Construccion de una representacion social

La construcción de una representación social
Según Denisse Jodelet, el paso dado, en los últimos años es el que va de un concepto a una teoría de las representaciones sociales; y a medida que esta se precisa, se desarrollan los conocimientos y se cristaliza un campo de investigación, en cuyo interior se delimitan áreas específicas y se esbozan ópticas diferentes.
Estás ópticas o enfoques apuntan a formular diversas maneras de cómo elaborar la construcción psicológica y social que es una representación social:
1) Un primer enfoque se limita a la actividad puramente cognitiva a través de la cual el sujeto construye su representación.
La representación presenta dos dimensiones:
Dimensión de contexto: el sujeto se halla en situación de interacción social o ante un estímulo social y la representación aparece entonces como un caso de la cognición social; tal como es abordada por la psicología social.
Dimensión de pertenencia: siendo el sujeto un sujeto social, hace intervenir en su elaboración ideas, valores y modelos provenientes de su grupo de pertenencia o ideologías transmitidas dentro de la sociedad.
2) Un segundo enfoque pone el acento sobre los aspectos significantes de la actividad representativa.  Se considera que el sujeto es productor de sentido, que expresa en su representación el sentido que da a su experiencia en el mundo social.  El carácter social de representación se desprende de la utilización de sistemas de codificación e interpretación proporcionados por la sociedad o de la proyección de valores y aspiraciones sociales.  En tal sentido, la representación también es considerada la expresión de una sociedad determinada.
Cuando es propia de sujetos que comparten una misma condición social o una misma experiencia social, la representación frecuentemente se relaciona con una dinámica que hace que intervenga lo imaginario.  Situada en el cruce de las coacciones sociales que pesan sobre el individuo y de los deseos o carencias que hacen eco de ellas, la representación expresa y permite trascender sus contradicciones (C.Herzlich, 1969; M.J.Chombart de Lauwe, 1971, 1976; R.Kaes, 1968, 1976).
3) Una tercera corriente trata la representación como una forma de discurso y desprende sus características de la práctica discursiva de sujetos situados en la sociedad. Sus propiedades sociales provienen de la situación de comunicación, de la pertenencia social de los sujetos que hablan y de la finalidad de su discurso (E.Lipiansky, 1979; U. Windisch, 1978,1982).
4) En esta óptica es la práctica social del sujeto la que es tomada en consideración.  Actor social inscrito en una posición o lugar social, el sujeto produce una representación que refleja las normas institucionales derivadas de su posición o las ideologías relacionadas con el lugar que ocupa (M.Gilly, 1980; M. Plon, 1972).
5) Para este enfoque, el juego de las relaciones intergrupales determina la dinámica de las representaciones. El desarrollo de las interacciones entre los grupos modifica las representaciones que los miembros tienen de si mismos, de su grupo, de los otros grupos y de sus miembros.  Moviliza una actividad representativa destinada a regular, anticipar y justificar las
relaciones sociales establecidas (J.P. Di Giacomo, 1980; W. Doise, 1972, 1979).
6) Una última perspectiva, más sociologizante y que hace del sujeto el portador de determinaciones sociales, basa la actividad representativa en la reproducción de los esquemas de pensamiento socialmente establecidos, de visiones estructuradas por ideologías dominantes o en el redoblamiento analógico de relaciones sociales (L. Boltanski, 1971; P. Bourdieu, 1980; J. Maitre, 1975; P. Robert y C. Faugeron, 1978).
Funcionamiento de las representaciones sociales
Las representaciones sociales se caracterizan por ser elaboradas mediante el discurso y la comunicación que permite una distribución colectiva de los conocimientos.
Entenderemos como representación social a “los procesos que permiten la elaboración y el funcionamiento de una estructura de conocimiento con forma singular y que son característicos de la construcción del conocimiento social" (J.F. Morales, 1997).  
Los procesos de las representaciones sociales son procesos de carácter sociocognitivo en que las regulaciones sociales son inherentes al funcionamiento cognitivo de las personas.
Funciones de las representaciones sociales:
Jodelet, manifiesta que las representaciones sociales cumplen ciertas funciones sociales, por ejemplo:
El mantenimiento de la identidad social
El equilibrio sociocognitivo
Orientación de conductas y comunicaciones
Justificación anticipada o retrospectiva de las interacciones sociales.
Por otro lado los autores como Moscovici, Abric y Doise (citados por Silva, 1991), atribuyen a las representaciones sociales un papel fundamental en la dinámica de las relaciones. Y en la práctica responde a cuatro funciones esenciales:
1) De conocimiento o saber:
Las representaciones permiten comprender y explicar la realidad.  Adquirir conocimientos e integrarlos en un marco comprensible para los individuos, que responda a los valores a los cuales ellos adhieren y faciliten la comunicación.(Moscovici).
Las representaciones definen un marco de referencia común, que posibilita el intercambio social, la transmisión y la difusión de un conocimiento "espontáneo" e "inocente", que en las ciencias sociales es denominado como el "conocimiento del sentido común".
2) Funciones identitarias:
Según Mugni y Carugati, ( citado por Silva, 1991)
"Las representaciones también tienen la función de situar a los individuos en el campo social, permitiendo la elaboración de una identidad social y personal gratificante, es decir, compatible con el sistema de normas y valores social e históricamente determinados”
La referencia a las representaciones que define la identidad de un grupo, juega un rol importante en el "control social" que ejerce el grupo, sobre cada uno de sus miembros.
3) Función de guía para el comportamiento:
Al ser la representación un sistema de pre-codificación de la realidad, se constituye en una guía para la acción, a partir de tres factores esenciales:
Determinar la finalidad de la situación; es decir, define a priori el tipo de relaciones y de práctica cognitiva que el individuo debe adoptar en una situación o tarea a efectuar.
Produce un sistema de anticipaciones y expectativa; ejerciendo una acción sobre la realidad, puesto que ella no depende del desarrollo de una interacción, la precede y la determine.  El éxito o el fracaso de las interacciones depender de la naturaleza de las representaciones previamente elaboradas por cada una de las partes en torno a la situación.
Prescribe comportamientos y prácticas sociales; en tanto refleja la naturaleza de las reglas y los lazos sociales.  
De acuerdo a la representación está definido lo que es licito, tolerable o inaceptable en un contexto social dado.
4) Funciones Justificativas:
Las representaciones, permiten justificar las tomas de posición y los comportamientos a posteriori en la interacción.  En el caso de grupos que interactúan a nivel competitividad, unos elaboraran representaciones del otro grupo, atribuyéndoles características que les permitan justificar por ejemplo, un comportamiento hostil hacia ellos.
Procesos de las representaciones sociales
Según Denisse Jodelet (1993), la objetivización y el anclaje corresponden a dos procesos que se refieren a la elaboración y al funcionamiento de una representación social, éstos muestran la interdependencia entre la actividad psicológica y sus condiciones sociales.
1.- La Objetivización : lo social en la representación.
En este proceso, la intervención de lo social se traduce en el agenciamiento y la forma de los conocimientos relativos al objeto de una representación, articulándose con una característica del pensamiento social, la propiedad de hacer concreto lo abstracto, de materializar la palabra.  De esta forma, la objetivización puede definirse como una operación formadora de imagen y estructurante.
La representación permite intercambiar percepción y concepto. Al poner en imágenes las nociones abstractas, da una textura material a las ideas, hace corresponder cosas con palabras, da cuerpo a esquemas conceptuales.  Procedimiento tanto más necesario en cuanto que, en el flujo de comunicaciones en que nos hallamos sumergidos, el conjunto demasiado abundante de
nociones e ideas se polariza en estructuras materiales. Es decir, mediante este proceso se materializan un conjunto de significados, se establece la relación entre conceptos e imágenes, entre palabras y cosas. “Objetivizar es reabsorber un exceso de significados materializándolos” (Moscovici, 1976).  Así, la objetivización reconstruye el objeto entre lo que nos es familiar para poder controlarlo.
En el caso de un objeto complejo como es una teoría, la objetivización puede dividirse en tres fases:
a) Selección y descontextualización
La selección y descontextualización es la primera fase del proceso imaginante.  Unas informaciones concretas son seleccionadas y fuera del contexto en que aparecían pueden ser reorganizadas, pero para ello es necesario extraer el objeto del espacio en que se presenta.
b) Formación del núcleo o esquema figurativo
La formación de un esquema figurativo corresponda a la fase en que la información seleccionada es estructurada y organizada en un esquema que esta formado por las imágenes que reproducen visiblemente la estructura conceptual.
c) Naturalización
El modelo figurativo permitirá concretar, al coordinarlos, cada uno de los elementos que se transforman en seres de naturaleza: "el inconsciente es inquieto”, "los complejos son agresivos”, “las partes conscientes e inconscientes del individuo se hallan en conflicto”. Las figuras, elementos del pensamiento, se convierten en elementos de la realidad, referentes para el concepto.  El modelo figurativo utilizado como si realmente demarcara fenómenos, adquiere un status de evidencia: una vez considerado como adquirido, integra los elementos de la ciencia en una realidad de sentido común.
Con la naturalización, cosificación u ontización los conceptos se transforman en cosas que permiten ordenar los acontecimientos, de manera que lo que es abstracto se muestra concreto.  Mediante la naturalización podemos ver “la 1ógica” o “los complejos” como si tuvieran una realidad tangible.
2.-El anclaje : La representación en lo social
Este segundo proceso, esta referido al enraizamiento social de la representación y  de su objeto. La intervención de lo social se traduce en el significado y la utilidad que le son conferidos al objeto.
El anclaje implica otro aspecto que se refiere a la integración cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensamiento preexistente y a las transformaciones derivadas de este sistema “ya  no se trata como en el caso de la objetivización, de la constitución formal de un conocimiento, sino de su inserción orgánica dentro de un pensamiento constituido”
El proceso del anclaje, en una relación dialéctica con la objetivización , articula las tres funciones básicas de la representación: función cognitiva de integración de la novedad, función de interpretación de la realidad y función de orientación de las conductas y las relaciones sociales.
Consiste, por tanto, en transformar lo que es extraño en familiar, o sea hacer inteligible lo que no es familiar.  Además, lo que lo diferencia de la objetivización es “que permite incorporar lo extraño en lo que crea problemas, en una red de categorías y significaciones”(Moscovici, 1973,1984; Jodelet, 1984).
Existen dos modalidades de intervención que permiten describir el funcionamiento del anclaje:
La inserción del objeto de representación en un marco de referencia conocido y preexistente.
La instrumentalización social de objeto representado.
Cuando un grupo social se enfrenta a un fenómeno extraño, o a una idea nueva que en cierto modo amenaza su identidad social, el enfrentamiento al objeto no se realiza en el vacío. Los sistemas de pensamiento del grupo, sus representaciones sociales, constituyen puntos de referencia con los que se puede amortiguar el impacto de la extrañeza.
Una segunda forma de anclaje posibilita la inserción de las representaciones en la dinámica social, haciéndolas instrumentos útiles de comunicación y comprensión. Por una parte las representaciones se convierten en sistema de lectura de la realidad social, expresando y contribuyendo a desarrollar los valores sociales existentes. Por otra parte, en tanto que sistema de interpretación, el anclaje posibilita que las personas puedan comunicarse en los grupos a que pertenecen bajo criterios comunes, con un mismo lenguaje para comprender los acontecimientos, las personas u otros grupos.
Globalmente, el proceso de anclaje guarda una estrecha relación con las funciones de clasificar y nombrar, es decir, de ordenar el entorno, al mismo tiempo, en unidades significativas y en un sistema de comprensión.  Las características que definen este proceso son muy similares a las que se atribuyen a la categorización.
El proceso de anclaje, permiten comprender:
Como se confiere el significado al objeto representado.
Como se utiliza la representación en tanto sistema de interpretación del mundo social, marco e instrumento de conducta.
Como opera su integración dentro de un sistema de recepción y la conversión de los elementos de este último relacionado con la representación.
El anclaje y la objetivización, procesos básicos en la generación y el funcionamiento de las representaciones sociales, mantienen una relación dialéctica. Se combinan para hacer inteligible la realidad y para que, de esa inteligibilidad, resulte un conocimiento práctico y funcional; un conocimiento social que nos permita desenvolvernos en el entramado de relaciones y situaciones que implica la vida cotidiana.
El sistema de interpretación tiene una función mediadora entre la persona y su medio, así como entre los miembros de un mismo grupo.  Desde esta perspectiva, comprender algo nuevo es hacerlo propio y explicarlo, por lo que la representación proporciona los marcos y las señales por las cuales el anclaje clasificaría dentro de lo familiar, lo nuevo.
"Hacer propio algo nuevo es aproximarlo a lo que ya conocemos, calificándolo con las palabras de nuestro lenguaje. Pero nombrar, comparar, asimilar o clasificar supone siempre un juicio que revela algo de la teoría que uno se hace del objeto clasificado." (Jodelet, 1993).
El proceso por el cual asimilamos algo novedoso en nuestras vidas, se basa en lo que ya conocemos y se le da una explicación a partir de otros conceptos que manejamos con anterioridad.
Al respecto, Farr (1993) considera que "las representaciones tienen una doble función: hacer que lo extraño resulte familiar y lo invisible, perceptible".  Las representaciones además de que incluyen lo novedoso a nuestra vida cotidiana, también regula las relaciones sociales y están presentes en el diálogo que establecemos con los demás.
La lógica de las representaciones sociales es una 1ógica de articulación, que establece una relación entre la acción consciente de los actores sociales y la acción de los productos sociales.  Por lo que participan de la innovación y del cambio social de una vida social en vías de construcción, esto les confiere un carácter social, pues por medio de ellas se pueden "estudiar las relaciones complejas que se dan entre los agentes sociales y sus productos, entre el sujeto y el objeto, entre lo micro y lo macrosocial." (Alvarez, 1995).
Por otra parte, se considera que hay otros aspectos relacionados con la formación de las representaciones a partir del sistema cultural de una sociedad. Yáñez (1989), considera que todo grupo sociocultural comprende su realidad de acuerdo con un sistema particular de pensamiento, de una forma de interpretar el medio en que se desenvuelve y de un modo de implementar las relaciones entre los elementos que forman parte de esa realidad.
En este sentido, se pueden encontrar representaciones similares, pero pueden tener significados y explicaciones distintas debido a que pueden corresponder a diversas formas de ver el mundo.