La entrevista con el adolescente, salud mental, comportamiento del profesional

En la entrevista con el adolescente, como en cualquier otra entrevista, el objetivo es entender a la persona que tenemos delante, su comportamiento, sus ideas y emociones y al mismo tiempo comunicarle que le valoramos, le respetamos y lo consideramos el protagonista en la solución de sus problemas. Por supuesto, un objetivo complementario es detectar patología que requiera una valoración y tratamiento por parte de servicios de salud mental.
En su relación con el joven, el profesional de atención primaria no debe intentar aparecer como un “colega” más y tampoco imponer sus propios valores. Debe comportarse como adultos sin ser substitutos del padre: debemos escuchar y evitar los juicios y actitudes paternalistas.
Siempre es necesario transmitir sentido de preocupación e interés y no banalizar sus preocupaciones y partir de su definición de los problemas, que pueden no coincidir con la de sus padres.
A veces es difícil evitar que se escapen manifestaciones de desaprobación e incluso de sospecha ante intervenciones del adolescente, especialmente ante aquellas dirigidas precisamente a provocar mediante su contenido o con el lenguaje utilizado. En la medida de lo posible, se deben evitar los juicios de valor sobre sus ideas y conductas, si bien se deben señalar los riesgos que éstos suponen en los casos oportunos. Siempre se debe indagar sobre las razones existentes detrás de las conductas y no sólo comentar éstas.
Se debe mostrar un deseo de ser útil, pero al mismo tiempo reconocer que no siempre se va a poder ofrecer la ayuda necesaria. Es necesario abrir espacios de participación, confiar en el joven para encontrar alternativas y en todo caso, antes de ofrecer sugerencias, comprobar la disposición de éste para aceptarlas. A los adolescentes es necesario apoyarles sin apoyar por ello sus comportamientos impropios. Hay que transferirles el máximo de responsabilidad para contribuir a que adquieran actitudes de autocuidado.
Al insistir en dar responsabilidad se contrarresta los peligros de que la rebeldía del adolescente se convierta en desobediencia o en actitudes de culpabilización del profesional.