Síndromes y síntomas, aplicación de la concepción psicoanalítica: neurosis

Respecto de la neurosis, hay que distinguir las neurosis actuales y las psiconeurosis. Neurosis actuales son la neurastenia y la neurosis de angustia, que se explicarían según la primera teoría de la angustia. Respecto de las psiconeurosis, el síntoma es una defensa contra la angustia, que surge como un conflicto entre las tendencias libidinosas y las fantasías de autopunición. En la histeria de conversión no existe la angustia. La aparición del síntoma somático complace por una parte la tendencia libidinosa por su sentido simbólico de realización y por otra, la fantasía de autopunición por la existencia de una disfunción perturbadora. En la histeria ansiosa la angustia se proyecta en el exterior y dinamiza el objeto neutro a que se teme. Es el caso de las fobias. En el de la neurosis compulsiva, los síntomas obedecen a satisfacciones de las tendencias libidinosas y de las fantasías autopunitivas. En todas ellas existe, por una parte, una satisfacción del ello, una satisfacción del yo que obtiene el beneficio secundario de la enfermedad con la adquisición de una situación social de ventaja y una satisfacción del superyó.
En el caso de la neurosis de guerra, debemos considerar en primer lugar el estallido; en segundo lugar, la repetición convulsiva. Respecto del estallido es necesario destacar que ataca más a los menos expuestos al peligro, a los que fuera de la disciplina están más desamparados, al revés del que bajo mando equipara su situación a la del niño protegido por los padres. Cuando desaparece la disciplina –el padre bueno– se produce una situación de orfandad determinando la angustia objetiva y a continuación la neurosis. En cuanto a la repetición compulsiva, ya hemos visto una manera de considerarla al hablar de la compulsión a repetir. En otro sentido puede considerarse de este modo. Cuando sucedió el primer hecho, no se percibió la angustia y no fue descargada. La repetición se hace para provocar la angustia como señal de peligro, que pone en marcha el proceso defensivo por medio del ataque. En las psicosis el yo mantiene su coherencia, pero pierde, a diferencia de las neurosis, parte de su eficacia. Se pierde el contacto de la realidad o la retirada de la libido objetal dando desadaptaciones.