Una aproximación integrada al estudio de la conducta

El objetivo de la Psicobiología es el estudio de la conducta humana, considerada ésta como una propiedad biológica. Para la Psicobiología, la conducta es una consecuencia de la actividad integrada del SN y del sistema endocrino que permite al organismo relacionarse de forma activa y adaptativa con el medio. El SN, el sistema endocrino y el sistema inmune constituyen un único e integrado sistema de defensa, cuyo objetivo es el logro de los fines adaptativos del individuo. El sistema inmune contiene sustancias que antes se pensaba que eran exclusivas del SN y del sistema endocrino.

La Psicoendocrinología estudia las interacciones que se producen de forma bidireccional entre el sistema endocrino (hormonas) y la conducta. Las hormonas sexuales pueden desempeñar un papel importante en la regulación de diferentes aspectos de la conducta.
Los humanos, como los individuos de muchas otras especies, muestran diferenicas en función del sexo en cuanto a sus características fisiológicas y al tamaño y a la forma de su cuerpo. Estas diferencias también se manifiestan a nivel conductual, por lo que se ha planteado que las hormonas sexuales pueden desempeñar un importante papel en la regulación de diferentes aspectos de la conducta. Es sabido que las hembras de muchas especies, incluida la humana, desarrollan conductas maternales que los individuos machos, mientras que estos manifiestan normalmente conductas más agresivas que las hembras.
En lo que se refiere a la conducta sexual, los estudios realizados con animales han puesto de manifiesto que, con una adecuada manipulación hormonal en fases del desarrollo, los machos pueden expresar conductas normalmente manifestadas por las hembras y, viceversa, las hembras pueden expresar conductas manifestadas por los machos.
Las hormonas también paticipan en la regulación de la conducta parenteral (paternal y maternal), fundamental para la supervivencia de las crias de muchas especies, incluida la humana.
En otros tipos de conductas, como las conductas agresivas, también se ha comprobado el nivel regulador de las hormonas, por ejemplo, se han asociado niveles altos de testosterona con la delincuencia juvenil masculina y con las conductas agresivas, violentas y antisociales de sujetos que se encuentran en prisión.
Las hormonas tiroideas desempeñan un importante papel en la regulación del metabolismo corporal, del nivel de glucosa en sangre y en la regulación del metabolismo. En humanos, el deficit de hormonas tiroideas en las primeras etapas del desarrollo da lugar a un transtorno denominado cretinismo, que va asociado a un retraso mental, cuya gravedad es proporcional al tiempo transcurrido hasta que se inicie el tratamiento con hormonas tiroideas.
Otros estudios, han puesto de manifiesto la relación entre las hormonas y el estado de ánimo, por ejemplo en los combios que se producen durante el ciclo menstrual en los niveles de los esteroides sexuales que han sido asociados con alteraciones conductuales y del estado de ánimo (conocidas en conjunto como síndrome perimenstrual.
También se ha puesto de manifiesto el papel regulador que las hormonas ejercen sobre los procesos de aprendizaje y memoria. Se ha comprobado que algunas de ellas poseen efectos facilitadores (p.e. en situaciones de estrés), mientras que otras ejercen el efecto contrario (p.e. la oxitocina parece tener efectos amnésico).

La separación entre el SN y el sistema endocrino es dificil de establecer pues se sabe que el SN controla la comunicación hormonal y que las hormonas afectan el funcionamiento del SN, siendo la interacción entre ambos sistemas la que finalmente modula la expresión de la conducta.
Podría decirse, en general, que el SN controla la expresión de la conducta mediante complejos sistemas formados por una gran diversidad de núcleos y estructuras nerviosas, aunque en una conducta concreta parecen participar, de forma más específica, determinadas regiones del SN. Por ejemplo, entre las regiones encefálicas que forman parte de los circuitos neurales que controlan la conducta sexual, el área preóptica medial del encéfalo anterior parece ser la región crítica en el control de la conducta sexual masculina, mientras que en la conducta sexual femenina es fundamental el núcleo ventromedial del hipotálamo. Respecto a la conducta maternal, se ha comprobado que la vía neural crítica es la que va desde el área preóptica medial hasta el área tegmental ventral del mesencéfalo.
Otras regiones encefálicas han sido relacionadas con las conductas de ingesta de líquidos y de comida, entre las que destacan diversos núcleos del hipotálamo.
La serotonina también ha sido relacionada con los transtornos depresivos. Se ha planteadoque los síntomas depresivos podrían estar originados por una alteración del normal funcionamiento de los circuitos neurales que utilizan este neurotransmisor, aunque no se excluyen otros factores. En este sentido, la Psicofarmacología ha proporcionado interesantes aportaciones al estudio de las bases neuroquímicas de los transtornos psiquiátricos, contribuyendo a esclarecer las importantes interacciones existentes entre el SN y la conducta.
Otros ejemplos que vienen a apoyar esta estrecha interrelación son las enfermedades neurodegenerativas, entre las que se encuentran la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y la esclerosis múltiple.
Diversos estudios han comprobado que durante las experiencias de aprendizaje se producen cambios en el SN que de alguna manera representan recuerdos de esas experiencias. Eric Kandel, premio nobel de medicina del año 2000, ha demostrado que procesos aparentemente tan complejos como el aprendizaje y la memoria podían explicarse por cambios moleculares en los sistemas de comunicación entre neuronas, que pueden dificultar o facilitar el posterior paso de información por estos sistemas (aumento de campos dendríticos,cambios en la magnitud de los potenciales postsinápticos, etc.).
El aprendizaje proporciona el medio por el que el individuo puede beneficiarse de sus propias experiencias, expresando conductas que le pueden reportar beneficios o consecuencias favorables. Cuando esto ocurre, se activan unas vías nerviosas conocidas como circuitos neurales de refuerzo, cuya función principal es determinar cuales de nuestras conductas tienen consecuencias favorables, en cuyo caso, se ponen en marcha una serie de mecanismos que hacen que esa determinada conducta tenga más posibilidades de volver a ser manifestada.

La Psiconeuroinmunología, tiene como objeto de estudio las interacciones que se establecen en el SN, el sistema endocrino, el sistema inmune y la conducta.
La principal premisa que asume la psicoinmunología es que el SN, el sistema endocrino y el sistema inmune constituyen un único e integrado sistema de defensa, cuyo objetivo es el logro de los fines adaptativos del individuo que en definitiva, garantizan su supervivencia y reproducción.

UNA VISIÓN GENERAL DEL SISTEMA INMUNE
El organismo dispone de mecanismos de defensa contra agentes nocivos internos y externos al propio organismo, que le mantienen a salvo de enfermedades.
El sistema encargado de desncadenar las respuestas de defensa ante los agentes extraños es el sistema inmune, que se encuentra diseminado por todo el organismo y que permanece en constante estado de alerta. Comprende una serie de órganos y tejidos que reciben el onmbre de linfoides y que funcionan de una manera integrada. Los órganos linfoides primarios, denominados así por ser los órganos donde se originan y diferencian todas las células inmunitarias, son el timo y la médula ósea. En ésta última no sólo se originan las células inmunitarias, los glóbulos blancos o leucocitos, sino también el resto de células sanguíneas. Una vez formmadas y diferenciadas, muchas células inmunitarias abandonan los órganos liunfoides primarios permaneciendo en el plasma sanguíneo y el los órganos linfoides secundarios, entre los que se encuentran el bazo y el sistema linfático.

Las células sanguíneas: las células inmunitarias.
Las células sanguíneas se originan en la médula ósea a partir de las denominadas células madre hematopoyuéticas. Estas se dividen en:
– glóbulos rojos (casi el total del volumen),
– glóbulos blancos o leucocitos (las células inmunitarias, el 1%), y las plaquetas. Los leucocitos se dividen en:
o linfocitos. Los linfocitos son los leucocitos más pequeños, y son de dos tipos: linfocitos B y los linfocitos T. Los monocitos son los leucocitos de mayor tamaño que se convierten en macrófagos ante la presencia de un agente extraño al que destruyen por fagocitosis. Son los únicos leucocitos capaces de destruir a microorganismos de gran tamaño.
o Granulocitos, que se clasifican por sus propiedades de coloración en neutrófilos, eosinófilos y basófilos.

LAS RESPUESTAS DE DEFENSA DEL ORGANISMO: La respuesta inespecífica y la respuesta específica.

Respuestas inespecífica:
– barreras anatómicas o 1ª línea de defensa; piel y membranas cutáneas.
– respuesta inflamatoria o 2ª línea de defensa. Liberación de sustancias químicas aumentando el flujo sanguíneo.
– los interferones, son proteínas liberadas ante cualquier virus.
– el sistema de complemento , formada por más de 30 proteínas que actúan conjuntamente cuando se activan.
– las células asesinas o 3ª línea de defensa; son linfocitos de gran tamaño y destruyen células infectadas por virus, células tumorales.

En la respuesta específica están implicados otros tipos de linfocitos y forman parte de la 3ª línea de defensa.

Aunque todos los seres vivos son capaces de detectar y rechazar los agentes extraños, las respuestas de defensa de algunos de ellos constituyen una respuesta inespecífica, es decir, no existe un reconocimiento específico de cada uno por separado, sino un reconociiento global de todos ellos como agentes extraños, por lo que tampoco existe una respuesta específica para cada uno sino una respuesta que és común para todos. Además de lo expuesto en el apartado anterior también existe una respuesta inmune específica o adaptativa, casi todos los vertebrados presentan defensa específicas para cada uno de los distintos tipos de agentes extraños, de forma que existen mecanismos de reconocimiento específicos de un determinado agente y respuestas específicas contra ese agente. Este tipo de respuesta es la que se denomina respuesta inmune y es común a muchas especies

La Respuesta Inmune Específica

Este tipo de respuesta puede ser provocada por la presencia de cualquier molécula que sea reconocida como extraña al organismo, pudiendo procedr esta molécula tanto del exterior como del interior del organismo. Recibe el nombre de antígeno cualquier molécula que, dentro del organismo, pueda ser reconocida por el sistema inmune y sea capaz de desencadenar una respuesta del sistema. En algunas ocasiones, moléculas que no son nocivas para el organismo y normalmente no desencadenan una respuesta inmune, se convierten en antígenos provocando una respuesta de este sistema, como sucede con las alergias. En las denominadas enfermedades autoinmunes, algunas moléculas propias del organismo son consideradas moléculas extrañas, convirtiendose en antígenos que el sistema inmune ataca y destruye.
Frente a la respuesta inespecífica, la respuesta inmune específica se caracteriza, como su nombre indica, por su especifidad, pues el sistema inmune reconoce de forma particular a un determinado antígeno; por su eficacia, pues se ponen en marcha respuestas específicas contra ese antígeno, y por su memoria inmunológica, ya que la exposición a un determinado antígeno protege al organismo durante años e incluso durante toda la vida del individuo a exposiciones posteriores a ese agente.
Las principales células inmunitarias mediadoras de la respueta inmune específica son un tipo de leucocitos denominados linfocitos. Existen dos tipos principales de linfocitos, los linfocitos B y los linfocitos T, o simplemente las células B y las células T. Se denominan así porque los linfocitos B se originan en la médula osea y los linfocitos T porque logran su estructura y su función característica en el timo. Ambos tipos de linfocitos se originan en las células madre de la médula ósea. Difieren en la forma en que se enfrentan al agente extraño, originando dos tipos de respuesta inmune específica: la respuesta mediada por anticuerpos, en el caso de los linfocitos B y la respuesta mediada por las células, en el caso de los linfocitos T.

La Respuesta Mediada por Anticuerpos
O inmunidad humoral (líquidos corporales entre los que se encuentra la sangre). Esta respuesta está mediada por los linfocitos B que no atacan directamente al antígeno sino que producen unas moléculas específicas, anticuerpos, que se enfrentan a él. Los anticuerpos son particularmente activos contra las bacterias, los virus y las sustancias tóxicas que éstos producen. Cuando un linfocito B reconoce un determinado antígeno, se une a él, lo que produce la activación del linfocito B que aumenta de tamaño y se divide en células plasmáticas y células de memoria. Las plasmáticas producen masivamente anticuerpos contra ese antígeno específico; formando el complejo antígeno-anticuerpo. Las de memoria pueden durar toda la vida del organismo, y aunque no secretan anticuerpos por sí mismas, se pueden inducir a células plasmáticas ante la presencia del antígeno específico.

La Respuesta Mediada por Células
Es un tipo de respuesta complementaria a la desencadenada por los lifocitos B, pues los antígenos no son capaces de proteger al organismo contra los agentes extraños en todas las situaciones. Algunos virus bacterias, etc, son dificilmente controlables por los anticuerpos. En estos casos, la respuesta inmune mediada por los linfocitos B no es eficaz. Sin embargo, el sistema inmune dispone de otros mecanismos que detectan estas células infectadas para destruirlas y que están mediados por otro tipo de linfocitos, los linfocitos T.
Los linfocitos T se hallan patrullando por el organismo y poseen receptores en su superficie celular que están especializados en el reconocimiento de un determinado antigeno. este proceso de reconocimiento implica que la estructura molecular del antigeno tiene que ser complementaria a la del receptor de un determinado linfocito T. Los linfocitos T no son capaces de reconocer los antígenos libres, sino que sólo reconocen y se unen a pequeños fragmentos de los mismos.
Puesto que los linfocitos T sólo reconocen fragmentos del antígeno, necesitan la colaboración de otras céluilas que les muestren esos pequeños fragmentos, razón por la que las células que cumplen esa función reciben el nombre de células presentadoras de antígenos.
El proceso de reconocimiento del antígeno requiere además, que el fragmento del antígeno sea presentado por una molécula propia de estas células presetnadoras del antígeno.
La activación de los linfocitos T desencadena, al igual que sucede con los linfocitos B, sucesivas divisiones celulares que dan origen a dos tipos de células hijas, las células activas y las células de memoria.

MODULACIÓN DE LA ACTIVIDAD DEL SISTEMA INMUNE POR PARTE DEL SISTEMA NERVIOSO Y DEL SISTEMA ENDOCRINO
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Hoy se sabe que el sistema neuroendocrino es capaz de modular la actividad del sistema inmune mediante diversos mecanismos que implican la lilberación de neurotransmisores, de hormonas y de neuropéptidos. Entre estos mecanismos cabe destacar la liberación de neurotransmisores por parte del SN autónomo y la liberación de hormonas por parte del sistema endocrino.
Durante los años 80 se describió la existencia de fibras nerviosas simpáticas en los órganos linfoides, descubriéndose una vía de comunicación entre el SN y el sistema inmune a través del SN autónomo.
Además de la vía de comunicación mediada por el SN autónomo, el SN puede modular la actividad del sistema inmune mediante otra vía que está mediada por las hormonas del sistema endocrino.
MODULACIÓN DE LA ACTIVIDAD DEL SISTEMA NERVIOSO Y DEL SISTEMA ENDOCRINO POR PARTE DEL SISTEMA INMUNE.
En el curso de las respuestas desencadenadas por el sistema inmune, las células inmunitarias liberan diversas sustancias químicas cuya función es regular las interacciones que tienen lugar entre ellas para funcionar de forma coordinada. Estas sustancias se denominan en función de su procedencia, interleucocinas si son liberadas por leucocitos, linfocinas si son liberadas por los linfocitos o monocinas si son liberadas por los monocitos/macrófagos. Sin embargo, al comprobarse que estas sustancias también son liberadas por otras células del organismo y que se encuentran incluso en el SN, recibieron el nombre más genérico de citocinas.

Modulación de la Conducta por parte del Sistema Inmune
Se ha planteado que la disminución de las actividades conductuales que se presentan en los individuos enfermos podría ser una estrategia altamente organizada, importante para la supervivencia del organismo, que reflejaría la reorganización a nivel central del estado emocional del sujeto enfermo.
Por otro lado, el uso clínico de algunas citocinas para el tratamiento de infecciones virales y tumores malignos ha pueto de manifiesto los efectos que estas sustancias ejercen sobre la conducta. La terapia con citocinas ha sido asociada con el desarrollo de desórdenes cognitivos y psiquiátricos muy variados, desde los sutiles empeoramientos de la atendión y de la memoria a delirium y psicosis.
Los interesantes resultados obtenidos en estos estudios, y en otros muchos, han planteado que las citocinas podrían participar, al igual que numerosos péptidos, hormonas y neurotransmisores, en la regulación de las funciones adaptativas del organismo, que serían integradas por el sistema límbico y el hipotálamo.

MODULACIÓN CONDUCTUAL DE LA ACTIVIDAD DEL SISTEMA INMUNE
Ya a finalkes de los años 20 algunos trabajos aislados demostraron que la actividad del sistema inmune podía ser alterada mediante comportamientos condicionados. Lo interesante de estos experimentos fue comprobar que la simple presentación de un estímulo neutro era capaz de desencadenar la respuesta inmune, si este estímulo neutro era previamente presentado junto con el antígeno.
Otros trabajos han puesto de manifiesto que algunas funciones fisiológicas del organismo que se encuentran bajo el control del SN autónomo, como la presión arterial, la tasa cardiaca, la temperatura corporal, etc, pueden ser reguladas por medio de técnicas con un enfoque conductual (meditación, biofeedback).

Numerosos datos indican que, tanto en animales como en humanos, una gran variedad de acontecimientos psicosociales, que son percibidos como estresantes por el organismo, pueden producir alteraciones de la función del sistema inmune.
Aunque hay pocos estudios en humanos, que ponen de manifiesto que la enfermedad es el resultado directo de cambios en la función inmune inducidos conductualmente, los datos obtenidos con animales son abundantes. Es bien sabido que en las situaciones de estrés se produce una activación del eje hipotalámico-hipofisario -adrenal (HHA) con la consiguiente elevación de los niveles de ciertas hormonas como la CRH, la ACTH, así como una activación del SN simpático que libera catecolaminas.
En situaciones de estrés también son liberadas otras hormonas, como las endorfinas, las encefalinas y la prolactina.
Los estímulos percibidos como estresantes son traducidos a modificaciones en la actividad de los sistemas de neurotransmisores, neuropéptidos y hormonas, pudiendo afectar el estado emocional del individuo, en cuya regulación desempeña un papel fundamental el sistema límbico.