UNA CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LA INHIBICIÓN INTELECTUAL (1931)

UNA CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LA INHIBICIÓN INTELECTUAL (1931)

 

Me
propongo tratar aquí algunos mecanismos de la inhibición intelectual y
comenzaré con un corto extracto de un análisis de un niño de siete
años, ocupándome de los principales puntos de dos sesiones analíticas
consecutivas. La neurosis del niño consistía en parte en síntomas
neuróticos, en parte en dificultades de carácter, y también en
inhibiciones intelectuales bastante graves. En el momento en que
tuvieron lugar las dos sesiones que intento tratar, el niño llevaba más
de dos años de tratamiento, y el material en cuestión ya había sido
sometido a considerable análisis. En general la inhib ición intelectual
había disminuido gradualmente hasta cierto punto durante este período;
pero sólo en estas dos sesiones se aclaró la conexión de este material
con una de sus dificultades especiales respecto del aprendizaje. Esto
me llevó a un progreso notable en lo concerniente a sus inhibiciones
intelectuales.

El niño se quejaba de que no podía
distinguir entre sí ciertos términos franceses. En la escuela había una
lámina con diversos objetos para ayudar a los niños a comprender las
palabras. Las palabras eran: poulet, pollo; poisson, pescado; glace,
hielo. Siempre que se le preguntaba qué significaba alguna de estas
palabra, contestaba invariablemente dando el significado de alguna de
las otras dos, por ejemplo si se le preguntaba poisson contestaba
hielo; poulet, pescado, etc. Esto le hacia sentirse bastante
desesperado, y decía que nunca podría aprenderlas. Obtuve el material
por asociación común, pero al mismo tiempo jugaba despreocupadamente en
el cuarto.

Le pedí primero que me dijera en qué le
hacía pensar poulet. Se colocó de espaldas sobre la mesa, balanceando
las piernas y dibujando con un lápiz en un trozo de papel. Pensó en un
zorro introduciéndose en un gallinero. Le pregunté a qué hora podía
ocurrir esto y en vez de decir "de noche", contestó "a las cuatro de la
tarde", hora en que yo sabía que a menudo su madre estaba fuera. "El
zorro se introduce y mata a un pollito", y mientras dijo esto cortó lo
que había dibujado. Le pregunté qué era y dijo: "No sé". Cuando lo
miramos vimos que era una casa, cuyo techo había cortado. Se dio cuenta
de que él mismo era el zorro, que el pollito era un hermanito y que el
momento en que se introducía el zorro era precisamente cuando su madre
había salido.

Ya habíamos trabajado mucho en lo que
respecta a sus intensos impulsos agresivos y fantasías de atacar a un
hermanito dentro de la madre mientras ésta estaba embarazada y después
de su nacimiento, y también en lo qué respecta a la intensa carga de
culpa relacionada con estos impulsos y fantasías_. El hermano tiene
ahora aproximadamente cuatro años. Cuando era un bebé había sido para
mi paciente una espantosa tentación quedarse solo con él, aun durante
un minuto, e incluso ahora, cuando la madre está fuera, vemos que sus
deseos todavía funcionan. Esto se debía en parte a sus extremados celos
del bebé, que gozaba del pecho de la madre. Le pregunté en qué le hacía
pensar poisson y comenzó a patear con más violencia y a llevar las
tijeras cerca de los ojos y a tratar de cortarse el cabello, de modo
que tuve que pedirle las tijeras. Me contestó sobre poisson que el
pescado frito era muy lindo y le gustaba. Comenzó entonces nuevamente a
dibujar, esta vez un hidroavión y un barco. No obtuve ninguna otra
asociación para pescado y pasé al hielo. De éste dijo: "Un gran trozo
de hielo es lindo y blanco, y se pone primero rosa y luego colorado".

Le
pregunté por qué hacia eso y dijo: "Se derrite". "¿Cómo es eso?" "Lo
iluminó el sol". Aquí tenía bastante angustia y no pude obtener nada
más.

Cortó el barco y el hidroavión y trató de ver si podían flotar en el agua.

Al
día siguiente mostró angustia y dijo que había tenido un mal sueño. "El
pescado era un cangrejo. Estaba parado en un muelle, en la costa, donde
había estado muchas veces con su madre. Se suponía que él debía matar
un enorme cangrejo que salía del agua hacia el muelle. Le pegó un tiro
con su pequeño revólver y lo mató con su espada, que no era muy
eficiente. Ni bien mató al cangrejo, tuvo que matar otros y otros que
seguían saliendo del agua". Le pregunté por qué tenía que hacer eso y
dijo que para impedir que entraran al mundo, porque matarían a todo el
mundo. En seguida que comenzamos con el sueño se colocó sobre la mesa
en la misma posición que el día anterior, pataleando más fuerte que
nunca. Le pregunté entonces por qué pataleaba, y contestó: "Estoy
flotando en el agua y me rodean cangrejos completamente". El día
anterior las tijeras habían representado los cangrejos que lo mordían y
lo cortaban, y por eso había dibujado un bote y un hidroavión, para
escaparse de ellos. Le dije que él había estado en un muelle, y
contestó: "Oh, sí, pero me caí al agua hace mucho". Casi todos los
cangrejos querían meterse en un cuarto de carne que estaba en el agua y
que parecía una casa. Era cordero, su carne preferida. Dijo que nunca
habían estado adentro todavía, pero que podían entrar por las puertas y
ventanas. Toda la escena en el agua era el interior de su madre -el
mundo-. La casa de carne representaba el cuerpo de su madre y el suyo
propio. Los cangrejos representaban el pene del padre y formaban
legión. Eran grandes como elefantes, negros por fuera y rojos por
dentro.

Eran negros porque alguien los había hecho
negros, y por eso todos se habían vuelto negros en el agua. Habían
entrado en el agua del otro lado del mar. Alguien que quería volver
negra el agua los había puesto allí. Resultó que los cangrejos
representaban no sólo el pene del padre sino también sus propias heces.
Uno de ellos no era más grande que una langosta y era rojo por dentro y
por fuera. Este representaba su propio pene. También había mucho
material que mostraba la identificación de sus heces con animales
peligrosos que por orden suya (por una especie de magia) podían entrar
en el cuerpo de su madre y dañar y envenenar tanto a ella como al pene
del padre.

Creo que este material arroja alguna luz sobre la teoría de la paranoia.

Aquí
sólo puedo aludir muy brevemente a este punto; pero sabemos que Van
Ophuijsen 1 y Stärcke 2 han referido el "perseguidor" a la idea
inconsciente del paranoico de su escíbalo en sus entrañas, y al que
identifica con el pene del perseguidor. Tanto el caso en discusión como
el análisis de muchos niños y adultos me han llevado a creer que el
temor de una persona a sus heces como perseguidor, deriva en última
instancia de sus fantasías sádicas, en las que emplea su orina y sus
heces como armas venenosas y destructivas en sus ataques al cuerpo de
la madre. En estas fantasías convierte a sus propias heces en cosas que
persiguen a sus objetos; y por una suerte de magia (que en mi opinión
es la base de la magia negra) las empuja secreta y cautelosamente en el
ano y otros orificios de los objetos y los aloja dentro de sus cuerpos.
Por haber hecho esto siente miedo de su propio excremento como
sustancia peligrosa que está dañando su propio cuerpo; también siente
miedo de los excrementos, introyectados dentro suyo, de sus objetos,
puesto que espera que estos últimos le hagan ataques secretos similares
por medio de sus peligrosas heces. Estos temores engendran el terror
detener una serie de perseguidores dentro del cuerpo, y de ser
envenenado; también engendran temores hip ocondríacos.

El
punto de fijación de la paranoia esta situado, según creo, en el
período de la fase de sadismo máximo en el cual el niño lleva a cabo
sus ataques al cuerpo de la madre y al pene del padre que supone estar
allí, por medio de sus heces transformadas en animales o sustancias
venenosas y peligrosas 3 .Puesto que, como resultado de sus impulsos
sád ico-uretrales, el niño considera a la orina como algo peligroso que
quema, corta y envenena, ya está preparado el camino para que piense en
el pene como cosa sádica y peligrosa. Y sus fantasías del escíbalo como
perseguidor -fantasías formadas bajo el predominio de las tendencias
sádico-anales, y que hasta tanto se puede ver preceden a la idea del
peligroso pene como perseguidor-también tienden hacia la misma
dirección, en virtud del hecho de que él equipara excrementos y pene. A
consecuencia de la ecuación entre ambos, las peligrosas propiedades de
las heces sirven para aumentar el carácter peligroso y sádico del pene,
y del objeto perseguidor que está identificado con ella.

En
esté caso los cangrejos representaban una combinación de las heces
peligrosas y el peligroso pene del niño y de su padre. Al mismo tiempo
el niño se sentía responsable del empleo de todos estos instrumentos y
fuentes de destrucción, puesto que sus propios deseos sádicos contra
sus padres en coito, transformaban al pene del padre y a sus
excrementos en animales peligrosos, de modo que su padre y su madre se
destruían uno al otro.

En su imaginación John también
había atacado al pene del padre con sus propias heces y de este modo lo
había hecho más peligroso que antes; y había puesto sus propias heces
peligrosas dentro del cuerpo de su madre.

Le pregunté
nuevamente en qué le hacía pensar glace (hielo) y empezó a hablar de un
vaso y se dirigió a la canilla y bebió un vaso de agua.

Dijo
que era malta -que le gusta- y habló de un vaso que tenía "pequeños
trozos" rotos, queriendo decir cristal tallado. Dijo que el sol había
estropeado este vaso, como había estropeado el gran bloque de hielo del
que había hablado el día anterior. Dijo que había disparado al vaso y
arruinado también toda la malta. Cuando le pregunté cómo le había
disparado al vaso, dijo: "Con su calor".

Mientras
decía esto eligió un lápiz amarillo entre varios lápices que estaban
delante suyo, y comenzó a hacer puntos y agujeros en un trozo de papel,
luego hizo agujeros hasta que finalmente lo redujo a tiras. Luego
empezó a cortar el lápiz con un cuchillo, rebanando el amarillo de
fuera. El lápiz amarillo representaba al sol, que simbolizaba su pene y
orina quemantes. También, por asociación verbal, la palabra "sol" lo
representaba a él, el "hijo" 4 (. En muchas de sus sesiones analíticas
había quemado trozos de papel, fósforos y cajas de fósforos en la
estufa, y al mismo tiempo, o alternando con esto, los había rasgado o
había echado agua sobre ellos y los había enjabonado o cortado en
pedazos. Estos objetos representaban el pecho de su madre o toda su
persona. También había roto vasos repetidamente en la habitación de
juego. Representaban el pecho de la madre y también el pene del padre.

El sol tenía otra significación más como pene sádico del padre.

Mientras
estaba cortando el lápiz dijo una palabra que resultó estar construida
por las palabras "ir" y el nombre de pila de su padre. Así el vaso era
destruido tanto por el hijo como por el padre; representaba el pecho y
la malta significaba leche. El gran trozo de hielo que tenía el mismo
tamaño de la casa de carne, representaba el cuerpo de su madre; estaba
derretido y arruinado por el calor del niño y por el pene y orina del
padre; y cuando enrojecía esto simbolizaba la sangre de la madre
lastimada.

John me mostró una tarjeta de Navidad con
un bulldog, y un pollito muerto al que evidentemente había matado.
Ambos estaban pintados de marrón. Dijo: "Ya sé, son todos lo mismo, el
pollito, el hielo, el vaso y los cangrejos". Le pregunté por qué eran
todos lo mismo, y dijo: "Porque son todos marrones y están todos rotos
y muertos". Esta es la razón de que no pudiera distinguir entre estas
cosas, porque todos estaban muertos; él había matado a todos los
cangrejos, pero los pollitos, que representaban a los bebés, y el hielo
y el vaso que representaban a la madre, estaban todos sucios y
lastimados, o muertos también.

Después de esto, en la
misma sesión, empezó a dibujar líneas paralelas que se hacían más
estrechas y más amplias. Era el símbolo de la vagina más claro posible.
Entonces puso su pequeña locomotora sobre ella y la dejó ir sobre las
vías hasta la estación. Estaba muy aliviado y contento.

Sentía
ahora que podía tener relación sexual simbólicamente con la madre;
mientras que antes de este análisis su cuerpo era para él un lugar de
horrores. Esto parece mostrar lo que uno puede ver confirmado en el
análisis de todo hombre: que su miedo al cuerpo de la mujer como un
lugar lleno de destrucción puede ser una de las causas principales de
perturbación de la potencia. Pero esta angustia es también un factor
básico de inhibición del impulso epistemofílico, ya que el interior del
cuerpo de la madre es el primer objeto de ese impulso; en la fantasía
es explorado e investigado, y también atacado con todo el armamento
sádico, incluyendo el pene como un arma peligrosa y ofensiva, y ésta es
otra causa de la subsiguiente impotencia en los hombres: penetrar y
explorar son en gran medida sinónimos para el inconsciente. Por esta
razón, después del análisis de su angustia relacionada con su propio
pene sádico y el de su padre -el punzante lápiz amarillo homologado al
sol quemante- John fue mucho más capaz de representarse a sí mismo
simbólicamente en coito con la madre e investigando su cuerpo. Al día
siguiente podía mirar atentamente y con interés la lámina de la pared
de la escuela y podía distinguir fácilmente las palabras unas de otras.

J. Strachey ha mostrado 5 que leer tiene el
significado inconsciente de tomar conocimiento del cuerpo de la madre,
y que el temor a robarla es un factor importante, para las inhibiciones
en la lectura. Quisiera agregar que es esencial para un desarrollo
favorable del deseo de conocimiento que se sienta que el cuerpo de la
madre está bien y no lastimado. Representa en el inconsciente la casa
del tesoro, de todo lo deseable que sólo puede conseguirse allí; por
consiguiente, si no está destruido, si no está demasiado en peligro y
entonces él mismo no es tan peligroso, puede llevarse más fácilmente a
cabo el deseo de tomar de él alimento para la mente.

Cuando
describí la lucha que en la fantasía tenía John dentro del cuerpo de la
madre con los penes del padre (cangrejos) -en realidad con un enjambre
de ellos- señalé que la casa de carne, en la que aparentemente no
habían irrumpido y en la que John trataba de impedir que entraran,
representaba no sólo el interior del cuerpo de su madre, sino también
su propio interior. Sus defensas contra la angustia se expresaban aquí
en elaborados desplazamientos e inversiones. Al principio lo que él
comía era un rico pescado frito. Después se convenía en un cangrejo. En
la primera versión sobre el cangrejo él estaba parado en el muelle y
trataba de impedir que los cangrejos se arrastraran fuera del agua.
Pero surgió que él realmente se sentía a sí mismo en el agua, y allí
-dentro de su madre- a merced del padre. En esta versión trataba aún de
sostener la idea de que estaba impidiendo que los cangrejos entraran en
la casa de carne, pero su miedo más profundo era que los cangrejos ya
habían entrado en ella y la estaban destruyendo, y sus esfuerzos eran
para sacarlos afuera otra vez. Tanto el mar como la casa de carne
representaban el cuerpo de su madre.

Debo señalar
ahora otra fuente de angustia que está estrechamente conectada con la
de destruir a la madre, y mostrar cómo influye en las inhibiciones
espirituales y perturbaciones de desarrollo del yo. Esto está conectado
con el hecho de que la casa de carne era no sólo el cuerpo de su madre
sino también el suyo. Tenemos aquí una representación de las tempranas
situaciones de angustia que surgen en ambos sexos del impulso
sádico-oral de devorar los contenidos del cuerpo de la madre, y
especialmente los penes que se imagina que están dentro de él. El pene
del padre, que desde el punto de vista oral de succión es homologado al
pecho, y que se convierte así en un objeto de deseo 6 , es entonces
incorporado y en la fantasía del varón se transforma muy rápidamente a
consecuencia de sus ataques sádicos contra él, en un terrorífico
agresor interno y es homologado a animales o armas peligrosas y
asesinas. A mi entender es el pene del padre introyectado el que forma
el núcleo del superyó paterno.

El ejemplo del caso de
John muestra: a) que la destrucción imaginada que ha sido infligida al
cuerpo de la madre es también esperada e imaginada como habiendo
ocurrido en su propio cuerpo; b) cómo se siente el miedo a los ataques
en el interior del propio cuerpo por los penes internalizados del padre
y por las heces.

Así como la angustia excesiva con
respecto a la destrucción infligida al cuerpo de la madre inhibe la
capacidad de obtener una concepción clara de sus contenidos, así
también en forma análoga la angustia relativa a las cosas terribles y
peligrosas que están sucediendo dentro del propio cuerpo puede suprimir
toda investigación sobre él; y esto nuevamente es un factor de la
inhibición intelectual 7 . Para ilustrar esto del caso de John: el día
después del análisis del sueño del cangrejo, esto es, el día en el que
se encontró a sí mismo repentinamente capaz de distinguir las palabras
francesas, John comenzó su análisis diciendo: "Voy a dar vuelta mi
cajón"; éste era el cajón en el que guardaba los juguetes que usaba en
su análisis; durante meses había arrojado en él toda clase posible de
desperdicios, trozos de papel, cosas pegajosas con goma, trocitos de
jabón, pedacitos de cuerda, etc., sin que nunca se hubiera decidido a
limpiarlo.

Ahora sacó todos sus contenidos y tiró las
cosas inútiles o rotas. El mismo día encontró en un cajón de su casa su
lapicera, que durante meses no habla podido hallar. Así en forma
simbólica había mirado dentro del cuerpo de su madre y lo había
reparado, y también había encontrado otra vez su pene. Pero el cajón
representaba también su propio cuerpo; se expresó su impulso ahora
menos inhibido de familiarizarse con sus contenidos, como lo mostró el
curso de su análisis, en una cooperación mucho mayor de su parte en el
trabajo analítico y el más profundo insight en sus propias
dificultades. Este insight más profundo fue el resultado de un progreso
en el desarrollo de su yo que siguió a este fragmento particular del
análisis de su superyó amenazador. Porque, como sabemos de nuestra
experiencia con niños, especialmente con los muy pequeños, el análisis
de los estadíos tempranos de la formación del superyó promueve el
desarrollo del yo al disminuir el sadismo del superyó y del ello.

Pero
en lo que deseo llamar la atención aquí, además de esto, es en la
conexión que puede observarse una y otra vez en análisis entre la
disminución de la angustia por parte del yo con respecto al superyó, y
una capacidad aumentada en el niño de conocer sus propios procesos
intrapsíquicos y de controlarlos con mayor eficacia a través de su yo.
En el presente caso limpiar representaba inspeccionar la realidad
intrapsíquica.

Cuando John estaba arreglando su
cajón, estaba arreglando su propio cuerpo y separando sus posesiones de
las cosas que había robado del cuerpo de la madre, tanto como separando
heces "malas" de heces "buenas", y objetos "malos" de "buenos". Al
hacer esto John vinculaba las cosas rotas, dañadas y sucias con el
objeto "malo", heces "malas" y niños "malos», de acuerdo con el
inconsciente, en el que el objeto dañado se convierte en "malo" y
peligroso.

En la medida en que John podía ahora
examinar los diferentes objetos y ver cómo podía usárselos o qué daño
habían sufrido, etc., se mostraba a si mismo como animándose a
enfrentar los estragos imaginados infligidos por su superyó y su ello;
o sea, estaba llevando a cabo una prueba de la realidad. Esto permitió
a su yo funcionar mejor al hacer decisiones sobre para qué podían
usarse las cosas, si podían ser reparadas o había que tirarlas, etc. Al
mismo tiempo se pusieron más en armonía su superyó y su ello, y
entonces el yo, más fuerte, pudo enfrentarlos mejor.

En
relación con esto quisiera volver una vez más al tema de su
redescubrimiento de la lapicera. Hasta aquí lo hemos interpretado en el
sentido de que había disminuido su temor a las cualidades destructivas
y peligrosas de su pene -en última instancia a su sadismo- y era capaz
de reconocer la posesión de tal órgano.

Estas líneas
de interpretación nos descubren las causas subyacentes tanto de la
potencia sexual como de los instintos epistemofílicos, ya que descubrir
y penetrar en las cosas son actividades homologadas en el inconsciente.
Además de esto la potencia en el hombre (o en el caso del varoncito,
las condiciones psicológicas para ella) es la base para el desarrollo
de gran número de actividades, intereses creativos y capacidades.

Pero
-y esto es lo que quiero señalar- tal desarrollo depende de que el pene
se haya convertido en el representante del yo del individuo. En los
primeros estadíos de su vida el varón considera su pene como el órgano
ejecutor de su sadismo, y por consiguiente se convierte en el vehículo
de sus sentimientos primarios de omnipotencia. Por esta razón, y porque
siendo un órgano externo, puede ser examinado y puesto a prueba en
diversas formas, adquiere la significación de su yo, sus funciones
yoicas y su conciencia; mientras que el pene internalizado e invisible
de su padre -su superyó-, sobre el que no puede saber nada, se
convierte en el representante de su inconsciente. Si el temor del niño
a su superyó y a su ello es demasiado poderoso, no sólo será incapaz de
saber sobre los contenidos de su cuerpo y sus procesos mentales, sino
que también será incapaz de usar su pene en su aspecto psicológico como
órgano regulador y ejecutor de suyo, de modo que también sus funciones
yoicas estarán sujetas a inhibiciones en estos sentidos.

En
el caso de John, encontrar la lapicera significaba no sólo que había
reconocido la existencia de su pene y el orgullo y placer que le daba,
sino que también había reconocido la existencia de su propio yo:
actitud que se expresó en su mayor progreso del desarrollo de su yo y
una ampliación de sus funciones yoicas tanto como en la disminución del
poder de su sup eryó que hasta entonces había dominado la situación.

Para
resumir lo que se ha dicho: mientras que el progreso en la capacidad de
John para concebir el estado del interior del cuerpo de su madre llevó
a una mayor capacidad de comprender y apreciar el mundo externo, la
reducción de su inhibición para saber realmente sobre el interior de su
propio cuerpo, llevó al mismo tiempo a una más profunda comprensión y
mejor control de sus procesos. Lo primero resultó en mayor capacidad de
incorporar conocimientos; lo segundo trajo consigo mejor capacidad de
elaborar, organizar y correlacionar los conocimientos obtenidos, y
también de volver a darlos, o sea devolverlos, formularlos o
expresarlos -un progreso en el desarrollo del yo-. Estos dos contenidos
fundamentales de la angustia (relacionada con el cuerpo de la madre y
con el propio cuerpo) se condicionan mutuamente y reaccionan uno sobre
el otro en cada detalle, y del mismo modo la mayor libertad de las dos
funciones de introyección y extrayección (o proyección), resultante de
una reducción de la angustia de estas fuentes, permite que ambos sean
empleados en forma más adecuada y menos compulsiva.

Pero,
cuando el superyó ejerce una dominación demasiado amplia sobre el yo,
con frecuencia este último en sus intentos de mantener el control por
medio de la represión sobre el ello y los objetos internalizados, se
cierra a las influencias del mundo externo y sus objetos despojándose
así de toda fuente de estímulo que formaría la base de los intereses y
realizaciones de su yo, tanto de las del ello como de las de fuentes
externas.

En los casos en que ha mantenido su
preponderancia la significación de la realidad y de los objetos como
reflejos del temido mundo interno e imagos, los estímulos del mundo
externo pueden sentirse casi tan alarmantes como la fantaseada
dominación de los objetos internalizados, que han tomado posesión de
toda iniciativa y a los que el yo se siente compulsivamente obligado a
someter la ejecución de toda actividad y operaciones intelectuales, y
además por supuesto la responsabilidad por ellas. En ciertos casos,
inhibiciones graves para el aprendizaje están combinadas con conducta
huraña e ineducabilidad y actitud de suficiencia; lo que he encontrado
entonces es que el yo se siente oprimido y paralizado por una parte por
las influencias del superyó a las que siente tiránicas y peligrosas, y
por otra parte su desconfianza para aceptar las influencias de los
objetos reales, a menudo porque se los siente en completa oposición a
las exigencias del superyó, pero más frecuentemente porque están
demasiado identificados con las temidas influencias internas. El yo
trata entonces (por medio de la proyección al mundo externo) de
demostrar su independencia de las imagos rebelándose contra todas las
influencias que emanan de los objetos reales. El grado en que pueda ser
conseguida una reducción del sadismo y de la angustia y de la actuación
del superyó, de modo que el yo adquiera una base más amplia para
funcionar, determina el grado de progreso de la accesibilidad del
paciente a la influencia del mundo externo, junto con una progresiva
resolución de sus inhibiciones intelectuales.

Hemos
visto que los mecanismos examinados llevan a ciertas clases definidas
de inhibiciones intelectuales. Pero cuando entran en un cuadro clínico
adquieren el carácter de rasgos psicóticos. Sabemos ya que el miedo de
John a los cangrejos como perseguidores internos era de carácter
paranoide. Además, esta angustia lo hacía cerrarse a las influencias
externas, a los objetos y a la realidad externa: estado mental que
consideramos como una de las indicaciones de perturbación psicótica,
aunque en este caso el resultado principal fue una disminución de las
capacidades intelectuales del paciente. Pero que incluso en casos como
éste la operación de tales mecanismos no se limita a la producción de
inhibiciones intelectuales, se ve en los grandes cambios que tienen
lugar en toda la persona y en su carácter no menos que en la
disminución de los rasgos neuróticos que pueden observarse, a medida
que progresa el análisis de la inhibición intelectual, especialmente si
el paciente es un niño o una persona joven.

En John,
por ejemplo, pude establecer el hecho de que una marcada aprensión,
ocultación y mentiras, tanto como una intensa desconfianza a todo, que
eran parte de su estructura mental, desaparecieron completamente en el
curso de su análisis, y que tanto su carácter como el desarrollo de su
yo cambiaron mucho y mejoraron. En este caso los rasgos paranoides en
su mayor parte se habían modificado hasta llegar a ciertas distorsiones
de carácter e inhibiciones intelectuales; pero resultó que también
habían llevado a una cantidad de síntomas neuróticos.

Mencionaré
aquí uno o dos mecanismos más de inhibición intelectual, esta vez de
carácter definidamente neurótico-obsesivo, que aparecen como resultado
de la intensa actuación de situaciones tempranas de angustia. En
alternancia con una inhibición del tipo antes descrito vemos a veces el
extremo opuesto como resultado: un anhelo de incorporar todo lo que se
ofrece, junto con la incapacidad de distinguir entre lo que es valioso
y lo que no lo es. En varios casos he notado que estos mecanismos
empezaban a establecerse y a hacer sentir su influencia cuando el
análisis había logrado disminuir los mecanismos de tipo psicótico que
acabamos de examinar. Este apetito de alimento intelectual que ocupó el
lugar de la anterior incapacidad del niño para incorporar nada, fue
acompañado por otros impulsos obsesivos, en especial por un deseo de
coleccionar cosas y acumularlas y por las correspondientes compulsiones
a abandonar las cosas indiscriminadamente o sea, a expulsarlas. La
incorporación obsesiva de este tipo, a menudo se acompaña de un
sentimiento de vacío en el cuerpo, de empobrecimiento -una sensación
que mi paciente John solía tener con mucha intensidad- y descansa sobre
la angustia del niño, proveniente de los niveles más profundos de su
mente, de que su interior haya sido destruido o esté lleno de
sustancias "malas" y peligrosas, que sea pobre en sustancias "buenas" o
que éstas falten por completo. Este material ansiógeno sufre mucho más
remodelación y alteración por los mecanismos obsesivos que por los
psicóticos.

Mis observaciones de este caso, tanto
como de otros neuróticos obsesivos, me han llevado a establecer
conclusiones sobre los mecanismos obsesivos especiales relacionados con
el fenómeno de la inhibición intelectual que nos interesa en este
momento. Antes de enunciarlas brevemente, dejadme decir que a mi
entender, como en seguida estableceré con detalles, los mecanismos y
síntomas obsesivos en general sirven al propósito de ligar, modificar y
detener la angustia perteneciente a los niveles más primitivos de la
mente, de modo que las neurosis obsesivas están edificadas sobre la
angustia de las primeras situaciones de peligro.

Retornemos
al tema: creo que la colección y acumulación de cosas del niño,
compulsiva, casi voraz (incluyendo el conocimiento como sustancia),
está basada entre otros factores que no es necesario mencionar aquí, en
su siempre renovado intento a) de apresar sustancias y objetos "buenos"
(en última instancia, leche "buena" heces "buenas", un pene "bueno" y
niños "buenos") y paralizar con su ayuda la acción de tos objetos y
sustancias "malos" dentro de su cuerpo; y b) acumular suficientes
reservas dentro de sí mismo para ser capaz de resistir a los ataques de
sus objetos externos, y si es necesario devolver al cuerpo de su madre,
o a sus objetos, lo que les ha robado. Como sus intentos de hacer esto
por medio de actos obsesivos están continuamente perturbados por
apariciones de angustia de muchas fuentes contrarias (por ejemplo, su
duda de si lo que acaba de incorporar dentro suyo es realmente "bueno"
y si lo que ha arrojada fuera era realmente la parte "mala" de su
interior; o su temor de que al poner más material dentro de si fue
culpable una vez más de robar al cuerpo de su madre) podemos comprender
por qué estaba bajo la constante obligación de repetir sus intentos y
cómo esta obligación es en parte responsable del carácter compulsivo de
su conducta.

En el presente caso ya hemos visto cómo
en la proporción en que disminuyó la influencia del feroz y fantástico
superyó del niño -en última instancia, su propio sadismo- perdieron su
eficacia los mecanismos que hemos reconocido como psicóticos y que
originaron sus inhibiciones intelectuales. Me parece que una
disminución de este tipo en la severidad del superyó debilita los
mecanismos de la inhibición intelectual que son también del tipo
neurótico obsesivo. Si esto es así, entonces demostraría que la
presencia de situaciones tempranas de angustia excesivamente fuertes y
la predominancia de un superyó amenazador proveniente de los primeros
estadíos de su formación son factores fundamentales, no sólo en la
génesis de la psicosis 8 sino también en la producción de
perturbaciones del desarrollo e inhibiciones intelectuales. Estas
tendencias hacia su hermano menor contribuyeron en gran medida a
perturbar sus relaciones con su hermano mayor, que tenía cuatro años
más que él, y en el que presuponía la existencia de intenciones
similares hacia él.