SOBRE VIOLENCIA SOCIAL, TRAUMA Y MEMORIA (Sobre el silencio y su transmisión)

SOBRE VIOLENCIA SOCIAL, TRAUMA Y MEMORIA

Susana Griselda Kaufman *
Facultad de Psicología, UBA

Sobre el silencio y su transmisión.
Transposición generacional traumática.

Un historial clínico que analiza la transmisión generacional en una familia del Holocausto, plantea el caso de una niña hija de un único sobreviviente a quien llamaron con el nombre de su tía, hermana del padre, que había muerto en el campo. Criada en medio de silencios, culpas y temores, muy tempranamente debe recibir asistencia terapéutica por síntomas psicosomáticos graves y terrores que inhibían su rendimiento cotidiano y escolar. El historial revela como el silencio y la prohibición de hablar y de preguntar protegían la culpa del padre, quien evitaba toda confrontación con su pasado, mientras que los síntomas físicos de la paciente reproducían en un trastorno alimentario progresivo la desnutrición y la fragilidad identificada con a la condición subhumana de vida en el ghetto.
El trabajo terapéutico investigó y pudo mostrar que recién después de años la paciente pudo conocer la historia familiar y entender su patología como heredera del silencio poblado de temores y de deseos de salvar al padre de sus culpas y padecimientos a costa de su propia vida. La vida de esta paciente parecía cautiva de la historia no contada. (Kestemberg, 1993)
El trabajo terapéutico confronta con la propia historia. En este contexto de construcciones subjetivas, las preguntas sobre el origen, la historia familiar y las formas comunicacionales entre generaciones son parte de esta tarea.
La clínica muestra los silencios y patologías como consecuencia de transposiciones generacionales. El trabajo subjetivo también condensa identificaciones de generaciones anteriores. Las historia calladas de la vida familiar pueden convertirse en la historia secreta del sujeto cuya presencia acciona en inhibiciones vitales y en una existencia persistente del pasado en el presente, como una forma de dar sentido a la historia desconocida muchas veces fantaseada o idealizada. Mistificada, su presencia paraliza un presente que no recuerda ni rememora sino que reproduce el vacío.
En Alemania, después de los noventa y de modo contemporáneo a la unificación alemana, grupos de profesionales de la salud mental se han preguntado sobre las huellas traumáticas del Holocausto en la sociedad alemana y por las consecuencias de lo vivido y lo silenciado por los protagonistas y por las generaciones posteriores.
Psicoanalistas pertenecientes a la generación nacida en los años 40, que en su mayoría habían pasado parte o el final de la guerra o la post-guerra y que pertenecían a familias que habían vivido el apogeo del nacional socialismo, convocan a los psicoanalistas para pensar e investigar, en el entorno del trabajo clínico, las marcas del pasado nazi alemán. Muchos han hecho aportes autobiográficos en que aparecen huellas e interrogantes sobre el pasado y marcas vigentes en su propia vida actual. Otras observaciones vienen del campo del trabajo clínico.
Se proponían investigar en pacientes y terapeutas los tabúes y silencios y se encontraron con datos que mostraban: los silencios dentro del ámbito familiar y la consiguiente dificultad de sostener la tradición de contar anécdotas entre generaciones. Los niños adaptados a no hacer preguntas que naturalmente hubiesen podido hacer sobre el pasado de sus padres, sentimientos de culpa y de sufrimientos apenas comentados y transmitidos y una tendencia a minimizar u omitir preguntas, recuerdos y sentimientos en las relaciones interpersonales.
El silencio aparecía paralizando la comunicación. Las preguntas a pacientes sobre sus padres mostraban zonas de desconocimiento, acompañados por síntomas de ansiedad y sensaciones de vacuidad.
Los autores señalan algunas paradojas para pensar. Una de ellas lo temporal: lo traumático de las reminiscencias hace aparecer al Tercer Reich como muy lejano y al mismo tiempo, los recuerdos reprimidos aparecen en el presente bajo las diferentes formas del miedo a lo siniestro. Una de las situaciones desdibujadas es la reacción posterior a la rendición nazi después de 1945, la transmisión a la generación siguiente de lo ocurrido en los campos de concentración y las repercusiones mundiales de la imagen de Alemania.
Por otro lado surge la curiosidad y en muchos la secreta fascinación por lo ocurrido. Una de estas imágenes se remite al papel de la juventud hitleriana y sus diferentes organizaciones. La curiosidad de las hijas mujeres por el pasado de sus madres que habían pertenecido a la Liga de Niñas Alemanas y que cargaban, en muchos casos, los dilemas morales de una formación que la cultura y valores de su época les habían impuesto. Las hijas no lograban que esa curiosidad fuera satisfecha por la generación anterior, sino evitada o minimizada.
Aparece una coexistencia de miedos, culpas e idealizaciones. A veces expresado no tanto en lo que se decía como en el uso de un lenguaje particular, evasivo y lleno de huecos de conocimientos y de narrativas inconclusas que revelaban el mundo más subterráneo del horror. También la atracción de un pasado poderoso. Los crímenes y la ideología nazi, según estos estudios, parecen mantenerse disociados, afuera de un cotidiano que sigue su curso.

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