Psicología del desarrollo: REGULACIÓN AFECTIVA MADRE-BEBÉ EN EL PRIMER AÑO DE VIDA Y SU RELACIÓN CON MANIFESTACIONES SINTOMALES EN LA PRIMERA INFANCIA

Psicología del desarrollo: REGULACIÓN AFECTIVA MADRE-BEBÉ EN EL PRIMER AÑO DE VIDA Y SU RELACIÓN CON MANIFESTACIONES SINTOMALES EN LA PRIMERA INFANCIA

Raznoszczyk de Schejtman, Clara; Zucchi, Alejandra; Barreyro, Juan Pablo
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Asociación Psicoanalítica Internacional

RESUMEN
La regulación afectiva adquiere un carácter fundamental en las
experiencias intesubjetivas cotidianas del infante. A partir de la
vinculación con el ambiente cuidador la heterorregulación o
regulación diádica irá transformándose en autorregulación.
Las investigaciones mostraron que se pueden observar momentos
de autorregulación del bebé muy tempranamente en el
desarrollo. Se presentará el análisis de los datos obtenidos en
una de las díadas de la muestra estudiada en el proyecto
UBACyT P803, en el cual se realizó un microanálisis de 3 minutos
de interacción madre-bebé y se evaluó la expresividad
observada en la madre y el bebé y la autoestima de la madre
cuando la beba tenía 6 meses. Estos datos se relacionarán
con el material clínico obtenido en una consulta posterior cuando
la niña tenía 2 años y 8 meses. Se relacionarán y resignificarán
algunas observaciones clínicas realizadas con los datos
obtenidos en la investigación citada
Palabras clave: Regulación Intersubjetiva Desarrollo Infantil

INTRODUCCIÓN
La interacción entre el infante y su madre puede generar estados
de plenitud corporal, de sosiego de la ansiedad, de placer
sensual, de actividad atencional, o por el contrario, miedos,
estados de malestar corporal, de excitabilidad y tensión y de
desconexión cognitiva, entre otros. Estos estados, a su vez
conforman expectativas (las expectativas son huellas mnémicas,
recuerdo de las interacciones) ante el contacto con la persona
que ejerce los cuidados que configuran la especificidad y
el reconocimiento de la misma (Dio Bleichmar 2005).
La regulación emocional adquiere un carácter fundamental en
las experiencias intersubjetivas cotidianas del infante: heterorregulación
en los primeros tiempos que deberá ir transformándose
en autorregulación. Las investigaciones han demostrado
que si bien el infante humano es prematuro y desvalido,
se pueden observar momentos de autorregulación muy tempranamente
y que componentes innatos y temperamentales
son responsables de ellos.
El Modelo de Regulación Mutua elaborado por Weimberg y
Tronick (1996) parte de la existencia de una predisposición
biológica para la comunicación y el establecimiento de estados
intersubjetivos. Para los seres humanos, el mantenimiento de
la homeostasis corporal es un proceso colaborador diádico.
Tronick (1989) también desarrolló la hipótesis de la Conciencia
diádica que argumenta que infante y madre, paciente y analista
constituyen un sistema autoorganizado que crea sus propios
estados de conciencia, estados de organización cerebral,
que pueden expandirse en sistemas más coherentes y complejos.
La capacidad para la regulación emocional influye en el
equilibrio entre el impulso y la acción, refuerza la capacidad de
tolerar la frustración, la ambigüedad y la ambivalencia (Tyson,
2002). En la relación inicial madre-bebé uno de los factores
centrales que cooperan para el logro de una relación óptima es
la regulación emocional que proporciona el adulto.
Diversos trabajos se centraron en la relación entre la autoestima
materna y la cualidad del maternaje: Bannet (1978) encontró
en sus investigaciones una relación significativa entre la
evaluación de la autoestima de la madre y la cualidad de su
maternaje, a mayor autoestima materna, más satisfactorios los
cuidados al bebé.
Shea y Tronick (1988) definen la autoestima materna como un
factor psicológico básico que modera los efectos biológicos y
sociales que afectan a las mujeres en su adaptación a la maternidad,
ya que según las investigaciones realizadas por los
autores, tanto pequeñas variaciones en la salud del bebé como
mínimas variaciones en el medio familiar afectan los sentimientos
maternos en el momento de su adaptación a la maternidad.
Investigaciones acerca de la Expresividad afectiva en la díada
madre-bebé (Tronick y otros 1978) han mostrado que las oscilaciones
del contacto del adulto crean en los infantes perturbaciones
afectivas a partir de variaciones en su conexión atencional
y emocional. En los casos de depresión materna se
generan rupturas en las expectativas de contacto. La reiteración
de estas oscilaciones pueden dar cuenta de síntomas clásicos:
evitación de la mirada, hipermotilidad gastrointestinal,
fragilidad neurovegetativa, incapacidad o rechazo a interactuar
con un adulto estimulante, etc. Estudios Observacionales realizados
por psicoanalistas han demostrado las consecuencias
intrapsíquicas que generan la existencia de graves estados de
desregulación en la relación madre/hijo (Emde 1983, 1991,
2001; Stern 1985,1988, Emde y Robinson 1979).

METODOLOGÍA
Se filmaron 40 díadas madre-bebé y se evaluó la regulación
afectiva a través del microanálisis de 3 minutos de interacción
cara a cara madre-bebé, posteriormente se entrevistó a las
mamás y se administraron instrumentos de evaluación de la
autoestima. Se analizó la expresividad emocional diádica a
través del microanálisis de la interacción cara a cara madrebebé
a través de la Escala ICEP (Fases de Vinculacion de Infante
y Cuidador) (Tronick y Weinberg 1999) y asume que las
expresiones faciales relevantes generan cuadros de configuración
de cara, voz, gesto y mirada que conforman estados
afectivos («fases de expresividad») para la madre y para el
bebé con categorías mutuamente excluyentes (Afectividad,
positiva, Afectividad negativa o Afectividad neutra). El estado
de expresividad semejante al mismo tiempo se define como un
encuentro o emparejamiento afectivo, que en inglés se denomina
«match». Se pueden distinguir tres tipos de matches según
el tenor del estado afectivo registrado al mismo tiempo:
negativo, neutro y positivo. Los encuentros se definen por la
sincronía y reciprocidad entre la expresividad de la madre y el
bebé en un mismo período de tiempo.
La Autoestima Materna fue evaluada utilizando el «Inventario
Materno Autoadministrado» (Maternal Self Report Inventory)
de Shea y Tronick (1988). Evalúa la Autoestima Materna a partir
de 7 dimensiones conceptuales organizadas en 7 sub-escalas.
La construcción del inventario permite que la valoración
consciente de las madres acerca del ejercicio de su rol se vea
matizada por apreciaciones preconcientes acerca del mismo.

RESULTADOS DEL CASO
A continuación presentaremos algunos datos obtenidos en el
análisis de una de las díadas. El microanálisis de la escala
ICEP, muestra que la madre presenta una proporción alta de
estados afectivos positivos, que representan un 83,3% del
tiempo total de la interacción y un 16,7% de estados afectivos
neutros. Si bien estos resultados se acercan al promedio general
de la muestra (81,7% y 18,3% respectivamente), en un
análisis más detallado, se observa en esta mamá una alta expresividad
positiva exagerada (Código 8 de la ICEP: el cuidador
ríe exageradamente y en voz muy alta, sorprende al bebé,
juega a ritmos exagerados que pueden resultar disruptivos). El
código 8 aparece un 12,7% del tiempo codificado (equivalente
a un percentil 95) comparado con la muestra total que presentó
un 1,8%. En cuanto al bebé se observa una proporción de
expresividad afectiva neutra equivalente al 63,9% del tiempo
total de interacción estudiado. El bebé se halla en un percentil
25, por debajo del promedio muestral (78,3%).
En lo que respecta al resto de los estados efectivos: -el bebé
expresa un 10,6% de estados afectivos negativos, que aunque
parecen menores respecto del resto de los estados afectivos,
ubican al bebé en torno de un percentil 90, muy por encima del
promedio muestral del 5,0%, siendo siginficativa la cantidad de
estados afectivos negativos en la situación de interacción. El el
bebé muestra estados afectivos positivos un 22.8% del tiempo,
proporción un poco elevada respecto del promedio muestral
de 16,7%, que lo ubica en torno a un percentil 75. En cuanto
al Emparejamiento (Match), se observa que la díada presenta
un 22% de match positivos, equivalente a un percentil
75, superior al promedio de la muestra (16%). Los emparejamientos
neutros de esta díada (11%) han sido inferiores a los
generales (14,5%), ubicándose en el percentil 50. En lo que
refiere a los desencuentros (mismatch) presenta un 67%, ubicándose
en torno al promedio de la muestra de 69,6%.
A partir de los resultados obtenidos en el Cuestionario Materno
Autoadministrado (Shea y Tronick 1988) podemos observar
que la mamá se comporta en líneas generales dentro del
promedio de la muestra, aunque presenta algunos resultados
en dos sub-escalas que se alejan del promedio, y son: Subescala
II «Habilidad General como Madre» (la cual hace referencia
a los sentimientos y pensamientos de la madre acerca
de su competencia global para asumir y llevar a cabo satisfactoriamente
su rol, entendido de manera amplia) la madre se
ubica en un percentil 25 presentando así un comportamiento
por debajo de la muestra general. Sub-escala IV «Relación
esperada con el Bebé» (que da cuenta de la relación fantaseada
por la madre antes del nacimiento del bebé, diversos
autores opinan que estas expectativas influyen sobre la confianza
de la madre en su habilidad como tal y en consecuencia
en la autoestima materna). En esta subescala la madre se ubica
en un percentil 5, alejándose significativamente del promedio
general de la muestra.
Por lo que se infiere que los aspectos de competencia y confianza
para llevar a cabo satisfactoriamente su rol de madre se
encuentran disminuidos en la autoestima materna general.

CASO CLÍNICO
Estos resultados fueron revisados a la luz del pedido de consulta
que la mamá realizó cuando la niña tenía 2 años y 8
meses, a una profesional de nuestro equipo, a raíz de la presencia
de dificultades en el manejo cotidiano con la niña, berrinches
exagerados y problemas para el logro del destete.
La madre refiere: «Cuando la dejo sola me da miedo no la puedo
dejar llorar…cuando era chiquita no la podía bañar sola, si
no estaba el padre no la bañaba, me sentía insegura no sabía
reconocer sus llantos. Con el papá un poco mejor que conmigo,
el se pone más firme, ella lo desafía menos… solo con la
señora que la cuida está bien. Se concentra con la música, el
baile y los juegos. La pediatra dice que esta sobreestimulada,
ya arma frases. No está mucho tiempo con los mismos juegos,
pero los rompecabezas los pesca enseguida… cuando se
enoja tira las cosas, los vasos, la comida, el plato».
«Cuando llego me abre la blusa y dice quiero teta, soy chiquita,
dame un poquito…. le cambio de tema y se olvida, el papá
tomó teta hasta los 3 años…»
En las sesiones de juego con la madre y la niña, se observó
que cada vez que la niña dibujaba o estaba concentrada en un
juguete, o la mamá se dirigía a la terapeuta, distrayendo la
atención de la niña, ésta realizaba un sonido permanente y
monótono que iba aumentando en la medida que la madre o la
terapeuta no se dirigían a ella. La madre confirmó que esto
sucede habitualmente en la casa cada vez que esta concentrada
haciendo algo sola.

DISCUSIÓN
Los infantes, a los 6 meses, activan recursos propios de autorregulación,
tales como afecto neutro, la atención hacia objetos,
distanciamiento, entre otros. El despliegue de afecto neutro
por parte del bebé y la posibilidad de entonamiento del
mismo con el adulto puede ser considerados un indicador de
autorregulación.
Los resultados obtenidos en el estudio del microanálisis de
esta díada a los 6 meses nos permiten inferir en esta mamá un
aumento de iniciativa y de propuesta de interacción que se
expresa a través de la expresividad positiva exagerada. Por
otro lado, encontramos en esta díada que la proporción de
afecto negativo en el bebé se encuentra aumentada y el despliegue
de emparejamiento neutro está disminuido.
Podemos inferir que la excesiva oferta materna lleva a que la
niña regule su disponibilidad a vincularse con la madre a través
del aumento del afecto negativo (que podría expresarse
en la insistencia de los berrinches). El despliegue de afecto
negativo lleva a un aumento de actividad en la madre para el
logro de la regulación afectiva, disminuyendo la tendencia a la
autorregulación que se expresa en el afecto neutro.
En relación a la autoestima materna observamos que los aspectos
de competencia y confianza para llevar a cabo su rol de
madre se encuentran disminuidos. Estos aspectos son fundamentales
en su percepción de sentirse hábil en esa intensa
actividad cotidiana. Esta percepción parece constituir un pilar
para la autoestima general de la mujer en ese especial momento
de la vida. Investigaciones han encontrado una significativa
relación entre la evaluación de la autoestima de la madre
y la cualidad de su maternaje, cualidad que es sensible a
variaciones de la autoestima. A partir de esta consulta a los 2
años y 8 meses podríamos analizar retroactivamente algunos
datos observados en la interacción a los 6 meses. Podemos
inferir que ya a los 6 meses se podía observar una menor frecuencia
de autorregulación en esta díada y una disminución en
la autoestima de la madre ligada a su habilidad como madre.
A partir del material clínico proveniente de las sesiones tanto
vinculares como con la madre sola, aparecieron elementos
que pudieron relacionarse con dificultades de autorregulación,
de entonamiento afectivo neutro y de separación observadas a
los 2 años y 8 meses. El sonido que emitía la niña permanentemente
era un modo de acompañarse cuando estaba concentrada
en algo que concitaba su interés. Sin embargo, aunque
estuviera muy interesada en una actividad propia, no podía
dejar de reclamar la atención del adulto que debía «escucharla»
aun estando en silencio.
Como conclusión, destacamos el aporte que la investigación
empírica microanalítica en infantes puede constituir como herramienta
para detectar sutiles cambios en la expresividad
emocional en los infantes para fines preventivos.

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