Sobre los «Primeros estadios del conflicto de Edipo y de la formación del Superyó» (D. Fleischer)

Primeros estadios del conflicto de Edipo y de la formación del Superyó

Deborah Fleischer*

Melanie Klein ubicará, en su trabajo de 1932, el conflicto edípico en la mitad del primer año de vida. Hablará, como se lee en el título, de conflicto y no de complejo, introduciendo, de esa manera, una segunda diferencia con Freud. Primera diferencia: anticipa el Edipo; segunda diferencia: usa el término «conflicto».

Hablar de conflicto es aludir a exigencias internas contrarías. Señalará el amor y el odio simultáneo y el conflicto que ello entraña. Al odio, que se surge primero, se agrega el amor y ,en el período que corresponde a la posición depresiva,- sobre el que cabalgará el Edipo a partir del trabajo de M.K. El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas.(l945)-, determinará la ambivalencia.

De esta manera  el síntoma se ubica como transacción de un conflicto, mientras que complejo,  termino acuñado por Jung y tomado por Freud, alude a un nudo de relaciones.

Dirá también que sus conclusiones teóricas son el resultado de un conocimiento directo de los primeros procesos del desarrollo mental. Conocimiento directo referido a aquello que ella «escucha» en análisis reales,  en su práctica. Observaremos así  como, por ejemplo toma las teorías sexuales infantiles y  hace de ellas, teoría psicoanalítica. ¿Qué quiero indicar con esto? Que  transforma la compleja descripción de las fantasías del niño pequeño en conceptualizaciones.

Mientras que Freud en La organización sexual infantil, en un pie de página (1923) dirá que es la castración la que resignifica las perdidas anteriores, que son reales, Melanie Klein ubica como motor del conflicto edípico la frustración, frustración determinada por el destete. Es decir que la pérdida del pecho es la que ocasiona la frustración. El pene, objeto parcial incluido en el cuerpo materno, como  desarrollaré más adelante no determina retroactivamente al pecho, sino que es determinado en anticipación del pecho como tal. Las fantasías en relación con el pecho son desplazadas luego al pene, a partir de las frustraciones que pasaré a describir.

Para ello es necesario interrogar qué es el destete para Klein. Es la respuesta por el sadismo oral, sadismo dirigido a ese primer objeto que es el pecho, sadismo que a partir de 1932 es subsidiario de la pulsión de muerte.

Klein en esta época mantiene la posición de Abraham, quien fue su segundo analista (el primero fue Ferenczi), de una etapa primera oral de succión, que Abraham consideraba autoerótica y anobjetal. Recién en 1951, en su trabajo sobre la transferencia abandonará esta primer etapa de succión planteando que hay relación de objeto desde el inicio. Este cambio de posición es el que le permite argumentar por que es posible analizar psicóticos. Si hay relación de objeto desde el principio, cualquier regresión a una etapa (posteriormente posición) anterior, no implicará perdida de relación con los objetos, y por ende persiste la posibilidad de catectizar a un analista, es decir establecer con este una relación transferencial.  Esta ruptura está ya anticipada, sin Klein saberlo explícitamente, en su trabajo de 1932.

Esta primera relación con los objetos conllevará proyectar sobre ellos el sadismo, tributario posteriormente de la pulsión de muerte. Cuando digo posteriormente me refiero que aquí también hay una anticipación de conceptos que recién en 1932 formalizará.

La expulsión de la pulsión de muerte protege al yo del temor al aniquilamiento, pero tiene como consecuencia transformar a ese objeto sobre el que se proyectó el sadismo en un peligro. El término que usará Klein será retaliación. El  yo incipiente  proyecta sobre el objeto su sadismo y teme su venganza. Ojo por ojo, diente por diente: esa es la Ley del Talión de donde deriva retaliación. Ojo por ojo, diente por diente, propone una simetría, que no se pone en juego cuando Freud habla de castración. Es decir que, cuando Klein propone la retaliación como forma de» descompletar» al otro, esta operación «vengativa» conlleva una simetría. Esta aclaración es necesaria porque la retaliación ocupa en la teoría kleiniana, si forzamos algo los conceptos, el lugar que la castración ocupa en la teoría freudiana. Para Freud, la castración implica la castración de la madre y ella determinará- función del padre mediante- la salida del Edipo del varón y la entrada al Edipo, por decepción, en la niña, determinando la asimetría que llevará a la posición femenina o masculina a la salida del Edipo. Para Klein, el apartamiento de la madre se produce por temor a la retaliación , venganza de la madre que ha sido» descompletada» por el sadismo del niño. Aquí cabe señalar una advertencia, si bien hablamos de la madre, ésta como objeto total, aparecerá posteriormente. En este momento, Klein habla de objetos parciales contenidos en el cuerpo materno. En la teoría freudiana se hablará  del cuerpo del niño mediante la ecuación cuerpo = falo, en la teoría kleiniana se habla del cuerpo materno, cuerpo gozador por las posesiones que contiene. 

El incremento del sadismo oral hará de esos niños malos comensales. Nombrará a Erna, una paciente neurótica obsesiva de seis años, como ejemplo de estos casos donde el incremento de sadismo provoca una anticipación del yo sobre la libido.

El núcleo de la  ansiedad que surge por el incremento de pulsión de muerte es la impotencia frente a la sensación de peligro que origina la pulsión de muerte. La expulsión del sadismo permite que el peligro sea sentido como exterior. Será entonces la madre en tanto dadora o retenedora del pecho la que se tornará peligrosa, si bien más que la madre, como dijimos antes, es del pecho como objeto parcial del que Klein hablará. Una parte del sadismo no expulsado, determinará que el instinto agresivo se dirija contra el propio organismo dando origen al masoquismo primario.

El sadismo originario se incrementará con el destete.

¿Qué implica todo este recorrido? Que en Klein no hay una incógnita sobre cual es el deseo materno cuando  se produce la ausencia materna.  Para Freud la presencia / ausencia de la madre, simbolizada con el juego del carretel, abría el espacio por la pregunta sobre el deseo materno. En Klein la ausencia materna es la suma de la posibilidad de la madre de dar o retener,  más, y esto es lo esencial, la venganza por el daño ocasionado sobre ese pecho por el sadismo proyectado sobre él, que torna a ese pecho, al  que posteriormente llamará malo, peligroso.

Se describen así fantasías tempranas del niño de apoderarse de los contenidos del cuerpo de la madre. Son fantasías orales de chupar y vaciar ese cuerpo que retiene un goce para sí. La madre kleiniana es equiparable al padre de la Horda primitiva en el hecho de que goza de todos los objetos, incluidos en su interior. Y así como el padre de la horda gozaba de todas las mujeres, la madre kleiniana, como ya hemos señalado, esta llena de objetos valiosos en su interior. Estos objetos son el pecho, las heces, el pene del padre, los niños, los órganos de la procreación, etc. La madre Kleiniana nos evoca así a la madre de Juanito en la fórmula que Lacan escribe en el Seminario IV (Las relaciones de objeto), en el momento de desencadenamiento de la angustia de Juanito. La fórmula que Lacan escribe es: ( M+phi+a),donde phi representa el falo imaginario y a los niños de la madre (Hanna), posesiones maternas que la ubican como fálica, y por lo tanto poseedora de todo el goce, objeto angustiante por excelencia.

Hay para Klein, al igual que para Freud un odio anterior al amor, odio originado por la expulsión de la pulsión de muerte, primero sobre el pecho y luego sobre todas esas posesiones maternas.

La curiosidad por esas posesiones será llamada por Klein, impulso epistemofílico. Se trata de un deseo de conocer el interior del cuerpo materno.

Este deseo de saber es mencionado por Freud como pulsión de saber, y como todas las pulsiones tiene tres destinos: La represión, la sublimación, la sexualización

Así como Freud habla de un sadismo primario, anterior al masoquismo primario (aclarando posteriormente que no es sexual, dado que se trata del impulso de aprehender, y no implica el retorno que  sobre el propio sujeto toda pulsión definiría), Melanie Klein ubicará al sadismo como primario, si bien dirá que una parte de la pulsión de muerte no expulsada dará origen al masoquismo primario. Para Melanie Klein, entonces, este sadismo primario es pulsional y será fuente del impulso epistemofílico que llevara a la búsqueda de saber. El niño freudiano reprime este deseo de saber, elaborando teorías sexuales infantiles que le permitan seguir sosteniendo el desconocimiento de la diferencia de los sexos. Si bien en Klein aparentemente hay un deseo de saber del niño, su clínica le demuestra lo contrario (ejemplo de ello es el caso  de Fritz.)

Fritz (la historia de M.K. nos revela que es su hijo Eric) interroga a Klein sobre las cosas que desea saber. Klein (hay que recordar que este texto es de 1921, no existían revistas femeninas que aconsejaban contestar preguntas a los niños)  responde  a todo lo que el niño pregunta: sobre la existencia o no de Dios, sobre la diferencia de los sexos, como nacen los niños, etc ; supone que un niño informado no reprimirá y, por lo tanto, no será neurótico. Hete aquí, sin embargo, que Fritz desarrolla una fobia, y es claro, en las cosas que dice, que rechaza el «saber » que se le proporciona, con lo que Klein deberá abandonar la meta «pedagógica» y la posibilidad de la «prevención».

Resumiendo lo expuesto hasta acá, diré que el conflicto edípico empieza para Melanie Klein a los seis meses de edad, como resultado del abandono del pecho por tornarse éste peligroso por el sadismo expulsado sobre él (frustración oral atribuida al destete). La interrelación entre este sadismo expulsado y la devolución que los objetos reales den a este sadismo, determinará las primeras fijaciones, que permitirán explicar los cuadros neuróticos y psicóticos en este momento de la obra de Klein (1932).

El abandono del pecho llevara por frustraciones anales posteriores al pasaje al genital. El pene del padre, que el niño fantasea dentro del cuerpo de la madre, será el tercer elemento que permite a Klein hablar de conflicto edípico. La triangulación edípica se arma entonces en las relaciones del niño con las posesiones del interior del cuerpo materno, especialmente del pene del padre. El padre entonces entra en escena como objeto parcial, a través de su pene. Klein hablará de la pareja combinada, la mujer con pene, madre que gozará en la fantasía del niño, permanentemente del pene del padre contenido en su interior, reservándose así un goce. Esta madre gozadora despertará en ambos sexos la envidia, envidia cuya conceptualización terminara de definir recién en 1957, en su texto Envidia y gratitud,  pero de la que anticipamos es subsidiaria de la pulsión de muerte y determinará su emergente, el sadismo. Esta pareja de los padres combinados atraerá el sadismo  y la presencia de la fantasía de los padres en coito permanente aparecerá por ejemplo en la masturbación. La culpa por la masturbación será para Klein  la culpa por el sadismo que esa escena fantasmática hace emerger.

Esta envidia llevará a reenviar el sadismo al interior del cuerpo de la madre y al abandono de esta por tornarse peligrosa por la retaliación consecutiva.

La introyección de la pareja combinada, imago terrorífica para el niño constituirá para Melanie Klein el núcleo del Superyo. El núcleo del Superyo  tendrá entonces una estructura sádica (pulsional) y será inanalizable, no así las posteriores capas que se constituyan por identificaciones más benéficas. Este núcleo sádico se constituye a partir de las primeras expulsiones del sadismo, que llevan al abandono del objeto sobre el que se proyecto el sadismo y la posterior identificación a estos objetos sádicos que constituirán entonces el núcleo del Superyo Eso determinará que la constitución del Superyo sea precoz. Esta precocidad del Superyo es deducida por Klein del análisis de niños pequeños, en los que encontrará culpa. Dirá que si hay culpa es que ya hay Superyo, y adelantará entonces su constitución. En Freud, la culpa es la culpa de los padres, herencia filogenética por el asesinato del padre de la horda, al que se mata por ser gozador de todas las mujeres, pero cuya ley se introyecta(comida canibalística). La culpa surge por la inutilidad del crimen (nadie poseerá esas mujeres) y por que se amaba al padre.

Entonces la teoría de la culpa en Freud implica una culpa retrospectiva. Klein que no toma en cuenta esta perspectiva hace entonces uso de un tiempo que es cronológico. Hay culpa temprana, bien, eso quiere decir que hay Superyo temprano. Esa es su lógica. Confirmará y apoyará su hipótesis en el caso Erna, niña de seis años con una neurosis obsesiva grave.  Atribuirá al sadismo  constitucional de la niña, sumado a haber presenciado el coito temprano de sus padres, la ferocidad de su Superyo. En el caso Dick el sadismo será tan intenso que el yo no llega a constituirse y en ese caso hablará de Esquizofrenia.

En el estadio anal sádico la expulsión de su terrorífico Superyó será una defensa empleada por el yo aterrorizado. Expele así sus objetos internalizados, proyectándolos al mundo exterior. Los temores que un niño tiene  de ser dañado, cortado, devorado o muerto por sus padres no se deben a las figuras reales de los padres, sino a la proyección sobre ellos de su sadismo (imagos). Esto es fundamental, el origen de las patologías que Klein describe no debe atribuirse a la insatisfacción real, es decir a la frustración, sino a la posibilidad  de ciertos movimientos libidinales y tanáticos.

La ansiedad que se despierta por estos temores, ansiedad que tematizaré al hablar de posiciones y que en Klein es sinónimo de angustia, es la que despertará particulares mecanismos de defensa de los que la expulsión (posteriormente tematizada como proyección) será el mecanismo esencial. La proyección es una forma de liberarse de su objeto, concebido como sádico en esta etapa de su desarrollo. Expulsar los objetos  es desplazar el miedo al mundo externo. Equiparará así sus órganos con gran número de objetos externos haciéndolos equivalentes unos a otros. (Este tema lo desarrolla en La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo-1930).

LLamará en el texto » mecanismo fóbico de ansiedad «a este desplazamiento del peligro al exterior que se dispersará sobre distintos objetos, distribución que hará que cada uno por separado sea menos peligroso, lo que favorecerá a un progreso en su relación con los objetos y con la realidad que como veremos se constituye para él simultáneamente con la constitución del yo.

Recapitularé. Edipo temprano por frustraciones orales precoces, pasaje después de las frustraciones anales al genital, triangulación  edípica. Constitución temprana del Superyó, cuyo núcleo se define por la introyección de las primeras figuras, que son terroríficas por el sadismo proyectado sobre ellas, sadismo proyectado para preservar al yo de su aniquilamiento. Intento de expulsión de estas figuras terroríficas en la etapa anal sádica, como manera de alejarse de este objeto peligroso, distribución del sadismo sobre múltiples objetos del exterior, determinándose el simbolismo; manera de equiparar ciertos objetos del exterior con los propios órganos, teoría de Ferenczi del simbolismo modificada por Klein en tanto esta equivalencia no implica identidad. En la sustitución de un objeto a otro se pierde sadismo. Esta pérdida de sadismo hace que el desplazamiento a otro objeto no constituya  a este objeto como igual al anterior. Esa diferencia es la que es introducida por la pulsión de muerte. 

Finalmente para concluir será necesario explicar ciertas características de este Edipo temprano. El varón –dirá  Klein, pasará por lo que ella llama etapa femenina donde envidiará los órganos de la procreación de la madre, mientras que la niña envidiará al pene. Esta envidia al pene de la niña no es primariamente para Klein, como lo era para Freud, por desear un niño del padre, por establecer la equivalencia» pene = niño». No. Para Klein hay conocimiento temprano de la vagina (recordar que para Freud  el primer órgano para ambos sexos es el pene -premisa universal del pene). Klein dirá que la niña tiene un conocimiento temprano de la vagina y desea al padre por razones eróticas y solo secundariamente desea un niño de él. En tanto no es sostenida la equivalencia» pene igual niño» una pregunta a hacerle al texto kleiniano es  ¿desde dónde se sostiene el deseo de un hijo en la teoría kleiniana? Pues  Freud ha demostrado  que éste no se deba a ningún «instinto maternal».

Creará entonces una simetría, en la mujer envidia del pene, en el varón fase femenina de envidia a los órganos de la procreación. En ambos sexos, la envidia se dirige al cuerpo de la madre, creándose una prohibición en relación a la madre por temor al sadismo consecuente a la retaliación. El varón se consolará de su envidia por la posesión del pene, que es actual, mientras que en la niña, que tendrá posibilidades de procrear recién en el futuro, la envidia persistirá, siendo entonces más intensa.

Klein dirá también que el varón deberá pasar de un fin pasivo, receptivo (tomar el pecho) a fines activos de penetración mientras la niña mantendrá su fin receptivo, que se desplazara de la boca (amamantamiento) a la vagina (coito). Como vemos queda establecida una asimetría, pero distinta a la  freudiana.

La identificación de la niña a la madre se dará por querer las mismas posesiones (órganos de la procreación, pene del padre, etc.), a la que además de envidiar, idealizará. Hay en el fondo de esta identificación, al igual que la del niño con el padre, un factor constitucional, que en el varón se agrega a la posesión del pene. La homosexualidad, al igual que los otros cuadros «psicopatológicos» se explica por la confrontación del sadismo constitucional con las experiencias reales con los objetos primarios o sus sustitutos.

– LAS POSICIONES

– La posición depresiva

* Deborah Fleischer:

Titular a cargo de càtedra Psicoanalisis Escuela Inglesa. Cat. I Médica

Dra. en Psicología (UBA)

Psicoanalista.

Analista Miembro de la Escuela de la Orientacion Lacaniana y de la AMP

Investigadora UBACyT

Miembro del Directorio de la EOL

Miembro del directorio del ICBA

Autora de varios libros entre ellos Clínica de las transformaciones familiares. Grama 2003, reeditado 2004.

Bibliografía:

Klein, Melanie:  El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas.(l945), en Obras Completas.Tomo II. Editorial Paidós, 1987, Buenos Aires.

Klein Melanie: Envidia y Gratitud. (1957) En Obras Completas  Tomo IV. Editorial Paidós,1987, Buenos Aires. 

Klein Melanie. Simposium sobre análisis infantil(1927) En Obras Completas. Tomo I Editorial Paidós.1987, Buenos Aires

Klein Melanie:  La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo (1930). Obras Completas  TomoI.  Editorial Paidós. 2da. Edición

Klein, Melanie. Primeros estadios del conflicto de Edipo y de la formación del superyo (1932) El psicoanálisis de niños. Tomo II. Editorial Paidós,1987, Buenos Aires

Klein, Melanie Notas sobre algunos mecanismos Esquizoides (1946). Obras Completas Tomo III Editorial Paidós. 2da. Edición,1987,Buenos Aires

(*)Publicado en el libro Incidencias del psicoanálisis. Entre el saber textual y la clínica. Editorial Anáfora ,1994, Buenos Aires