Reseña de Georg Biedenkapp, Im Kampfe gegen Hirnbacillen

Reseña de Georg Biedenkapp, Im Kampfe gegen Hirnbacillen

 

Tras el título, poco prometedor en apariencia, se oculta el libro de un hombre osado que sabe decir al lector muchas cosas dignas de la mayor consideración. El subtítulo de la obra, «Una filosofía de las pequeñas palabras», deja traslucir algo más acerca de su contenido. En efecto, el autor libra combate contra aquellas «palabritas y giros que incluyen o excluyen demasiado», y que revelan, en quienes tienen una particular preferencia por su uso, una dañina inclinación a formular «juicios exclusivos o superlativos». Es de suyo evidente -giro que nuestro autor objetaría sin duda- que aquel combate no apunta a esas palabras inofensivas, sino a la inclinación a embriagarse con ellas y a olvidar, en aras del realce expositivo así obtenido, las necesarias restricciones que uno debe introducir en los enunciados, así como la inevitable condicionalidad de los propios juicios. A todos nos sirve realmente como útil admonición que nos hagan ver las cosas que los hombres de una generación anterior calificaron de «evidentes» o «disparatadas», y que hoy calificamos a la inversa. 0 que nos hagan patente, mediante una serie de ejemplos bien escogidos, cómo incluso autores importantes merecen que se los reproche por estrechar su campo visual a consecuencia de su abuso de los superlativos. Ahora bien, el llamado a la sobriedad en el juicio y la expresión sirve a nuestro autor sólo como punto de partida para elucidaciones más vastas sobre otras «falacias» de los seres humanos, sobre el delirio de estar situado en el centro de todo, sobre la fe, sobre la moral atea, etc. En esas puntualizaciones se trasluce el honesto afán del autor por tomar en serio la puesta en práctica de aquella cosmovisión que los resultados de la ciencia moderna, en particular de la teoría de la evolución, nos imponen. En todo ello hay mucho de psicológicamente correcto, y numerosas verdaáes de esas que ya se han dicho muchas veces, pero sin repetirlas lo bastante. El autor se ha propuesto la ingrata tarea de «mejorar y convertir a los seres humanos» por la vía de la influencia sobria, evitando moverlos a reír mediante el humor o arrastrarlos consigo mediante la pasión. Le deseamos el mejor de los éxitos.