SOBRE VIOLENCIA SOCIAL, TRAUMA Y MEMORIA (Memoria y trauma)

SOBRE VIOLENCIA SOCIAL, TRAUMA Y MEMORIA

Susana Griselda Kaufman *
Facultad de Psicología, UBA

Memoria y trauma
La naturaleza de lo subjetivo lleva a rememorar, a olvidar, a desplazar y recuperar lo vivido, a construir así la historia personal y social. La memoria es un proceso complejo, integrado por reminiscencias y olvidos que, al tomar nuevas formas, imparte sentido a lo vivido, vincula presente y pasado, construye y enlaza experiencias que encuentran en este trabajo psíquico huellas y representaciones indispensables para la subjetividad humana. Entre lo vivido y sus representaciones una singularidad de sentidos permite hacer presente nuevos lugares y perspectivas que accionan como referentes identitarios, como percepciones de sí mismo y de la relación con los otros.
El acceso a la temporalidad de la memoria evoca recuerdos y actualiza marcas que, al repetirse o ser puestos en pensamientos actuales, se resignifican, son desagregados, aparecen o se olvidan, dando lugar a nuevas formas de presencia o de ausencia. Sujeta a vicisitudes pulsionales y fantasmáticas, la memoria puede organizar su rememoración, parecer inmutable frente al paso del tiempo, ser borrada, reaparecer, resurgir, ser objeto de contradicciones, actualizarse en huellas, recuerdos y repeticiones. Aunque aparezca como el reverso del recuerdo, el olvido es también presencia, marca o huella de algún registro psíquico.
Este proceso permite, con su complejidad entre lo inconsciente y lo que puede percibir y construir, la reapropiación de la historia, de las historias vividas, muchas veces quebradas por violencias cuyos efectos y patologías dejan huecos donde lo borrado u omitido da lugar a desplazamientos psíquicos que otorgan su expresión a formas no manifiestas o silenciadas, a síntomas y a defensas frente al sufrimiento psíquico.
El trabajo de la memoria en el aparato psíquico es constante; transformando, rememorando, olvidando y haciendo presente a través del mecanismo de la repetición lo relegado y lo olvidado. El cuerpo, el sueño, los duelos, y los síntomas son algunas de sus escenarios habituales. Su trabajo consiste en reabrir lo ocultado, lo borrado, y también, en dirección inversa, en reprimir y mantener en el olvido y el silencio lo intolerable para el equilibrio intrapsíquico.
En circunstancias de catástrofes los procesos de la memoria sufren fragmentaciones, bloqueándose parcial o totalmente el acceso a la rememoración. En situaciones traumáticas, la violencia del acontecimiento, por su carácter de experiencia masiva o inesperada y por la intensidad de estímulos que implica, puede quedar fuera del registro de lo simbólico, de lo expresable. Lo vivido es vaciado de sentido, queda como un hueco, al que no se tiene acceso por medio del recuerdo ni es posible su reconstrucción histórica.
El trauma, por su singularidad, parece estar alojado en el núcleo del trabajo de la memoria, puede ser el articulador o el elemento de la fractura entre los procesos de rememorar y de olvidar.

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