Violencia de género, la arqueología foucaultiana

Como aproximación “arqueológica” de la violencia como práctica discursiva en relación con el género.
Por sus posibilidades de indagación de la racionalidad dominante, la arqueología foucaultiana nos invita, a transformar la propia identidad y la relación con los otros mediante una ascesis, que consiste en despojarse de las certidumbres que bloquean la existencia autónoma y mantienen a los seres humanos en la minoría de edad. Este autor señala que la labor arqueológica muestra relaciones, regularidades, discontinuidades, contradicciones, comparaciones, rupturas, cambios y transformaciones, que se han ido sedimentando y cristalizando en formaciones discursivas al ser representadas, verificadas, legitimadas, formalizadas, naturalizadas, evidenciadas como certezas, e institucionalizadas mediante dispositivos de saber y poder.

No se trata, como lo señala Foucault, del discurso como documento, como signo de otra cosa, como elemento que debería ser transparente pero cuya opacidad inoportuna hay que atravesar con frecuencia para llegar allí donde se mantiene en reserva, a la profundidad de lo esencial. Según el autor, la arqueología se dirige al discurso en su volumen propio, a título de monumento. Es decir, lo que le interesa es definir los discursos en su especificidad; mostrar en qué el juego de las reglas que ponen en obra es irreductible a cualquier otro; seguirlos a lo largo de sus aristas exteriores. De manera que, para Foucault, un análisis diferencial de las modalidades del discurso no es nada más y ninguna otra cosa que una reescritura, es la descripción sistemática de un discurso-objeto.