Diccionario de psicología, letra P, proceso primario y secundario

Proceso primario,
proceso secundario
 (fr. processus primaire, processus secondaire; ingl. primary process, secondary process; al.
Primärvorgang, Sekundärvorgang). Modos de funcionamiento del aparato psíquico que
caracterizan respectivamente al sistema inconciente y al sistema preconciente-conciente.
S. Freud designó como «proceso primario» un modo de funcionamiento caracterizado, en el
plano económico, por el libre flujo de la energía y por el deslizamiento del sentido. El inconciente
es por excelencia el lugar de esos procesos, cuyos mecanismos específicos son el
desplazamiento y la condensación como modos de pasaje de una representación a otra. A la
inversa, los procesos secundarios se caracterizan en el plano económico por estar ligados y
por un control del flujo energético sometido al principio de realidad. El sistema
preconciente-conciente es el lugar de estos procesos secundarios, que son el verdadero
soporte del pensamiento lógico y de la acción controlada. Por el contrario, los procesos primarios
corresponden a un pensamiento libre, imaginativo, en el que el movimiento de los significantes no
sufre el peso de los conceptos, como ocurre en el caso del sueño.
Proceso primario, proceso secundario:
Al.: Primärvorgang, Sekundärvorgang.
Fr.: processus primaire, processus secondaire.
Ing.: primary process, secondary process.
It.: processo primario, processo secondario.
Por.: processo primário, processo secundário.
Son los dos modos de funcionamiento del aparato psíquico, tal como fueron descritos por Freud.
Pueden ser radicalmente distinguidos:
a) desde el punto de vista tópico: el proceso primario caracteriza el sistema Inconsciente,
mientras que el proceso secundario caracteriza el sistema preconsciente-consciente.
b) desde el punto de vista económico-dinámico: en el caso del proceso primario, la energía
psíquica fluye libremente, pasando sin trabas de una representación a otra según los
mecanismos del desplazamiento y de la condensación; tiende a recatectizar plenamente las
representaciones ligadas a las experiencias de satisfacción constitutivas del deseo (alucinación
primitiva). En el caso del proceso secundario, la energía es primeramente «ligada» antes de fluir
en forma controlada; las representaciones son catectizadas de una forma más estable, la
satisfacción es aplazada, permitiendo así experiencias mentales que ponen a prueba las
distintas vías de satisfacción posibles.
La oposición entre proceso primario y proceso secundario es correlativa de la existente entre principio de placer y principio de realidad.
La distinción freudiana entre proceso primario y proceso secundario es contemporánea del
descubrimiento de los procesos inconscientes, al que aporta su primera expresión teórica. Se
presenta a partir del Proyecto de psicología científica (Entwurf einer Psychologie, 1895), es
desarrollada en el capítulo VII de La interpretación de los sueños (Die Traunideutung, 1900) y
continuará siendo una referencia inmutable del pensamiento freudiano.
El estudio de la formación de los síntomas y el análisis de los sueños conducen a Freud a
reconocer un tipo de funcionamiento mental que presenta sus mecanismos propios, regido por
ciertas leyes y muy diferente de los procesos de pensamiento que se ofrecen a la observación
psicológica tradicional. Este modo de funcionamiento, que el sueño pone especialmente en
evidencia, no se caracteriza, como afirmaba la psicología clásica, por una ausencia de sentido,
sino por un deslizamiento incesante de éste. Los mecanismos que intervienen son, por una
parte, el desplazamiento, en virtud del cual a una representación, a menudo de apariencia
insignificante, puede atribuírsele el valor psíquico, la significación, la intensidad originalmente
atribuidas a otra; por otra parte, la condensación: en una representación única pueden confluir
todas las significaciones expresadas por las cadenas asociativas que vienen a cruzarse en ella.
La sobredeterminación del síntoma ofrece otro ejemplo de este modo de funcionamiento propio
del inconsciente.
También fue el modelo del sueño el que condujo a Freud a postular que el objetivo del proceso
inconsciente consistía en establecer, por las vías más cortas, una identidad de percepción, a
saber, reproducir, en forma alucinatoria, las representaciones a las que ha conferido un valor
privilegiado la experiencia de satisfacción original.
En oposición a tal tipo de funcionamiento mental, pueden describir se como procesos
secundarios las funciones clásicamente descritas en psicología como el pensamiento vigil, la
atención, el juicio, el razona miento, la acción controlada. En el proceso secundario, lo que se
busca es la identidad de pensamiento: «El pensamiento debe interesarse en las vías de ligazón
entre las representaciones, sin dejarse engañar por su intensidad». Desde este punto de vista,
el proceso secundario constituye una modificación del proceso primario. Cumple una función
reguladora, que se ha vuelto posible por la constitución del yo, cuyo principal papel consiste en
inhibir el proceso primario (véase: Yo). Con todo, no pueden describirse como proceso
secundario todos los procesos en los que interviene el yo. Desde un principio Freud señaló
cómo el yo sufría la influencia del proceso primario, especialmente en los tipos de defensa
patológicos. En tales casos, el carácter primario de la defensa se caracteriza clínicamente por
su aspecto compulsivo y, en términos económicos, por el hecho de que la energía puesta en
juego busca descargarse de forma total, inmediata, por las vías más cortas(98) :
«La catexis del deseo que llega hasta la alucinación, el pleno desarrollo de displacer que implica
que la defensa sea plenamente consumida, los designamos con el término procesos psíquicos
primarios; por el contrario, los procesos que hacen posible únicamente una buena catexis del yo
y que representan una moderación de los anteriores, los designamos como procesos psíquicos
secundarios».
La oposición entre proceso primario y proceso secundario corresponde a la existente entre los dos modos de circulación de la energía psíquica: energía libre y energía ligada. Asimismo guarda un paralelismo con la oposición entre principio de placer y principio de realidad.
Los términos «primario» y «secundario» poseen implicaciones temporales, es decir, genéticas.
Estas implicaciones se acentúan en Freud dentro del rriarco de la segunda teoría del aparato
psíquico, en la cual el yo se define, como el resultado de una diferenciación progresiva con
respecto al ello.
Pero el problema se halla presente ya desde el primer modelo teórico freudiano. Así, en el
Proyecto, los dos tipos de procesos parecen corresponder, no solamente a los modos de
funcionamiento a nivel de la representación, sino a dos etapas en la diferenciación del aparato
neuronal e incluso en la evolución del organismo. Freud distingue una «función primaria», en la
que el organismo, y aquella parte especializada del mismo que es el sistema neuronal, funcionan
según el modelo del «arco reflejo»: descarga inmediata y total de la cantidad de excitación, y una
«función secundaria»: huida de las excitaciones externas, acción específica que es la única
capaz de poner término a la tensión interna y que presupone un cierto almacenamiento de
energía: «[…] todas las realizaciones del sistema neuronal deben ser consideradas ya desde el
punto de vista de la función primaria, ya desde el de la función secundaria impuesta por la
necesidad de la vida [Not des Lebens]. Difícilmente Freud podía escapar a lo que se le aparecía
como una exigencia científica fundamental: insertar su descubrimiento de los procesos psíquicos
primario y secundario en una concepción biológica que hace intervenir los modos de respuesta
de un organismo al aflujo de excitación. Esta tentativa trae como consecuencia afirmaciones
poco sostenibles desde el punto de vista biológico: por ejemplo, el arco reflejo concebido como
transmitiendo a su extremidad motriz la misma cantidad de excitación que ha recibido en su
extremidad sensorial, o, a un nivel más fundamental, la idea de que un organismo atraviese una
etapa durante la cual funcionaría según el único principio de la evacuación total de la energía que
recibe, de tal forma que, paradójicamente, sería la «necesidad de la vida» la que posibilitaría el
advenimiento del ser vivo (véase: Principio de constancia).
Con todo, se observará que, incluso cuando Freud se halla más cerca de sus modelos
biológicos, no asimila las «funciones» primaria y secundaria del organismo a los «procesos»
primario y secundario, de los cuales hace dos modalidades de funcionamiento del psiquismo, del
sistema ?.
Procesos primario y secundario
La distinción trazada por Freud entre proceso primario y proceso secundario aparece en La
interpretación de los sueños, en el quinto apartado del capítulo titulado «Sobre la psicología de
los procesos oníricos». Ese séptimo y último capítulo de la obra apunta a proporcionar una
representación teórica de la organización y el funcionamiento del aparato psíquico, que permita
comprender el alcance de las marchas interpretativas anteriormente expuestas, es decir, la
traducción del contenido latente del sueño en las tramas del contenido manifiesto.
Surge entonces que, en el pensamiento de Freud, esta distinción tenía inicialmente el interés de
que permitía discernir las condiciones de comunicación entre las diferentes instancias psíquicas:
además, el subtítulo del apartado al que hacíamos referencia se completa con una mención de la
represión. Sucede que estos procesos que se despliegan en cada una de estas instancias
encuentran precisamente sus condiciones de comunicación en las características de sus
constituciones respectivas, y estas características traducen efectivamente la función que
cumplen en el psiquismo.
Freud insiste en particular en el papel del desplazamiento de intensidades –característico de la
organización del contenido latente- en la génesis de la sensación de presencia cuasi alucinatoria
con la cual se cumple la función propia del deseo que apunta a la reiteración de la experiencia
originaria de satisfacción. El «proceso primario» se definirá entonces como ese modo de
desarrollo del curso de las representaciones que fija el término del proceso de regresión bajo su
triple aspecto: tópico, temporal y formal; más precisamente, le aporta a las otras dos formas de
regresión el sello de la regresión formal, que tiene por función consagrar el primado de la
condición de la intensidad en el funcionamiento inconsciente del aparato psíquico.