Recorrido libidinal del adolescente: Freud, dos aspectos fundamentales, cambio cuantitativo y cualitativo de la libido

En lo referente al recorrido libidinal en el adolescente, se puede decir que este se presenta como retorno de lo reprimido en la infancia, es decir, todas aquellas fuerzas pulsionales e instintivas que en la infancia fueron relegadas de alguna, manera en el adolescente se hacen presentes, gracias a la finalización de la latencia y a la “genitalización” de toda aquella energía.
Los asuntos que no fueron objeto de represión en la infancia pudieron ser tramitados de manera consciente y ahora en la adolescencia surgirán como partes conscientes e integradas al self del sujeto.
En un comienzo “S. Freud es quien alerta sobre la sexualidad infantil, el recorrido libidinoso oral, anal y falico, y plantea a la adolescencia como una nueva etapa libidinal en la cual las transformaciones que acontecen se deben fundamentalmente a dos aspectos: 1)… “la subordinación de todos los orígenes de la excitación sexual bajo la primacía de las zonas genitales”; 2)… “El proceso del hallazgo del objeto.”, de esta manera es el padre del psicoanálisis quien da las primeras luces a cerca de el recorrido que la energía sexual a través del tiempo y de las diversas zonas del cuerpo del sujeto, este recorrido finalmente en
la adolescencia llega a su culmine cuando toda esta energía queda a disposición de las zonas genitales, bajo las cuales se regirá por el resto de la vida del sujeto. Sin embargo esta energía puede tener diferentes destinatarios, inclusive se puede “correr el riesgo de permitir que sus nuevos impulsos genitales se dirijan hacia sus antiguos objetos amorosos, o sea con sus padres y hermanos”.
Se puede decir que dicha energía cambia en cuanto cualidad y cantidad de la infancia a la adolescencia. La calidad de esta es diferente ya que se enfoca, en la adolescencia, en las zonas genitales, siendo estas zonas las llamadas a descargar la energía libidinal, cambiando la disposición de impulsos pregenitales dados en la latencia por una disposición compuesta meramente de impulsos sexuales genitales en la adolescencia. Por otro lado lo cuantitativo se expresa en lo referente a la cantidad de energía libidinal con la que ahora tiene que lidiar el sujeto.
El crecimiento de toda aquella energía libidinal en el periodo adolescente se genera desde lo físico y psíquico. Igualmente es posible que se evidencien comportamientos que parecían olvidados y dejados en los años mas infantiles del sujeto, “lo primero que observamos en la etapa de la preadolescencia, es un aumento indiscriminado en la actividad impulsiva, que afecta todas las facetas que han caracterizado a la sexualidad infantil, o respuestas agresivo – sexuales de los primeros cinco años de vida.”
Se parte del punto que la infancia es determinante a la hora de la expresión libidinal en el adolescente, “en jóvenes en quienes las actividades y características pregenitales predominaron durante todo el periodo de latencia, hasta el incremento de la libido genital causa una beneficiosa disminución de la pregenitalidad.
Por otra parte, puede ocurrir también un fenómeno equivalente que produce el efecto contrario; cuando fueron las características falicas las que predominaron durante la latencia, el incremento de la libido genital provoca una masculinidad agresiva, excesiva y perjudicial”, la postura y preponderancia de ciertas características en la infancia (preadolescencia) determinaran el desarrollo libidinal del sujeto adolescente; cuando en dicha etapa se ocupa de características propias de ella (por ejemplo si lo pregenital prima en la preadolescencia, es decir, en el periodo de latencia) se da un fenómeno positivo, ya que al vivirse estas características en el periodo adecuado para ellas, en la etapa posterior se podrán experimentar características diferentes y de una forma mas adecuada y acorde al conjunto de desarrollo tanto físico como psíquico.
Ahora bien en lo referente a la figura materna, como base de todos los procesos de identificación, separación e individuación en el niño, también es determinante en el proceso adolescente, si el vinculo y posterior separación de esta se lleva de una manera normal en la infancia y preadolescencia, el adolescente podrá tener una base sólida para realizar la asimilación de todas las situaciones que experimenta, siendo capaz de responder de manera autónoma y sin tener que recurrir a ninguna figura externa que le ayude a realizar dichos procesos y con la cual sienta una verdadera necesidad de cercanía. Sin embargo en los casos donde el sujeto nunca realizo una fijación en la madre desde sus primeros años “la adolescencia suele estar precedida por la frenética búsqueda de una imagen materna; la posesión interna y la catexia de esa figura parecen ser esenciales para la normal realización de proceso subsiguiente, que consiste en retirar la libido de ella para transferirla a nuevos objetos; es decir, a las parejas sexuales”. En este caso la libido también se vera afectada porque en un primer momento se dedicara a buscar ese vinculo materno que nunca se ha tenido, dificultando el posterior paso de búsqueda de un objeto externo como pareja sexual.
Es conocido que “durante el periodo de latencia el aspecto instintivo de la personalidad del niño se había mostrado relativamente poco debido a la disminución inusitada que entonces experimentaban los impulsos libidinales y agresivos.
Este estado de cosas termina en la preadolescencia, cuando tiene lugar un aumento cuantitativo de los impulsos, que reactiva todos y cada uno de los instintos componentes de la sexualidad infantil y la agresión, y crea una necesidad abrumadora de satisfacción de estos deseos. El yo preadolescente no se halla equipado para manejarse con las demandas aumentadas que vienen del interior, y bajo su presión no logra mantener el equilibrio de la personalidad previamente establecido.”, de esta manera el denominado aumento cuantitativo de los impulsos se referirá al crecimiento de la cantidad de energía libidinal con la cual el aparato psíquico deberá lidiar, este aumento en la energía lleva al sujeto a utilizar diferentes maneras de tramitarla, en la adolescencia al el sujeto estar bajo la primacía de la sexualidad genital propiamente dicha el recorrido de esta carga buscara una satisfacción y liberación bajo esta modalidad sexual. De esta manera el sujeto no puede seguir respondiendo de un modo infantil y previsible a un aumento en la energía que sobrepasa los limites anteriormente experimentados y es allí donde es preciso reestructurar el equilibrio psíquico que hasta el momento se ha tenido.