Diccionario de psicología, letra P, placer de órgano

Placer de órgano
Al.: Organlust.
Fr.: plaisir d’organe.
Ing.: organ-pleasure.
It.: piacere d’organo.
Por.: prazer de órgão.
Modalidad de placer que caracteriza la satisfacción autoerótica de las pulsiones parciales: la excitación de una zona erógena se apacigua en el lugar mismo en que se produce,
independientemente de la satisfacción de las otras zonas y sin relación directa con la realización
de una función.
El término «placer de órgano» es utilizado por Freud en varias ocasiones; no parece constituir una innovación terminológica por su parte; el término sugiere una oposición con aquel otro, más corriente, de placer de función o placer funcional, que designa la satisfacción ligada a la realización de una función vital (por ejemplo, placer de la alimentación).
El término «placer de órgano» es utilizado por Freud sobre todo cuando intenta profundizar en sus hipótesis relativas al origen y a la naturaleza de la sexualidad, en el sentido dado a ésta por el psicoanálisis, que la amplía mucho más allá de la función genital. El momento de aparición de la sexualidad se busca en la fase llamada autoerótica, caracterizada por un funcionamiento independiente de cada pulsión parcial.
En el lactante, el placer propiamente sexual se separa de la función en la que primeramente se
apoyaba (Véase: Apoyo) y de la que era el «producto marginal» (Nebenprodukt), para ser
buscado por sí mismo: así, por ejemplo, el chupeteo intenta aliviar una tensión de la zona
erógena buco-labial aparte de toda necesidad alimentaria.
En la noción de placer de órgano se condensan los rasgos que, según Freud, definen
esencialmente la sexualidad infantil: «[…] aparece apoyándose en una función corporal de
importancia vital; todavía no conoce objeto sexual: es autoerótica; su meta sexual viene
gobernada por una zona erógena».
En las Lecciones de introducción al psicoanálisis (Vorlesungen zur Einführung in die
Psychoanalyse, 1916-1917), Freud se interroga ampliamente sobre la posibilidad de definir la esencia misma de la sexualidad a través de aquellas manifestaciones acerca de las cuales el psicoanálisis ha mostrado su parentesco y continuidad con el placer genital. La definición de estas manifestaciones como «placer de órgano» Freud la presenta como una tentativa de sus interlocutores científicos de definir fisiológicamente los placeres infantiles que aquél designa como sexuales. Freud, en este pasaje, critica dicha definición, por cuanto conduciría a negar o limitar el descubrimiento de la sexualidad infantil. Pero, aunque se opone a esta utilización
polémica del concepto, la hará suya de buen grado en cuanto hace recaer el acento sobre la
originalidad del placer sexual infantil en relación con el placer ligado a las funciones de
autoconservación. Así, en Las pulsiones y sus destinos (Triebe und Triebschicksale, 1915)
escribe: «De un modo general, las pulsiones sexuales pueden definirse como sigue: son
numerosas, nacen de fuentes orgánicas diversas, actúan en un principio independientemente
unas de otras y sólo se reúnen tardíamente en una síntesis más o menos completa. El fin al cual
tiende cada una de ellas es la obtención del placer de órgano».