funcional.
Si el sujeto considera que ambas cosas son un producto natural, que puede comerse, que provienen de los árboles, usa entonces un término genérico que abarca todas estas características esenciales que las cosas tienen en común y lo convierte en «contenido» relacionante -por ej.: naranja-plátano «las dos son frutas»-, quiere decir que se mueve en el plano conceptual abstracto. Esta prueba evalúa fundamentalmente la capacidad de conceptualización. El proceso de conceptualización es un proceso analítico-sintético que se realiza siguiendo las leyes lógicas. O sea es una prueba que mide la capacidad de operación lógica de la inteligencia.
* Comprensión: consiste en treinta preguntas, para cuyas respuestas no se necesitan ni conocimientos ni vocabulario especial. Ejemplos: ¿Por qué lavamos la ropa?, ¿Por qué debe la gente pagar los impuestos?, ¿Por qué los sordos de nacimiento se quedan, por lo general, sin hablar? Este subtest examina el juicio. Éste se expresa en una respuesta apropiada y pertinente ante una situación dada. Darse cuenta de qué es lo apropiado, atinado o pertinente en una situación no requiere sólo de información; necesita además de una capacidad de detección, de captación sutil, que es predominantemente afectiva y emocional. Es esta disposición afectiva y emocional la que permite seleccionar la información adecuada, relacionarla, rechazar lo accesorio y resaltar lo importante de la solicitud hecha. Este subtest mide fundamentalmente la capacidad de asimilación, pero en este caso lo que podríamos denominar asimilación emocional más que intelectual.
b) Subtests de atención y concentración: estos 2 subtests no los describiremos acá, ya que si bien son indispensables para un buen funcionamiento de la inteligencia, la atención y la concentración las tratamos en un capítulo aparte.
– Subtests manuales:
a) Subtests de coordinación visomotora:
* Ensamblajes: se le entregan las piezas de un muñeco, un perfil, una mano y un elefante, las que el sujeto debe ir ensamblando.
Este subtest mide la capacidad de anticipar la figura total a partir de partes de ella. En otras palabras la capacidad de asociar uno o algunos detalles, con un conjunto final al que éstos apuntan. Mide la capacidad de asociación o «memoria asociativa». Corresponde a la capacidad de asimilación de la inteligencia, asimilación de figuras globales relacionadas con las partes que las constituyen.
* Construcción de cubos: con cubos cuyas caras están igualmente coloreadas, el paciente debe reproducir un diseño geométrico. Las caras de los cubos son blancas, rojas, mitad blanca y mitad roja.
Frente al diseño geométrico que debe reproducir, el paciente realiza dos operaciones: una analítica y otra sintética. Estas etapas se hallan entrelazadas. Los modelos exhibidos deben ser «descompuestos» por los sujetos escogiendo unidades equivalentes a las caras de las piezas, a fin de reconstruirlos a partir de dichas caras.
Este subtest mide la capacidad de análisis y síntesis. El análisis consiste en la capacidad de ver el diseño constituido por cubos, y la síntesis, en la capacidad de ver los cubos como constituyentes del diseño. Los procesos de análisis y síntesis son fundamentalmente de razonamiento y abstracción, siguiendo las leyes de la lógica y por ende respetando el principio de no contradicción. Este subtest mide la capacidad de operación lógica de la inteligencia.
* Símbolos de dígitos: este subtest mide fundamentalmente psicomotricidad, que si bien es condición necesaria para un funcionamiento óptimo de la inteligencia, en sí misma corresponde a otro capítulo de la psicopatología.
b) Grupo de organización visual:
* Ordenación de historias: hay que ordenar en una sucesión significativa una serie de dibujos. Intervienen dos momentos en el desarrollo de este subtest. Un momento analítico-sintético para focalizar la atención en lo importante y marginar lo accesorio. Por ejemplo, los elementos esenciales en la sucesión de dibujos en que dos niños pelean e interviene un adulto, son: la riña, la revista, la reconciliación, el adulto.
Una vez captado lo esencial, viene un segundo momento, de anticipación, que consiste en imaginar qué situación correspondería antes o después, en relación al detalle esencial de este dibujo. Esta anticipación es una suposición abstracta que sigue las reglas del pensamiento lógico, del razonamiento deductivo e ülductivo. En el ejemplo, el sujeto una vez que ha localizado su atención en la riña, la revista, la reconciliación y el adulto, organiza la secuencia a través de anticipar qué corresponde antes y después desde una perspectiva lógica; así concluye que los niños pelean por una revista, interviene un adulto y los reconcilia.
Este subtest mide fundamentalmente la capacidad de razonamiento lógico de la inteligencia.
* Completación de figuras: este subtest mide fundamentalmente la concentración. El de aritmética lo hace sobre patrones interiorizados, éste lo hace sobre modelos externos. Esto será tratado en el capítulo sobre psicopatología de la atención y concentración.
En resumen. El test de Weschler mide el rendimiento inteligente. Algunos de sus tests, como los de aritmética, dígitos, completación de figuras y símbolos de dígitos, son menos específicos de la inteligencia y creemos que deben ser abordados en relación a la psicopatología que evalúan. El resto son más específicos en cuanto ponderan aspectos más consustanciales a la inteligencia.
Para aproximarnos a una evaluación de los aspectos propios de la inteligencia, consideraremos entonces los siguientes subtests:
a) Subtests verbales: Información Comprensión Semejanza Vocabulario
b) Subtests de coordinación visomotora: Ensamblaje Construcción de cubos
c) Subtest de organización visual: Ordenación de historias
Centrándonos en el análisis de los subtests específicos de inteligencia podemos afirmar que:
1. Evalúan fundamentalmente la capacidad de asimilación de la inteligencia los siguientes subtests: Vocabulario Información Comprensión Ensamblaje
2. Evalúan fundamentalmente la capacidad de operación lógica los siguientes subtests: Semejanzas Construcción con cubos Ordenación de historias
La inteligencia es una capacidad mensurable. Mientras más objetiva sea su evaluación, mayor utilidad nos prestará en el trabajo clínico. En este sentido la aplicación de tests estandarizados es una herramienta de primera línea. Sin embargo, es útil que el clínico se oriente previamente a grosso modo sobre el estado de la inteligencia de un paciente para confirmar si se justifica o no un examen más exhaustivo de ésta a través de un test. Este es el objetivo principal del capítulo. Nos interesa que el terapeuta, más que dominar el uso y la aplicación de un determinado test de inteligencia, pueda evaluar a través de la entrevista y de la relación con el paciente su inteligencia. Por eso hemos revisado el test de Wechsler en una perspectiva circunscrita. Hemos descrito aquellas pruebas que ilustran las variables fundamentales de la inteligencia que el clínico debe saber buscar en su relación con el paciente.
Decíamos que los dos factores fundamentales de la inteligencia son la capacidad de asimilación y la capacidad de operación lógica. La capacidad de asimilación es evaluada en el Wechsler a través de las pruebas de: Vocabulario, Información, Comprensión y Ensamblaje.
El vocabulario examina el material adquirido automáticamente en el curso de la maduración, apreciablemente influido por la riqueza experiencia] en relación al ambiente infantil. La información también evalúa el material adquirido, pero éste no está tan condicionado por el medio original. Puede enriquecerse mediante la instrucción y la experiencia. La comprensión mide capacidad de asimilación, pero es una asimilación más bien afectiva que intelectual. Los ensamblajes evalúan la capacidad asociativa, que es una función relacionada con el material ya adquirido; por eso se dice que examina memoria asociativa.
En resumen, el factor de asimilación de la inteligencia que mide el Wechsler, se muestra en la capacidad para adquirir material automáticamente durante el desarrollo y a través de refuerzo y experiencia más tarde. Internalizar un caudal de pautas, actitudes y procedimientos en relación a la compleja interacción social, e incorporar figuras globales relacionadas con los detalles que las constituyen.
La capacidad de razonamiento lógico es evaluada en el Wechsler a través de las pruebas de: Semejanzas, Construcción con cubos y Ordenación de historias.
Las Semejanzas evalúan la capacidad de organización verbal, la cual se realiza a través de un proceso de análisis y síntesis, siguiendo las leyes del razonamiento lógico. La construcción con cubos examina la capacidad de organización visual, la cual se realiza a través de un proceso de análisis y síntesis siguiendo también las leyes del razonamiento lógico. La ordenación de historias evalúa la capacidad de abocarse a lo esencial, como de imaginar soluciones hipotéticas, midiendo así la capacidad de deducción-inducción y de análisis-síntesis, las cuales siguen las leyes del razonamiento lógico.
En resumen, el factor de razonamiento lógico de la inteligencia que mide el Wechsler se muestra en la capacidad de abstracción a través de procedimientos de análisis-síntesis y de deducción-inducción.
C. Evaluación de la inteligencia a través de la entrevista
Trataremos ahora de señalar en forma muy somera y a modo de ejemplo, cómo estos dos factores de la inteligencia, capacidad de asimilación y capacidad de razonamiento lógico, se pueden evaluar en la interacción con el paciente, ya sea en entrevistas clínicas o sesiones de psicoterapia.
El manejo del lenguaje es un índice significativo de la capacidad de asimilación de la inteligencia. La riqueza de palabras junto al uso adecuado de lo que ellas connotan son una expresión valiosa de la capacidad de asimilación. Otra variable importante que mide capacidad de asimilación es el modo en que el sujeto maneja la información respecto a los hechos que tienen relación ya sea con el motivo de consulta, con su enfermedad, con sucesos importantes en su familia o ambiente social, y con cualquier asunto que mida la habilidad para incorporar información esencial.
Durante la entrevista, también se puede examinar la capacidad de juicio. El tino que muestra el paciente frente a las circunstancias del momento, en la relación con el terapeuta, o frente al grupo. Cómo enjuicia su estado actual, y la situación misma de tratamiento. El criterio con que ha enfrentado las relaciones sociales, familiares y de trabajo, ya sean éstas interrogadas por el terapeuta o descritas espontáneamente por el paciente. La memoria asociativa, en cuanto capacidad de relacionar automáticamente detalles con figuras globales previamente asimiladas y viceversa, se puede apreciar en el desarrollo de las ideas del paciente. Cómo una pregunta o un recuerdo, lo lleva a comunicar un todo importante en relación al objetivo de la entrevista. O, al revés, cómo desde una situación global asocia detalles significativos cuya precisión resulta importante.
La capacidad de razonamiento lógico se puede evaluar durante la entrevista observando la habilidad del sujeto para coger lo sustancial de un asunto y marginar lo accesorio. Otro índice de la capacidad analítico-sintética del paciente es la habilidad con que pueda describir un todo separando cada una de las partes que lo constituyen, y cómo este mismo asunto lo puede reconstruir desde otra óptica, sin que pierda su coherencia. La capacidad de abstracción que siguen las leyes del razonamiento lógico se aprecia con nitidez a través de la habilidad inductiva y deductiva. En qué medida el paciente es capaz de construir hipótesis, o sea, extrapolar leyes generales a partir de hechos particulares o de concluir leyes particulares de hechos generales, durante la entrevista, ya sea en relación a sus conflictos o a asuntos planteados por el terapeuta.
Es importante que el clínico afine su capacidad de observación de la conducta inteligente que se da en la relación con el paciente. Le da una visión psicopatológica más integral sin necesidad de recurrir a una evaluación instrumental, recurso que, además de no estar siempre disponible, implica las desventajas de someter al paciente a un «examen», situación que en lo posible debe tenderse a evitar, con el objeto de establecer una mejor relación terapéutica.
Algunos psiquiatras evalúan la inteligencia durante la entrevista, haciendo preguntas directas de rendimiento. Propondremos una modalidad de test abreviado, ya que en algunas situaciones clínicas suele ser de utilidad. Nos hemos basado en las pruebas que propone el Dr. Guillermo Sura B. en el capítulo 7, Historia Clínica y Examen Mental, del texto Psiquiatría de Gomberoff-Jiménez. Es obvio que el uso indiscriminado de éste en toda entrevista conlleva al mismo riesgo de instrumental ización que el pasar el test completo, con el agravante de que es el mismo terapeuta a cargo del paciente quien lo ejecuta, y no otro profesional como habitualmente se hace cuando se solicita el test psicométrico. Muchas de las preguntas de rendimientos propuestas son análogas a las del test de Wechsler, pero no las mismas, con el fin de evitar que el paciente se familiarice con éstas, ya que en caso de ser necesaria la administración del test, éste se verá afectado.
Siguiendo el esquema de análisis de la inteligencia que hemos propuesto. dividimos estas pruebas en dos grupos, las que miden capacidad de asimilación, y las que miden capacidad de razonamiento lógico.
– Pruebas que miden capacidad de asimilación:
a) Vocabulario: Defina:
* burro
* piel
* plural
* microscopio
* menaje
* dilatorio
b) Información:
* ¿Cuántos huevos trae la docena?
* Diga las 4 estaciones del año.
* ¿A qué temperatura se congela el agua?
* ¿Quién es el presidente de Chile?
* ¿Qué se celebra el 18 de septiembre?
* ¿Qué distancia hay entre Santiago y Temuco?
* Nombre 5 ciudades más importantes de Chile.
* ¿Qué es un barómetro?
* Nombre 5 continentes.
c) Comprensión:
* ¿De qué color era el caballo blanco de Napoleón?
* ¿Qué pesa más: 1 kg. de lana o 1 kg. de plomo?
* ¿Por qué existen los colegios?
* ¿Por qué se pagan imposiciones?
* ¿Por qué son necesarias las leyes?
* ¿Por qué se deben mantener las promesas?
– Pruebas que miden capacidad de razonamiento lógico:
a) Semejanzas: En qué se parecen, o qué tienen en común:
* manzana – plátano
* periódico – radio
* bicicleta – avión
* poesía – estatua
* alegría – tristeza
b) Diferencias: En qué se diferencian:
* río – laguna
* buey – caballo
* enano – niño
* error – mentira
* avaricia – economía
c) Proverbios: ¿Qué quiere decir la gente cuando dice?:
* «Más vale un pájaro en la mano que cien volando».
* «Camarón que se duerme se lo lleva la corriente».
* «Cuando el río suena, es que piedras trae».
* «En casa de herrero cuchillo de palo».
Este examen de rendimiento es útil bajo ciertas circunstancias. Cuando se requiere una evaluación rápida aunque sea grosso modo. Con el fin de adquirir cierta destreza y familiaridad con las variables fundamentales de la inteligencia a través de un esquema ordenado, en profesionales que comienzan su formación. Para demostrar a través de ejemplos, aspectos psicopatológicos de la inteligencia, con una finalidad docente. Sin embargo, queremos enfatizar la conveniencia que tiene para la relación terapéutica el poder hacer una evaluación de la inteligencia del sujeto a través de la relación de comunicación establecida en la sesión o entrevista, evitando un interrogatorio dirigido. Esta habilidad se adquiere conociendo las variables fundamentales que constituyen la inteligencia y aprendiendo a reconocerlas en la interacción con el paciente, objetivo que hemos intentado cumplir someramente en este capítulo.

2.2. PSICOPATOLOGÍA DE LA INTELIGENCIA
En casi todos los textos de psicopatología y psiquiatría se reduce la psicopatología de la inteligencia a las oligofrenias. Incluso algunos usan el término oligofrenia en un sentido psicopatológico amplio, para referirse a diversos compromisos de la inteligencia. Este enfoque nos parece confuso ya que este término tiene una connotación nosológica o sindromática y no de síntoma psicopatológico. Fieles al punto de vista fenomenológico, proponemos llamar Retardo Mental, ya sea mínimo, leve, moderado, severo o profundo, al compromiso psicopatológico de la inteligencia, independiente de su etiología: y oligofrenias al cuadro clínico nosológico o sindromático. Evitamos así una confusión entre psicopatología y nosología psiquiátrica. Por lo mismo, la descripción psicopatológica de cada uno de los trastornos de la inteligencia se hará en relación a los factores fundamentales de la psicología de la inteligencia, vale decir, su capacidad de asimilación y de razonamiento lógico. No será una descripción de las oligofrenias, cuadro clínico con una serie de otros compromisos además de la inteligencia.
Otra forma de alteración psicopatológica de la inteligencia es el deterioro. Es un trastorno de la inteligencia que aparece una vez que el sistema nervioso ha logrado su completo desarrollo, a diferencia del RM que se presenta antes de que el SNC esté completamente maduro. Este límite se considera alrededor de los 4-6 años; sin embargo, el DSM III, llama oligofrenia a los trastornos de la inteligencia anterior a los 18 años, y sugiere hacer ambos diagnósticos. demencia y oligofrenia a pacientes que teniendo una inteligencia previa normal, si se les compromete antes de los 18 años.
El compromiso precoz de la inteligencia o retardo mental, y el compromiso tardío de la inteligencia o deterioro son las dos formas psicopatológicas bajo las cuales resulta conveniente clasificar los trastornos de la inteligencia.

A. RETARDO MENTAL O COMPROMISO PRECOZ DE LA INTELIGENCIA.
Citamos casi textualmente a David Wechsler, «La Medición de la Inteligencia Adulta—. 1964.
Se ha expresado el grado de inteligencia por un valor que se llamó edad mental. Ésta equivale al grado de madurez intelectual típico de cada edad cronológica. La edad mental es un puntaje basado en el rendimiento de una prueba de desarrollo mental, y que se determina por el nivel de dificultad que es capaz de resolver el sujeto en las pruebas del test. Esto significa que si un niño sólo pasa los ítems correspondientes al promedio de los 10 años, tendrá un puntaje correspondiente a 10 años de edad mental, independientemente de su edad cronológica real. El niño estrictamente normal tendrá una edad mental igual a su edad cronológica. Si su edad mental es mayor que la cronológica, será de inteligencia superior al promedio, y si la primera es inferior a la segunda, habrá retardo en su desarrollo intelectual, es decir, su inteligencia será inferior a lo normal. Por lo tanto, la diferencia entre la edad mental y la cronológica indica el grado de avance o retardo mental. Se consideran anormales los niños que presentan un retardo mental de 2 años o más a la edad de 9, y de más de 3 años a la edad de 12.
La Edad Mental no es un índice de brillo o torpeza intelectual. El rendimiento de una persona sólo puede considerarse brillante o torpe si podemos compararlo con el rendimiento de los otros individuos de su misma edad.
Para indicar el grado de inteligencia se usa el cuociente intelectual (CI), que es el cuociente entre la edad mental y la cronológica. Según esto, un niño de 10 años con una E.M. de 8, tendrá un cuociente de inteligencia igual a 0,80 siendo de 1,00 el cuociente estrictamente normal o típico, cuando ambas edades son iguales.
En la práctica estos cuocientes se expresan en números enteros en vez de decimales. Así los arriba mencionados se expresarían por 80 y 100, respectivamente.
                               CI = EM x 100
                            __________________
                                 EC
Por consiguiente, el coeficiente intelectual es un puntaje obtenido a base del rendimiento de un individuo en una prueba de inteligencia y que permite compararla con individuos de su mismo grupo.
El CI tiene las ventajas de indicar la capacidad mental más o menos de una manera absoluta, pudiendo compararse directamente un CI con otro. CI iguales representan grados iguales de potencia intelectual, tanto que la edad mental o el número de años de retardo no nos da una idea exacta del grado de inteligencia sin que conozcamos al mismo tiempo la edad cronológica.
– Retardo Mental mínimo. CI 71-85: la gran limitación es la pobreza de pensamiento abstracto. Son muy funcionales y concretos en su razonamiento. En medios socioculturales de poca exigencia intelectual, es frecuente que pasen desapercibidos.
Adolecen de matices elaborados y profundos, caracterizándose por la simpleza y la superficialidad.
– Retardo Mental leve. CI 50-70: el paciente carece de pensamiento lógico-abstracto, son incapaces de deducir o de inducir, o de llevar a cabo procesos de análisis o síntesis. Si logran alcanzar una idea abstracta, ésta es muy limitada, malformada, y ligada a aspectos concretos y reales de la experiencia. Es lento en percibir los objetos que le rodean y en entender las órdenes que le dan, llevando a cabo captaciones aselectivas, sin distinguir lo esencial de lo accesorio. Son muy dependientes del ambiente.
En relación al lenguaje, muestran un pobre caudal de palabras, con capacidad de comunicar deseos y afectos, pero con simpleza y superficialidad.
– Retardo Mental moderado. C135-49: muy deficiente intelectualmente. No logra más que un pensamiento muy concreto, siendo incapaz de concebir conjuntos o elevarse desde una serie de observaciones particulares a un principio general. El nivel de lenguaje es muy pobre vocabulario restringido a términos corrientes, que son empleados en una sintaxis elemental.
Este lenguaje lo usan para pedir lo que necesitan, escasamente para expresar afecto. Entienden las situaciones de peligro y se protegen.
– Retardo Mental severo. Cl 20-34: este compromiso es global y acentuado. Caminan, tienen hábitos alimenticios elementales, con control ocasional de esfínteres. Su lenguaje es a base de palabras o frases simples. A veces meros gritos. Debido a su capacidad de comprensión rudimentaria, pueden obedecer ocasionalmente órdenes sencillas e inmediatas. No entienden las situaciones de peligro como tales, salvo los elementalísimos como el fuego, por ejemplo.
– Retardo Mental profundo. CI menor de 20: caracterizado por la carencia o casi inexistencia de vida psíquica. Puede detectarse una vida vegetativa o unos actos elementales que surgen ocasionalmente y que hacen suponer una edad mental correspondiente a algunos meses. La mayoría se muestra desconectado del medio ambiente.
– Puerilismo: los rendimientos intelectuales del paciente corresponden a los de un niño.
El compromiso es transitorio dado que el cuadro es funcional. Corresponde a una de las formas de presentación del Síndrome de Ganser. Sus rendimientos intelectuales están groseramente distorsionados, muy contradictorios y disarmónicos.
Ejemplo:
Un paciente que desempeñaba un cargo público de alto nivel, reacciona con crisis regresivas en las cuales su discurso es el propio de un niño de dos años, con un lenguaje elemental ~ balbuceante. El cuadro se inicia en relación a un súbito aumento de responsabilidades familiares.

B. DETERIORO O COMPROMISO TARDÍO DE LA INTELIGENCIA.
La palabra deterioro introducida en la psiquiatría por Kraepelin es hoy día ampliamente usada. Algunos la usan para señalar múltiples estados de déficit, pero en general existe consenso en considerarlo un término que implica déficit intelectual. El concepto de deterioro se ha visto enriquecido por la psicometría. Binet es el primero -año 1908-, en señalar que entre los dementes, la lectura y el vocabulario son mejor conservados que el cálculo. En 1920 Yoakum y Yerkes correlacionan el declinar de la inteligencia con la edad. Se empieza a hablar de un deterioro fisiológico debido al trascurso de los años. Numerosos autores ponen en evidencia que el fracaso frente a los tests verbales es muy lento o casi inexistente, y sin embargo, los otros tests se comprometen substancialmente. Se concluye que el deterioro fisiológico debido a la edad influye en los resultados de ciertos tests y no de otros. En 1930 Babcock introduce un nuevo postulado: «El deterioro mental patológico tiene la misma acción sobre la eficiencia intelectual que el deterioro fisiológico. Respeta los tests de inteligencia estables en el curso del envejecimiento, y compromete los mismos tests que se alteran con el peso de los años«. Este postulado es reafirmado en 1939 y en 1958 por Wechsler, quien hace una distinción entre los tests que se conservan en el deterioro fisiológico y/o patológico y aquellos que no se conservan.
En el Wechsler, los tests que se conservan son los siguientes: Vocabulario Información Ensamblaje Completación de figuras. Los test que no se conservan: Dígitos, Semejanzas Símbolos de dígitos Cubos.
Wechsler propuso un método para calcular el deterioro de un paciente, hasta hoy ampliamente usado. Es un cuociente entre la diferencia de puntajes obtenidos en los tests que se conservan y no se conservan, y los tests que se conservan, multiplicado por 100 para llevarlo a porcentaje. O sea:
Cálculo del Test que se conservan – Test que no se conserva x 100 deterioro = Tests que se conservan
Hay un porcentaje de deterioro normal que aumenta con la edad: el valor medio es de 0 a los 24 años, 16% a los 59 años, etc. A los 65 años la media de CI es la de un niño de 11 a 12 años. Cuando el deterioro total de un sujeto es superior al deterioro normal para su edad, éste es un deterioro patológico. Cuando el sujeto tiene un deterioro total mayor en un 20% en relación a lo que corresponde a su edad, quiere decir que la influencia del deterioro patológico es manifiesta.
Si bien el deterioro fisiológico y el deterioro patológico tienen los mismos efectos desde el punto de vista psicométrico, sin embargo es evidente que esta correspondencia no implica que ambos deterioros sean cualitativamente idénticos. Clínicamente es distinto el deterioro de un anciano normal comparado con igual compromiso en un sujeto joven.
Hemos hecho estos alcances sobre la psicometría del deterioro con el fin de ilustrar lo mejor posible el concepto. Sin embargo, sucede acá algo semejante a lo que mencionábamos en relación a la medición de la inteligencia. No siempre tenemos la posibilidad de medir psicométricamente el deterioro, y por otro lado el clínico debe afinar su capacidad para detectarlo, y describirlo a través de la entrevista.
Los subtests de Wechsler que miden CI, los ordenábamos en relación a lo que consideramos son los dos factores fundamentales que constituyen la conducta inteligente.
1. Subtests que miden fundamentalmente capacidad de asimilación: Vocabulario Información Comprensión Ensamblaje
2. Subtests que miden fundamentalmente capacidad de razonamiento lógico: Semejanzas Construcción con cubos Ordenación de historias
Los subtests que miden fundamentalmente capacidad de asimilación están incluidos en el grupo que Wechsler considera tienden a conservarse con el deterioro. Y los subtests que miden fundamentalmente capacidad de razonamiento lógico están incluidos en el grupo de los que no se conservan con el deterioro.
En otras palabras, la capacidad de asimilación de la inteligencia y todo el material que con ella se adquirió tiende a conservarse a pesar del deterioro. No así la capacidad de razonamiento lógico, que se compromete rápidamente con el deterioro. Este concepto es similar al desarrollado por Cattell (1943) y posteriormente por Eysenk que plantean que existen 2 tipos de capacidad mental adulta; «fluida» y «cristalina». La primera se basa en la capacidad de percibir nuevas relaciones y la segunda, en hábitos establecidos desde la infancia en un campo concreto que ya no requieren una «profunda percepción para su operación exitosa». La primera declina con el deterioro, mientras que la segunda tiende a mantenerse.
Será de gran utilidad clínica el poder apreciar fenomenológicamente a través de la relación de entrevista, el estado actual de ambas capacidades. Un sujeto que maneja bien un rico vocabulario, un buen nivel de información, un juicio atinado y es capaz de asociar desde los detalles el conjunto y viceversa, pero que sin embargo es concreto en sus análisis, y no es capaz de deducir ni inducir conclusiones satisfactorias en relación a lo que surja en la entrevista, quiere decir que sufre un proceso de deterioro. Significa que tuvo un mejor nivel previo, que está dado por el nivel que muestran los tests que miden capacidad de asimilación y que éste ha decaído, nivel dado por el rendimiento pobre en el razonamiento lógico. Por otro lado, un paciente que muestra un déficit parejo en sus capacidades de asimilación en relación a las de razonamiento lógico, presenta retardo mental.
Hemos diferenciado el compromiso de la inteligencia del retardo mental con el del deterioro, en base a la variable tiempo. Uno es precoz y el otro tardío. Pero el que uno sea precoz y el otro tardío les da también características clínicas diferentes. Podemos decir que el retardo mental es un compromiso global de la inteligencia, a diferencia del deterioro que compromete ciertas aptitudes precisas. Esto se traduce en que a veces el deteriorado mantiene un CI normal, compensado por las funciones conservadas, lo cual ha llevado a muchos clínicos a señalar que el deterioro no implica compromiso de la inteligencia. Esto último confunde. Debiéramos decir que el deterioro implica compromiso de la inteligencia, pero no siempre se traduce en una alteración del CI, sino en compromiso de algunas habilidades específicas. Insistimos en el «no siempre», porque lo más habitual es que el deterioro patológico de cierta evolución implique una caída de la inteligencia global.
– Deterioro psicoorgánico: Término que designa el mismo concepto que hemos descrito, pero subrayando su necesaria conexión etiológica con el daño orgánico cerebral.
– Pseudodeterioro: Déficit intelectual del paciente que presenta casi las mismas características del deterioro psicoorgánico, pero cuya causa es funcional. Lo más frecuente es que se vea en pacientes de edad que cursan una depresión.
– Deterioro reversible: Durante un periodo se consideró patognomónica del deterioro, la irreversibilidad. Hoy se acepta que exista el deterioro psicoorgánico reversible, que es aquel que presentan los pacientes con patología orgánica susceptible de mejoría. Por ej.: Hidrocéfalo normotensivo, Hematoma subdural crónico, Enfermedad de Wilson’s, Porfiria, Insuficiencia cardiaca congestiva entre varios otros. Este concepto supone que un grado importante de deterioro viene dado por el daño que sufre la célula neuronal. Sin embargo, en caso de modificarse las condiciones que generan tal estado patológico las neuronas tendrían posibilidades de recuperarse, y el daño sería transitorio, reversible y no definitivo.
– Deterioro irreversible: Deterioro producto de un daño neuronal definitivo, que no presenta mejoría espontánea ni por intervenciones terapéuticas.
– Deterioro reciente: Estado de deterioro que se presenta como algo nuevo en el paciente, de sólo semanas o meses de evolución, que habitualmente sigue un curso progresivo y que está relacionado con una patología que está provocando daño neuronal. Éste puede ser reversible o irreversible.
– Deterioro antiguo: Deterioro por lo general irreversible, ya definitivo, producto de un daño neuronal delimitado y no progresivo que el paciente sufrió en su pasado remoto. El poder diferenciar un deterioro reciente de un deterioro antiguo, es de suma importancia en clínica, ya que implica actitudes del todo distintas. Ayuda el observar cómo vive el paciente sus déficits intelectuales. El deteriorado reciente a menudo se angustia, enfrenta las situaciones de prueba con gran autoexigencia, y se queja de haber sido más capaz y de no entender lo que le pasa. Su historia personal revela un quiebre reciente en los rendimientos, habitualmente progresivo, el cual es confirmado por sus familiares y compañeros de trabajo. El deterioro antiguo da la impresión de que ya sabe lo que rinde, y no se esfuerza ni se angustia frente a las exigencias como el reciente. En su historia existe el antecedente más o menos remoto de un estado patológico que le significó un daño en el SNC, y que implicó una baja de rendimientos desde esa época hasta la fecha, pudiendo haber incluso una leve mejoría en los rendimientos por un entrenamiento de ciertas habilidades del paciente, que con el tiempo lo llevaron a suplir algunos de sus déficits.
– Demencia: Es un término sindromático que señala un compromiso grave de las capacidades intelectuales. Es claramente definido por el DSM III de la siguiente manera:
a) Pérdida de las capacidades intelectuales de severidad suficiente como para interferir con las relaciones sociales y el desempeño laboral.
b) Deterioro de la memoria.
c) Por lo menos uno de los siguientes síntomas y/o signos:
* Deterioro de la capacidad de abstracción, como la manifestada por la interpretación concreta de proverbios, incapacidad para encontrar semejanzas y diferencias entre dos palabras relacionadas, dificultad para definir palabras y conceptos, y otras tareas similares.
* Deterioro del juicio.
* Otros trastornos de las funciones corticales superiores, tales como afasia (trastorno del lenguaje debido a una disfunción cerebral). apraxia (incapacidad para ejecutar órdenes que son comprendidas, a pesar de presentar la función motora indemne), agnosia (incapacidad para reconocer o identificar objetos a pesar de tener la función sensorial intacta), dificultad constructiva (por ej.: incapacidad para copiar figuras en tres dimensiones, ensamblar bloques, o componerlos de acuerdo a ciertos diseños).
* Cambios en la personalidad, por ej.: alteración o acentuación de rasgos premórbidos.
d) Lucidez de conciencia.
e) Ya sea 1 ó 2:
* Evidencias por la historia clínica, el examen físico, o los exámenes de laboratorio, de un factor orgánico específico que se considera está etiológicamente relacionado con el trastorno.
* En ausencia de esta evidencia, un factor orgánico que presumiblemente explique el síndrome, siempre que hayan sido descartadas otras patologías además de los Desórdenes Mentales Orgánicos, y si el cambio conductual refleja un deterioro cognitivo en varias áreas.
Sin embargo, el término demencia no se usa sólo en sentido sindromáticó. Es habitual su uso como un término psicopatológico que denota un grave compromiso intelectual de origen orgánico. Demencia en este caso sería un deterioro grave. La diferencia entre uno y otro es cuestión de grados, es una diferencia cuantitativa más que cualitativa. Precisar la frontera en que el deterioro se llama demencia es difícil. Es aconsejable hablar de demencia en un sentido psicopatológico, cuando el deterioro llega a tal grado, que cumple con los criterios en relación al déficit de la capacidad intelectual planteado por el DSM III para el Síndrome Demencial.
– Pseudodemencia: Es análogo al concepto de pseudodeterioro. Déficit intelectual grave, calificado como demencia, que presenta casi las mismas características en la demencia psico-orgánica, pero cuya causa es funcional. Es frecuente el diagnóstico en personas ancianas deprimidas.

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