TENDENCIAS RESTITUTIVAS Y SEXUALIDAD

TENDENCIAS RESTITUTIVAS Y SEXUALIDAD
    Ya hemos examinado la parte que desempeñan las tendencias restitutivas de la niña en la consolidación de su posición homosexual. La consolidación de su posición heterosexual depende también de que esa posición convenga a los requerimientos de su superyó.
    Como vimos en la primera parte de este capítulo, al individuo normal, el acto sexual, además de su motivación libidinal, lo ayuda a dominar su ansiedad. Sus actividades genitales tienen todavía otro motivo impulsor, que es su deseo de reparar por la copulación el daño que ha hecho por medio de sus fantasías sádicas . Cuando como resultado de una emergencia más fuerte de sus impulsos genitales su yo reacciona frente a su superyó con menos ansiedad y más culpa, encuentra en el acto sexual un medio importante para hacer reparaciones al objeto, debido a su conexión con sus primeras fantasías sádicas. La naturaleza y extensión de sus fantasías restitutivas, que deben corresponder al daño imaginario que ha hecho, no sólo serán un factor importante en sus diversas actividades en la formación de sus sublimaciones, sino que también influirán grandemente en el curso y en el éxito de su desarrollo sexual .
Volviendo a la niña, encontramos que consideraciones, tales como los contenidos y composición de sus fantasías sádicas, la magnitud de sus tendencias reactivas, la estructura y fuerza de su yo, afectarán sus fijaciones libidinales y le ayudarán a decidir si la restitución que hace tendrá un carácter masculino o femenino o si será una mezcla de los dos .
Otra cosa que me parece importante para el éxito final del desarrollo de la niña, es si las fantasías restitutivas que construye sobre sus ideas sádicas específicas pueden imponerse sobre su yo del mismo modo que sobre su vida sexual. Ordinariamente trabajan en ambas direcciones y se refuerzan la una a la otra, y así ayudan a establecer una posición libidinal y una posición del yo que son compatibles la una con la otra. Si, por ejemplo, el sadismo de la niña pequeña ha estado fuertemente centrado en fantasías de dañar el cuerpo de su madre y de robar los niños y el pene del padre dentro de ella, podrá sostener su posición femenina bajo ciertas condiciones cuando sus tendencias reactivas adquieran fuerza. En sus sublimaciones conseguirá su deseo de restaurar a su madre y devolverle su padre y los niños, transformándose en niñera o masajista, o dedicándose al trabajo intelectual  si al mismo tiempo tiene una creencia suficiente en la posibilidad de que su propio cuerpo sea restaurado teniendo niños o ejecutando el acto sexual con un pene benéfico, ella también tomará esa posición heterosexual como una ayuda para dominar su ansiedad. Además, sus tendencias heterosexuales favorecen sus tendencias de sublimación que tienen por fin la restitución del cuerpo de la madre, porque le demuestran que la copulación entre los padres no ha hecho daño a la madre o que, de cualquier modo, éste puede ser restaurado, y esta creencia, a su vez, la ayuda a consolidarse en su posición heterosexual.
    Lo que ha de ser la posición final de la niña también dependerá, dadas las condiciones subyacentes similares, de si su creencia en su propia omnipotencia constructiva es equiparable a la fuerza de sus tendencias reactivas. Si es así, su yo puede establecerse un objetivo futuro de satisfacerse por sus tendencias restitutivas, esto es, que ambos padres serían restaurados y estarían así una vez más unidos amistosamente. Es ahora su padre el que en sus fantasías hace la restitución a su madre y la gratifica por medio de su pene saludable, mientras que la vagina de su madre, imaginada originariamente como algo peligroso, restaurará y curará el pene del padre que ha dañado. Al considerar así la vagina de su madre como un órgano benéfico y fuente de placer, la niña no sólo puede evocar una vez más la temprana visión de su madre como la «buena» madre que le dio de mamar, sino que puede pensar de si misma, identificándose con ella, como en una persona bondadosa que da, y puede considerar el pene de su compañero de amor como un pene «bueno». Sobre una actitud de esta naturaleza descansa el éxito del desarrollo de su vida sexual y su capacidad para ligarse a su objeto por vínculos sexuales tanto como por afecto y amor.
    Como he tratado de mostrar en estas páginas, el éxito final del desarrollo sexual infantil del individuo es el resultado largamente trabajado de un proceso de fluctuación entre varias posiciones y está constituido sobre un gran número de transacciones interconectadas entre su yo y su superyó y entre su yo y su ello. Siendo estas transacciones el resultado de sus tentativas de dominar la ansiedad son, también, en gran parte, un logro de su yo. Aquellas de las transacciones que en la niña afirman su papel femenino y que encuentran su expresión típica en su vida sexual posterior y en su comportamiento general son, para mencionar sólo unas cuantas: que el pene del padre le gratificará a ella y a su madre alternativamente , que un cierto número de niños le serán adjudicados a su madre, y el mismo, o más bien un número menor, a ella; que incorporará el pene del padre, mientras que la madre recibirá todos los niños, etc. Los componentes masculinos también entran en tales transacciones. La niña pequeña imaginará a veces que se apropia del pene de su padre con el objeto de realizar su papel masculino frente a su madre para luego devolvérselo a él otra vez.
En el curso de un análisis se ha hecho claro que cada cambio favorable que tiene lugar en la posición libidinal del paciente surge de una disminución de su ansiedad y sentimiento de culpa e inmediatamente se forman nuevas transacciones. Cuanto más disminuye la ansiedad y culpa que siente la niña y cuanto más se adelanta su estadío genital, más fácilmente podrá permitir que su madre reanude un papel maternal y femenino, y, al mismo tiempo, que ella adopte un papel similar y sublime sus componentes masculinos.