Singularidad en la red o el juego de estar cerca y lejos simultáneamente: EL CHAT

Singularidad en la red o el juego de estar cerca y lejos simultáneamente

EL CHAT

Te ofrezco mis letras transformadas en Bytes Graciela Caplan La complejidad del mundo virtual es mucho mayor que lo que se muestra a simple vista para un observador novato. En la primera parte hablamos de reciclaje de la vida real, ahora usaremos la metáfora de la isla a la que se llega después de un naufragio. Los náufragos reconstruirán sus reglas pero lo harán desde el nuevo contexto. 

La vida en el chat fluye entre la anomia y la constitución de la tribu, desde la desolación a la salvación romántica, de los unos encontrándose con los otros. El uno que se habla a sí mismo utilizando al otro como partenaire de su fantasía, como forma del monólogo interior. Sin embargo a diferencia de la isla sin contacto exterior la vida en la red se sobreimprime con la vida real y de allí que las relaciones real-virtual deban entenderse como fragmentaciones. Los habitantes de las islas chat, los canales, tienen una existencia real, un transcurrir en el mundo real y otro transcurrir en el mundo virtual. No debe entenderse esto como meras réplicas o existencias opuestas, sino como un lugar, donde muchos más que en otros se pone en juego esa idea romántica de un yo integrado. Sin embargo se acercan, como ningún otro medio lo ha hecho, a las definiciones del yo como un lugar de llegada, efecto de la subjetividad, como las cáscaras de cebolla de las que hablaba Freud. Un yo que se encuentra desplegándose en un espacio donde los límites de la realidad, la censura interior y social parecen ser más bajas. De allí que al poco tiempo de chatear con alguien surge una fuerte interacción. ¿Qué escena se constituye en estas subjetividades? ¿Qué posibilidades y cuestionamientos produce este despliegue en el chat y de qué modo repercute sobre la vida real? 

La ruptura de limites espacio-temporales, barreras culturales, incluso idiomáticas, acerca a las personas que quizás nunca en la vida real se hubiesen juntado; o por distancia, o por creencias, o por la selección que realizamos en el mundo real ante el acercamiento del otro. Otro viso romántico es el agrupamiento por clanes, por ejemplo: más 30, más 40, donde los igualesse reconfortan y conforman una identidad. Barrios sujetos a las vivencias comunes en un tiempo histórico determinado. Estos agrupamientos surgidos a posteriori como si fueran réplicas de lugares físicos como los canales llamados Argentina, Mexico, España, para luego afinar la reproducción a canales más locales como Barcelona, Buenos Aires, etc. que pese a marcar un lugar geográfico, sus ciberhabitantes no pertenecen a esas ciudades o países necesariamente. 

Hay cortes por edades, como los mencionados, que fragmentan en sentido generacional, etario, mientras que otros lo hacen en sentido de género, lesbianas, gays, transexuales. Sin embargo los sujetos atraviesan los canales, dadas sus múltiples pertenencias, con la posibilidad de abrirse casi a infinito, fragmentación que marca muy prácticamente lo que sutilmente fragmenta la vida social.

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