Problemáticas en la infancia y en la adolescencia: Trastornos psicopatológicos de la adolescencia, DSM-IV

Los trastornos psicopatológicos de la adolescencia, son, en un sentido estricto y de
acuerdo con la clasificación diagnóstica más utilizada (DSM-IV TR), aquellos que se
han diagnosticado por primera vez durante la infancia, la niñez o la adolescencia
y en
los que se incluyen los referidos a: retraso mental, trastornos del aprendizaje, trastornos
de las habilidades motoras, trastornos de la comunicación, trastornos generalizados del
desarrollo, trastornos del comportamiento perturbador, trastornos de la conducta
alimentaria y trastornos de eliminación.

Dentro de esta entenderemos por trastornos del comportamiento a; los Trastornos por Déficit de Atención y Comportamiento Perturbador:
– TDAH
– TDAH no especificado
– Trastorno Disocial (Conduct Disorder)
– Trastorno Negativista Desafiante
– Trastorno del Comportamiento Perturbador no especificado

TDAH: La característica esencial del TDAH es un patrón persistente de
desatención y/o hiperactividad-impulsividad, que es más frecuente y grave que el
observado habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar.

Trastorno Disocial: Patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se
violan los derechos básicos de otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad
del sujeto

Trastorno Negativista-Desafiante: Patrón recurrente de comportamiento negativista,
desafiante, desobediente y hostil, dirigido a las personas de autoridad caracterizado por
la aparición de: Accesos de cólera, discusiones con adultos, negarse a cumplir normas,
acusar a otros de los propios errores, sentirse fácilmente molestado por otros…
De esta lista de psicopatologías diagnosticables en la infancia y la adolescencia,
están excluidos los trastornos de personalidad, ya que se entiende que el diagnóstico no
se puede realizar hasta que se haya producido la correspondiente evolución madurativa.
El momento donde se sitúa la posibilidad de realizar el diagnóstico de un trastorno de
personalidad es la mayoría de edad (18 años). Esto, no nos debe hacer olvidar que
existen personalidades adolescentes con rasgos psicopatológicos, y que sí es posible
realizar aproximaciones diagnósticas a los mismos.

Por otra parte en el mismo DSM-IV se definen los Trastornos de Personalidad
como:

“ Un patrón consistente de experiencia interna y comportamiento que se desvía
notablemente de las expectativas de la cultura del individuo, es generalizado e
inflexible, tiene su inicio en la adolescencia, o principios de la vida adulta, es estable a
través del tiempo (y a lo largo de una amplia variedad de situaciones personales y
sociales) y conduce a la aflicción y el deterioro”.

Igualmente los trastornos psicóticos quedan fuera del diagnóstico infanto-juvenil en
el manual DSM IV-TR, a pesar de que es amplia la bibliografía sobre psicosis infantil.

Debemos de tener en cuenta a la hora de utilizar los manuales tipo DSM, que estos
fueron elaborados para crear una taxonomía sobre la que hacer investigación y que
actualmente se utilizan como categorización que intenta delimitar la realidad de la
clínica a través de una determinada forma de diagnóstico fundamentalmente
sintomático. Sin embargo la terca realidad clínica se empeña en no verse
suficientemente retratada a través del DSM-IV-TR
Trastorno del Comportamiento es un término que nos dirige a poner el énfasis en
el individuo como sujeto de conductas patológicas o inadecuadas de acuerdo al
contexto.
Sin embargo pensar que el problema del adolescente con psicopatología se
reduce a su comportamiento, o dicho de otra forma, a si se comporta “mal”, o se
comporta “bien”, es la ceguera del que no quiere ver, y en ella caemos con frecuencia.
Por todo ello será recomendable atender siempre a cuatro áreas a la hora de
realizar nuestra evaluación: Comportamental, Cognitiva, Afectiva y de la Personalidad.
Respecto a esta última, y particularmente en la adolescencia, es importante poner
un importante énfasis en el desarrollo de la personalidad, en la crisis de identidad que el
sujeto debe de resolver en un periodo de su vida que resultará determinante a la hora de
establecer una vida adulta autónoma.