Seminario 14: Clase 5, del 21 de Diciembre de 1966

Pienso haberles mostrado la última vez que he podido soportar bien pequeñas pruebas, la lámpara que se prende y se apaga, antes, en las historias de cucos, se les explicaba porque se llevaba a la gente a una cierta autocrítica.

Ustedes han constatado que no son este tipo de inconvenientes los que son capaces de desviar mi discurso.

Es por lo que espero que no tratarán de referir a ningún hecho de vana susceptibilidad personal, que hoy no haga el seminario que había preparado para vuestro provecho, me excuso ante los que podrían haber venido para esto, nadie será molestado por nada ya que tienen esos pequeños ejemplares que les he regalado a cada uno.

Hemos llegado al momento en que voy a formular sobre el inconsciente las formulas que considero decisivas.

Fórmulas lógicas de las cuales han visto la última vez aparecer sobre este pizarrón la inscripción bajo la fórmula o no pienso o no soy con la reserva de que este o no es ni el vel de la reunión, uno y el otro, o los dos, ni otro, al menos uno pero no más, hace falta elegir. Esto no es ni lo uno ni lo otro y será la ocasión de introducir, espero, de una manera que será recogida en el cálculo lógico, otra función. Aquella que se podría llamar por un término nuevo aunque haya uno del cual me haya servido y que podría temer otras aplicaciones, que puede ser ambigüo pero no importa, no se trata de ninguna otra cosa que de esto que les he indicado bajo el término de alienación.

Llamamos a esta operación w (omega), y en la tabla de verdad corresponde a que las proposiciones sobre las cuales opera, si las dos son verdaderas el resultado de la operación es falso. Consultarán las tablas de verdad que tienen al alcance de la mano verán aquellas que son usadas, conjunción, disyunción; la implicación no cumple esta condición cuando digo que la conjunción de verdadero /verdadero da para esta operación falso, quiero decir que toda otra conjunción ahí es verdadera, la de falso/ falso, o de verdadero /falso.

La relación de esto con el inconsciente es lo que espero poder articular ante ustedes, el once de Enero, donde los cito.

Piensen que si no lo hago hoy, pienso que me tienen confianza, es que mi formulación no esta lista.

Si efectivamente, es algún temor de avanzar ante ustedes en todo su rigor un día en el cual estoy en cierto embarazo, es que he pasado estas últimas horas interrogándome sobre algo que es nada menos que la oportunidad o no de la continuación de esto donde estamos todos juntos ahora y que se llama mi seminario. Si me planteo esta pregunta es que ella quiere ser hecha, un pequeño volumen al que los he remitido me parece que debe llamar vuestra atención justamente antes de que aporte una formula lógica que permita de alguna manera asegurar, de una forma cerrada y cierta, lo que hay ahí de la reacción de sujeto tomado en esta realidad del inconsciente. No en vano que este volumen les testimonie las dificultades de estas jornadas, para aquellos para quienes se trata de la praxis y la función del ser ahí. Posiblemente sea falso medir la relación que hay de este ser ahí a un no ser ahí.

Este volumen les testimoniará lo que ha sido un reencuentro alrededor del tema del inconsciente, han participado allí, y teniendo una oreja eminente, de mis alumnos de los más queridos, entre otros aún y aún más, hasta el marxista del C.N.R.S. Se reconocerá allí a lo que Freud hace alusión en un punto de lo cinco grandes psicoanálisis, eso les permitiré volver hojear un poco esto que Freud y la policía a una misma voz llaman: el regalo de la tarjeta personal. Si ocurre que vuestro apartamento sea un día visitado en vuestra ausencia, podrán constatar, posiblemente que la huella que puede dejar el visitante es una cagadita.

Estamos acá sobre el plano del objeto a, ninguna sorpresa a lo que de tales cosas se producen en las relaciones con sujetos que ustedes acorralan por vuestro discurso sobre las vías del inconsciente; en verdad hay grandes y fuertes excusas en la carencia que demuestran los psicoanalistas de hoy a sostenerse a la altura teórica que exige su praxis. Podrán ver las fórmulas de lo que es para ellos la función de las resistencias, de las que quiero estar también seguro trataré de darles lo esencial, su resistencia, Ustedes verán que la necesidad se engancha en la resistencia y que ella no sabe limitarse a los no psicoanalizados.

El tema que trataré de darles de la relación del no pensar y del no ser (no me crean sobre la pendiente de la mística sino del pienso y no soy) permitirá por primera vez de una manera sensible, marcar no sólo la diferencia, el no-recubrimiento de lo que se llama resistencia y de lo que se llama avance sino marcar, de una manera esencial aunque inédita, qué hay en esto de la defensa, que es propiamente lo que cierne, lo que preservo exactamente el no soy. Es a falta de saber que todo esta desplazado, socavado en la mira, que cada uno fantasmatiza qué puede ser la realidad del inconsciente.

Este algo que nos falta, escabroso, a lo que estamos enfrentados no por contingencia, a saber, esta nueva conjunción del Ser y del Saber, esta aproximación distinta al término verdad, hace del descubrimiento de Freud algo no reductible ni criticable en medio de una reducción a la ideología que sea. Si el tiempo me deja indicaré en qué no perderán nada reabriendo a Descartes de entrada; si lo anuncio no es por la vanidad de agitar algún oropel destinado a fascinarlos, ya que también es el pivote alrededor del cual hago girar este retorno necesario a los orígenes del sujeto, gracias a lo cual podamos retomarlos en términos de sujeto. ¿Por qué?. Porque precisamente es en estos términos que Freud articula su aforismo esencial en torno al cual he aprendido no solamente orientarme, sino a orientar a los que, me escuchan Wo es war soll lch verden. El ich en esta fórmula, en la fecha en que ha sido articulada en las Nuevas Conferencias…., no podría ser tomado por la función das Ich tal como está articulada en la segunda tópica. Tal como lo he escrito: Allí donde eso estaba debo devenir, y he agregado como sujeto, pero es un pleonasmo.

He encontrado ante ustedes, el sentido del cogito alrededor del soy de igual manera en el aforismo de Freud, no podemos encontrar fórmula más digna que la que él había soñado (aquí ha sido descubierto el sentido del sueño): el Wo es war, allí donde eso estaba debe devenir ich; si lo graban no dejen de hacer saltar la coma, lo que quiere decir, en el lugar donde Freud pone esta fórmula, quede lo que se trata en esta indicación no es de la esperanza que de repente los seres humanos se expresen en un lenguaje de gusano. ¡El yo debe desarrollar al Ello!. Freud indica allí nada menos que esa revolución del pensamiento que su obra necesita.

Está claro que hay allí una deficiencia, peligrosa para quien avance como en mi caso, para sostenerla en su lugar.

Un tal Abelardo dice un día estos términos: La lógica me ha hecho tener ganas de mundo, y es sobre este terreno que entiendo llevar los términos decisivos que no confundan cuando se trata del inconsciente. Se verá o no si alguno puede articular algo. Allí me deslizo fuera.

Para asir lo que hay allí del inconsciente, quiero marcar, para que ustedes puedan preparar vuestro espíritu por algún ejercicio, que lo que no está allí prohibido exactamente esta especie de movimiento de pensamiento, el del cogito; en tanto que el análisis necesita del Eros no exige de ninguna manera la presencia de algún imbécil.

Descartes publica su cogito, lo articula, este movimiento del Discurso del método se desarrolla en escrito, se desarrolla a alguien, él lo lleva sobre los caminos de una articulación, siempre más prudente después, de repente alguna cosa pasa que consiste en cambiar estos caminos trazados para hacer surgir otra cosa: el soy. Hay allí cierta especie de movimiento que trato de calificar para ustedes de manera más precisa, que es aquella que no se encuentra más que alguna vez en el curso de la historia, podría designarles lo mismo en el séptimo libro de Euclides, en la demostración, es del mismo orden. Cualquiera que sea la formula que pudieran, si eso se encontrara, dar de la génesis de los primeros números, seria necesario, nadie aún ha encontrado esta fórmula, pero encontraría que él tendría la prueba de que hay otras que esta fórmula no puede dar.

Este nudo donde se marca el punto esencial de cierta relación que es aquella del sujeto pensado, esta en la misma línea en la que yo tocaba el año pasado la apuesta pascaliana; si se refieren a lo que en matemática moderna se llama aprehensión diagonal, dicho de otra manera lo que permite a Cantor instaurar una diferencia entre los infinitos, tienen siempre los mismos movimientos. Pueden proporcionarse el opúsculo de San Anselmo, donde leerán el capítulo dos, para volver a recordar a título de ejercicio lo que la imbecibilidad universitaria ha hecho caer en el descrédito bajo el nombre de argumento ontológico. Ustedes creen que un San Anselmo no sabía que pensar es el más perfecto ejercicio que existe, lo sabía muy bien.

Es el alcance de esta marcha que trato de designarles, consiste en conducir al adversario sobre un camino y que sea de su brusco desapego como sería una dimensión hasta entonces inadvertida. Tal es el error de la relación a la dimensión del inconsciente como este movimiento imposible, todo esta permitido en el inconsciente salvo articular: entonces soy.

Necesita otro abordaje, el abordaje lógico que trataré trazar ante ustedes, rechaza a su nada y a su futilidad todo lo que ha sido articulado en términos fangosos de psicología alrededor del autoanálisis.

La dificultad que puedo tener reanimando en un campo donde la función se afirma y se cristaliza justamente de dificultades noéticas, todo el abordaje teórico del inconsciente, punto demasiado comprensible que no excluye más que en este medio que la juntura se haga sobre el plano de la técnica y de la interrogación precisa, por ejemplo para poder exigir que se encuentre ahí el término que justifica el psicoanálisis didáctico. La cuestión para mí puede plantearse en una consecuencias de un discurso, de las circunstancias, y también de la línea, para mí, para hacer uso de un rodeo, aquel que me imponen estas circunstancias, de abrir este discurso sobre Freud a un público más grande.

El hombre galante del cual la firma esta abajo de lo que he llamado el regalo, la libertad de tolerar que el forum no se transforme en circo, si el regalo me es precioso (la verdad surge también de la incontinencia) seré el que en este volumen sustituirá el circo al forum. Si tuviera éxito Dios me bendecirá. En este pequeño artículo sobre el inconsciente he tenido el sentimiento que me ejercitaba en algo a la vez riguroso y sobrepasando los límites, si no los del techo del circo al menos aquellos de la acrobacia, porqué no la payasada, si quieren, para sustituir algo que no tiene, en efecto, ninguna relación con lo que puedo decir del foro de Bonneval, que como todo foro es una feria.

Cuando hablo del cogito, es algo que a la manera de un circo, o cercano a esto, no se cierra, que tiene una red que hace pasar de este pienso al soy, y que ha hecho un paso esencial en la revolución del sujeto, aquel de Cantor; se le ha escupido bastante encima para que termine su vida en un asilo, tranquilícense no será mi caso, soy menos sensible a las articulaciones de los colegas o de los otros. La pregunta que planteo es saber si articulo, en una dimensión vehiculizada por la venta bastante impactante de esos Escritos, si articulo por lo tanto este discurso, hará falta o no que me ocupe de verlo; no se puede contar con aquellos cuyo metié es hacerse valer por enunciar algo en el discurso de Lacan o de cualquier otro para marcar su originalidad.

Entre Bonneval y esto he vivido en una feria de la cual era la bestia. Eso no me ha molestado porque estas operaciones no me conciernen en mi discurso, esto no impedirá a estas gentes venir a buscar en mi seminario lo que les sirva. Lo que va a venir ahora sobre la feria serán otras cosas que han coexistido, como ante la aparición de mis Escritos, para demostrarme que no sé leer Freud, después de treinta años que no más que eso.

¿Qué es necesario hacer?, ¿responder, ¿hacer responder?. Tengo algo más útil que hacer que seguir el punto en el cual estas cosas pueden dar sus frutos, a saber aquellos que me siguen en la praxis. Esta cuestión no me deja indiferente, es por eso que la propongo con la mayor asiduidad, debo decir que una sola cosa me retiene a recortarla de la manera en la cual ustedes ven como se dibuja, no es vuestra cualidad, aunque estoy lejos de no sentirme honrado de tener entre mis auditores algunas de las personas más formadas y de aquella de las cuales no es vano, para mi, proponerme a su juicio, esto sólo bastará a lo que podría ser transmitido por la vía del escrito.

Bien entendido en las universidades como las francesas, desde hace cien años se es kantiano; los responsables han empujado a pilas de estudiantes, han encontrado el medio para sacar una edición completa de Kant. Quizá si se me canta continuaré mi discurso, no es vuestra cualidad pero sí vuestro número el que me golpea; es por lo que este año he renunciado al seminario cerrado, es a causa de este número, de algo increíble que hace que las gentes, una buena parte que están aquí, que saludo, estén aquí para probarme que lo que digo responde, para aquellos que vienen a oírme, mejor que el discurso de sus profesores respecto de lo que les interesa, ya que eso forma parte de sus programas. ¡Que vienen a oírme a mí, que no formo parte de eso!…, debe haber algo en lo que se sienten interesados.

Es por allí que quiero justificarme para seguir este discurso que, como durante quince años que han durado, es un discurso donde seguramente todo no está dado de entrada; esto que construyo en parte enteras queda esparcido en la memoria que no harán más que lo que quieran. Hay, sin embargo, partes que merecerían más o mejor. Haré referencia a la palabra de ingenio en la fórmula de la operación w (omega), durante tres meses he hablado de la palabra de ingenio. Les invito a procurarse el witz y a penetrarlo. También debo tomar vacaciones. Estas primeras cosas de mi seminario del pasado, de los cuales trataré de darles un equivalente.

No es siempre fiesta, no siempre para mí. La última vez que he hecho alusión a la fiesta era en un pequeño escrito, no pequeño, ya que he tenido lo que queda en el estado de discurso que he emitido ante un público médico bastante grande; la acogida de ese discurso ha sido una de las experiencias de mi vida, no la renovaré. Conozco bien el resultado. Debo decirles que no he podido resistir a operar allí una modificación que no tiene verdaderamente nada que hacer con el discurso. Esta alusión a la fiesta de El banquete, será una alusión, el público la reconocerá mejor en el boletín de mi pequeña escuela que es este del Colegio de medicina donde será en alguna parte publicada.

Alusión a la fiesta de El banquete, se trata de aquel que viene en medio de eso, extraviados, de dos personajes alegóricos, Poros y Penia. Entre el Poros del psicoanálisis y la Penia universitaria, me interrogo hasta dónde puede llegar la obscenidad; cualquiera sea la apuesta, la cosa vale que se mire dos veces. Quiero decir si la apuesta es lo que otros llaman tan cómicamente el Eros filosófico. ¡Felices fiestas!.