Trastorno de la conducta alimentaria, ansiedad, baja autoestima y alexitimia

Algunos autores (Leon y col., 1993) investigan el desarrollo de los trastornos en la alimentación en adolescentes (13 a 16 años) a partir de las variables autoconcepto, patrones
de comportamientos alimentarios y actitudes hacia los mismos; observaron que las variables
que predicen mejor comportamientos de riesgo son la insatisfacción con el cuerpo
propio, la emocionalidad negativa y la carencia de capacidad introspectiva para identificar sentimientos y sensaciones (alexitimia).

Se estudió la relación del mismo tipo de variables y señalaron dos factores que pueden predisponer a desarrollar trastornos en la alimentación: bajo autoconcepto y alta implicación en conductas dietéticas (Nassar, Hodges & Ollendick, 1992).
El perfeccionismo es una de las variables más fuertemente ligada a trastornos alimentarios;
algunos estudios señalan que los comportamientos bulímicos se asocian con elevadas
actitudes perfeccionistas (Tiggemann & Dyer, 1995). También el bajo nivel de autoestima
o los sentimientos de ineficacia (Lyon y col., 1997) predicen niveles más altos de
anorexia y bulimia
(Joiner y Kashubeck, 1996) así como actitudes autocríticas e impulsividad
(Steiger y col., 1992; Steiger, Puentes & Leung, 1991).
En un trabajo canadiense en el que administran a una muestra de adolescentes la
prueba EDI de Garner (1983) observaron que aquéllos sujetos con trastornos en sus conductas alimentarias revelaban más disfunciones psicológicas personales y familiares (Williams y col.,1986). En otros trabajos también se observó que la ansiedad y los
desórdenes afectivos fueron las patologías encontradas más frecuentemente (Herpetz-
Dahlmann y col., 1996; Pastore, Fisher & Friedman, 1996), así como los desórdenes de
tipo afectivo se mantuvieron constantes durante el período de seis años en el cual se
concretaron seguimientos (Rastam, Gillverg & Gillberg, 1996).
En un estudio australiano ya citado se observó que en los casos donde los adolescentes
se involucran en dietas alimentarias muy rigurosas están también presentes
(comorbilidad) altos niveles de depresión y ansiedad o historia familiar de depresión.

También se ha podido verificar la presencia de trastornos de personalidad de tipo obsesivo-
compulsivo y fóbico al comienzo de la enfermedad (Jablonska, 1996).
Cabe mencionar también la posible relación entre características de personalidad y
de la familia sobre la presencia de síntomas en los comportamientos alimentarios. La
existencia de sistemas familiares poco cohesivos se asocia a un bajo control de impulsos
entre adolescentes, presencia de alteraciones del estado de ánimo, preocupaciones sobre el
propio cuerpo y alta autocrítica.