El vocabulario de Michel Foucault: LETRA H. Hupomnémata

El vocabulario de Michel Foucault: LETRA H.

Hupomnémata
Foucault ha dedicado a los hupomnémata el artículo “L’Écriture de soi” (Corps écrit, n° 5: L’Autoportrait, febrero de 1983, 2-23, reimpreso en DE4, 415-430). • En un sentido técnico, los hupomnémata podían ser libros de cuentas, registros públicos, cuadernos de notas personales. Su utilización como “libros de vida” o “guías de conducta” era frecuente para el público culto. En ellos se anotaban citas de obras famosas, ejemplos de conducta, reflexiones, razonamientos. Constituían la memoria material de las cosas leídas, escuchadas o pensadas; un tesoro acumulado para la relectura y la meditación. Este material servía para la composición de tratados más sistemáticos en los que se presentaban los argumentos y los medios para luchar contra un vicio o para sobrellevar los obstáculos y las desgracias de la vida (DE4, 404, 418). Pero no eran diarios íntimos o relatos de la experiencia espiritual, como los que se pueden encontrar posteriormente en la literatura cristiana; su objetivo no era sacar a la luz los arcana de la conciencia. En lugar de develar lo indescifrable, de revelar lo oculto, los hupomnémata reúnen lo que se ha dicho, lo que se puede escuchar o leer. Tienen como objetivo la constitución de sí mismo (DE4, 405, 419). “No habría que considerar estos hupomnémata como un simple soporte de la memoria que se podría consultar cada tanto, si se presentaba la ocasión. No están destinados a sustituir el recuerdo eventualmente débil. Constituyen, más bien, un material y un cuadro para los ejercicios a realizar frecuentemente: leer, releer, meditar, conversar consigo mismo y con los otros, etc. […] Se trata de constituir un lógos boethetikós [el texto de Dits et écrits dice “bioèthikos”; a nuestro juicio, por el sentido del texto, se trata de “boethetikós”], un equipamiento de discursos que sirven de ayuda, susceptibles, como dice Plutarco, de levantar ellos mismos la voz y de hacer callar las pasiones como un amo que con una palabra aplaca el aullido de los perros” (DE4, 419). Séneca insiste en que la práctica de sí implica la lectura; en efecto, nadie podría sacar de su propio fondo ni armarse a sí mismo de los principios de razón que son necesarios para manejarse en la vida. Pero el leer no puede disociarse del escribir. La escritura como manera de reunir las lecturas hechas es un ejercicio de la razón que se opone, sin embargo, al gran defecto de la stultitia provocada por el exceso de lecturas y el pasar de un libro a otro (DE4, 420; HS, 343). • La escritura de los hupomnémata es una práctica reglada y voluntaria de lo heterogéneo. Se opone así a la práctica del gramático, que se propone conocer toda la obra o todas las obras de un autor (DE4, 421). • Sin embargo, esta heterogeneidad no excluye la unificación; se establece en quien escribe los hupomnémata. Por un lado, se trata de unificar estos fragmentos por medio de su subjetivación en el ejercicio de la escritura personal. Séneca utiliza al respecto la metáfora de la digestión. Se trata de digerir lo que se lee y se escribe. Los pensamientos y observaciones se convierten, en el mismo escritor, en principio de acción racional. Por otro lado, el escritor constituye su propia identidad mediante la recolección de las cosas dichas (DE4, 422-423). • Los cuadernos de notas que constituyen un ejercicio personal de escritura pueden servir también como material para los textos que se envían a otros. Sin embargo, a pesar de los puntos de contacto, la correspondencia no debe ser considerada como la mera prolongación de los hupomnémata; la correspondencia es algo más que el entrenamiento de sí mismo por la escritura: constituye también una manera de manifestarse a sí mismo y a los otros (DE4, 423-425).
Hupomnêmata [48]: DE4, 361, 403-405, 418-423, 425-426, 430, 624-627. HS, 343-344, 349-350, 352.

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