Diccionario de psicología, letra P, Posición paranoide

Posición paranoide
Al.: paranoide Einstellung.
Fr.: position paranöide.
Ing.: paranoid position.
It.: posizione paranoide.
Por.: posição paranóide.

Según Melanie Klein, modalidad de las relaciones de objeto específica de los cuatro primeros meses de la existencia, pero que puede volver a encontrarse durante la Infancia y, en el adulto, especialmente en los estados paranoico y esquizofrénico.
Se caracteriza por los siguientes rasgos: las pulsiones agresivas coexisten desde un principio
con las pulsiones libidinales y son singularmente intensas; el objeto es parcial (principalmente el
pecho materno) y se halla escindido en dos, el objeto «bueno» y el «malo»; los procesos
psíquicos que predominan son la Introyección y la proyección; la angustia, intensa, es de
naturaleza persecutoria (destrucción por el objeto «malo»).
Comencemos por efectuar algunas observaciones terminológicas: el adjetivo paranoide se
reserva, dentro de la terminología psiquiátrica debida a Kraepelin, para designar una forma de
esquizofrenia, delirante como la paranoia, pero que difiere de ésta principalmente por la
disociación. De todos modos, en el idioma inglés, la distinción entre los adjetivos paranoid y
paranoiac es menos neta, pudiendo cada uno de ellos referirse a la paranoia o a la
esquizofrenia paranoide.
Para M. Klein, aunque no discute la distinción nosográfica entre paranoia y esquizofrenia paranoide, este último adjetivo designa el aspecto persecutorio del delirio que se observa en las dos afecciones; en un principio habló Melanie Klein también de fase persecutoria (persecutory phase). Señalemos, finalmente, que en sus últimos escritos adopta la expresión posición esquizoparanoide (paranoid-schizoid position), en la cual el segundo calificativo destaca el carácter persecutorio de la ansiedad, y el primero indica el carácter esquizoide de los
mecanismos que intervienen.
En cuanto al término «posición» M. Klein dice preferirlo al de fase: «[…] estos conjuntos de
ansiedades y defensas, aunque aparecen inicial mente durante las fases más precoces, no se
limitan a este período, si no que resurgen durante los primeros años de la infancia y
ulteriormente bajo determinadas condiciones».
M. Klein establece desde el principio de su obra la existencia de temores persecutorios fantasmáticos, hallados en el análisis de los niños, especialmente los niños psicóticos. Sólo más tarde habla de un «estado paranoide rudimentario», que considera como una etapa precoz del desarrollo; lo sitúa entonces en la primera fase anal de Abraham; ulteriormente lo considera como el primer tipo de relación de objeto en la fase oral y lo designa con el nombre de posición paranoide. La descripción más sistemática de ésta, dada por la autora, se encuentra en Conclusiones teóricas relativas a la vida emocional en la primera infancia (Some Theoretical
Conclusions regarding the Emotional Life of the Infant, 1952).
Esquemáticamente la posición esquizo-paranoide puede definirse así:
1) desde el punto de vista pulsional, la libido y la agresividad (pulsiones sádico-orales: devorar,
desgarrar) se hallan desde un principio presentes y unidos; en este sentido, para M. Klein existe
ambivalencia desde la primera fase oral de succión. Las emociones ligadas a la vida pulsional
son intensas (voracidad, angustia, etc.);
2) el objeto es un objeto parcial, siendo el prototipo el pecho materno;
3) este objeto parcial se encuentra escindido desde un principio en objeto «bueno» y «malo», y
no sólo en la medida en que el pecho materno gratifica o frustra, sino sobre todo en la medida en
que el niño proyecta sobre él su amor o su odio;
4) el objeto bueno y el objeto malo que resultan de la escisión (splitting) adquieren una
autonomía relativa entre sí y ambos se hallan sometidos a los procesos de introyección y de
proyección;
5) el objeto bueno es «idealizado»: es capaz de procurar «una gratificación ¡limitada, inmediata,
sin fin». Su introyección protege al niño contra la ansiedad persecutoria (reaseguramiento). El
objeto malo es un perseguidor terrible; su introyección hace correr al niño peligros internos de
destrucción;
6) el yo «muy poco integrado» tiene una capacidad limitada de tolerar la angustia. Utiliza como
modos de defensa, aparte de la escisión y la idealización, la negación (denial), que tiende a
rehusar toda realidad al objeto persecutorio, y el control omnipotente del objeto;
7) «estos primeros objetos introyectados constituyen el núcleo del superyó» (véase: Superyó).
Subrayemos, por último, que, en la perspectiva kleiniana, todo individuo pasa normalmente por
fases en las que predominan ansiedades y mecanismos psicóticos: posición paranoide, más
tarde posición depresiva. La superación de la posición paranoide depende especialmente de la
fuerza relativa de las pulsiones libidinales con respecto a las pulsiones agresivas.