TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN. RECHAZO ESCOLAR Y FOBIA ESCOLAR: Trastorno de ansiedad por separación

TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN.
RECHAZO ESCOLAR Y FOBIA ESCOLAR
Arturo Bados López
29 de septiembre de 2005

TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN
En el trastorno de ansiedad por separación (TAS) se da una ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del sujeto (generalmente, un niño o adolescente), relacionada con la separación de las personas a las que está afectivamente ligado. Existe además un malestar clínicamente significativo o un deterioro de la vida social, académica (laboral) o de otras áreas importantes del funcionamiento de la persona. La ansiedad puede ponerse de manifiesto de las siguientes formas (American Psychiatric Association, 1994/1995):
– Malestar excesivo recurrente cuando ocurre o se anticipa una separación respecto al hogar o de las principales figuras de apego. Si hay separación, el sujeto puede necesitar saber el paradero de estas y estar en contacto con ellas (p.ej., por teléfono).
– Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de perder a las principales figuras de apego (p.ej., muerte, divorcio) o de que estas sufran daño (p.ej., accidente, enfermedad).
– Preocupación excesiva y persistente de que un acontecimiento adverso dé lugar a la separación de una figura importante de apego (p.ej., perderse o ser secuestrado).
– Resistencia o negativa persistente a ir a la escuela o a cualquier otro sitio (colonias, casas de amigos, recados) por miedo a la separación.
– Resistencia o miedo excesivo o persistente a quedarse en casa solo o sin las principales figuras de apego, o sin adultos significativos en otros sitios. El sujeto puede incluso evitar quedarse solo en una habitación y puede seguir a la figura de apego como su sombra.
– Resistencia o negativa persistente a ir a dormir sin estar cerca de una importante figura de apego o a dormir fuera de casa.
– Pesadillas repetidas con temática de separación (destrucción de la familia por incendio, asesinato u otra catástrofe). Pueden trasladarse a la cama de sus padres o de un hermano o quedarse a la puerta del dormitorio paterno si no se les permite la entrada.
– Quejas repetidas de síntomas físicos (como dolores de cabeza, dolores abdominales, náusea o vómitos) cuando se anticipa u ocurre la separación respecto a figuras importantes de apego. En niños mayores pueden aparecer palpitaciones, mareos y sensación de desmayo.
Para diagnosticar TAS, el DSM-IV exige que: a) se cumplan al menos tres de los ocho criterios anteriores, b) que el trastorno dure por lo menos 4 semanas, c) que comience antes de los 18 años, d) que produzca malestar clínicamente significativo o deterioro social, académico (laboral) o de otras áreas importantes de funcionamiento, y e) que no se dé exclusivamente durante el curso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico, y que, en adolescentes y adultos, no se explique mejor por el diagnóstico de trastorno de pánico con agorafobia (American Psychiatric Association, 1994). Si el trastorno comienza antes de los 6 años, se especifica que es de comienzo temprano, pero no se dice hasta qué edad antes de los 6 años se considera normal la ansiedad por separación.
El DSM-IV y la CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, 1994/2000) describen síntomas casi idénticos para este trastorno que la CIE-10 denomina trastorno de separación en la infancia.. Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 son algo más estrictos en cuanto a la edad de inicio, ya que exigen que ésta sea menor de 6 años, y excluyen el diagnóstico de este trastorno si el cuadro clínico forma parte de un trastorno de las emociones, del comportamiento o de la personalidad, o de un trastorno por abuso de sustancias psicotropas.
Las manifestaciones del trastorno pueden variar con la edad. Los niños más pequeños pueden no expresar miedos específicos de amenazas definidas a sus padres, a su hogar o a sí mismos. Los adolescentes, especialmente los varones, pueden negar la ansiedad por separación, pero esta se refleja en una actividad independiente limitada y en la negativa a salir de casa. Los adultos con TAS pueden estar demasiado preocupados por sus cónyuges e hijos, al tiempo que experimentan un notable malestar al separarse de ellos; otros pueden incluso ver limitada su capacidad para cambiar de domicilio o casarse. Sin embargo, el TAS es raro en adultos y no debe establecerse como diagnóstico adicional si el miedo a la separación se explica mejor por la presencia de agorafobia (American Psychiatric Association, 1994/1995).
En función de la edad, los niños pueden presentar miedos a animales, monstruos, la oscuridad, fantasmas, ladrones, secuestradores, accidentes de coche, viajes en avión y otras situaciones que son percibidas como peligrosas para la integridad de la familia o de sí mismos. Son frecuentes las preocupaciones acerca de la muerte y el morir. Estando solos, especialmente por la noche, los niños pequeños pueden explicar experiencias perceptivas insólitas: ver personas que se asoman a la habitación, criaturas monstruosas que intentan cogerlos, ojos que les miran fijamente. Los niños pueden quejarse de que nadie les quiere o de que nadie les cuida y que desearían estar muertos. Cuando están muy alterados ante la perspectiva de una separación pueden mostrarse coléricos y, ocasionalmente, golpear a quien está forzando la separación. Los niños con TAS suelen ser descritos como exigentes y con necesidad de atención constante (American Psychiatric Association, 1994/1995).

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