Reconocimiento de impulsos suicidas en adolescentes a través del test de Rorschach

Test de Rorschach – Reconocimiento de impulsos suicidas en adolescentes

Reconocimiento de impulsos suicidas en adolescentes a través del test de Rorschach
(Alicia Martha Passalacqua)

El Psicodiagnóstico de Rorschach permite utilizar parámetros cuantitativos que
posibilitan el establecimiento de valores comparativos. Al mismo tiempo, estos valores
son luego analizados cualitativamente, en todos los casos, de modo general y
pormenorizado.
En el año 1988 iniciamos con un grupo de colegas de la Asociación Argentina de
Psicodiagnóstico de Rorschach: Silvia Echenique, María Teresa Herrera y Dolores
Orcoyen, una investigación sobre detección del potencial suicida con el
Psicodiagnóstico de Rorschach. El objetivo era poder encontrar signos que fueran
comunes, más allá de los que constaban en la bibliografía sobre el tema y que, por otra
parte, merecían ser revisados. El objetivo era que ello permitiera una detección precoz
de esta problemática, cuando aún se está muy a tiempo para intervenir preventivamente.
La decisión de investigar sobre este tema se originó en diversas circunstancias, algunas
de ellas casuales: la más importante fue, posiblemente, el haber accedido a protocolos
Rorschach de suicidados que habían pasado por la toma del Test poco tiempo antes de
suicidarse. Ellos habían sido administrados por colegas que me fueron haciendo llegar
copias de los mismos, al enterarse de la trágica derivación. Su procedencia era variada,
siendo la mayoría del área clínica y laboral. Otro importante desencadenante fue el
haber detectado el potencial suicida en varios casos, que tenían, algunos de ellos, buenas
posibilidades pronósticas que luego fueron confirmadas por su buena evolución
terapéutica, pero, fundamentalmente, por no haberse matado. El modo de detección de
ese potencial se había dado a través de la evaluación de los signos que los autores
recomendaban, de otros que fueron surgiendo de nuestra experiencia clínica, y también
de la especial repercusión contratransferencial que estos casos originan. Probablemente
ésto se produzca por el relativamente fácil acceso que permite el Rorschach a los tres
niveles de conciencia: consciente, preconsciente e inconsciente.
Si nos hubiéramos quedado sólo con esto, la divulgación científica y la posibilidad de
transmitir esta información hubiera sido muy limitada. Por eso, finalmente nos
decidimos a emprender esta ardua investigación, partiendo de la evaluación de los
signos comunes que presentaban los primeros 7 casos que teníamos y que con el tiempo
y gracias a la generosa contribución de algunos colegas, llegaron a 13. Así,
originariamente construimos una Escala de 65 signos que fuimos evaluando
sucesivamente en diferentes poblaciones para llegar a determinar su número
significativo en un protocolo. El objetivo era aportar al Psicólogo que trabaje en
cualquier ámbito donde se aplique el Psicodiagnóstico, además del análisis cualitativo
que también es sumamente importante, elementos cuantificables que le permitan
detectar a tiempo el potencial suicida que resulte peligroso tanto sea por su magnitud,
como por la posibilidad de ser actuado. Esto porque, como opinan diversos autores, al
provenir del instinto de muerte, el potencial suicida es universal, y algunos de estos
signos se podían encontrar entonces en la población general.
En lo referente a los contenidos, pudimos sistematizar cuatro tipos de fantasías que se reflejan en el Rorschach:
a) relacionadas con la muerte en general.
b) relacionadas con el suicidio, en especial, y sus fantasías también asociadas.
c) relacionadas con los psicodinamismos subyacentes descriptos por la mayor parte de
los autores psicoanalistas consultados, y
d) relacionadas con el modo en que se está fantaseando la muerte por propia
determinación (o, en algunos casos un homicidio que resultaría inaceptable). Esto
probablemente coincida con el momento en que se está todavía con la duda sobre cómo
hacerlo, independientemente de que luego sea ése o no el método efectivamente elegido.
En el Apéndice II de este trabajo transcribimos algunos ejemplos de las cuatro a través
de respuestas dadas por suicidados, intentantes, o de potencial suicida, para los que les
interese conocerlas.
Con referencia a lo segundo, (las fantasías asociadas al acto de matarse) la de
reinfetación (en un retorno persecutorio o defensivo al antro materno, al estado de
Nirvana) en la expectativa de una unión indisoluble y eterna con la imago de la madre,
que tal vez esté subyacente siempre a cualquiera de las otras, es, junto a la de expiación
purificadora de culpas, la que con mucha mayor frecuencia hemos encontrado en
nuestros casos.
En otros y numerosos casos, el suicidio es vivido como un tránsito a otro mundo «rico
en posibilidades vitales en donde se vivirá eternamente y se será inmortal» o donde se
tendrá la posibilidad de reencontrarse con seres queridos. Esto suele estar acompañado
de sentimientos muy religiosos, pero contradictorios, ya que, también paradojalmente,
la mayoría de las religiones condena al suicidio, por estar posiblemente asociado con un
acto omnipotente exclusivo de Dios.
Esta fantasía suele coincidir con la de expiación purificadora de culpas y la de intento
de huida de lo mundano, instintivo y erótico, considerado como malo, pecaminoso y de
alto voltaje, para buscar paz, frialdad tranquilizadora y ascenso espiritual a través de la
unión con una figura idealizada y superior, como, a menudo, mecanismo de
identificación con lo que se vive como agresor.
Con respecto a los psicodinamismos subyacentes, los autores coinciden en que parece
existir entre los suicidas una intensa ansiedad persecutoria (componente objetivable de
la depresión melancólica), algunas veces inconsciente, que también suele expresarse en
el Test.
Hemos podido también corroborar por los datos del Rorschach y por la clínica, que no
se suicidan sólo los depresivos, como muchos llegaron a suponer. Sin embargo, aunque
también ocurra ocasionalmente en neuróticos, el suicidio implica siempre un momento
psicótico y un intenso estado regresivo con defensas primitivas, maníacas y esquizoides.